Los tres civiles militantes del MAPU detenidos por la causa 3926 del Proceso de la Escuadra
Hernán Pacheco Quiroz
Leopoldo Luna Soto y
Hugo Maldonado Alvear
Las detenciones de Hernán Pacheco y Leopoldo Luna, militantes del MAPU *
El 12 de septiembre , unos de los marinos detenido es amenazado de nuevas torturas por el fiscal Villegas y su asistente (probablemente el teniente Benavides): “o hablas o te manadamos para arriba al fuerte Vergara” [E] Fuentes, 2003. El marino termina por conducir un destacamento hasta el departamento donde se habían reunido con Garretón….
Los dos detenidos son llevados hasta la Plaza Sotomayor, donde sus destinos se separan por seis semanas: Luna parte a un buque-prisión y luego al campo de concentración de Pisagua; Pacheco va a parar al cuartel Silva Palma. [E] Luna, 2003. En el proceso figura el informe del allanamiento “conforme a las informaciones del dept A-2 de la 1° ZN”, firmado por Pedro Benavides, donde sólo se habla de Pacheco. Nada se dice sobre Luna que les interesa poco, por el momento. Causa 3926, foja 2021.
Con la captura de Pacheco, los servicios de la Marina tienen en su poder, por primera vez, a un dirigente político “civil” que se ha reunido con los marinos. Uno de los que, a sus ojos, había incitado a los marinos a actuar contra los oficiales; el “eslabón perdido” para llegar a Altamirano, Enríquez, Garretón y al gobierno de Allende.
Hernán Pacheco es interrogado en el Silva Palma, golpeado y torturado durante siete días con sus noches; “el día y la noche eran exactamente lo mismo”, recuerda. Paradójicamente, los servicios de la Marina tienen ya un cuadro completo de las reuniones entre marinos y dirigentes de izquierda: “prácticamente ya no tenía nada que decir”. La tortura es brutal: le dan golpes de puños, patadas, golpes en la cabeza, en las orejas, con laques y objetos mojados, “golpes, permanentemente golpes”. No utilizan aún electricidad u otros suplicios que le aplicarían más tarde en la Academia de Guerra. Los torturadores del Silva Palma compensan su inexperiencia con una brutalidad extrema; “ni ellos estaban preparados ni yo estaba preparado”, comenta Pacheco.
El objetivo de la tortura es hacerlo decir que los marinos iban a pasar por las armas a la oficialidad y bombardear Valparaíso:
“Básicamente, qué se había hablado en las reuniones y cómo íbamos a matar a los oficiales. A ellos les interesaba que yo dijera y ratificara es que los marinos se iban a tomar los barcos y que iban a pasar por las armas a la oficialidad. èse era su objetivo principal […] los planes que tenían los marinos para tomarse los barcos, matar los oficiales y bombardear Valparaíso”.
Aunque Hernán Pacheco siempre tendrá los ojos vendados, el tipo de lenguaje indica que un oficial conduce el interrogatorio y las torturas, y lo asisten al menos dos encargados de golpear bajo sus órdenes. El detenido percibe la presencia de otros represores, aparentemente encargados de registrar lo que dice y de orientar las preguntas. Su combate es decir “que no, no y no” y mantener su negativa. No “confesará” lo que ellos quieren.
… Por fin , el 19 de septiembre lo llevan a la Fiscalía para formalizar su detención. A partir de entonces es declarado reo, lo mandan a la cárcel incomunicado por cinco días, y luego queda en libre plática. [E] Pacheco, 2003.
El nombre de Pacheco figura por primera vez en el proceso el 27 de septiembre, 15 días después de su detención. Allí declara que en la reunión entre Garretón, Néspolo y ocho suboficiales de la Armada (no menciona a Luna), el sargento Cárdenas afirma que es necesario adelantarse al golpe tomándose los buques; habla de bombardeos si es necesario y responde que tienen fuerzas suficientes….
Mientras tanto, Leopoldo Luna permanece detenido, pero los servicios de la Armada ignoran aún su presencia en la reunión entre los marinos y Garretón. Cuando lo detienen en el departamento de Viña, Luna explica que es un conocido de la dueña de casa y que en política simpatiza con la Izquierda Cristiana. Durante los primeros días de detención recibe el maltrato reservado a los prisioneros. lo amarran y lo maltratan, “huevón que pasaba se sentía con el derecho a pegarte”, recuerda. A los pocos días lo trasladan al campo de concentración de Pisagua, donde es interrogado varias veces…
Leopoldo Luna no sabe que Hugo Maldonado (quien condujo el automóvil que llevó a los marinos a la reunión con Garretón y hermano del marino José Maldonado) seguramente confiado en que no había hecho nada reprensible, se había entregado a Investigaciones, donde lo interrogan brutalmente. A Luna, en Pisagua, le preguntan por la familia Maldonado, militantes conocidos, y debe aceptar que los conoce. Después de estos interrogatorios, Luna nota que lo aíslan de los otros prisioneros, hasta que el 18 o 19 de octubre lo embarcan en el destructor Orella que zarpa con un grupo de detenidos que será puesto en libertad. De Pisagua navegan hasta Antofagasta, para luego continuar en avión hasta El Belloto.
Durante la travesía, el comandante pronuncia un encendido discurso exhortándolos a “que se vayan tranquilos para sus casas para que ayuden a reconstruir el país, este país que lo llevaron al caos los terroristas y el comunismo internacional…” explicándoles que después de fichados podrán transitar libremente por un sector de buque. A bordo, Luna consigue hablar con Molina, un dirigente del MAPU que está entre los prisioneros, y le informa de que seguramente será interrogado acerca de los contactos con los marinos. Luna es el primero llamado por los parlantes, pero en lugar de fotografiarlo como a los otros, lo aíslan. En Antofagasta desembarcan casi todos, pero él continúa aislado, hasta que el buque retorna a Pisagua. Ahí embarca un nuevo grupo de presos y esta vez zarpa a Valparaíso, donde casi todos serán puestos en Libertad, salvo seis o siete. Luna entre ellos. [E] Luna, 2003.
Hasta ese momento Luna no figuraba en el escenario de Pacheco, pero los servicios de la Armada han descubierto la relación entre ellos. Deciden volver a interrogarlos. Con rencor. Se inicia otro ciclo de torturas, para ambos. [E] Pacheco, 2003.
En una amplia sala del cuarto piso de la Academia de Guerra Naval, con ventanas hacia el mar, se han instalado las salas de tortura. Para ello se ha subdividido el gran salón en unas cuatro piezas pequeñas, separadas con tabiques de madera aglomerada, probablemente de “cholguán”, en las que se tortura simultáneamente. [E] Luna, 2003.
Cuando Pacheco llega a la Academia, probablemente el 23 de octubre, le retiran la venda. Su primera visión es la del personal limpiando la sangre dejada por un prisionero que venía de arrojarse del cuarto piso, “se había suicidado un muchacho que era del MIR si no me equivoco” (según Magasich fue Luis Guzmán Rojas de 19 años el cual sobrevive y frágil, parte a Dinamarca al exilio en septiembre 1974). El edificio está repleto de prisioneros. Pacheco pasa alrededor de 45 días en el cuarto piso, donde es nuevamente torturado, con algunas interrupciones en el buque-prisión. Esta vez, además de los golpes, los verdugos disponen de máquinas para aplicar golpes eléctricos, administradas (quizá fabricadas) por los servicios secretos de la Armada. Y lo peor – recuerda – es escuchar día y noche los gritos desgarradores de las víctimas sin poder hacer nada por ellas; “es algo espantoso”.
Las preguntas tienen el mismo objetivo obsesivo: que “diga” que iban a matar a los oficiales y a bombardear la ciudad. Esta vez le exigen escribir las respuestas; “creo que debo haber escrito unas 500 páginas sobre lo mismo”:
“Y la obsesión de ellos era que yo dijera que íbamos a matar a los oficiales: Era tan absurdo el tema, porque cuando me llevan a la Fiscalía Naval, para declarar, como yo insistía en que no, que no y que no, entonces ya no encuentran nada mejor que ponerme una pistola en la cabeza y decirme que si no digo eso me matan. Delante del fiscal Villegas” [E] Pacheco, 2003 .
Leopoldo Luna llega a la Academia de Guerra el viernes 19 o el sábado 20 de Octubre. De pronto lo amarran, le vendan la vista y lo llevan de vuelta al Molo para embarcarlo en el buque-prisión Lebu. Allí consigue conversar con otros militantes presos y se entera del descalabro de la izquierda en Valparaíso; los partidos han sido practicamente destruídos. También logra conversar con Hernán Pacheco, quién le informa que están enterados de que él es el encargado de las relaciones con los marinos antigolpistas. Luna comprende lo que le espera.
El lunes 22 o el martes 23 de octubre lo trasladan a la Fiscalía Naval. Cuando está en la fila contra el muro, escucha una voz que dice: “A ver ¿quién es Leopoldo Luna? ¡que levante el brazo!”. “ ¡Date vuelta! ” . Ve por primera vez a Pedro Augusto Benevides Manzoni, quién será su torturador durante casi cuatro meses. Éste lo mira como “pichilo curao” y le dice: “ ¿Vos soy el Leopoldo Luna huevón? A ver, ¡Acompáñame! ¡En media cagadita que estai metido!. De inmediato lo lleva ante el fiscal Villegas, quien le lee la lista de acusaciones, relacionadas con la Marina y otras cosas, y luego lo trasladan de vuelta al Lebu.
Los represores saben que tiene en su poder al secretario regional del MAPU y al organizador del trabajo con los marinos. Al día suiguiente, Luna es conducido a la Academia de Guerra Naval, de donde no saldrá hasta enero de 1974, e incluso volverá más tarde, durante otros 20 terribles días.
La primera declaración de Luna en el proceso data del 25 de octubre. describe la reunión entre los marinos y Garretón, dice no conocer a ninguno de los ocho o diez que asistieron y confirma que consiguió el departamento a través de la novia de un amigo; Garretón habría dicho que los recursos del MAPU eran muy limitados y que hablaría con otros partidos Causa 3926, foja 393.
Apartir de ese día, Luna es torturado casi cotidianamente, en ocasiones dos veces al día: “A mí me hicieron mierda” resume. recuerda que lo tortura un equipo de tres a cuatro agentes; le dan golpe tras golpe y le aplican descargas eléctricas, siempre dirigidos por uno que da instrucciones, a veces apuntadas en papeles para que no se escuche su voz. Luna –como otras – víctimas es un verdadero pushing ball ; recibe golpes y golpes sin saber de dónde vienen…un día, luego de un mes y medio de torturas, Luna grita y grita, hasta que lo arrojan por la escalera; roda del cuarto al segundo piso, donde está la unidad de tratamiento de la información. Cuando se dan cuenta de que le ha afectado la columna lo trasladan al Hospital Naval, “medio chalado, medio desvanecido” recuerda. Lo llevan algunos días al cuatel Silva Palma para que se recupere, Y luego continúa la tortura. El 14 de Noviembre, el fiscal lo somete a proceso por sedición y motín. Causa 3926, foja 571. El 30 figura una nueva declaración de Luna. Causa 3926, foja 606.
Su vista permanece siempre vendada y lo llevan amarrado. la falta de visión aumenta su percepción auditiva y distingue perfectamente la voz del teniente Benavides. Además dos veces lo ve: en un momento es golpeado de tal forma que su cuerpo es proyectado contra la pared de madera aglomerada que cede y la atraviesa. Cuando lo tiran de las piernas para traerlo de vuelta se le suelta la venda y ve a su torturador. Pedro Benavides está sentado dirigiendo la tortura como un oficinista, anotando las instrucciones a los torturadores. [E] Luna, 2003.
Por esos días, los interrogadores ya saben que el movimiento de la marinería está aplastado, pero aún temen la acción de algún oficial golpista. Leen ante Luna, uno por uno, los nombres de los mandos de buques, de las unidades de abastecimiento y de los cuarteles, preguntando si están vinculados con el movimiento….
Sólo cunado la vida de la víctima está en peligro, le conceden algunos días de tregua en el Silva Palma o en el Lebu. En una de esas pausas, Luna consigue enviar un mensaje a su hermano pidiéndole que se asile, pués si no puede resistir más dará su nombre como el responsable de todo. El tratamiento horroroso se prolonga hasta enero de 1974 y luego vuelven a repetirlo [E] Luna, 2003.
Luna y Pacheco, durante el mes horrible que soportaron en la Academia de Guerra, construyen un nuevo relato:
“tuvimos que construir una verdad que fue una verdad a medias, porque tuvimos que construirlas en una relación donde aparece el Partido, aparece Leopoldo Luna y todo lo demás. Y ésa es la segunda etapa en la que estamos un mes con Leopoldo en la Academia de Guerra. Un mes o un mes y medio entre que estamos en interrogatorios y el Lebu. de ahí nos llevan al Lebu, al buque Lebu, a la bodega, y ahí volvemos a reencontrarnos ya con Leopoldo, y ahí estuvimos durante todo ese tiempo” [E] Pacheco, 2003…
Luna cree que sus convicciones y su excepcional resistencia física adquiridas durante su niñez campesina le permitieron soportar aquellos insoportables meses. Luego, al igual que Pacheco y los marinos, Luna será transferido a la cárcel de Valparaíso, de ahí a los campos de prisionero de Melinka y Puchuncaví; enseguida a la cárcel nuevamente y finalmente a la Penitenciaría de Santiago.
* Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich Tomo II, 275 – 282.
La detención de Hugo Maldonado Alvear, militante del MAPU
Era el primer Domingo luego de las celebraciones del 21 de mayo en 1973, cuando en casa de mis padres en La Calera, mi hermano marinero José Arturo Maldonado me expresó su preocupación sobre una serie de situaciones que estaban ocurriendo entre la oficialidad de diversas unidades de la Armada y que tendían a derrocar al Gobierno constitucional de Salvador Allende. A esa fecha desempeñaba el cargo de Jefe Administrativo de la Corporación de la Vivienda Valparaíso Aconcagua, un puesto designado por el mismo Gobierno de la Unidad Popular. Luego de tener mas información sobre las irregularidades las hice llegar a la Presidencia de la República.
Luego cuando el 6 y 7 de agosto de 1973 se realizaron las detenciones de cientos de marinos constitucionalistas en Talcahuano, Valparaíso y otras dependencias de la Armada, volví a insistir ante las autoridades de Gobierno, con la información de los movimientos golpistas que se desarrollaban al interior de las diversas unidades de la Armada. Luego a mediados de agosto viajo a Concepción con la intención de visitar a mi hermano, quien de acuerdo a información que se había filtrado estaba siendo torturado junto a decenas de otros marineros.
Muy pronto la inteligencia naval comienza la búsqueda de las conexiones civiles de la marinería, a pesar de que habían sido los mismos marinos quienes espontáneamente se habían organizado ante las irregularidades constitucionales y acciones sediciosas en que estaban envueltos los oficiales. Fui detenido por personal de Investigaciones en La Calera el 4 de octubre y trasladado al Edificio de la Intendencia en Valparaíso donde funcionaba la Primera Zona Naval, allí recibí las primeras sesiones de tortura por parte de personal de la Armada. Para luego ser trasladado al Cuartel Silva Palma donde sufrí dos semanas de intensas sesiones de tortura incluyendo dos simulacros de fusilamiento.
Desde ese infierno se inicio un periplo de centros de detención, muchos de ellos secretos y campos de concentración indudablemente clandestinos. Isla Riesco [Melinka}, Puchuncavi, el cual mediante trabajo forzado fuimos obligados a tender el alambrado. Lo sarcástico del caso es que este había sido un centro de veraneo popular que habíamos construido mediante el Minvu [ministerio vivienda y urbanismo de Valparaíso] del cual era miembro del Comité Técnico]. Como así también el de Ritoque. Después fuimos devueltos a la Carcel de Valparaíso y una vez condenados fuimos llevados clandestinamente a la Penitenciaria de Santiago con la intención de luego distribuirnos por penales de Copiapó a Puerto Montt, con la intención de eliminarnos. Quien realiza el traslado es personal de la Dina.
Fuimos liberados por la amnistía de abril de 1978 y a un préstamo de 200 millones de dólares de la Comunidad Europea. Yo fui forzado al exilio cuando ya había rehusado hacer uso de diversas visas para viajar al destierro. El siete de mayo de 1978 bajo la protección de la embajada británica viaje a Londres, luego que la CNI rodeo el departamento donde vivía en Ñuñoa.