Antonio Ruiz Uribe Q.E.P.D.

Extracto de Entrevista 

Jorge Magasich Airola

Antonio Ruiz y René Rojas

Realizada en Santiago, en casa de Antonio Ruiz, el 18-07-01

Durante la entrevista concertada con Antonio Ruiz llega de visita a su casa René Rojas Trincado. Gracias a esta feliz coincidencia, ambos responden a las preguntas en la segunda parte de la entrevista.

Antonio Ruiz. Cabo segundo en 1973. Ingresa a la Armada en 1965, con 16 años. Hace un año en la Escuela de grumetes, lo embarcan dos años y luego haces dos años de especialidad y subespecialidad. En 1968 egresa titulado en mecánica, especialista en control de fuego. Sirve hasta fines de 1971 en el destructor Riveros y luego en el crucero Prat. Participa en la reunión de organización del grupo en el restaurante Los Pingüinos. Sobrecargado de trabajo, no asiste a más reuniones. Se mantiene informado a través de contactos individuales. Es detenido en el crucero Prat la noche del 7 de agosto, torturado en el fuerte Borgoño. Hace tres años de cárcel. Se queda en Chile con graves problemas de salud. Con ayuda de la Vicaría de la Solidaridad consigue restablecerse, trabajar y, al mismo tiempo, terminar las humanidades. Consigue cursar dos años de universidad.

En el momento dar esta entrevista, Antonio Ruiz sufre de una enfermedad que le impide hablar fluidamente. Agradecemos vivamente el esfuerzo que realizó para grabar su testimonio.

René Rojas. Marinero primero en 1973. Hizo su servicio militar en la Infantería de Marina en los regimientos Miller en Viña del Mar (fuerte Vergara) y el Cochrane en Punta Arenas. Luego entra a la Marina a la Escuela de ingeniería naval. Luego es trasferido al destructor Williams (que en 1971 parte a Inglaterra para ser modernizado) y luego al crucero O’Higgins. Hasta hoy no le interesa la política y nunca asistió a ninguna reunión. En agosto 1973 después de escuchar una exaltada arenga de un oficial llamando a los marinos a participar en el golpe de Estado pregunta “¿y qué pasa si uno no está de acuerdo?” Eso le constará una “doble ración” de torturas en el fuerte Borgoño y 13 meses de cárcel y otros firmando. Se queda en Chile donde, como ex preso político, le es difícil reinsertarse.

Antonio Ruiz

–Describamos ahora tu situación ¿Cuándo y a que edad entras a la marina?

Yo ingresé a la Armada el año 65, en febrero. Y venía de un extracto humilde-medio donde toda mi familia era esencialmente demócrata cristiana. Con esa formación cívica ingresé a la Armada y ya me olvidé en la Armada de todo el acontecer cívico político que hay en ese entonces el año 65.

–Cuándo dice ingresar a la Armada ¿Qué escuela de la Armada hiciste?

Escuela de grumetes.

–¿Con qué especialidad?

Después  voy a estudiar… es un año, me acuerdo bien, que ese año 65 salimos experimentalmente todos en un año, porque habitualmente se hacen dos años. Salimos al servicio de la Armada y al segundo año de estar embarcado se va a cursar especialidad, siempre y cuando, amerite, [tenga mérito] en la lista que estaba, la lista uno. Fui… ingresar a la Escuela de especialidades de la Armada en las Salinas, (Escuela de operaciones y en ese entonces Escuela de telecomunicaciones) a estudiar un año control de fuego, mecánico electrónico con mención en control de fuego tipo inglés. Y ahí nos enviaban, al segundo año, a la Escuela de armamentos a estudiar en la subespecialidad “control de fuego”, nos especializaban en ese entonces, mecánicos electrónicos, con primer año, y en segundo año, en armamentos, se derivaban a la especialidad técnica que teníamos. En control de fuego, yo soy una suerte, en esta complejidad de dar en el blanco, es terriblemente complejo porque el buque se mueve a causa del balance y afectado por el viento. Yo ya sé que cursé esa especialidad egresando en los años 65 en la Escuela de grumetes, 66 embarcado, 67 y 68 egresé de mecánico con mención en control de fuego tipo inglés.

–¿Qué edad tenía entonces?

En ese entonces habían transcurrido cuatro años, ingresé de 17… 21 años. Ingresé a la Marino de 16 años, me pilló el tiempo, 17 años tenía entonces. Era una cosa curiosa porque el 3, que está de aniversario la Escuela de grumetes, el 3 de julio, y el 4 era mi cumpleaños, así que me puede venir celebrando mi cumpleaños número 17.

–¿Cuándo es la primera vez que escucha hablar o qué motivó finalmente su adhesión a la organización de los marinos?

Muchas cosas motivaron. Una de las cosas siempre… dada la efervescencia socio política que había en ese entonces (no nos olvidemos que estamos marcados por la influencia del año 70 cuando salió el doctor Salvador Allende como Presidente) vivíamos expectantes y en esa oportunidad que salió el doctor Allende, incluso vitoreábamos, siendo yo de formación demócrata cristiana, pero veía con mucho cariño, que se avecinaba una cosa buena para nosotros, porque el doctor Allende, una de las primeras cosas, fue el subir todos los sueldos de las ffaa  y… perdona, aquí tu pregunta…

–Si, ¿Qué motivó tu adhesión? Pero sigamos, el tema que desarrollases está interesante ¿Qué ocurrió en los navíos el 4 de septiembre?

Yo me acuerdo que andaba en el destructor Riveros, porque soy [control de fuego de] tipo inglés, (mi especialidad) el año 70. Nosotros tenemos en los comedores habitualmente televisores, de esa época. Estaban pendientes todos expectantes. Y nos quedamos los que podían, nos quedamos hasta última hora a ver el resultado. Y en mi buque, por lo menos, se vitoreaba.

¿En qué puerto estaban?

En Valparaíso. En ese tiempo. En el destructor Riveros. Y vitoreábamos porque no oía ningún oficial y no teníamos miedo de los suboficiales que habían. Era todo algarabía, todo. Incluso algunos ¡Hurras! y ¡Vivas! al Presidente Allende.

–¿Algún oficial reaccionó?

Tarde vivnieron a reaccionar, porque en ese entonces estaban preocupados en sus cámaras, reunidos en sus cámaras. Y nosotros nos desbordamos en la cámara del comedor, porque habitualmente estaba el televisor. No “salimos a la calle” dentro del buque, nos expresamos en el comedor. No exteriorizamos nada más.

– Volvamos a la pregunta anterior ¿Cuándo tomaste la decisión de adherir al movimiento que organizaban los marinos constitucionalistas?

El tema es … se podía decir que me interioricé de una escuela única que daba para mucho. Escuela única unificada, como se llama… la enu. Había el tema de la nacionalización del cobre. Fueron tantas cosas que me hicieron adherir a este movimiento que se venía espontáneamente… yo me acuerdo que yo disfrutaba mucho cuando en el parque… en Valparaíso, como se llamaba, la Plaza del Pueblo, el Parque Italia, que iban y venían una cantidad de artistas y disfrutaba mucho con eso, con Daniel Viglietti, con la Nueva Trova porque todo me llenaba de regocijo. Y nosotros veíamos que había contingente de paisano, (vestido de) muchos de ellos estaban ahí, disfrutando de la música. Y en general de la cultura. Porque en ese entonces había mucho efervescencia en lo cultural, obras teatrales, musicales, y nosotros nos fuimos integrando y eso hizo mayor sensibilidad en nosotros. Nosotros no fuimos una pieza más de ese engranaje, de la uña de la gran bestia que es la Armada. Nosotros nos sensibilizamos con esas cosas. Y con los temas de la enu por ejemplo, con la nacionalización del cobre y muchas otras cosas más. Veíamos con muy buenos ojos, incluso participando de las jap, porque se sabíamos que el problema del desabastecimiento que se producía en ese entonces era superfluo o llevado por los grandes… el desabastecimiento producido. Sabíamos fehacientemente nosotros quienes lo tenían y como apareció después de la semana del golpe, todas las mercaderías. Tantas cosas. Ya tomó forma a fines del 72, tanto en las escuelas como en la misma escuadra, porque son dos movimientos que surgen paralelos que se juntan, convergen.

– Eso es interesante ¿Por qué dos movimientos?

Porque uno nace de la Escuela de ingeniería, principalmente con la Escuela de operaciones hoy día. Y eso está substanciado en la causa rol 3941. Separamos los movimientos. Pero fueron acusados en última  instancia, igual que nosotros, por sedición y motín en le grado de frustración, como autores. Y por otro lado la escuadra, donde configuramos 55 marinos y seis civiles implicados. De toda la escuadra, tanto de Valparaíso como de Talcahuano, primera y segunda zona naval, y podría decir que confluimos. Pasamos campos de concentración, presidio y a todos nos torturaron. Esa es la causa común.

–Antes de llegar a eso describamos los movimientos ¿En qué momento sitúa su primera reunión, su primer contacto para adherir al movimiento?

El primer contacto… habían esporádicamente muchos contactos, por eso te digo que a fines del 72 o mediados del 72 ya habían, hablemos de “instigadores” al movimiento, que me captaban para ir a reuniones. Y la primera que asistí fue en el restauran de Los Pingüinos, tu debes saber.

–¿En la Plaza Echauren

Claro. No me acuerdo que fecha.

–Pero esa reunión en Los Pingüinos fue más tarde, fue el 73

Si, si.

–¿Esa fue su primera reunión?

Si, fehacientemente.

–¿Cuántos eran en esa reunión?

Eramos alrededor de 50 o más. No me acuerdo el número; pero una mesa la conformamos. Era una sala grande. Me atrevería a decir unos 50 al menos.

– ¿Qué se debatió además de los contactos políticos? ¿Cuál fue el temario? ¿Quién hizo uso de la palabra?

Yo la verdad es que tengo nebuloso en eso. Me acuerdo perfectamente de eso que me cayó mal. Pero fue el tenor de los contactos y me acuerdo algo que se planteó en esa reunión: ya se planteaba dar un pequeño golpe podríamos decir y surgieron algunas idea de encerrar a los oficiales y tomarnos la escuadra. Pero no se habló de matar oficiales ni de bombardear Valparaíso, como se… Pienso que a través de los apremios físicos lo dijimos en alguna oportunidad, algunos compañeros, pero netamente era dar aviso a los contactos que se hacían y esencialmente, tomarnos la escuadra y encerrar a los oficiales.

– ¿Y después?

Esto sería con concomitancia del resto de las ffaa y dando cuenta al Presidente en el fondo. Y después no sabíamos que hacer. Estábamos…

– ¿En qué momento escuchaste por primera vez una arenga golpista?

Eso comenzó a principios del 72 en reuniones divisionales que teníamos con el oficial a cargo. Primero se tocó muy sutilmente el tema de la enu y ya posteriormente fue la jap y a comienzos del 73, abiertamente se llamaba a la insurrección.

–¿Te recuerdas en qué términos se hacía y quién lo hacía?

Teníamos un oficial de división, pero eran invitados a esas reuniones divisionales otros oficiales. No me acuerdo el nombre del oficial, pero el oficial que teníamos a cargo de nuestra división era oficial de mar, (oficial de mar significa que de la Escuela de grumetes a la Escuela naval) en estos momentos no me acuerdo el oficial, era electrónico y se hablaba en ese entonces de la inteligencia también. Pero ese, me recuerdo, que a principio del 73 nos hablaba que teníamos “el deber y el derecho” argumentando la frase que sale en el escudo nacional “por la razón o la fuerza”, ese argumento… más fuerte pero… nada de eso…

–Los dirigentes comunistas y socialistas con que te contactaste ¿Qué respondían respecto a las aspiraciones de los marinos?

Teníamos muchas inquietudes, pero nunca las vaciamos completamente. Porque yo por los menos me cuidaba. Que no iba a ser imprudente en la que iba a decir, salvo que en una oportunidades me dieran confianza como militantes. No tuve el placer de conocer un dirigente connotado. Y me cuidaba mucho en mis expresiones, si me preguntaban de la enu, daba mi opinión. Me cuidaba mucho de no ser insurrecto. Porque me podían acusar. Tenía mucho cuidado. Y lo que me libró, a pesar que mi contingente Teodosio (contingente del mismo año) me invitaba muchas veces. Yo me recuerdo que estaba el crucero Prat, en la toldilla fue la última invitación que me dijo. Pero yo en ese tiempo no podía porque estábamos en reparaciones. En Talcahuano habían chocado los buques y se habían incendiado y eso significaba…

–¿Qué buques? 

El Cochrane con el Prat. Pasaron muchas anomalías en ese entonces. Me figura que no era tan providencial, los choques…

–¿Por qué?

En el 72 estábamos haciendo maniobras afuera de Valparaíso –20 millas– y chocan dos [aviones] Hawker Hunter, se salvaron los dos pilotos por supuesto. Uno se salvó. Y hay choques de buques, me recuerdo, el año 73 en febrero parece que fue el choque. Y de ahí nos fuimos a Talcahuano en reparaciones. Me imagino que querían… no sé con que intenciones. Eso iba gravándose al erario nacional. Pero pasaban cosas curiosas, porque el oficial que iba a cargo de la cic, que es la Central de Informaciones de Combate, que es el cerebro del buque, de guardia en esa noche, en esa madrugada, en vez de ser castigado o sumariado se le premió con la búsqueda del almirante Latorre en Suecia. Lo va a buscar.[1]

–¿Participaste en famoso bandejazo? Yo sé que hubo uno en el almirante Latorre…Pero ¿en otros movimientos de ese tipo?

No tuve la oportunidad, porque yo hasta el egreso a fines el 68. El 69 en comienzos me fui al destructor Riveros y ahí, un buque chico de una dotación de 250 personas, es más estrecha la convivencia. Me explico: se sabe todo. En cambio cuando llegué a fines de los 71, al destructor [crucero] Prat, ahí había una tripulación de más o menos mil. Con el jefe de estado mayor de la escuadra.

– ¿Supiste de reuniones conspirativas de los oficiales, o fuiste testigo de algo?

No, pero se sabía directamente por las reuniones divisionales.

– Explica: Reuniones divisionales para un no marino, ¿Qué es los que es?

Las reuniones divisionales: cada unidad o buque tiene divisiones internas, los de cubierta, armamentos estábamos conformados en el cl Prat. Teníamos 5 divisiones de armamento: una en proa, que era la primera, otra en toldilla a la cual pertenecía yo, la segunda, y tercera y cuarta era en antiaéreo por los lados, por los costados, babor y estribor, y la quinta división era conformada por infantes de marinas que tenían las ametralladoras punto 20mm. Esas son las divisiones internas que decíamos, en armamento.

–Perdón, ¿y la gente que está abajo, en la máquina?

También tenían divisiones. Te hablo de armamentos. Y cada oficial estaba a cargo de una división.

–¿Qué ocurría en las reuniones divisionales?

Sabíamos fehacientemente que a partir del año 72 a mediados del 72 ya marcadamente los oficiales hacían arengas golpistas. Incluso muy sutilmente, como te decía antes, partió de la enu, jap y a partir del 73, abiertamente, por que tenían el “deber y la obligación” argumentando eso.

–¿Te recuerdas del contenido de las frases que pronunciaron?

Me acuerdo que daban el emblema nacional, por decir una cosa, la frase que dice “por la razón o la fuerza”. Argumentos no tenían, al punto que nosotros sí teníamos el argumento. Pero hasta ahora no hay una conciencia acabada de eso. En ese entonces menos la teníamos. Surgió del movimiento espontaneo, como te quería decir, por una conciencia de clases, si podemos decir. Empezó por la cosa reivindicativa que nosotros aspirábamos a tener igualdad en lo social, en las clases. Pero posteriormente ya nos embarcamos en este movimiento.

–Un detalle que olvidé de la reunión de Los Pingüinos: ¿A que hora fue y cuánto tiempo duró?

En la tarde, como a las 7. Duraría más o menos como dos horas.

[casete 1, lado 2]

– La reunión del Los Pingüinos ¿Quién la convocó? ¿quién tomó la iniciativa de realizarla?

No me acuerdo, pero a través de… sé que uno que invitaba, que convocaba frecuentemente era Teodosio Cifuentes. Pero yo no me recuerdo haber sido invitado por él, me parece que fue Miguel González.

– El 29 de junio, el Tanquetazo, ¿Ocurrió algo en la unidad en que estabas?

Con mucho estupor recibimos la noticia de los acontecimientos que estaban siguiendo por radio pero… hay creciente preocupación de los compañeros del movimiento propiamente tal, porque yo estaba a esa fecha –no te olvides tu– que preocupado haciendo las 8 horas hasta las doce de la noche y los compañeros posiblemente tuvieron la oportunidad de conversarlo más detenidamente. Recuerdo que yo en mi caso recibí las noticias por la radio y dado que no me dejaban salir, estaba en mi pega preocupado, quizá los compañeros tomaron alguna determinación, no lo sé.

– ¿Te enteraste de los contactos con dirigentes políticos, la reunión con Miguel Enríquez, Altamirano y Garretón?

La verdad que no. Porque estaba imbuido como te digo, de mayo. Después me vine a enterar.

–Pasemos ahora al arresto ¿Cuándo te arrestaron?

El día… el la noche… tengo la duda, del 7 o del 8 de agosto. Yo me recuerdo que estaba en mi trabajo, yo trabajaba en la central de artillería donde están las computadoras, teníamos una salita como esta, interpretando planos.

–¿A bordo?

Si, si, del cl Prat. Y teníamos un oficial a cargo y nosotros sabíamos que ya habían partido las detenciones practicadas el 5 de agosto, en Valparaíso. Así que se nos hacía así. Pero cuando me llegan a buscar acompañado por un oficial de inteligencia y cosaco además (infante de marina). Y me dicen el oficial a cargo que estaba: “vamos a hacer una comisión de servicios”, me ordena. Yo le pregunto (me pareció extraño a esa hora, como las ocho y media o nueve después de la cena) “déjeme ir a buscar una parka o chaquetón”. “–No, así no más”. Cruzando el portalón que es el que comunica a los buques de tierra, porque estábamos en dique seco, me pareció extraño una line que estaba de los cosacos.

–¿Una qué?

Una line, de esas camionetas. Y me pareció extraña porque hay que salir documentado. Me subieron a una camioneta y el oficial infante de marina se sentó atrás conmigo y el oficial y el chofer iban sentados adelante. Y se me ocurre preguntar adonde me llevan a hacer la comisión de servicios. “No se haga problemas”. Hasta ahí fueron los tratos y enfilamos, saliendo del apostadero naval hay un camino hacia la península de Tumbes que queda en Talcahuano. Y nos fuimos al fuerte Borgoño. Me hicieron bajar, todo esto con buenos tratos, y me traicionaban las piernas, ya a mitad camino cuando enfilamos, tomamos rumbo al fuerte Borgoño, yo sabía lo que me esperaba. Y tratando de darme ánimo, que no me temblaran las piernas ni me temblara la voz, pregunté: “¿Qué clase de comisión de servicios?” No me hicieron caso. Nos bajamos y ahí en el fuerte Borgoño nos estaba esperando un pelotón de infantes de marina. Y hasta ahí recuerdo los buenos tratos. Me entregaron a la guardia y se dejan caer como perros hacia mi persona. Me hicieron desnudar y haciéndome interrogatorio de tiempo de guerra: “nombre, grado, serie” y me hacían repetir innumerables veces estando yo… y con culatazos y golpes.

Se integra a la reunión René Rojas Trincado

– Llega, por buena suerte, a esta reunión René Rojas Trincado. Vamos a hacerle preguntas a los dos… Sigamos con el momento de la detención ¿Te recuerdas del oficial que estaba a cargo de la patrulla?

Era un oficial infante de marina pero era de dotación del cl Prat, me acuerdo. Rojas a lo mejor lo conoce.

–¿Y quién estaba a cargo del Fuerte Borgoño? ¿Quién lo comandaba?

Rojas. Estaba a cargo Luis Kohler Herrera. Él es el jefe directo de todo lo que se hizo ahí. Es un capitán de corbeta. Era en ese tiempo capitán de corbeta.

– ¿Pero no era él el que comandaba el Fuerte Borgoño?

Rojas. No era él el que comandaba el Fuerte Borgoño, si no que era parte del regimiento.

–¿Y quién era el comandante?

Rojas. Yo ahí no me recuerdo, realmente no recuerdo. Y después de ahí sale a relucir los que más dieron [torturaron], fueron el teniente Boetsch, un teniente segundo, y un teniente primero Alarcón, le decían “pata de cacho”.

–Alarcón ¿Te acuerdas de su nombre?

Rojas. No, no me acuerdo el nombre.

– ¿Y el primero?

Rojas. Boetsch, tampoco. Porqué yo los recuerdo a ellos, porque resulta que antes de ser náutico yo fui infante, infante de marina. Y justamente el que fue instructor del contingente ese era el teniente Boetsch, el fue un instructor de nosotros, fue instructor de una sección. No fue directo mío pero yo lo veía en el Miller, en el regimiento Miller de Viña. Ahí yo estuve, después me fui transbordado a Punta Arenas y en Punta Arenas tuve la ocasión de conocer a Luis Kohler Herrera y al teniente Alarcón. En ese tiempo era teniente Luis Kohler Herrera. Después del 73 era capitán de corbeta ya. Había ascendido. Ahora, yo cuando me torturó, me torturaron a mi yo le decía “mi capitán, si yo no tengo idea, no tengo idea de nada de los que Ud. me está diciendo.” Me preguntaban por “Marx y Lenin” y yo juraba, les decía que no los conocía, porque jamás había participado en una reunión política y no me interesaba mayormente la política, hasta el día de hoy. Pero lamentablemente me dijo ahí “como sabís que soy capitán…” por las de tu madre. Y yo le dije “si yo también fui infante y Ud. fue instructor mío”. Ah y ¿Dónde estuviste tu? En el Miller y en el Cochrane en Punta Arenas. Y ahí dijo “ración doble porque este sabe lo que le va a pasar; está estrenado para eso”. Y ahí comenzó la tortura sistemática, tanto de palabra, puñetes, submarino y una serie de cosas que… Incluso llegaron a ofrecerme que si quería irme a un país del exterior, ellos mismos se encargaban de asilarme, pero yo sabía que era mentira. Todo eso era falso, tan falso como que nos estaban acusando que éramos… por lo menos a mi me decía que yo era del mir. Jamás yo había participado en una reunión y jamás había hablado de política dentro del buque, menos en un buque.

– ¿Es cierto que nunca estuviste en una reunión?

Rojas. Jamás nunca tuve una participación en ningún tipo de participación, ya sea política ni con compañeros míos de armas, a no ser que en las instrucciones divisionales que se hacían dentro del buque… y en una oportunidad

–¿ En cuál buque estabas?

Rojas. O’Higgins. El cl O’Higgins. Yo era dotación del Williams, íbamos a buscar al Williams a Escocia. Y ahí el oficial de división mío, que era un teniente segundo, Charles de Gouler[2] nos hacía las arengas golpistas. Y en un momento dado, yo no sé si ahí quedé marcado, le pregunté “Bueno, ¿Y el que no quiere irse al golpe?”. El que no quería plegarse al golpe, ellos me dijeron “bueno, tiene que plegarse de todas maneras”. “¿Y el que no?”. “El que no sencillamente se va por el portalón”. “Pero yo me imagino que así tan abiertamente no creo”. “Se va con un par de tiros en la espalda”. Esa fue la respuesta que me dio el oficial de división mío en ese minuto.

– ¿Como dice que se llamaba?

Rojas. Charles de Gouler.

–¿Qué decía en sus arengas exactamente?

Rojas. Bueno, al tiempo que corremos ahora… Nos decían que los upelientos… hablaban en contra del “gobierno marxista” que era Allende, que por eso estábamos lo que estábamos pasando, que no había mercaderías, no había ningún tipo de cosas y que se estaban saliendo ya de la constitución. Más realmente no podría decirle, que otro tipo de tema

–¿Dijo que la Armada tenía que intervenir?

Rojas. Dentro de sus arengas pienso yo que sí. Porque ya han pasado tantos años que eso ya no… como eran cosas que no me gustaban, no participaba yo en ese tipo de cosas. Pero si en las instrucciones de divisiones, que fue la única que tuve yo, dicho sea de paso, porque hacía un mes que había llegado transbordado a ese buque. No conocía mucho el ambiente dentro.

–¿Te recuerdas cuando fue, la fecha?

Rojas. La instrucción divisional tiene que haber sido como en 4 o 5 de agosto.

–¿Después del Tanquetazo

Rojas. Si, fue después porque en esos días hubo un allanamiento general dentro del buque. A todos nos allanaron en el buque.

– ¿El buque estaba en Talcahuano?

Rojas. Estaba en Talcahuano, estaba en reparaciones. Y además de eso que nunca salió a flote tampoco.

–¿ El O’Higgins?

Rojas. El O’Higgins, claro. Después de ahí ya… inclusive, ese mismo oficial, después cuando caí detenido, tiene que haber sido del 10, el 12 de agosto, él fue a orden y seguridad donde estaba detenido y él me ofreció la ayuda. Decía que no podía creerlo que yo estaba metido en la que estaba, porque él como oficial y oficial de división mío directo me podía defender. A esa altura uno ya consideraba que era un traidor; después que te pegan, después que te pegan, te vienen a ofrecer ayuda, eso es más que nada yo pienso que…

– Cuando te dijeron “doble ración, este sabe lo que le espera”, en la instrucción de los infantes de marina ¿hay algo de eso?

Rojas. Si. El campo de prisioneros.

–¿En qué consiste esa instrucción?

Rojas. Más o menos, más o menos, la instrucción del infante cuando a uno le hacen el campo de prisioneros a uno lo tratan en la misma forma que… por supuesto que no llega a ese tipo de gravedad, de torturarlo, pegarle tanto, o sea meterlo al agua; eso sí, hacerle picadero, ejercicios sobre medida, ya cuando uno ya no aguanta más ya. Los cosacos, los infantes, la mejor preparación que tienen es en cuanto a estado físico y resistencia física también. No porque uno vaya a hacer el servicio militar deja de pasar eso, lo pasa igual, y tienen el mismo tipo de instrucción de un comando.

–Sigamos con la detención de Antonio Ruiz; llegamos al fuerte Borgoño, te golpea la patrulla ¿Y entonces?

Ruiz. Y de ahí nos pasan simulando un tratamiento de guerra porque es cierto que, nos pasan a la ciudadela, como la nombraban ellos, que es donde simulando una calle, mediaguas [habitación de planchas de madera] casamatas, y ahí hacían un centro de antidisturbios y anti ¿Cómo le llamaban? Entonces fuimos de conejillos de India para esos tratamientos que les daban ellos, que mejor que nosotros, pero no tuvieron ninguna contemplación, porque ahí mismo nos practicaron las torturas y yo me recuerdo que la noche del 6 o del 7…

Rojas. Del 7

Ruiz. A eso de la madrugada, serían… perdí la noción del tiempo, pero yo me atreví a interpelar al oficial que estaba en esos momentos a cargo de las torturas. Porque eran tantas las amenazas de muerte que nos hacían, nos metían en un tambor de 200 litros, inmersos con excrementos, con orina y barro y nos golpeaban en la boca del estómago antes de meternos al tambor, que era prácticamente insoportable. Y le dije entonces: ¡Mátame concha de tu madre! Lo increpé y lo desarmé porque no supo que hacer. Algunos instantes pasaron y en vista que seguían las torturas, seguían metiéndome al… querían ver si yo había estado en Los Pingüinos, que si conocía a este, me desvanecí fingiendo, porque a esa altura no estaban preparados psicológicamente para las torturas. Y me dijo el oficial que estaba a cargo de los cosacos “déjenlo ahí, déjenlo ahí, tráiganle una frazada”. Yo me reía para mis adentros; me traicionaba solo porque temblaba de frío, no sé si de frío o de miedo. Quizá riéndome de mis torturadores. Pero logré descansar me acuerdo por media hora. Y ahí aparece en escena Rojas Trincado, que yo lo conocí precisamente esa noche. El se puede encontrar más de los entretelones.

–¿Qué te preguntaban?

Ruiz. Me preguntaban si conocía… primero por la reunión de Los Pingüinos y innumerables cosas, si formaba una célula y si íbamos a matar oficiales, íbamos a bombardear Valparaíso, y contactos principalmente. Si conocía a Cordero, Rojas Trincado, ni me acuerdo ya.

–¿Y luego? ¿Después donde te llevaron? ¿Qué ocurrió?

Ruiz. De ahí pasamos… corrígeme tu Rojas Trincado, a la mañana siguiente, o en la tarde o al medio día…

Rojas. En la mañana, en la mañana nos llevaron a tomar desayuno. En el circim

–¿El circim?

Rojas. Centro de instrucción reclutas del cuerpo de infantería de marina. Eso queda en Talcahuano. Y de ahí nos dieron café con leche y un pan y después nos pusieron detrás de una edificación a tomar un poco el sol porque estaba como que se escondía y no se escondía el sol creo, era bien frío. Y nosotros estábamos ahí en pura manga de camisa y con pantalón, estábamos vestidos ya, por supuesto. De ahí no comenzaron a llevar de a dos a la Fiscalía Naval. Yo doy fe de lo que le pasó a Antonio porque yo lo vi cuando llegó al lado mío. Inclusive el venía fumándose un cigarro y me dio la cola a mi, me dio un par de chupadas, y por eso se fue de chalchazo él también, por haberme convidado a mi del cigarro. Por haber compartido un cigarro en ese momento de angustia que uno estaba. A mí ya me habían hecho el “tratamiento” ya. Yo estaba en espera de los acontecimientos porque yo pensaba por un momento dado que a mi me iban a matar. Esa es la realidad. No me habían sacado ninguna cosa, me hablaban si yo pertenecía a alguna célula, si tenía gente conocida en el mir, y siempre lo dije y hasta ahora lo voy a decir yo: no tuve nunca participación alguna en ningún tipo de reunión. A la vista está que me preguntaban por Marx y Lenín y yo decía “no los conocía”. Era lo primero, lo primero que a uno. Más adelante, cuando me haga la entrevista respectiva a mi, vamos a ir paso por paso lo que aconteció en esa fecha. Es importante para mi aunque me caga un poco la psiquis pero… en todo caso hay que decir la verdad. Si yo dije la verdad en ese minuto porqué no puede decirla ahora. Ahora no me están apremiando, ninguna cosa.

– ¿Ustedes siguieron en Talcahuano o los llevaron a Valparaíso en algún momento?

Rojas. Yo estuve en Talcahuano. En Talcahuano yo caí el 7 de agosto, con fecha 8 de agosto pasé a la Fiscalía Naval. Quedé en libre plática. Nunca quedé incomunicado y con fecha primero de septiembre nos llamaron a retiro; nos llevaron la hoja de servicio para que firmáramos el retiro. Yo fui uno de los que insistí que no teníamos que firmar el finiquito. Y de ahí pasamos a la cárcel pública de Talcahuano. De ahí de Talcahuano, no estaba el sistema de seguridad (en la cárcel de Talcahuano me refiero) no estaba el sistema de seguridad para poder darle una seguridad nosotros y una seguridad a ellos mismos, me refiero a la gendarmería. Y ahí nos trasladaron a la cárcel pública de Concepción. De ahí no salí hasta creo que fue noviembre del 73 que me llevaron posteriormente a declarar por otros amigos, un amigo mío que estaba dentro de la Armada pero no tenía idea que podía estar metido en política. Pero ahí después me devolvieron a Concepción, estuve dos días afuera, al segundo día regresé a la cárcel de Concepción. Después ya no salí más hasta que me dieron la libertad. Fue él 8 de octubre del 74, a las siete y media de la noche salí libre. Libre entre comillas porque salí asustado de tantas cosas que nos habían dicho, nos contaban las mismas visitas de lo que estaba sucediendo afuera. Que en la realidad era efectivo. Después de ahí ya traté de hacer mi vida normal pero lamentablemente no fue así porque… pega entrada me pedían antecedentes, estaba con antecedentes. Me costó mucho insertarme en la sociedad. Además de eso nunca me quise ir, porque si yo nada hice, porqué tenía que… o sea en el momento mismo pensaba que si nada hice porque tenía que irme. Así que aquí estuve esperando lo que aconteciera pero… hasta el día de hoy no…

–¿Cómo fue el juicio? ¿Tuviste contacto con algún abogado?

Rojas. Bueno, claro que tuve contacto con abogado pero fue, pienso… fue más o menos como el dos o el tres de septiembre. Que fue Pedro Enríquez, un abogado de Concepción. Lamentablemente, el 11, el 12, el 13, llegó de nuevo al lado de nosotros pero no llegó como abogado si no que llegó como un preso. Lo tomaron preso en Concepción. Por el solo hecho de habernos defendido a nosotros. Después de ahí tuve contacto con un abogado que mi familia la puso, una abogada de Concepción. Y de ella no supe nunca más, no sé quien me defendió… o sea a la larga yo supe quien me defendió que fue un abogado era de Pro Paz de Valparaíso que era el señor Barraza. Pero él nunca habló conmigo y yo prácticamente antes que saliera la sentencia definitiva, ahí yo conversé con el señor Barraza y me dijo que lamentablemente ya no se podía hacer ninguna cosa, ni probar la inocencia mía, ninguna cosa. Porque nunca había conversado conmigo, además de eso lo que interesaba en el minuto era tratar de sacarnos de la cárcel y defendernos [de manera] que le diera el menos tiempo posible. Ahora si uno se quería ir era cosa de uno.

– ¿En tu caso las torturas se prolongaron cuando tiempo?

Rojas. En el caso mío fue ese día, nada más. Fue ese día el “tratamiento” que me hicieron a mí, después ya nunca más me volvieron a tocar. Hasta que, bueno, dicho sea de paso, yo estuve esa noche del 7 al 8 de agosto del 73, que esa fue la noche inolvidable, que pienso yo que nunca voy a olvidar el “tratamiento”, las tácticas, la técnica que usaron y el que me pegó, porque puedo decir, doy fe que solamente uno me tocó. Uno me pegó. El otro era el oficial “bueno” que era el Boetsch, que ese nunca me tocó tampoco. Pero el que a mi me tocó fue el teniente Alarcón, alias el “pata de cacho”. Kohler no me tocó, el solamente dio la orden que me dieran “ración doble” porque y sabía ya lo que iba a pasar, porque ya había pasado un campo de prisioneros anteriormente, pero en ejercicio, en ejercicio, nunca habíamos pasado en forma real.

– ¿En tu caso las torturas se prolongaron cuando tiempo?

Ruiz. Por la noche, caímos como a las 9 de la noche del día 7 de agosto del año 73 y puedo decir que casi toda la noche pasé con torturas, salvo que me di licencia, me desvanecí, pero siguieron las torturas hasta la madrugada. Y en ese encuentro recuerdo que me sacaron tapado con una frazada y ahí me recuerdo que me topé, ¿cómo a que hora sería eso?

Rojas. Tiene que haber sido como a las 4 de la mañana.

Ruiz. Tres de la mañana.

Rojas. A eso de las 6. A esa hora fue.

Ruiz. Y cuenta la anécdota de que por el cigarrito.

Rojas. Lo del cigarrito, o sea yo se lo dije anteriormente. Pero el llegó. Yo estoy en la casamata, adentro de la casamata, ya estaba vestido yo. Y yo lo único que quería era azotar la cabeza contra un pilar que tuviera punta cosa de romperme la frente. Romperme la frente cosa que me llevaran al hospital. Lo único que yo quería era que me llevaran al hospital porque me dolían las costillas. Pero en ese momento viene llegando Antonio Ruiz Uribe y viene fumando un cigarro.

Ruiz. Que me lo había pasado un cosaco; arriesgando que lo pillaran. Miró para todos lados y me dio la cortita. (una mitadita de cigarro). Porque me vio cagado en ese momento, se le ablandó el corazón.

Rojas. Y en ese momento llega al lado mío en la casamata, en la otra esquina. La casamata era, más o menos, de metro y medio por metro y medio. Si no eran tan grandes. Y el alto… uno tenía que andar más o menos encogido. Y él llega y me dice… Yo le pido la “cola”, yo le pido que me dé la cortita. Me da la corta. Y resulta que por haberme dado a mí la corta le pegan a él, un par de charchasos o no sé en el momento mismo, pero es que ya estábamos tan machucados que uno prácticamente –como estaba entumido– uno prácticamente pedía que la pegaran un par de charchasos para desentumecerlo un poco. Por que en la realidad de las cosas el “tratamiento” comenzó –y yo pienso que para todos fue lo mismo– apenas llegando al fuerte Borgoño. ¿Cierto? Llegando a las casamatas nos hacían desnudar al tiro. Y todo el “tratamiento” era desnudos, completamente desnudos. ¿Ya? Y ahí en la oscuridad ¿cierto? Te aparecen un par de gallos con muchos camuflados ¿cierto? Y dándote golpes con guantes y los guantes están mojados por supuesto, pienso –ahora, con el tiempo– que los guantes mojados no dejan huellas, no dejan huellas de los machucones. Y lo primero que hacen es preguntarte que a que célula perteneces y toda eso cuestión, y de repente un desubicado me dice,  “habla de Marx y Lenín” y yo le digo “si yo no los conozco”; “hábleme de Marx y Lenín”, “yo no los conozco, no los conozco” yo lo único que decía es “no tengo idea de que me están hablando”. Me preguntan por esos gallos y digo “no los conozco”, en mi ignorancia, de participación política nunca la había tenido, como decía anteriormente, y siempre lo voy a repetir lo mismo. Y ahí comenzaron aparecer unos nombres que era Aravena, Arestey y Domínguez, que fue los que yo inculpé. Porque yo digo honradamente, he conversado con ellos después, nunca antes los había conocido. Parece que todo eso fue un montaje para inculparlos a ellos. Porque lo que tengo entendido es que uno de ellos era universitario y tenían más estudios que nosotros mismos. O sea, más que nada eran intelectuales. Nosotros no. Además era tan “cabrito”.

–¿Cuántos años?

Rojas. Yo tenía 24 años. Y recién salido des cascarón prácticamente. Yo lo único que me interesaba era viajar. Por yo venía de la Escuela de ingeniería, yo hacía un mes que había llegado a ese buque. Y en un mes no voy a estar tan en conocimiento de un “plan subversivo”, porque como se ventila todo interiormente, el “Ancla 2”, el servicio de inteligencia naval que hay dentro, el contrainteligencia también, pero lamentablemente…

Ruiz. El “Ancla 51”.

Rojas. …lamentablemente ahí pagamos justos por pecadores. A la vista está que después me condenaron a un año tres meses, y eso fue con pena remitida. Porque estuve un año y tres meses adentro. Creo que me condenaron a dos años. El resto lo hice firmando. Y aquí me tienen. Pero en todo caso, el famoso cigarrito valió dos zumbas. Dos zumbas para dos personas.

Ahora, en relación a los cosacos, los infantes, digamos los de… como se les podría decir… cabo, sargento, suboficial, ellos lo único que hacían era sostener, sostenerlo a uno, y los que pegaban eran todos oficiales. Todos oficiales. Ahora todos podrán decir, ¿Cómo en ese momento vas a reconocer una persona? Bueno, yo los conocía personalmente ¿Cierto? Y además de eso que ellos, en el parche, o sea, todos llevan al lado derecho o al lado izquierdo, ya no lo recuerdo, el nombre, o sea el apellido solamente ¿Cierto? Estos caballeros tenían con tela adhesiva tenían tapado. Ahora, el Kohler pensó seguramente ¿Cómo sabe que yo soy capitán? Y él me hace la pregunta: ¿Cómo sabe que yo soy capitán? Yo fui infante. El error mío fue haber reconocido haber sido infante. Fui infante de marina, fui un conscripto claro, hice mi servicio militar, puta, con todas mis ilusiones, ¿Cierto? Con todas mis ilusiones hice mi servicio militar en la Infantería de Marina, que estoy orgulloso de haber prestado servicio en ella, pese a todo lo que pasó ¿Cierto? Y después de haber sido un servidor en la Armada, como simple marinero que era. Había cursado máquinas en la Escuela de ingeniería el año 72 y estaba haciendo carrera y eso era, porque me gustaba: me gustaba, me gustaba el uniforme, me gustaba lo que yo hacía en la forma profesional. Por eso mismo, por ende, no quise seguir en la infantería porque ahí era una vida de perros, porque son perros, lamentablemente, ellos cometieron la estupidez de haberme torturado y perdí la fe. Les perdí la fe. Ahora, ellos me hicieron hacer un juramento en el cual tenía que defender la Constitución y el Presidente… ¿Entonces en qué quedamos? Siendo infante, hago el juramento a la bandera, y después los mismos infantes tratan de desdecir lo que ellos mismos me enseñaron. Que no lo practicaron. Yo le digo en forma verbal todo esto, porque en la realidad no capto la idea. Si me hacen hacer un juramento como infante, después me cambio a náutico, y los mismos cosacos tratan de meterme en medio embrollo que no es Constitución ¿Entonces qué? Yo pienso que ahí a uno deberían adoctrinarlo, pasarle el código de justicia militar y además del código de justicia militar, enseñarle un poquito más de lo que es la Constitución.

– ¿A cuántos años te condenaron?

Ruiz. A tres años y un día. Claro, me quedaron debiendo 20 días, porque mi libertad se practicó a partir de la fecha 26 de septiembre, en circunstancias que yo había caído el 8 de agosto, el 7 de agosto del 73. Me condenaron a tres años y un día con el cargo de “autor por sedición o motín” en frustrado.  Lo más importante, al ingresar de la Escuela de grumetes a la edad de 15 años (o 16) sufrimos un gran cambio dentro de la poca formación cívica que teníamos a esa altura –a los 15 años. Enrolarnos en una institución castrense como la Armada, hay un cambio brutal si se quiere llamar, y seguir una disciplina estricta de corte vertical, nos cambió la vida pero nos adaptamos a eso siguiendo como corresponde la disciplina militar. Eso es un cambio substancial que nosotros sufrimos. Y el segundo golpe, que nos golpeó, es cuando caímos presos, conocimos otra realidad, nos apartamos de las filas de la Armada para pasar a las cárceles públicas en ese entonces. Ese fue un gran cambio en nuestras vidas. Y el tercer cambio, una vez cumplida la pena, porque todos cumplimos penas, en el caso de los tres años, y en el caso de los cinco años fueron conmutadas por la pena del extrañamiento. Ese es el tercer cambio, que nos golpeó porque tu sabes que en el exilio, aunque sean bien tratados, están desarraigados del amor popular que todos llevamos en el corazón. Y, los que nos quedamos acá, sufrimos. Yo por ejemplo sufría de ¿Cómo se llama eso? Paranoia. Y caí en una depresión a los pocos meses, encontrándome trabajando en Chile; me sentía perseguido. El doctor Almeida me acuerdo que me trató, siendo psicólogo o psiquiatra, no me acuerdo. Visité a la Vicaría de la solidaridad, en ese entonces, el año 77, en enero fue parece, nos trató por seis meses. Caí en una depresión maníaco depresiva que se llama y me introvertí, me cerré como ostra podría ser, pero no perdí el trabajo, porque sabía que era una buena terapia trabajar. Y entonces pasamos a otro estado de efervescencia, porque tu sabes que la depresión baja la animi [inaudible] a cero y sube un [inaudible] positiva, que viene siendo la efervescencia. Y ahí me fue bien. Me recordaba de todo. Me vi bien en los años (yo estaba terminando en el Luis Campino, un vespertino que en ese entonces estaba en [inaudible] con la Alameda); me iba bien, me sacaba buenas notas en cuarto medio, porque yo estaba terminando. Y fui presidente del centro de alumnos, me iba bien en mi trabajo, comencé a ganar plata y al próximo año ingreso a la universidad, me va bien en la prueba de aptitud, todo bien, con pequeñas “overchut” [recaídas] que podríamos decir, hasta que estaba en la normalidad. Presuntamente, yo fui favorecido, de la mano de Dios podría ser, porque de ahí para adelante me fue bien, tuve buenas pegas, gané mucha plata con el cambio del dólar a 39 pesos, me compré un auto, salí… viajé al Sur, hasta la décima región, fui vendedor viajero. Y me iba bien en la universidad, alcancé a estar dos años. Y aquí me tiene.

[1] Debe haber confusión de accidentes porque al Latorre lo van a buscar a Suecia en 1971.

[2] La ortografía es aproximada.

MATERIA               : SOLICITUD DE PERPETUA MEMORIA

PROCEDIMIENTO: VOLUNTARIO

SOLICITANTE       : ANTONIO CALIXTO RUIZ URIBE

I. : 4.740.668-4

INFORMACION PARA PERPETUA MEMORIA. SOLICITUD DE QUE SE RECIBA.

EN LO PRINCIPAL  : Información para perpetua memoria

PRIMER OTROSI    : Acompaña documentos

SEGUNDO OTROSI: Se tenga presente

J. L. CIVIL.

Antonio Calixto Ruiz Uribe, trabajador independiente, domiciliado en Diagonal Paraguay 445, Departamento A, comuna de Santiago; a US con respeto digo:

Solicito que se admita la información para perpetua memoria, de los testigos siguientes:

1º   Rene Alejandro Rojas Trincado: RUT 6.175.070-3, trabajador independiente.

2º   Víctor Alamiro López Zambrano: RUT 6.289.315-K, de profesión Ingeniero en comunicaciones.

Los testigos declararan sobre los siguientes hechos:

1.- De cómo es efectivo y le consta que en marzo de 1965 ingreso a la Escuela de Grumetes, de Isla Quiriquina, comuna de Talcahuano, como Aprendiz a Marinero, y con fecha 1º de enero de 1966 egreso con el grado de Grumete de la Armada de Chile, iniciándose la relación contractual con esta Institución de la Defensa Nacional

2.- De cómo es efectivo que entre 1966 y el 28 de septiembre de 1973, era miembro de la Armada de Chile, en calidad de Cabo 2º Mecánico Electrónico con mención en Control de Fuego.

3.- Que como es efectivo que como a mediados de julio de 1973, me encontraba prestando servicios en el Crucero Prat que se encontraba en Talcahuano, dotación a la que pertenecía.   Dentro de esta unidad, el Servicio de Inteligencia Naval (SIN) estaba operando para detectar a quienes no estaban de acuerdo con el Golpe de Estado, todos aquellos que simpatizaran con el Gobierno de la Unidad Popular, estaban siendo objeto de observaciones.

4.- De cómo es efectivo que, con anterioridad al Golpe de Estado, había un clima de persecución política al interior de la Armada Nacional.   Como consecuencia de este clima, un grupo de Suboficiales de la Armada Nacional fueron detenidos por el Servicio de Inteligencia Naval –SIN-, acusados de incumplimiento de deberes militares.

5.- De cómo es efectivo que el día 6 de agosto de 1973 en la formación de dotación general del Crucero Prat, el Comandante de esta unidad –Capitán de Navío Maurice Poisson- dio a conocer que se habían practicado algunas detenciones de marinos en Valparaíso.

6.- De cómo es efectivo que el jueves 8 de agosto del mismo año, como a las 21 horas, en circunstancias que me disponía a terminar el turno hasta las 24 horas en la Central de Artillería del Crucero Prat, el oficial a cargo de esta Central, -Teniente 2º Telecomunícate de Inteligencia Naval- me dijo que lo acompañara a una comisión de servicio.  Ya afuera de la Central, nos acompaño un Sub Teniente Infante de Marina de dotación del crucero, me hicieron subir a un Econoline de la Base Naval, donde nos esperaba un chofer del Centro de Abastecimiento y enfilamos los cuatro rumbo al Fuerte Borgoño.   Allí me entregaron a la Guardia, donde me aguardaba un batallón de Infantes de Marina en tenida de combate con sus rostros pintarrajeados, me hicieron desnudar a punta de golpes de bayoneta y culatazos, puntapiés, rodillazos y de puño.  Se practicaba  un interrogatorio por ese batallón de Infantes de Marina, dándome realmente un tratamiento de prisionero de guerra.

7.- De cómo es efectivo que, en el mismo Fuerte Borgoño fui conducido desnudo a punta de golpes ya descritos, a la Ciudadela donde practicaban los Infantes de Marina sus antidisturbios.   Allí fui victima de crueles torturas y vejámenes: me sumergían desnudo en tambor con excrementos y orinas; apagaban sus cigarrillos encendidos en mi cuerpo, me golpeaban en tórax, estomago, espalda y nalgas con guantes mojados hasta el punto que perdía el sentido -me desmayaba-, y así continuaron durante toda esa noche hasta la mañana del día siguiente.   Las torturas y vejámenes tenían por objeto incriminarme e inculpar a compañeros de supuestos hechos delictivos.

8.- De cómo es efectivo que la acusación que se nos formulo originalmente, consistía en incumplimiento de deberes militares.   El día 28 de septiembre se cambio esta acusación y me declararon reo por sedición y motín en el grado de frustración.

9.- De cómo es efectivo que en el transcurso del proceso fui dado de baja en forma temporal, y que de conformidad a las disposiciones reglamentarias que rigen a la Armada Nacional, fui dado de baja definitivamente en octubre de 1976 y condenado a tres años de presidio.

POR TANTO; Y de acuerdo con lo dispuesto en los Artículos 909 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.

Ruego a US. a admitir la información para perpetua memoria indicada, y oportunamente aprobarla y ordenar se me de copia de ella.

PRIMER OTROSI; Ruego a US. se sirva tener por acompañado los siguientes documentos:

1.- Fotocopia simple de C.I. de los testigos señalados en lo principal.

2.- Fotocopia de la Relación de los Servicios prestados en la Armada nacional, por el Cabo 2º (R) Antonio Calixto Ruiz Uribe.

El primero de derecha a izquierda, Antonio Ruiz Uribe en la cárcel de Valparaíso

Entrevista al cabo Antonio Ruiz Uribe el 13 de septiembre de 1998 (Q.E.P.D.) en el diario La Tercera de la Hora. Página 18 del suplemento “Reportajes”.

ANTONIO RUIZ, PRESIDENTE DEL PERSONAL EXONERADO DE LA MARINA:

“FUIMOS LOS PRIMEROS TORTURADOS EN LA ARMADA”

  •              Eramos 68 personas las que formamos parte de eso que se llamó un infiltración en la Armada. También nos llamaron ‘constitucionalistas’, porque fuimos los primeros en advertir que se gestaba un golpe. Caimos presos el 5 de agosto en Valparaíso y el 8 en Talcahuano. La gente de la Armada, que era simpatizante del gobierno de entonces, estaba siendo seguida por el servicio de inteligencia. Nosotros fuimos pioneros en ser torturados por la Armada.

Habíamos estado presos en la península de Tumbes (destacamento Borgoño, en Talcahuano) desde el 8 de agosto, pero ya estábamos en la cárcel de Concepción. Quedábamos 21, todos suboficiales. El 11 despertamos con los tiros. Los disparos nos despertaron antes de las seis. Era una paradoja, porque nosotros, que habíamos anunciado el golpe y nadie nos había creído, ya estábamospresos.

A eso de las ocho de la mañana llegó un *coronel de carabineros, del que no puedo recordar su nombre, y empezamos a transfigurarnos. Tuve una vivencia atroz, porque vi la muerte cerquita. Los carabineros relevaron a los gendarmes, que habían sido muy solidarios con nosotros.

Alrededor de las ocho y media nos reunieron en el patio y el coronel nos dió el ‘tratamiento’ que correspondía. Allanaron las celdas y pensamos lo peor cuando nos dijo que él se hacía cargo del presidio y que ‘ustedes van a pagar, pus cabritos’.                                                                                   “Nos hicieron el show del fusilamiento: de espaldas, con las manos levantadas y apoyadas en la pared. No nos vendaron, pero no podíamos ni mirar para el lado. Recuerdo que había un silencio sepulcral y ahí me vino la cercanía de la muerte, su cara. Empecé a ver toda mi vida pasar rápidamente delante de mis ojos. Sólo esperaba el golpe final que no llegó nunca. No sé por qué extraña razón no lo hicieron.

“Creíamos que fueron unos 15 minutos, pero pudo haber sido mucho menos. Lo que sí puedo asegurar es que fueron interminables. Después busqué un mecanismo de autodefensa, y me quedé dormido un par de horas. Así conseguí no seguir viviendo ese espectáculo”.

         *De acuerdo al testimonio de Carlos García se trataría del  Director regional de Prisiones, capitàn Rodolfo  Schmidling.

Tarjeta de la Cruz Roja. Comunicación de familiares con el detenido.
Cárcel de Valparaíso
Comunicación desde Inglaterra con el prisionero Antonio Ruiz Uribe

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