En el marco de los 45 años de la conmemoración del golpe cívico militar en 1973, compartimos este documental sobre la nave que muchos de nosotros tripularamos y que tristemente haya sido utilizada por el mando naval de la época como centro de torturas y martirio en contra de nuestros compatriotas.
En la gesta naval de 1879 ofrendan sus vidas a bordo de otra “Esmeralda”, el Capitán Arturo Prat, junto a 139 tripulantes y sobreviven otros 58 héroes.
En la acción naval, el Comandante de la fuerza de tarea peruana Capitán Miguel Grau, en un acto que lo honra como un Caballero del Mar, el dos de junio de 1879 desde el Monitor Huáscar en Pisagua, le envió una carta personal a la Señora Carmela Carvajal de Prat donde le dice que:
“(…) su digno y valeroso esposo, Capitán de Fragata don Arturo Prat, comandante de la Esmeralda, fue como usted no lo ignorará, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su patria. Deplorando sencillamente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso y triste deber de enviarle las que para usted inestimables prendas que se encontraron en su poder,”
Desde Valparaíso, el primero de agosto de 1879, la viuda del Capitán Prat le responde:
Distinguido Señor:
“(…) con la hidalguía del caballero antiguo se digna Ud acompañarme en mi dolor deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, i tiene la jenerosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo; prendas para mí de un valor inestimable por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de familia, o consagradas por su martirio como la espada que lleva su adorado nombre.”
El 9 de Octubre del 2003, en un acto donde se recuerda este intercambio epistolar, entre don Miguel Grau y doña Carmela Carvajal Briones, el Comandante en Jefe de la Armada de Chile de la época, Almirante Miguel Ángel Vergara Villalobos, en su discurso manifestó:
(…) creo que razonablemente, mantendremos percepciones distintas sobre las causas y efectos de aquella guerra, pero lamentablemente, no está en nosotros cambiar los hechos de la historia; sucedieron como tales y nada puede alterarlos. Sin embargo, podemos esforzarnos por interpretarlos desde una perspectiva diferente, con una visión renovada de futuro, y ello sí que es materia que podemos elegir.”
“La entrega a nuestros jóvenes cadetes del testimonio que contienen las cartas intercambiadas entre el Almirante Grau y Carmela Carvajal viuda de Prat, nos reafirma en la idea de que más allá del conflicto, la caballerosidad yel respeto por el adversario, atenúan y ennoblecen los sufrimientos que toda guerra lleva consigo.”
En 1973 Henry Gómez estudia medicina de día y trabaja de noche como miembro del equipo de bomberos de ASMAR. Los pocos militantes de los Astilleros que conoce son detenidos en agosto, o están tan despavoridos como él. Esa semana le corresponde, por primera vez, actuar contra un incendio de la máquina de un buque, pero cuando llega al fuego había sido sofocado. Entre los que vienen saliendo ve a su amigo José Maldonado, miembro de la organización. Mientras conversan de las detenciones sin saber qué hacer, los interrumpe un teniente, quien llama a Maldonado a su oficina, donde lo detiene y comienza a interrogarlo.
Cuando Henry Gómez sale del trabajo el viernes 10, sabe que tiene por delante tres días feriados. El lunes 13 de agosto se entera por la prensa de que están torturando a detenidos. Ese día lo contacta Humberto Lagos, próximo al MIR, para informarle lo que sabe, incluidas las torturas, y le aconseja no volver.
Gómez se decide y deserta el 14 de agosto. Los miristas lo ubican en una “casa de seguridad”, donde conversa con Pedro Henríquez, uno de los abogados de los marinos. Con Humberto cambian de casa regularmente. Pasan los días y cuando la tensión ha decaído, al menos en apariencia, le proponen instalarse en una “cabina”, es decir en una habitación para estudiantes en forma de cabañas, construidas en las colinas que entornan la Universidad de Concepción. Lo instalan en la cabina 7, “del coro”, que exhibe un imponente retrato del Che Guevara…Gómez prefiere quedarse en un hogar de estudiantes más distante de la universidad, pero la noche del 10 de septiembre duerme en la cabina 7. Allí lo detendrán.
El 11 de septiembre, los primeros estudiantes que salen de la cabina pasan por entre los militares que, aparentemente, aún no han recibido la órden de detener. Cuando Henry sale, un oficial grita: “ ¡Ya! Ese último pelucón de vuelta!” Dos conscriptos muy nerviosos lo tiran contra el retrato del Che y le hunden en el cuerpo los cañones de sus fusiles, mientras resuenan disparos contra los que intentan escaparse por los cerros y se escuchan aviones volando raso. Gómez se da cuenta de que es el golpe de Estado.
Le pregubntan el nombre: “Jaime Bello” responde, ya que poco antes había destruído la tarjeta que lo acredita como miembro de la Armada. Lo registran y le encuentran un volante del MIR que había recibido el día anterior en la universidad.
Lo trasladan a la Isla Quiriquina, transformada en un campo de concentración. Entre un centenar de detenidos, él y otros siete son marcados con una venda blanca. Entre los prisioneros se encuentra con Cheto ( ¿Alberto Malbrán? ), uno de los militantes que asistían a reuniones de su grupo, quien le dice “tú no me has visto aquí”. Un poco más tarde, cuando lo interrogan, le retiran el reloj donde está grabado su nombre. esta vez debe aceptar que se llama “Henry Gómez”, que ha participado en reuniones en las que se hablaba de la lucha de clases, etc, y da los nombres políticos de los que asistían, lo que lo vincula al proceso de los marinos. Le preguntan entonces si los ha visto entre los detenidos, y un poco inseguro responde “ No “. Lo envían a la cárcel y debe repetir la declaración ante el fiscal.
En una ocasión, Henry es llevado al fuerte Borgoño, donde ve a Humberto lagos, “con la cara llena de cicatrices de cigarrillos quemados, y gente torturada por todas partes, con los brazos quebrados, con las caras hinchadas, las bocas hinchadas, lo ojos hinchados, me dio miedo”, recuerda. H. Lagos había perdido contacto con los militantes que lo cobijaban, y lo detienen cuando va a juntarse con su mujer en el teatro Rex. (Causa 3926, foja 676). A Gómez le preguntan por Lagos, pero sólo quieren confirmaciones.
Finalmente, Gómez es parte de un grupo que sale del fuerte Borgoño. Les ordenan subir a un furgón; su amigo Jaramillo entra el primero. En el vehículo ve una metralleta instalada, aparentemente abandonada. No cae en la trampa; se detiene y llama al sargento, quien lanza algunas groserías y la retira. Muy probablemente se trataba de una provocación para incitarlos a la fuga; “estuvimos cerca de…” piensa Henry Gómez, quien es condenado a tres años. ( [E] Gómez, 2003 )
* Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 286 – 288.
Henry Gómez Bello fallece en Suecia. Hasta el día de hoy la fecha y causa de su defunción es desconocida.
Foto de marinero del cabo2° elctricista, Blaset Castro quien fuera detenido por sus posiciones constitucionalistas en 1973.
Miembro de la Dotación del crucero Almirante Latorre *
El 6 de Agosto de 1973 prestando sus servicios a bordo del Latorre lo detenienen y lo hacen recostarse en el molo, le amarran las manos y le vendan los ojos, explicándole que es el procedimiento y le piden calma. Parten con destino desconocido, pero durante el trayecto, se escurre la venda y logra reconocer el fuerte Vergara y un lugar donde había estado en entrenamiento. Ahí lo desnudan y alcanza a ver que lo conducen al campo de entrenamiento de combate de los infantes. Desde el medio día hasta la noche será torturado: lo cuelgan, y en esa posición lo golpean constantemente, para luego introducirlo en tambores llenos de orines y excrementos; cuando se desvanece lo despiertan con chorros de agua y continúan los golpes, pidiéndole nombres de otros miembros del grupo y quieren saber si había asistido a las reuniones con Enríquez y Altamirano. Por la noche lo llevan al cuartel Silva Palma, a la celdilla de incomunicados, donde están José Lagos y Sebastián Ibarra ([E] Blaset, 2003).
El cabo Pedro Blaset es el segundo interrogado por el fiscal Bilbao. Reconoce la reunión del domingo con Carlos Díaz (Roberto). Al igual que Cárdenas, acepta “pertenecer al grupo en el Latorre para tomar el control del buque en caso de que la oficialidad tratase de llevar a cabo un golpe de Estado” (Causa 3926, foja 5). Blaset permanecerá aproximadamente una semana incomunicado. No tiene derecho al menor aseo personal y siente que los alimentos contienen antiinflamatorios. Días depués, Bilbao le repite las preguntas. Blaset responde que nada de lo que ha declarado ahí es válido, pue lo había hecho bajo torturas. “Yo todavía tenía inflamada la cara y no podía caminar bien”, recuerda. Pero Bilbao pregunta irónicamente: “ ¿De qué tortura me habla? ” y aňade: “ ¿Así que sigues rebelde? ”. Y lo vuelve a enviar incomunicado. Lo vuelven a interrogar y se obstinan: “Cuéntanos cómo van y hacer el golpe”. El cabo responde: “Aquí los golpistas son Uds.”: “ son Uds. los que tienen que escribir ahí, no yo” ([E] Blaset, 2003).
* Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 126 – 129
El cabo Pedro Blaset es condenado a 8 aňos de presidio. Cumple casi 5 de condena en diferentes cárceles y campos de concentración.
El 21 de abril de 1978 es dejado en libertad desde la Penitenciaría de Santiago y fija su permanencia en Chile.
En un fallo dividido, el tribunal de Valparaíso decidió acoger parcialmente el recurso de apelación presentado por la defensa de Ernesto Huber von Appen y Jorge Davanzo Cintolesi, a quienes se enjuició por detener y torturar, en julio de 1973, a un grupo de marinos que denunció el plan que se preparaba contra Salvador Allende.
En un fallo dividido, la Corte de Apelaciones de Valparaíso acogió parcialmente el recurso de apelación presentado por la defensa de los ex miembros de la Armada Ernesto Huber von Appen y Jorge Davanzo Cintolesi, por su eventual responsabilidad en los delitos de asociación ilícita, secuestro, detención ilegal y tortura, perpetrados a partir de julio de 1973.
El tribunal–formado por los ministros Álvaro Carrasco, Rosario Lavín y Silvana Donoso– revocó el auto de procesamiento, dictado el 4 de mayo de 2018 por el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos, Jaime Arancibia Pinto.
“No existiendo presunciones fundadas de participación en los hechos que se le imputan, de conformidad con lo previsto en el artículo 274 N° 2 del Código de Procedimiento Penal, se revoca la resolución apelada (…)”, sostiene el fallo.
El voto discordante fue el de la ministra Donoso Ocampo, quien apostó por confirmar la resolución apelada en su integridad.
Huber von Appen y Davanzo están implicados en el llamado caso de los “marinos antigolpistas”. Poco antes del golpe de Estado del 11 de septiembre, un grupo de marinos decidió denunciar el plan que se preparaba para derrocar al expresidente Salvador Allende. Cuando la revelación fue conocida por el servicio de inteligencia de la Armada, los marinos fueron sometidos a detenciones y torturas abordo de los buques “Blanco Encalada” y “Latorre”; además de unidades militares de la Región de Valparaíso. Fueron procesados por el Juzgado Naval de Valparaíso por el delito de incumplimiento de deberes militares y, tras el 11 de septiembre de 1973, pasó a ser investigada como sedición o motín.
Salvo algunos diputados de RN y Evópoli, Chile Vamos se opuso al retiro de la cuestionada estatua de quien fuera miembro de la Junta Militar y uno de los principales orquestadores del golpe del 73′.
Con 73 votos a favor, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de acuerdo que busca retirar uno de los símbolos de la dictadura que se mantenía hasta hoy: La estatua del almirante José Toribio Merino en el museo naval de Valparaíso.
Bosquejo y descripción de la función que cumplieron los espacios en el Cuartel Silva Palma.
77 días en el Silva Palma
Por Jaime Salazar
Madrugada del Martes 11 de Septiembre, 1973, Cuartel (cárcel) Almirante Silva Palma, Valparaíso, Chile.
“Esculapio… esculapio… esculapio”, repetía en forma ininterrumpida la radio a pilas que un marinero manipulaba. Esto nos despertó – en la celda grande (dormitorio) del cuartel – antes de la cotidiana diana. “¡Chucha; algo esta pasando!”, dijo un cabo artillero. “¡Dale mas volumen!”, gritó un marinero llevándose una mano a su oreja como una antena. “Las radios de Valparaíso están fuera del aire”, dijo otra voz desde no se donde. Alguien encendió la luz y apresuradamente nos levantamos de nuestras literas. “Es una clave radial de los golpistas¡ espetó alguien.
El ruido de las literas y de los cuerpos deslizándose; levantándonos todos a la vez, produjo un efecto zafarrancho. Sobre todo cuando los del tercer y segundo nivel se lanzaron al piso para vestirse. “Parece que llegó la hora”, me dice Ernesto Zúñiga brincando al piso desde la cama contigua y esquivando a los compañeros que bajaban por su lado. Mirándome con preocupación y con los ojos bien abiertos, Zúñiga se ponía la camisa.
Al encender mas receptores, logramos sintonizar estaciones de Santiago. Se amenazaba con uso de la fuerza si no se acataban las ordenes de los militares golpistas. “¡Cresta! Se esta produciendo un alzamiento militar” (lo que estaba ocurriendo nos daba la razón en nuestras denuncias, pero al mismo tiempo sería nuestra desgracia y tal vez la pena de muerte). La situación elevo mi adrenalina, mis sentidos se agudizaron al máximo debía prepararme para acción.
El cuartel disponía de tres celdas colectivas una de ellas la grande con 7 literas triple y las otras pequeñas de tres literas triples cada una. En cada una dellas había marineros de nuestro grupo; alrededor de 30 mas o menos repartidos en las tres celdas. Un mes antes cuando se inicio la represión de la armada contra los marineros anti golpistas de nuestro grupo, las celdas estaban saturadas de prisioneros, con gente pernoctando en los pisos, pasillos, incluso dos prisioneros por cama!
Todo esto dramatizaba la situación que estábamos viviendo allí en el Cuartel Silva Palma, cárcel naval de la Armada de Chile en Valparaíso, lugar con una vista panorámica del puerto. Estaba compuesto por una parte de construcción solida hormigón armado y/o mampostería en su frontis y construcción de madera en la parte de atrás en donde estaban las instalaciones del personal de planta , comedores y otras dependencias todo ello rodeado de unos cuidados jardines dispuestos en terrazas que nosotros mismos manteníamos. Todo esto sobre un cerro a unos 30 metros de altura sobre la bahía de Valparaíso.
El cuartel Silva Palma llamado de orden y seguridad, era el lugar donde la armada mantenía detenidos a todo el personal que cometía faltas a la disciplina. Ahora era usado para mantener bajo arresto a gran cantidad de marineros que nos oponíamos a un golpe de estado que nuestros propios oficiales propiciaban.
Los marineros anti golpistas habíamos descubierto que la oficialidad de la armada, coludidos con personalidades de derecha planificaban un golpe de estado y para ello realizaban preparativos. Descubrimos reuniones conspirativas, sabotajes a la infraestructura del Estado, falta de respeto a la autoridad de gobierno, discursos golpistas Etc. Nosotros, como personal subalterno no podíamos seguir el conducto regular para denunciar esta situación, ello habría sido ingenuo ya que la mayoría de oficiales estaban en la conjura. Por lo tanto acudimos a informar a las autoridades de gobierno, ministros, senadores y políticos que nos merecían confianza.
La armada de Chile inicio la represión muchos meses antes en contra de su propio personal, aquellos que no estábamos por un golpe de estado, mientras los oficiales planificaban e implementaban el golpe de estado lo cual hoy esta documentado con las declaraciones de los mismos golpistas y documentos desclasificados del congreso de los EEUU. Y por supuesto los testimonios de muchos conciudadanos.
En el mes de Junio fue detenido el cabo Julio Gajardo en la base aeronaval del Belloto, Quilpué, posteriormente el 28 de Julio empezó la represión en la escuela de ingeniería de Viña del Mar y el 6 de agosto se inicio la represión en los buques de la escuadra y la base naval de Talcahuano. Yo fui detenido junto a una gran cantidad de sargentos, cabos y marineros que habíamos denunciado a la oficialidad de la armada por estar complotando contra el gobierno y el orden constitucional de la república. Nos habíamos reunido con algunos políticos susceptibles a nuestros reclamos, mientras que los oficiales golpistas se reunían con políticos que querían romper el orden constitucional de nuestra república. Había sido arrestado un mes antes en el caso conocido por “sedición o motín” contra Juan Cárdenas y otros. En mi caso, sin ver a un juez o fiscal, sin orden de arresto, fui detenido el 6 de agosto desde mi unidad: el Crucero Latorre junto a Luis Ayala 21 , Juan Dotte 21, Rodolfo Claros 20, Sebastián Ibarra 22 y David Valderrama 21 de las divisiones antiaéreas. Además fueron detenidos los cabos Pedro Blaset 23 y José Lagos 25, ambos electricistas del departamento de maquinas. Durante 5 días fui mantenido incomunicado, pensando que mis camaradas podrían estar bien. Solo vi al soldado que me llevaba la comida o que me llevaba al baño .
La brumosa noche del 10 de Agosto de 1973 fue testigo de nuestros traslados “toma todas tus cosas que te vas “ ordeno el soldado IM. mientras manipulaba su fusil hacia mi pecho, fui sacado del cuartel ahora sin vendas en mis ojos por lo que pude mirar mi entorno, una construcción de madera de la cual salí al fresco de la noche. Luego de unos pasos una escalera de concreto o piedras hacia abajo, un túnel oscuro, una terraza y la cónica luz del alumbrado publico, otra escalera hacia la calle en donde había un camión celular, rodeado de marineros armados con fusiles de reglamento steyr. Fui introducido en un camión celular en donde ya tenían a mis camaradas Pedro Lagos 29 , Alberto Salazar 27, Ernesto Zúñiga 21 y Juan Cárdenas 38. Con todos ellos nos reunimos en Santiago con el Senador Carlos Altamirano y Miguel Enríquez líder del Mir. para denunciar a la oficialidad golpista de la Armada que en forma descarada a veces implementaba los preparativos de un Golpe de Estado. Además, en el camión habían otras personas como mi contingente Oscar Carvajal y un operario de apellido Cisternas. Durante todo el operativo de traslado fuimos custodiados por personal armado, desde el aeródromo del Belloto. Fuimos llevado vía aérea hasta Concepción en donde fuimos recibidos por un destacamento de soldados de la infantería de marina a cargo del capitán Luis Koehler. Fuimos trasladados en un camión amontonados, como sacos, todo esto bajo el abuso y maltrato de los soldados. Esa misma noche fuimos torturados por la infantería de marina y su capitán Luis Koehler en el fuerte Borgoño de Talcahuano.
Esa noche fue una de las noches mas terribles, además solo se nos permitió dormir unos pocos minutos siempre rodeados y hostigados por soldados .
El día Sábado 11 de agosto fuimos llevados antes el fiscal el cual uso todas las informaciones grabada en el tormento para ser usada como elemento de prueba. Este tipejo jamás reparo en nuestra condición física. Algunos no podíamos caminar , con nuestras caras hinchadas y moradas y los ojos rojos. Mi contingente Oscar Carvajal con sus oídos reventados casi no podía oír, Juan Cárdenas con su hombro fuera de lugar, Pedro Lagos con su cara irreconocible, su boca parecía una “rosa roja ardiente” todo para luego permanecer incomunicados por semanas mas allá de los plazos legales y violando nuestros derechos constitucionales y humanos.
*En Talcahuano, nos interrogaron sin venda y estuvieron a cargo en forma de hecho, los Señores Koehler, el capitán Bunster, los tenientes Jaeger, Letelier, Luna, Alarcón, Tapia, Maldonado y Letich. Nos hacían decir lo que ellos querían en grabadora y pegándonos culatazos por todos lados y nos decían: “Tienen que hablar lo mismo donde el fiscal”. Y el fiscal nos preguntaba “Se siente mal, si les han hecho algo, díganme”. Llegábamos machucados. Apenas si podíamos hablar, otros no podían andar, otros con conmoción cerebral no podían venir a declarar. *(extracto de carta al presidente Allende de la cual fui coautor).
En la base naval de Talcahuano desde el 6 al 17 de Agosto de 1973 estuvimos sometidos al arbitrio de la infantería de marina (IM) la cual nos tuvo en diferentes lugares de detención e incomunicación. El Lunes 13 de Agosto en la noche nos tomaron a todos y a golpes y empujones nos llevaron al molo 500 y nos embarcaron en el transbordador Meteoro con rumbo a la Isla Quiriquina allí nos tuvieron unos días en la enfermería. Estuvimos tan custodiados que hasta cuando íbamos al toilette teníamos a un grumete que nos apuntaba con su fusil. “quieres que cage de miedo, no lo conseguirás ya que cuando me apuntan me pongo estítico, por lo tanto apunta pa’otro lado” le dije al custodio, este me contesto “mi teniente me dijo que no le quitáramos los ojos de encima”… huevon, la enfermería esta rodeada de guardias, y además estamos en una isla”. “Déjame cagar tranquilo y cierra la puerta huevón” le respondí. Ya no me importaba que me volvieran a patear. El viernes en la tarde custodiados por gran cantidad de soldados armados se nos saco de la isla y se nos embarco en el destructor Orella. Al subir por las redes a bordo fue impactante para mi ver cuando un tripulante del destructor, Raul, se abalanzó sobre Alberto Salazar, su hermano, estrechándose en un gran abrazo, ante la mirada atónita de oficiales y tripulación. Allí se dispuso algunas literas para nosotros pero cada cierto tiempo alguien nos gritaba “!! tirémoslos al agua!! tirémoslos al agua!!” despertándonos a cada rato. Llegamos a Valparaíso en la mañana del Sábado 18 de Agosto directo a la oficina del Fiscal Villegas quien nos mantuvo la incomunicación por algunas semanas mas.
Yo y mis camaradas éramos contrarios a un golpe de estado y por ende defensores del orden constitucional. Además me sentía identificado con un gobierno que lo veía como mío. Aunque este no era perfecto, representaba las aspiraciones de mi familia y de mi pueblo. Además no importando el gobierno de turno, habíamos jurado por la legalidad constitucional de la república. Yo había jurado el 21 de Mayo del 1969 en la Escuela de Grumetes de la Armada de Chile.
En los últimos días de Septiembre y cuando todos habíamos salido de las incomunicaciones, es decir estábamos en libre platica, el sargento Juan Cárdenas propuso redactar algunas cartas en las que participe como coautor. Un compañero con buena letra fue nuestro escribiente. Enviamos misivas al Cardenal, al Presidente Allende y otras personalidades de la vida política de nuestro país; fue una carta en que todos los que allí estábamos plasmamos ideas.
El día martes 11 de Septiembre al salir de las celdas y subir por las escaleras de piedra con rumbo al patio y los comedores, lo cual hicimos con precaución y ansias, pudimos ver desde nuestra ubicación en altura algunos eventos en el puerto. Una mirada nos bastó para darnos cuenta de lo que pasaba: destacamentos de marineros con vestimentas de combate (mezclillas, fornitura, cascos y fusil), barricadas con marinos armados en la avenida Altamirano, alrededor de la aduana y en calles principales. Vimos que la escuadra que se suponía debía estar en las operaciones Unitas con los norteamericanos estaba de regreso en la bahía. Algunas unidades maniobraban sus cañones amenazantemente en dirección de los cerros de Valparaíso. Helicópteros navales hacían vuelos rasantes sobre algunos grupos de personas y con sus altoparlantes repetían que regresaran a sus casas y que se respetarían los derechos de los trabajadores.
Al mismo tiempo un destacamento de cosacos armados con fusiles HK se apostó en el cuartel. También un pequeño destacamento de BT . (buzos tácticos) a cargo del teniente Gaete, a los cuales Ernesto, Rodolfo y yo conocíamos pues habíamos tomados los exámenes para ser buzos tácticos a fines del año anterior. Observamos como el transporte Maipo, barco de la Compañía Sudamericana de Vapores, atracaba en el molo de abrigo delante del crucero Latorre y de la Esmeralda. Al principio no entendimos esto por ser inusual, pero días después fuimos testigos de como estos barcos se usaron como siniestras prisiones flotantes. Con gran desilusión pude percatarme que obviamente se estaba consolidando un golpe de estado y la oficialidad de la armada al igual que en otros momentos de nuestra historia republicana arrastraba la institución no en defensa de los legítimos intereses de la nación sino de los intereses económicos de la derecha chilena. Tenia claro que si el golpe resultaba exitoso, la situación para los que estaban conmigo se tornaría fatal, según nos habían sugerido algunos oficiales y soldados de la infantería de marina del cuartel.
La formación rutinaria de las 8 am en el patio principal del recinto fue muy tensa para mi y los demás acusados de sedición. Sentía un gran nerviosismo. Éramos unos 30 (otros 14 ya estaban en la cárcel publica de Valparaíso, además de un numero indeterminado de compañeros que vivían similar situación en el puerto de Talcahuano.) Esa mañana soleada, con una vista panorámica del puerto vimos el drama que se vivía en Valparaíso y el resto de nuestro Chile. Abel Osorio (oficial de Mar) secundado por los suboficiales Carvajal y León llamó a la calma y planteo que estaban esperando instrucciones del alto mando, que por lo tanto como marinos debíamos seguir nuestra rutina. Y realizar las tareas habituales .
Posteriormente esa mañana mientras realizábamos nuestras tareas de limpieza y trabajos de mantención seguimos escuchando la única frecuencia clara que captábamos… Radio Magallanes, a nuestro presidente y sus últimas palabras. Me impresiono mucho su determinación en aquel momento definitivamente dramático, su temple, su claridad, su valentía, y su gran liderazgo. En el aire se respiraba una inmensa amargura, pensaba en mi familia y su gran dolor, ellos eran partidarios del gobierno popular y que ahora perderían al presidente y tal vez su hijo.
A la hora del rancho (almuerzo) en que siempre se participaba con chistes risotadas y una gran algarabía, ese día fue completamente diferente, hasta el “mexicano” Ernesto Zúñiga que siempre nos hacia reír no dijo nada. Comimos en total silencio, solo algunos escuetos suspiros. Creo que cada cual pensaba en sus familias o amigos. Nadie hablo, nadie dijo nada, y lo recuerdo muy bien pues Nelson Córdova y yo éramos los rancheros en esa ocasión.
Aquella misma tarde la realidad nos golpeó de frente. Vimos camiones cargados de prisioneros con rumbo al molo de abrigo los cuales eran bajados a gritos y golpes. Vimos prisioneros tirados en el concreto como sacos y luego introducidos a patadas y culatazos al transporte Maipo o a la Esmeralda. Prisioneros empezaron a llegar a nuestro cuartel, otros llevados a la Academia de Guerra Naval, edificio contiguo y conectado al lugar en que estábamos. Todos fuimos testigo de como el teniente Benavides portando una carabina M1 escoltaba prisioneros desde la academia de Guerra naval, edificio contiguo, hasta nuestro cuartel. Este tipejo arrogante hacia gala de su poder y maquiavelismo, golpeando a mujeres y hombres mayores.
Fue un día lleno de un dramatismo y la angustia de no saber lo que ocurría en el resto del país ni con nuestros seres queridos ya que los golpistas controlaban todos los medios. En la medida que transcurría el día, nuestros carceleros sufrían una transformación. Nos empezaron a tratar con crueldad. La idea de fusilamiento rondaba en la boca de los cosacos, algunos de los cuales gritaban “se siente olor a pólvora” aduciendo que los fusilamientos llegarían pronto.
Aquella tarde vimos como el transporte cubano Playa Larga levantó anclas y sigilosamente se hizo a la mar pasando muy cerca del crucero Prat. Luego se escuchó un cañonazo disparado desde una de las unidades de la armada. El sonido retumbo en toda la bahía. Al poco tiempo aparecieron helicópteros que empezaron a sobrevolar la bahía y hacer hostigamiento sobre el mercante cubano, comandado por Thales Godoy.
El destructor chileno Blanco Encalada al mando del comandante Julio inicio la persecución del transporte cubano. Se produjo una escaramuza en alta mar fuera de las 12 millas. Se realizaron disparos que no impidieron que los cubanos siguieran su curso hacia la libertad. Tiempo después sabríamos que el Playa Larga había atracado en el Callao Perú, con daños pero sin bajas.
Aquella tarde antes del encierro habló el carcelero Sargento IM. Sanhueza. En una alocución llena de odio planteó que se había ofrecido voluntario para interrogar a los upelientos (partidarios de la coalición de Allende Unidad Popular), y que el se haría cargo de hacernos la vida difícil. Además hacia gala de que tenia la “mano pesada”. El día anterior, este vil personaje nos trataba de “hijos míos”.
Dentro de las celdas platicamos sobre nuestras opciones. Era la noche mas larga que recordamos. Según las informaciones, seriamos fusilados. En una de las celdas pequeñas el compañero (hermano) Córdova leyó algunos pasajes de su biblia referente a hacerse invisible y luego dio su bendición a sus camaradas ante la posible ejecución. Otros desarmaron partes de las literas para proporcionarse partes metálicas para ser usados en la defensa. En la celda grande donde yo estaba, pensábamos que si esa noche se abría la celda a deshora, atacaríamos con las piedras, fierros y algunos cuchillos que teníamos a mano y trataríamos de revertir la situación. Aunque las posibilidades eran pocas, haríamos difícil el trabajo de los cosacos. En esa misma idea el marinero Juancho (Fernández) planteo que debíamos dormir vestidos “por si las moscas” y además debíamos poner nuestro nombre en papelitos dentro de la ropa interior y calcetines ya que seria mas fácil que se nos identificara en el caso que se nos fusilara. Muchos así lo hicimos. Escribí mi nombre en unos cuatro pequeños papelitos y los repartí en mi camisa, uno en cada pie y el otro en mi calzoncillo Después nos dimos un gran abrazo de despedida lo cual fue muy emocionante para los que allí estábamos. Acto seguido Ernesto Zúñiga planteó que debíamos morir con las botas puestas a lo que se replico que debíamos ensayar algunas consignas antes de morir como “Que viva el presidente Allende”, “Abajo los traidores” y “Que viva Chile”.
Esa noche fue la mas largas que tenga memoria. Pensé mucho en mi familia y las palabras de mi padre de que en la historia de los trabajadores el sacrificio de algunos abonaría el camino de los que vendrán y de que si me llega la hora de morir estaré en el lado correcto de la historia, junto a mis camaradas, junto a los míos.
Ernesto dormía en la cama continua; platicamos hasta muy tarde, repitiendo varias veces que debíamos morir dignamente. Algunos se quedaron guardando la puerta. Recuerdo que “Juancho” y otros hicieron la primera guardia. Desperté muchas veces con sobresaltos para escuchar la voz amigable de un camarada “tranquilo Jimmy …no pasa nada”. Aunque nada pasó esa noche, el rumor perduraría durante los 9 meses posteriores en que la infantería de marina fue nuestro carcelero .
Al día siguiente en la formación de las ocho de la mañana, se nos catalogó de prisioneros de guerra. Fue en ese momento que alguien menciono a la docena de compañeros que una semana antes habían sido enviados a la cárcel del puerto y de los cuales no sabíamos su situación.
El efecto inmediato del drama que vivíamos se acentuó con la desparición de todos nuestros abogados, ya que empezaron a ser perseguidos, se nos despojó de todos los diarios, revistas y libros que teníamos.
Los días posteriores nos mostró una Armada de Chile que se ensaño con su propio pueblo. El Cuartel Silva Palma se transformó en un antro del dolor, el mal trato se generalizó. Se habilitaron celdas pequeñas para incomunicación en el techo del edificio, a la vez, la Academia de Guerra Naval; un edificio contiguo, empezó a ser usada como cámara de torturas. Por problemas de capacidad (creo) se trasladaban prisioneros entre los dos edificios. Es por ello que muchas veces vimos a oficiales como el teniente Benavides hacer esta tarea, hombres o mujeres con sus manos en la nuca bajando por las escaleras y dicho oficial golpeándolos con sus pies o con una carabina Garant M1. Como fue el caso del suboficial electrónico Treviño de la escuela de telecomunicaciones, el venia con su uniforme desgarrado de los símbolos y grados , el teniente venia detrás de él insultándolo y golpeándolo hasta introducirlo en una de las celdas del techo del cuartel.
Creo que al segundo o tercer día se nos ordenó sacar mesas, sillas y algunos utensilios desdel comedor de marineros lo cual nos tocó a Nelson Córdova y yo, ya que éramos los rancheros; teníamos que servir el rancho o comida. Al rato fueron traídas un grupo de mujeres prisioneras las que fueron encerradas en el comedor. En la tarde tuvimos que regresar los utensilios al comedor y al hacerlo logre entablar un dialogo con las compañeras (luego de romper el hielo), les dije que nosotros también estábamos prisioneros y que éramos los marineros anti golpistas. Ellas me dijeron que venían de la Esmeralda , donde habían sido torturadas y algunas de ellas violadas. Además habían escuchado que a nosotros se nos había fusilado en la mañana del 11 septiembre.
El día Viernes 14 de Septiembre en la tarde se empezaron a oír disparos por lo que se nos ordenó que nos dirigiéramos a nuestras celdas o dormitorios mientras nuestros carceleros corrían con sus HKs a tomar posiciones detrás de los muros donde se parapetaron. Los disparos se intensificaron para luego transformarse en un tremendo traqueteo de armas automáticas. Escuchábamos los diálogos de los cosacos que se gritaban unos a otro “disparen hacia allá abajo”, “en el techo de los arsenales”, luego sentíamos que se disparaba en dirección de nuestra posición. Ellos estaban en el techo de nuestra celda. Algunos de nosotros nos preparamos mentalmente para un rescate que pensamos que venia ya que la noche anterior escuchamos en una radio argentina que el general Prat venia desde el sur con unos regimientos leales lo que causó una gran algarabía y un uuurrraaa por el general constitucionalista .
De pronto vimos que algunos compañeros se encaramaron como gatos para mirar por un agujero que había entre unos bloques de cristal, cuando el cabo Ramírez espeto “Bájense de allí huevones! Una bala puede atravesar fácilmente los bloques de vidrios!!”. Queríamos ver la llegada de los compañeros..
En esta situación, los marineros anti golpistas constitucionalistas estuvimos hasta el 22 de Octubre. En mi caso, desde el 6 de agosto. Fueron 77 días que marcaran mi vida por siempre. Posteriormente se nos trasladó a la cárcel publica de Valparaíso en donde se nos condenó en primera instancia a penas altísimas en un proceso lleno de irregularidades. El juez naval pedia mas de 20 años de cárcel para Juan Cárdenas, 15 años para los que nos reunimos con el Senador Altamirano y 10 para el grueso de mis camaradas . La corte a la larga reduciría las penas pero en los años posteriores, seguiríamos un camino de cárceles y campos de concentraciones por cinco años mientras nuestro querido país se sumía en una larga noche de terror que duraría 17 años.
El año 78, estando en la penitenciaria de Santiago, luego de pasar por diferentes lugares de reclusión, se produjo la amnistía por lo cual los últimos 8 marinos, el sargento de maquinas Juan Cárdenas, cabo radiotelegrafista Pedro Lagos, cabo artillero Alberto Salazar, cabo artillero Juan Roldan , cabo electricista Pedro Blaset, marinero artillero Sergio Fuentes, marinero mecánico artillero Jaime Salazar y marinero mecánico artillero Ernesto Zúñiga, obtuvimos la libertad tras 4 años 8 meses 15 días de cárcel (1976 días). A los pocos días de la amnistía la mayoría de mis camaradas tuvieron que abandonar el país. En el Chile de 1978 había que tener cojones para quedarse en el país, con una dictadura sangrienta, que no nos quería para nada.
Los que se quedaron lo hicieron a riesgo de sus vidas como Alberto Salazar y Ernesto Zúñiga, ejemplares y queridos camaradas que ofrendaron sus vidas en la lucha contra la dictadura. Los demás fueron hostigados por las fuerzas represivas. Luis Rojo fue detenido por la CNI en Viña del Mar tras lo cual busco refugio en Australia, Carlos García también fue detenido y enviado a prisión por mas de 10 años. En mi caso, luego de un mes salí a California aprovechando la visa que Jimmy Carter me proporcionó para radicarme en California en donde he permanecido hasta ahora, construido mi vida y una hermosa familia junto a mi compañera-esposa norteamericana por 38 años que con amor y sabiduría ha sabido apoyarme en los traumas y resaltar las virtudes de mi experiencia.
Extracto sobre el Silva Palma, del Libro Auto Biográfico que escribiera el marinero Jaime Espinoza, ” El Deseo de Vivir “, año 2003
DETENIDO EN LA CARCEL DE LOS MARINOS, SILVA PALMA EN VALPARAISO
Después de un viaje que fue cerca de dos horas, pero que a mí me pareció una eternidad, al llegar siempre esposado y encapuchado me introdujeron a un cubículo de concreto de aproximadamente 1x 1 x 1 metros, que después de muchos años por mis compañeros de infortunio supe que le tenían un apodo era el submarino, usado para los castigos extremos.
Estaba tan asustado, que en mi cerebro pasaban toda clase de pensamientos, nuevamente empezaba a atormentarme; ¿con quién me estaban confundiendo?; ¿con quién me estaban asociando?; con esas dudas y con los dolores que sentía en todo el cuerpo, por los golpes recibidos y por la incómoda posición en que me encontraba, sentía que el concreto se incrustaba en mis huesos; cambiando constantemente de posición pero siempre con las piernas y rodillas dobladas sin poder moverme, así permanecí todo el día hasta que oscureció; avanzada la noche me sacaron completamente tullido, por la posición fetal en que me encontraba; tuve que apoyarme con las manos en el piso, balancearme y agarrarme de la murallita de ese pequeño calabozo para sostenerme parado debido a que no podía caminar; al momento me encapucharon y me agarraron de los hombros.
Me llevaron a un cuarto, para continuar con los interrogatorios; nuevamente tenía los focos de luz potente en mi rostro que me enceguecían; con los gritos, las groserías, los culatazos, las patadas y las amenazas, me atemorizaban a tal extremo que a veces no hallaba que decir; me hicieron las mismas preguntas sobre nombres de personas totalmente desconocidas para mí, aparentemente contactos políticos o miembros pertenecientes a grupos revolucionarios. Los interrogatorios eran realizados por diferentes personas, a las que distinguía por su tono de voz, quienes me hacían las mismas preguntas en diferente forma, para hacerme caer en alguna mentira.
Al terminar el interrogatorio, sin obtener la información que ellos deseaban obtener, nuevamente fui encerrado en el “submarino”, donde permanecí hasta el día siguiente. En ese lapso de tiempo que estuve detenido, muchas cosas pasaban por mi mente; me preguntaba sobre mi futuro incierto; la causa de mi detención; el tiempo que duraría preso; si saldría con vida y en qué condiciones; me hacía toda clase de preguntas, pero sin encontrarles una respuesta que me pudiera satisfacer, que me tranquilizara, que me dejara dormir o descansar, con el paso del tiempo aumentaban los dolores en mi cuerpo y mi incertidumbre se incrementaba cada vez más.
Durante mi encierro en el “submarino”, dos veces me sacaron por un período de cerca de treinta minutos para no tullirme; la alimentación consistía en sándwichs; pan de molde con dos trocitos delgados de chancho, y un jarrito de agua. Para no enloquecerme y buscar la paz conmigo mismo, pensaba en los ratos agradables que había pasado con mis amigos, en los juegos y picardías que había vivido en mi niñez, y en los ratos agradables que había vivido con mi familia; momentos que en esta situación tenían un increíble valor, porque me permitían soportar el martirio que estaba viviendo, siempre añorando la libertad.
Después del segundo día de encierro en el “submarino”, durante el interrogatorio, reafirmé todo lo dicho el día anterior; aparentemente perdieron un poco de interés al no conseguir la información que ellos querían; un interrogador me hablo al oído amenazándome, “vas a permanecer detenido en este centro de detención pero mucho cuidado con decirle a alguien acerca de lo ocurrido, porque te hacemos desaparecer”.
Las interrogaciones sufridas que me hacían eran similares a las de este orden:
INTERROGADOR: ¿Cuál es tu filiación política? .
JAIME: Señor, yo no tengo ninguna filiación política.
INTERROGADOR: No mientas, hemos sabido que perteneces al Partido Comunista.
(Esta vez recibí una fuerte patada en la canilla, la que sentí que me la habían partido)
JAIME: Le digo que yo no soy comunista ni pertenezco a ningún grupo político.
INTERROGADOR: Tus compañeros ya hablaron y todos dijeron que eras un líder comunista, que seguías instrucciones de Carlos Altamirano.
JAIME: No conozco a ese señor, es la primera vez que lo oigo nombrar.
(Ahora recibí un golpe de puño en el pecho que me hizo caer del asiento) .
INTERROGADOR: No te hagai el hueón, sabis que es el secretario del Partido Socialista.
JAIME: Señor, le repito que no sé quién es,… no conozco a ese señor.
INTERROGADOR: Aclara de una vez por todas, algunos de tus compañeros dicen que eres mirista y otros que eres comunista, pero todos están de acuerdo que eres un elemento peligroso, que estás alterando el orden público.
JAIME: No sé de qué compañeros usted me habla; mis únicos compañeros son los marinos tanto en Punta Arenas como aquí en Valparaíso
INTERROGADOR: Dame las direcciones donde hacías las reuniones
JAIME: No puedo darle ninguna dirección yo no he dirigido ni asistido a ninguna reunión de carácter político.
INTERROGADOR: Ya,… pronto vamos a saber si estás diciendo la verdad.
En el calabozo, a veces solo, nos mirábamos con los compañeros de infortunio; existía el temor de hablar y de que hubiera un infiltrado entre nosotros tratando de conseguir información. Viviendo en esta situación se desconfía de todos.
Después de la primera semana se calmaron conmigo pero pude ver otros marinos que estaban corriendo la misma suerte mía y en peores condiciones, a algunos los traían alzados por los brazos con su cabeza caída hacia abajo, en esas condiciones los metían al “submarino”, yo sufría y me dolía ver estas escenas; nunca, ni siquiera en mis pesadillas, me imagine esta clase de maltrato, menos aún, entre chilenos.
Parte de mi familia vive en el campo en un lugar llamado El Carmen de Codigua. Son gente bonachona que le hacen honor a este dicho: “cuando viaja por Chile, y usted pide un vaso de leche, le dan la vaca”. Aprendí que entre chilenos éramos amigos y teníamos que ayudarnos, ese era mi concepto de ciudadano; esto que ahora estaba viviendo, era nuevo para mí; me costaba aceptarlo, pensaba que era un sueño, una pesadilla de la cual quería despertar, pero lamentablemente era una realidad.
Uno de los marinos recién llegado, difícilmente podía caminar, mi litera se encontraba por encima de su cama; cuando se sacó los zapatos me quedé mirándole sus pies; sin decir ninguna palabra, presintió que lo estaba mirando y volteó la cabeza hacia arriba, me miró a los ojos, yo le hice un gesto de dolor haciendo una mueca y arrugando los ojos, él respondió diciéndome, “me cagaron los pies, durante el interrogatorio uno de los verdugos sostenía un clavo con un alicate y me lo metía entre las uñas de los dedos de los pies”; yo me imaginaba el dolor que tiene que haber sentido, estaban rojos hinchados con líneas negras en el centro de las uñas. Le respondí diciéndole, “ahora entiendo tu forma de caminar”; levantando su pie con las manos para mirar el daño más de cerca me dice nos detuvieron anoche a mí y a otro amigo, no sé qué hicieron con él pues no era marino, se queda mirándome y me pregunta, ¿y a ti que te hicieron?, yo viéndole las heridas causadas por la tortura, me inspiró confianza, y entonces me puse a conversar con él. En voz baja le dije, “a mí me trajeron de la Quinta Normal en Santiago, no sabía de este lugar, dicen que es la cárcel de los marinos, a mí me han sacado la chucha tres veces a puras patadas, culatazos, rodillazos y puñetes, todavía estoy adolorido, me están acusando de sedición”; el muchacho que tenía el pelo negro crespo responde, yo estoy pagando los platos rotos por mi amigo, él es simpatizante de la U.P. (Unidad Popular) y piensan que yo soy un infiltrado en la Armada; seguimos conversando cuando se podía, después de unos días se lo llevaron, jamás lo volví a ver, fue un desaparecido más.
Al cabo de una semana me permitieron comunicarme con mi familia, pude informarles a donde me encontraba, para no aumentar su preocupación, les informé que me encontraba bien.
Después de unos días la mayoría del tiempo lo pasaba afuera, se me permitió salir al patio y caminar por sus alrededores; pude apreciar que este centro de detención era como una pequeña fortaleza, estaba ubicado en una colina y tenía una hermosa vista a la bahía. Aquí pasaba gran parte del día, a veces podíamos ver los nuevos infortunados, unos se quedaban otros se los llevaban de vuelta, ¿a dónde?, nadie sabía, solamente podíamos imaginarlo, a algunos de ellos nunca los volvimos a ver .Comúnmente prendían la radio para oír música y nunca olvidaré la canción llamada “Killing me softly with his song;” en ese año la tocaban 4 a 5 veces al día.
En mi permanencia en el Silva Palma, siempre supuse que lo más grave que me podía haber sucedido, es que me hubieran terminado con mi carrera en la Armada; nunca me imaginé los tormentos que sufriría en los próximos dos años en los campos de concentración.
En agosto de 1973 a cuatro marinos se nos informó, por medio del sargento de guardia, que debíamos prepararnos para presentarnos en la Fiscalía Militar de Valparaíso, fuimos acompañados por el sargento, caminando libremente por la calle y luego tomando un microbús, para llegar a nuestro destino.
Grande fue nuestra sorpresa cuando al llegar se nos informó que habíamos sido declarados reos comunes y que deberíamos ser trasladados a la cárcel pública de Valparaíso, inmediatamente los gendarmes nos encadenaron como si fuéramos criminales, esposados de las manos y con cadenas que iban dentro del pantalón hasta los tobillos, con grillos a los pies, lo cual nos permitía solamente dar pasos cortos.
Un Breve Relato de mi Prisión en el Silva Palma.
Fecha, Lugar y Hora app. de detención:
21/08/1973, Navio Papudo. 10 Hrs de la mañana
Mi vida cambió para siempre la mañana del 21 de agosto de 1973. Estaba en Servicio en el Patrullero Papudo que se encontraba atracado al Molo de abrigo en Valparaíso, mas o menos a las 10 hrs de la mañana fui llamado para me presentara ante el comandante del Buque, Capitán Jorge Martinez Busch, al entrar al Camarín , el comandante me comunicó que estaba arrestado y sabían todo de mi persona , comenzó preguntándome si conocía al Senador Altamirano, Miguel Henríquez , Diputado Oscar Garreton, que nombrara amigos que sabían del plan zeta, si conocía al sargento Cárdenas….etc etc…..que era mejor contar la verdad y todo, si no sería peor para mi, mucha presión psicológica y amenaza, si fuí para Santiago a alguna reunión de políticos etc etc, después de un exhaustivo interrogatorio fui mandado para las siniestras celdas del Cuartel Silva Palma, en la salida del camarín me estaban esperando 4 agentes, todos de caras pintadas, altos magros y armados de ametralladoras me condujeron en una camioneta color plomo, me agarraron de los brazos y me condujeron para fuera del navío, antes de entrar a la camioneta uno de los agentes me dio un golpe fuerte en el estómago, no conseguí ver si eran de alguna institución, estaba muy asustado.
Llegando a la cárcel Silva Palma me retiraron todos mis pertenencias; como cinturón, cordones de zapato, dinero documentos, etc etc todo bajo instrucción del comandante del Silva Palma con mas de dos soldados en una sala, para después conducirme para la celda, los militares todos con uniformes de combate sin distintivos, me pareció que las celdas del Silva Palma estaban subterráneas, en el calabozo que estuve era muy estrecho tenia una sola cama en pésimas condiciones, sin luz, muy helado, sin ventanas, solo una pequeña abertura en la puerta de fierro, un gran pasillo, al final estaban los sanitarios …..el colchón estaba en pésimas condiciones y pasaba mucho frio principalmente los pies yo tengo presión baja entonces era un martirio, también me dolía mucho mi columna vertebral, yo no se si fueron 6 dias o más, nunca supe, estaba muy oscuro y perdí la noción del tiempo, no conseguía dormir, ya que pensaba mucho en mi familia, ellos no sabían que estaba preso…..me sacaban como a las cuatro o cinco hrs de la mañana con la disculpa que tenia que ir al baño, generalmente tenia que ser muy rápido. Después de 6 días o mas incomunicado me sacaron para prestar declaración ante el fiscal militar, donde me interrogaron, muchas preguntas y tortura psicológica…
La “Ruta de la Memoria” comenzó a estructurarse en al año 2014, participando en esta iniciativa el entonces Consejo de la Cultura y de las Artes, la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos de la V Región, la Universidad de Playa Ancha y el Parque Cultural de Valparaíso ( Ex Cárcel). Posteriormente, el año 2016, se realizó un concurso público para materializar en una placa un símbolo que se replicara en cada uno de los Sitios de Memoria que se fueran señalando, lo que se tradujo en la imagen de la “Enredadera de la Memoria”, del Profesor de Artes Plásticas Leandro Silva, Académico de la Universidad de Playa Ancha. Desde esa fecha en adelante la “Enredadera” ha sido instalada en 5 Sitios de Memoria, en el largo camino destinado a señalizar los numerosos lugares de detención, prisión política y tortura que se establecieron a lo largo y ancho de nuestra región desde el golpe de estado de 1973.
Hoy sábado 30 de junio se instaló la sexta placa de la Enredadera de la Memoria en el emblemático Cuartel Silva Palma de la Armada de Chile, lugar en donde estuvieron detenidos y sufrieron aberrantes torturas cientos de mujeres y hombres, muchachas y jóvenes, niñas y niños, al amparo del Terrorismo de Estado de la dictadura cívico militar instalada a partir del 11 de septiembre de 1973. Pero también en este cuartel estuvieron detenidos y fueron torturados en agosto de 1973 los Marinos Antigolpistas que denunciaron las maniobras sediciosas del alto mando de la Armada de Chile y trataron de oponer resistencia al movimiento sedicioso que se fraguaba en contra del Presidente Salvador Allende.
Danilo Ahumada
Guillermo Nur
Más de doscientas personas se congregaron en las afueras del Cuartel Silva Palma, en calle Villaseca, para asistir a un acto artístico cultural que fue conducido por el Periodista de la UPLA Danilo Ahumada, quien en la parte inicial de su alocución manifestó que:
“Hoy nos reunimos en este lugar para recordar, reflexionar y mantener viva la memoria. Este memorial, que en un rato inauguraremos, es recuerdo imperecedero de vidas, dignidades, cuerpos, familias y sueños. También huella latente de desapariciones, muertes y torturas sistemáticas. El Cuartel Almirante Silva Palma fue utilizado, entre 1973 y 1976, por el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) principalmente para las acciones de represión contra el MIR en Valparaíso”.
Después de esta pequeña introducción, el conductor del evento presentó al Académico del Conservatorio de Música de la Universidad Católica de Valparaíso y concertista en guitarra, Guillermo Nur, quien deleitó a los y las asistentes con una magnífica interpretación musical.
El compañero Danilo continuó adelante con la ceremonia, expresando que:
“Hoy nos convoca la Mesa de Memoria, Cultura y Derechos Humanos, quien a través de un convenio de colaboración y transferencia financiado por la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de Valparaíso, ha impulsado la ruta de la memoria, inaugurando en distintos territorios de la Región de Valparaíso la escultura “Enredadera de la Memoria”, del artista local Leandro Silva. Esta acción de visualización comenzó el año pasado cuando se instaló esta misma obra en el frontis del ex Liceo N°2 de Avenida Brasil, hoy Matilde Brandau de Ross; continuó con el reconocimiento del Campo de Concentración Melinka en Colliguay; Las Coimas en San Felipe; Parque Cultural de Valparaíso en la ex cárcel de Valparaíso y recientemente en la playa La Ballena, comuna de La Ligua, donde recordamos la memoria de la compañera Marta Ugarte, todos financiados con recursos a través del Ministerio. Este Memorial que hoy entregamos a la comunidad, contribuye a la educación en la promoción de los derechos humanos del conjunto de la sociedad y un reconocimiento público a las víctimas de violencia política en la región”
En seguida, se ofreció la palabra a Ricardo Tobar, el cual, en representación de la Mesa Regional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, leyó el siguiente texto:
Ricardo Tobar
“Queremos en primer lugar destacar la importancia que ha tenido esta Mesa Regional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos para la Región de Valparaíso. En un país que ha permanecido dividido por más de 40 años, la lucha por la Memoria tiene el valor de haber visualizado la falta de justicia social para las víctimas del holocausto que nos hizo vivir la dictadura cívico-militar, y que aún por la falta de voluntad política, no se han podido cerrar las heridas. Es por ello que las organizaciones que defienden los DDHH se han reunido en este trabajo de ir reconociendo los lugares que la dictadura usó como centros de secuestro, detención ilegal y tortura que realizó por largos 17 años.
A nombre de esta Mesa tengo a bien dirigirme a ustedes, de forma solemne y de enorme significación para los miles de porteñas y porteños que pasamos por este lugar de detención, tortura y desaparición forzada, denominado “Cuartel Silva Palma”, hoy en posesión de la Armada Nacional.
El objetivo es entregar una clara señal a nivel nacional e internacional, respecto de la necesidad de preservar la memoria y los espacios físicos utilizados para deleznables atropellos a los Derechos Humanos. Hechos de amplio conocimiento, ocurridos en nuestra patria y en la V Región por la dictadura cívico-militar y en particular por la Armada de Chile. Propiciado por civiles chilenos y las grandes empresas foráneas.
Por tal motivo, concretar una parte de nuestro proyecto, colocando una placa que recuerde a las generaciones presentes y futuras de nuestra región y a quienes nos visiten, de su significado más profundo de lo que aquí nos sucedió a miles de expresas y presos políticos, de detenidos desaparecidos y desaparecidas, y ejecutados y ejecutadas, es un imperativo ético y moral ineludible, ya que de ellos depende que las atrocidades cometidas por agentes del Estado, integrantes de las Fuerzas Armadas no lo vuelvan a cometer a ningún ser humano, bajo ninguna circunstancia.
La importancia histórica que tiene este lugar data del siglo XIX, construido como resguardo y protección militar frente a potenciales fuerzas invasoras que amenazaran nuestra soberanía nacional, pero paradójicamente la Marina lo usó sucesivamente como lugar de reclusión de los representantes de todas las causas que se manifestaron a favor del sistema democrático.
Es así como fueron recluidos en este lugar los partidarios del Presidente Balmaceda, por defender la riqueza que le robaba al país la explotación del salitre, oponiéndose a los intereses del Imperialismo Inglés respecto a esa dorada materia prima.
También fueron recluidos los Marinos que participaron en la Revolución de la Escuadra de 1931, manifestación política de rebeldía frente al empobrecimiento generalizado que sufrió nuestro pueblo a raíz de la crisis mundial de la economía del 1929, frente a la cual la oligarquía nacional dio la espalda desentendiéndose del problema.
Así también pasaron por este recinto de represión el año 1961, los Marinos de la Escuela de Ingeniería Naval, quienes se rebelaron por el maltrato a su condición de personas y atropello a su dignidad, que daba la oficialidad y mando a la marinería.
Por último fue en agosto de 1973, en condiciones del gobierno democrático del Presidente mártir Salvador Allende Gossens, en que, en forma espúrea y cobarde, atropellando la Constitución y las leyes vigentes, que juraron respetar, comenzaron a aplicar los métodos más crueles que puedan utilizarse contra un ser humano, a compatriotas y camaradas de armas, como es la tortura y la flagelación para obtener una declaración, por haberse opuesto y denunciado las maniobras golpistas del Almirante traidor y rastrero José Toribio Merino Castro. Es decir tratar de impedir la masacre contra el pueblo, los trabajadores, estudiantes y campesinos, mujeres, hombres y niños, incluyendo nuestro Pueblo Mapuche.
Es menester e imperativo destacar esas madres que fueron apresadas y torturadas con sus pequeños hijos e hijas, los miles que pasaron por este recinto, padeciendo sufrimiento y dolor que hasta el día de hoy persiste, con el impacto negativo para el desarrollo del país, por la falta de “Verdad, Justicia y Reparación digna”.
Parte de esa reparación consiste en que aquellos lugares como el ex “Silva Palma”, se conserve como un sitio de memoria, lo que implica que su comodato sea legalmente transferido por el Ministerio de Bienes Nacionales. Se encuentra en manos de la Armada con su estructura interior casi toda destruida. La finalidad no ha sido otra que borrar las huellas de sus crímenes y atrocidades cometidas.
Nuestra exigencia y anhelo es que pase a manos de una Institución como es la Ilustre Municipalidad de Valparaíso. Nuestra intención es darle un destino cultural, de memoria y respeto, como un homenaje en vida a los luchadores sociales, mujeres y hombres, que solo pretendieron avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para su pueblo y sacarlos del anonimato.
Muchas y muchos seguimos pensando que las luchas por la Memoria y la democracia son en gran medida los desafíos que debemos sostener para construir un presente y un futuro más justo para los pueblos. ¿De qué se trata esta disputa?, ¿es por el pasado?, qué es lo que está en juego?.Las respuestas serán o dependerán de las perspectivas que tengamos respecto del mundo y de nuestras ideas sobre lo justo y sobre el bien.
Solo nuestro pasado puede explicar nuestro presente, ya que vamos al pasado en busca de respuestas que nos permitan imaginar un futuro que rompa lazos con las injusticias de hoy. Es decir, los apologistas del olvido son los que pretenden animarnos en el pasado, pues es allí donde los vencedores consumaron la derrota de los vencidos. El mandato de la transmisión es NO resignarnos a la muerte, sino provocar ese encuentro donde el tiempo se detiene y las viejas generaciones esperan por las nuevas, que se demoran para pensarse una vez más…”
El día gris que acompañó el desarrollo de esta ceremonia, que nos recordaba esa mañana gris del martes 11 de septiembre el año 73 , esta vez se llenó con los colores rojos de los claveles que tenían en sus manos las mujeres y hombres presentes, los que serían colocados en los eslabones de la Enredadera una vez que la Placa fuera inaugurada.
María José Larrondo
El acto siguió adelante y en representación de la Alcaldía Ciudadana de Valparaíso hizo uso de la palabra María José Larrondo, quien señaló:
“Una de las tantas definiciones habla que el patrimonio cultural contribuye a la revalorización continua de las culturas y de las identidades, es un vehículo importante para la trasmisión de experiencias, actitudes y conocimientos entre las generaciones. La experiencia cruza diversas historias que no son las piedras, los ladrillos, las placas o los adoquines, ni tampoco la magnificencia de las construcciones, sino la significancia de esos espacios, los que albergaron historias, vidas, pero también muertes y sufrimientos. La necesidad de ponerlos en valor está en la búsqueda de una ciudad justa que reconoce toda su historia, para no repetir, para crecer. Necesitamos garantizar la sostenibilidad cultural a través de la consolidación del patrimonio cultural, promoviendo la diversidad y reforzando la identidad local a través del reconocimiento de todas las memorias y con eso garantizar la sostenibilidad social como comprensión del ser humano como sujeto fundamental de la obra rehabilitadora, donde el derechos fundamental a conocer está en la verdad que busca la justicia.
Ayer Fuerte Gueras Bajo, muros de defensa, ayer Cuartel Silva Palma, ayer horror, sufrimiento, dolor…un sitio de memoria, sitio para no olvidar. Memorias que no quedarán sepultadas en ecos sordos ni tras la sombra de aquellos que sufrieron al interior, sino que perdurara en el tiempo y como una “enredadera” buscará la vida, escalará los muros, enraizará en nuestras vidas.
Agradecemos la incorporación al trabajo conjunto de la Mesa, a la antigua dirección de gestión patrimonial de la alcaldía, ahora, junto a ustedes, Dirección de Patrimonio, Memoria y Derechos Humanos. Queremos agradecer a la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, a la Ruta y a cada uno que conforma esta enredadera que crecerá día a día con el trabajo conjunto por la verdad y la justicia, porque el eco de dolor repercuta en nuestras vidas para fortalecer nuestra lucha por una sociedad justa, humana, democrática y con respuesta al silencio que aún duele. El patrimonio no son los edificios, somos todos nosotros.
Francia Jamett
Por su parte, Francia Jamett, encargada de la Unidad de Memoria y DDHH del Ministerio de las Culturas, manifestó:
“Traigo el saludo a nombre del Ministerio de las Culturas, de la Unidad de Memoria y Derechos Humanos desplegada a nivel nacional apoyando la gestión de visibilizar todos aquellos lugares que son, materialmente, memoria de la violación sistemática de los derechos humanos durante la dictadura cívico militar…aquí en este lugar se cometieron todos los crímenes de lesa humanidad que se puedan imaginar, aquí se torturó, aquí se ejecutó, aquí se violó, aquí hubo torturas sexuales, por eso este lugar, el Cuartel Silva Palma, tiene que ser un lugar de memoria visible a toda la ciudadanía para que así se transforme en “Un Símbolo del NUNCA MÁS.””
Morelia Fernández y Yeri Prado
La ceremonia continuó sin pausas y ante los micrófonos dieron sus testimonios dos integrantes de la Agrupación de Ex Menores, Morelia Fernández y Yeri Prado, que tenían 17 y 15 años respectivamente a la fecha de su detención.
Morelia Fernández Montenegro relató:
“Como la mayoría de los aquí presentes, yo y muchos de nuestros compañeros y compañeras participantes de la Agrupación de Ex Menores estuvimos detenidas en este lugar siendo niñas, niños y jóvenes que, como muchos de ustedes, sufrimos las atrocidades ocurridas en este lugar. Los compañeros y compañeras de la organización somos personas que experimentamos un hecho de violencia en nuestra infancia o juventud por parte de las fuerzas de represión del Estado Dictatorial y como consecuencia de esto se vio interrumpida nuestra vida en todos sus niveles: familiar, educacional y laboral. Esto ha significado en muchos casos un daño permanente y enfermedades crónicas que se agudizan con el paso del tiempo. Hoy en día hemos trabajado en conjunto en diversas actividades enmarcadas en el reconocimiento, reparación, memoria y justicia para todos y todas los niños, niñas y jóvenes del ayer que fuimos víctimas de prisión política y tortura en dictadura, lo que ha sido el objetivo principal de nuestra organización.”
Yeri Prado Ojeda
En seguida fue el turno de Yeri Prado Ojeda quien visiblemente emocionado entregó su impactante testimonio, ya que con tan solo 15 años de edad llegó hasta el Cuartel Silva Palma para preguntar si se encontraba allí su padre que había sido detenido, los guardias lo hicieron subir las escalinatas y pasar al interior del recinto donde fue recibido por un “oficial con la cara pintada y uniforme azul” el cual le preguntó quién era su padre, dónde trabajaba y qué hacía, y al contestarle que era un trabajador de la Unión Lechera Aconcagua (ULA), el uniformado reaccionó violentamente diciéndole que entonces era sindicalista y comunista al igual que toda su familia y ordenó que lo vendaran y lo dejaran detenido. Estuvo 5 días en este recinto donde fue brutalmente torturado.
Este es su testimonio:
“Mi nombre es Yeri Prado y también a los 15 años estuve privado de libertad en este lugar, no por mi participación política, sino porque buscaba a mi padre y llegué a este lugar preguntando por él. Me vendaron los ojos y me llevaron detenido. Me tuvieron 5 días detenido, me torturaron, me colocaron electricidad. Es por esto que se hace tan importante y significativo este memorial ya que representa a todos los hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes del ayer que aquí estuvimos y sobrevivimos a los actos atroces e inhumanos realizados por otros seres humanos en posiciones de poder.
Este memorial será la representación de la historia escrita por el sufrimiento y dolor de tantas compañeras y compañeros que son detenidos desaparecidos, ejecutados y sobrevivientes de este siniestro lugar. Este memorial perpetuará el recuerdo de una época obscura de nuestra historia de país. Y sobre todo será el fundamento principal para reprochar cualquier acto de cobardía realizado en contra de los derechos humanos de las personas. Que la memoria prevalezca a través de este trozo de cemento para que nunca más en Chile vuelvan a ocurrir violaciones a los derechos humanos y que sea un recordatorio constante de resistencia y lucha para vivir mejor.”
Danilo, conductor de la ceremonia, refrendó los testimonios manifestando que:
“Los presos políticos eran mantenidos en este recinto en celdas grandes, separados de los marinos detenidos, quienes estaban recluidos en celdas pequeñas con puertas de metal. Era frecuente el traslado de prisioneros a la Academia de Guerra Naval para ser torturados. Los presos y presas políticas detenidas en el Cuartel Silva Palma eran constantemente sometidos a torturas, incluyendo golpizas, aplicación de electricidad, cortes y colgamientos, vejaciones y agresiones sexuales”
Los rostros de las personas presentes en esta ceremonia reflejaban la intensa emoción provocada por los testimonios de Morelia Fernández y Yeri Prado, una niña de 17 años y un niño de 15 años que sufrieron la crueldad de los carceleros del Cuartel Silva Palma.
Mauricio Redolés y Taku Tricot
Mauricio Redolés
La parte final de esta emotiva y concurrida actividad de memoria estuvo a cargo del cantautor Mauricio Redolés, quien además de estar prisionero en el Cuartel Silva Palma pasó por la Cárcel Pública y los Campos de Concentración de Melinka e Isla Riesco.
Redolés leyó unos poemas y acompañado por el músico Taku Tricot interpretó las canciones “Triste Funcionario Policial”, con una cruda e irónica letra relativa a su torturador, y “Volverá el futuro”, canción en homenaje a Ernesto Zúñiga, combatiente del MIR muerto en enero de 1982, con el cual Mauricio Redolés compartió la prisión en la Cárcel de Valparaíso.
Taku Tricot y Mauricio Redolés
Inmediatamente después de finalizada la participación artística de Mauricio Redolés y Taku Tricot, se procedió a realizar la ceremonia de descubrimiento e inauguración de la Sexta Enredadera de la Memoria, señalando con ella este Sitio de Memoria que corresponde al Cuartel Silva Palma, recinto de detención y tortura de la Armada de Chile.
Sobre la Placa ubicada al costado del Memorial se lee:
MEMORIAL CUARTEL SILVA PALMA, RUTA DE LA MEMORIA
¡Hola caminante!, que recorres este cerro, te cuento que: este es el “Cuartel Silva Palma”, que fue lugar de dolor, tortura y prisión, para niñas y niños, mujeres y hombres.
Quienes soñaron por un Chile más justo, con más paz social, fundado en la fraternidad. De las mujeres y los hombres de nuestro Pueblo, Mestizo, Mapuche y de Inmigrantes.
Aquí, en estas dependencias, la Armada de Chile, rompiendo sus juramentos, traicionó a Cochrane, Prat, Condell y al Joven Grumete que dio su vida por una Patria en Libertad.
Deslealtad que perdura hasta hoy, por su acción cobarde y artera en un 11 de septiembre de 1973, y por su silencio indigno para hombres que se dicen “DE HONOR”.
Este es y debe ser un lugar de RECUERDO y COMPROMISO, por tanas y tantos a quienes la Armada de Chile traicionó por defender intereses bastardos de extranjeros y chilenos, cuyo Dios es el dinero y el sistema neoliberal, tanto en ese ayer, como aún en el día de hoy.
Memorial, dedicado a nuestras compañeras y compañeros Detenidos Desaparecidos y Ejecutados, a los más de 400 mil chilenos, latinoamericanos y extranjeros, a las mujeres, niños, hombres y ancianos golpeados por la represión cívico-militar.
A los que lucharon contra la dictadura y a los que ofrendaron sus vidas, a las y los que no pueden regresar a su tierra, a las nuevas generaciones, a la Memoria de Nuestro Pueblo.
Para que nunca más en Chile…Para que nunca más en nuestra América…Para que nunca más en la historia de la Humanidad…
Por ello: ¡SIN IMPUNIDAD! ¡NUNCA PERDÓN Y OLVIDO!
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 30 de junio 2018
La enredadera de la memoria se instala en cuartel de detención y tortura de la Armada en Valparaíso
Publicado el 02 Julio 2018
Escrito por Guillermo Correa Camiroaga
La “Ruta de la Memoria” comenzó a estructurarse en al año 2014, participando en esta iniciativa el entonces Consejo de la Cultura y de las Artes, la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos de la V Región, la Universidad de Playa Ancha y el Parque Cultural de Valparaíso ( Ex Cárcel). Posteriormente, el año 2016, se realizó un concurso público para materializar en una placa un símbolo que se replicara en cada uno de los Sitios de Memoria que se fueran señalando, lo que se tradujo en la imagen de la“Enredadera de la Memoria”, del Profesor de Artes Plásticas Leandro Silva, Académico de la Universidad de Playa Ancha. Desde esa fecha en adelante la “Enredadera” ha sido instalada en cinco Sitios de Memoria, en el largo camino destinado a señalizar los numerosos lugares de detención, prisión política y tortura que se establecieron a lo largo y ancho de nuestra región desde el golpe de estado de 1973.
Hoy sábado 30 de junio se instaló la sexta placa de la Enredadera de la Memoria en el emblemático Cuartel Silva Palma de la Armada de Chile, lugar en donde estuvieron detenidos y sufrieron aberrantes torturas cientos de mujeres y hombres, muchachas y jóvenes, niñas y niños, al amparo del Terrorismo de Estado de la dictadura cívico militar instalada a partir del 11 de septiembre de 1973. Pero también en este cuartel estuvieron detenidos y fueron torturados en agosto de 1973 los Marinos Antigolpistas que denunciaron las maniobras sediciosas del alto mando de la Armada de Chile y trataron de oponer resistencia al movimiento sedicioso que se fraguaba en contra del Presidente Salvador Allende.
Más de doscientas personas se congregaron en las afueras del Cuartel Silva Palma, en calle Villaseca, para asistir a un acto artístico cultural que fue conducido por el Periodista de la UPLA Danilo Ahumada quien al iniciar el acto expresó que: “Hoy nos convoca la Mesa de Memoria, Cultura y Derechos Humanos, quien a través de un convenio de colaboración y transferencia financiado por la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la Región de Valparaíso, ha impulsado la Ruta de la Memoria, inaugurando en distintos territorios de la Región de Valparaíso la escultura “Enredadera de la Memoria”, del artista local Leandro Silva. Esta acción de visualización comenzó el año pasado cuando se instaló esta misma obra en el frontis del ex Liceo N°2 de Avenida Brasil, hoy Matilde Brandau de Ross; continuó con el reconocimiento en Isla Riesco en Colliguay; Las Coimas en San Felipe; Parque Cultural de Valparaíso y recientemente en la playa La Ballena, comuna de La Ligua, donde recordamos la memoria de la compañera Marta Ugarte…”
En seguida, se ofreció la palabra a Ricardo Tobar, el cual, en representación de la Mesa Regional de Cultura, Memoria y Derechos Humanos, leyó un extenso texto, en parte del cual expresó:
“( …) Las organizaciones que defienden los DDHH se han reunido en este trabajo de ir reconociendo los lugares que la dictadura usó como centros de secuestro, detención ilegal y tortura que realizó por largos 17 años. A nombre de esta Mesa tengo a bien dirigirme a ustedes, de forma solemne y de enorme significación para los miles de porteñas y porteños que pasamos por este lugar de detención, tortura y desaparición forzada, denominado “Cuartel Silva Palma”, hoy en posesión de la Armada Nacional. El objetivo es entregar una clara señal a nivel nacional e internacional, respecto de la necesidad de preservar la memoria y los espacios físicos utilizados para deleznables atropellos a los Derechos Humanos (…) Parte de esa reparación consiste en que aquellos lugares como el ex “Silva Palma”, se conserve como un sitio de memoria, lo que implica que su comodato sea legalmente transferido por el Ministerio de Bienes Nacionales. Se encuentra en manos de la Armada con su estructura interior casi toda destruida. La finalidad no ha sido otra que borrar las huellas de sus crímenes y atrocidades cometidas. Nuestra exigencia y anhelo es que pase a manos de una Institución como es la Ilustre Municipalidad de Valparaíso. Nuestra intención es darle un destino cultural, de memoria y respeto, como un homenaje en vida a los luchadores sociales, mujeres y hombres, que solo pretendieron avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para su pueblo y sacarlos del anonimato (…)”
La ceremonia continuó sin pausas y ante los micrófonos dieron sus testimonios dos integrantes de la Agrupación de Ex Menores, Morelia Fernández y Yeri Prado, que tenían 17 y 15 años respectivamente a la fecha de su detención.
Morelia Fernández Montenegro relató:
“Como la mayoría de los aquí presentes, yo y muchos de nuestros compañeros y compañeras participantes de la Agrupación de Ex Menores estuvimos detenidas en este lugar siendo niñas, niños y jóvenes que, como muchos de ustedes, sufrimos las atrocidades ocurridas en este lugar. Los compañeros y compañeras de la organización somos personas que experimentamos un hecho de violencia en nuestra infancia o juventud por parte de las fuerzas de represión del Estado Dictatorial y como consecuencia de esto se vio interrumpida nuestra vida en todos sus niveles: familiar, educacional y laboral. Esto ha significado en muchos casos un daño permanente y enfermedades crónicas que se agudizan con el paso del tiempo. Hoy en día hemos trabajado en conjunto en diversas actividades enmarcadas en el reconocimiento, reparación, memoria y justicia para todos y todas los niños, niñas y jóvenes del ayer que fuimos víctimas de prisión política y tortura en dictadura, lo que ha sido el objetivo principal de nuestra organización.”
En seguida fue el turno de Yeri Prado Ojeda quien visiblemente emocionado entregó su impactante testimonio, relatando que con tan solo 15 años de edad llegó hasta el Cuartel Silva Palma para preguntar si se encontraba allí su padre que había sido detenido, los guardias lo hicieron subir las escalinatas y pasar al interior del recinto donde fue recibido por un “oficial con la cara pintada y uniforme azul” el cual le preguntó quién era su padre, dónde trabajaba y qué hacía, y al contestarle que era un trabajador de la Unión Lechera Aconcagua (ULA), el uniformado reaccionó violentamente diciéndole que entonces era sindicalista y comunista al igual que toda su familia y ordenó que lo vendaran y lo dejaran detenido. Estuvo 5 días en este recinto donde fue brutalmente torturado.
Este es su testimonio:
“Mi nombre es Yeri Prado y también a los 15 años estuve privado de libertad en este lugar, no por mi participación política, sino porque buscaba a mi padre y llegué a este lugar preguntando por él. Me vendaron los ojos y me llevaron detenido. Me tuvieron cinco días detenido, me torturaron, me colocaron electricidad. Es por esto que se hace tan importante y significativo este memorial ya que representa a todos los hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes del ayer que aquí estuvimos y sobrevivimos a los actos atroces e inhumanos realizados por otros seres humanos en posiciones de poder. Este memorial será la representación de la historia escrita por el sufrimiento y dolor de tantas compañeras y compañeros que son detenidos desaparecidos, ejecutados y sobrevivientes de este siniestro lugar. Este memorial perpetuará el recuerdo de una época obscura de nuestra historia de país. Y sobre todo será el fundamento principal para reprochar cualquier acto de cobardía realizado en contra de los derechos humanos de las personas. Que la memoria prevalezca a través de este trozo de cemento para que nunca más en Chile vuelvan a ocurrir violaciones a los derechos humanos y que sea un recordatorio constante de resistencia y lucha para vivir mejor.”
La parte final de esta emotiva y concurrida actividad de memoria estuvo a cargo del cantautor Mauricio Redolés, quien además de estar prisionero en el Cuartel Silva Palma pasó por la Cárcel Pública y los campos de concentración de Melinka e Isla Riesco.
Redolés leyó unos poemas y, acompañado por el músico Taku Tricot, interpretó las canciones “Triste Funcionario Policial”, con una cruda e irónica letra relativa a su torturador, y “Volverá el futuro”, canción en homenaje a Ernesto Zúñiga, combatiente del MIR muerto en enero de 1982, con el cual Mauricio Redolés compartió la prisión en la Cárcel de Valparaíso.
Inmediatamente después de finalizada la participación artística de Mauricio Redolés y Taku Tricot, se procedió a realizar la ceremonia de descubrimiento e inauguración de la Sexta Enredadera de la Memoria, señalando con ella este nuevo Sitio de Memoria que corresponde en esta oportunidad al Cuartel Silva Palma, recinto de detención y tortura de la Armada de Chile.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 30 de junio 2018