por Enrique Villanueva Molina (Chile)
En la historia siempre se encuentran hechos y relatos que se perpetúan o que se renuevan a través del tiempo, que mantienen el interés por conocerlos, a pesar de esfuerzos que se hacen para que estos desaparezcan imponiendo la antigua practica romana de “el damnatio memoriae”, significa la ‘condena de la memoria‘. [1] Que es lo que ha pasado durante todo el proceso de transición a la democracia, interminable por lo demás, cuyo origen es la impunidad, violentando la memoria colectiva, construyendo un discurso histórico que impide la reinterpretación del pasado y deshacer los nudos que son el blindaje de las «verdades históricas» oficiales.
Víctor Alamiro López Zambrano
Uno de estos hechos históricos, que la historia oficial intenta hacer olvidar, es la oposición valiente de un importante número de oficiales y suboficiales que, en el ejército, en la armada, en la fuerza aérea, se opusieron al golpe de estado de 1973, militares que se mantuvieron fieles a su juramento de respetar y defender la constitución, hombres y nombres desconocidos para la mayoría de chilenos y chilenas.
Es el caso de Victor López, recientemente fallecido, un marinero patriota, cuyo reconocimiento fuera de las luces y los escenarios, está en el corazón de un pueblo que se reconoce en su historia, por su aporte en esos momentos decisivos de nuestro pais y luego, con su incorporación a la lucha en contra de la dictadura abrazando la causa del FPMR.
La memoria histórica y su continuidad necesita de hacer inmortales estos ejemplos que son parte de unas futuras FFAA. porque son en primer lugar, la base de una futura doctrina militar, respetuosa de los intereses y la decisión democrática del pueblo y en segundo lugar, porque son la garantía, traspasada a la conciencia de nuevas generaciones de jóvenes militares, de que lo sucedido en 1973 no se repita, alentando el actuar en conciencia para oponerse al egoísmo la corrupción y los intereses que motivaron el origen del terrorismo de estado y sus consecuencias.
Para quienes no vivieron esos años, siempre será necesario recordar que, en el mes de agosto de 1973, un grupo de marineros denunció que en la armada se estaba preparando el golpe de estado, un acto de valentía y consecuencia, que solo ubicándose en ese momento histórico, en el cual el fanatismo de la derecha ya amenazaba con eliminar a todo aquel que se les opusiera a sus planes golpistas, es posible comprender en su valor y extensión. En esos días previos al golpe de estado este grupo de marineros le hicieron saber al Secretario General del PS. Carlos Altamirano y al Secretario General del MAPU Oscar G. Garreton, la magnitud de la conspiración que se estaba fraguando en la armada, quienes no le dieron credibilidad a la denuncia, es más, pensaron que era una provocación para intensificar la campaña política de la derecha en contra del gobierno, dejando con esto a los marineros denunciantes, totalmente al descubierto.
Conocida la denuncia, la respuesta en la Armada no se hizo esperar y en los días posteriores arrestaron a unos doscientos marineros, de las tripulaciones de distintos buques de guerra, personal de escuelas y civiles asimilados, iniciando una investigación severísima a través de la justicia naval, desarticulando al movimiento de marineros leales a Salvador Allende.
Posteriormente y en pleno gobierno de la Unidad popular los marinos fueron brutalmente torturados y acusados de sedición, sometidos a regímenes de aislamiento e incomunicación, fue la antesala de lo que ocurriría en los días siguientes, quedando estos, los marineros constitucionalistas, que habían arriesgado sus vidas para denunciar la conspiración en contra del gobierno de Salvador Allende, absolutamente desamparados y en manos de la Armada, institución que, posteriormente se transformó en uno de los centros más crueles tortura [2].
Victor fue uno de esos marineros valientes y consecuentes, a quien conocí, cuyo aporte valioso continuó luego del exilio, con su preparación profesional y revolucionaria en el Instituto Técnico Militar ITM, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, para más tarde incorporarse a la lucha clandestina en el FPMR en tareas que eran de su conocimiento y saber, las comunicaciones estratégicas de la organización. Él se comprometió e hizo parte de las ideas que orientaron la lucha antidictatorial, en los años en que solo la consecuencia y la lealtad con el compromiso adquirido, permitieron construir, en nuestro caso, una organización que de buena manera aportó a la liberación de Chile.
La historia de Victor desconocida seguramente hasta por los propios rodriguistas, es la de un marinero patriota que sufrió las torturas, la cárcel y el exilio junto a sus compañeros por haber sido leal a su pueblo y al gobierno de Salvador Allende. Es la historia de un militar que luego se comprometió en el FPMR a no arriar nunca las banderas de la reserva moral de la cual fuimos parte, la que está en un pueblo y con su historia.
En ese camino recorrido son muchos los chilenos y chilenas consecuentes que dejaron sus vidas en el intento de “tomar el cielo por asalto” para defender los sueños y aspiraciones de los desposeídos de esta patria, de los trabajadores y trabajadoras explotados. Asumiendo este compromiso con la imaginación y el espíritu solidario y asociativo, que potencialmente vive en la conciencia humana y que hoy se opaca con el individualismo neoliberal.
Víctor Alamiro López Zambrano como los demás militares que se mantuvieron al lado del pueblo, cuando hubo que hacerlo, más allá de las consecuencias para su vida e integridad física, con su ejemplo dejaron un legado, que es una base de principios para una nueva doctrina militar, que oriente unas FFAA. con capacidad de acompañar la construcción de una sociedad democrática, inclusiva, equitativa y respetuosa de los derechos de todas personas.
Las denuncias que los militares que nos opusimos al golpe de Estado en 1973 hicimos, con el fin de parar la posterior ocupación militar del pais, que terminó con la dictadura, cobran vigencia cinco décadas después, ratificando que las FFAA. y las policías, experimentarán cambios si estos se orientan desde la nueva Constitución. Lo que se ha demostrado es que se equivoca el camino, como en 1973, si se piensa que las FFAA. instruidas en una doctrina antidemocrática y foránea, la Doctrina de la Seguridad Nacional, puedan asumir los cambios estructurales que se están proponiendo al pais, sin realizar antes, cambios profundos en su doctrina fines y objetivos.
No es que se repita la historia, pero tal y como se intentó decir en los años 70, cuando el gobierno de Allende diseñó un programa de gobierno para cambiar el pais, para que los chilenos y chilenas fueran los dueños y dueñas de sus recursos y de su destino, la defensa y la seguridad de la Nación no solo se remite a definiciones puramente militares. La defensa de la soberanía y del pueblo, que es el rol de las FFAA, se sustenta en valores como la paz, la libertad, la justicia, la igualdad, la protección de los derechos humanos y de la convivencia democrática, valores y conceptos de los cuales los militares, a diferencia el pasado, deben ser partícipes y estar convencidos de ellos.
De no ser así, tal cual como lo vivimos y lo denunciamos hace cincuenta años, el aislamiento de las FFAA. de la realidad de su propio pais, es lo que justifica su rol autoasignado de vigilantes y atentos perseguidores el enemigo interno, imaginando enemigos y terroristas donde no los hay, justificando a cientos de asesinos y torturadores. Los oficiales y suboficiales que flagelaron a miles de chilenos y chilenas, entre ellos a quien recordamos, Victor López y a sus compañeros, se mantienen aún protegidos y bajo la amparo de pactos de silencio entre militares, una realidad que debe ser reconocida valientemente por las instituciones armadas para recuperar su dignidad.
Sin que esto suceda los procesos de formación de los militares en el futuro, continuaran siendo una herramienta de control ideológico, en las que se reproduce la segregación clasista, la discriminación de género, reproduciendo ademas, el negacionismo sobre el pasado. Lo que será un escollo para que estas cumplan a cabalidad los mandatos de la nueva Constitución.
Al final y por todo esto, la muerte de nuestro querido compañero Victor López, un marinero patriota y un Rodriguista destacado, es una gran tristeza, mezclada con la sensación de que aún quedan cosas pendientes, inconclusas, por hacer. Es lo que deja la muerte de estos hombres silenciosos, pero grandes por su espíritu, cuyo ejemplo de vida refuerza, por un lado, las esperanzas de construir un Chile distinto y por otro, remueve las conciencias para sacar estos ejemplos de vida, de la gris soledad y del abandono en que se encuentran.
Pero bueno, querido hermano Victor, tal como alguna vez lo pensamos, seguiremos pensando que este camino no termina aquí, porque todos los días hay que luchar por que ese amor a la vida se transforme en hechos concretos.
Y continuaremos pensando como el Che, temblando de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo y cada vez que en cualquier rincón del mundo se alce una nueva bandera de libertad.
Notas:
[1] Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte oculta
[2] 83 marinos de un grupo de 250 que fueron detenidos fueron condenados a penas de prisión y posteriormente en el año 1978 a la mayoría se les cambio las condenas de presidio por el exilio, expulsándolos del pais.