La Mujer

Así como nuestras abuelas madres, esposas, hermanas, hijas, tías, primas vecinas y todo el conglomerado de mujeres que se solidarizaron con los marineros constitucionalistas, sumándose posteriormente todas las agrupaciones de mujeres en busca de sus hombres desaparecidos, ejecutados prisioneros o relegados durante la dictadura, es que destacamos acá la continuidad en la lucha de la mujer por los cambios, transformaciones sociales, por una sociedad digna y firme en la lucha por justicia.

Este es un registro fotográfico aportado por el Periodista Guillermo Correa Camiroaga en donde la fotografía habla por si sola.

 

 

 

COLLIGUAY: TESTIMONIOS DE MEMORIA Y RESISTENCIA CONTRA EL OLVIDO

COLLIGUAY: TESTIMONIOS DE MEMORIA Y RESISTENCIA
CONTRA EL OLVIDO


El Colectivo Proyecto Lebu emprendió un nuevo trabajo de memoria y resistencia relacionado en
esta ocasión con el Campo de Prisioneros de la Armada de Chile en la localidad de Colliguay,
comuna de Quilpué, conocido como “Isla Riesco” y/o “Melinka”.
Distintas iniciativas se están llevando a cabo para materializar este nuevo proyecto que incluye la
recopilación de testimonios, materiales gráficos, audiovisuales, la elaboración de un libro y la
confección de una maqueta. Asimismo, se logró contactar a algunas compañeras y compañeros
residentes en dicha localidad rural quienes han propuesto la realización de un espacio de memoria
y reflexión, que han denominado “Bosque de la Memoria”, a un costado de donde se encuentra
instalada actualmente la Placa de la Enredadera de la Memoria, en una bifurcación del camino
hacia el valle de Colliguay.
Respecto a esta última iniciativa que forma parte de este trabajo de memoria y resistencia,
Andrés, uno de los compañeros de la localidad que está participando de este proyecto, relató que
“como vecino de la localidad pasé muchas veces por este camino y nunca me percaté de la
existencia de esta placa memoria. En cierta ocasión me detuve aquí al lado y al acercarme a la
placa recién pude darme cuenta de que se trataba. Y eso le pasa a la mayoría de quienes
transitan por acá”. Así nació la inquietud de poner en valor este memorial y con otro grupo de
personas comenzaron a pensar de qué manera podría llevarse a cabo esta idea, uniéndola al
contexto de preservación del medio ambiente y la naturaleza.


El día martes 26 de septiembre se realizó un encuentro en la Enredadera de la Memoria de
Colliguay, donde estuvieron presentes Andrés, Irma, Antonio y Jaime, para hacer un homenaje a
los compañeros que estuvieron prisioneros en el Campo de Isla Riesco, colocando claveles rojos en
los trozos metálicos que componen a manera de un rompecabezas la placa conmemorativa.
Al igual que el Proyecto Lebu, el Proyecto Colliguay muestra de manera concreta las características
civiles y militares de la dictadura encabezada por Pinochet. En el primer caso fueron los
empresarios de la Compañía Sudamericana de Vapores quienes facilitaron los barcos a la Marina
para que fueran utilizados como cárceles flotantes y en el caso de Colliguay o “Isla Riesco”, la
familia Matte-Larraín facilitó su fundo a la Armada para que instalará un campo de concentración.
También, en esta ocasión, se intercambiaron ideas relacionadas con la materialización del “Bosque
de la Memoria”, proponiéndose distintas alternativas para el traslado de la Enredadera y la
señalización más adecuada que permita a quienes transitan por allí percatarse de manera clara de
la existencia de este sitio de reflexión, memoria y resistencia contra el olvido. De igual manera, se
dio a conocer que la maqueta del campo de concentración, realizada por el artista popular Mario
Puelche, ya está finalizada y el libro está listo para ser enviado a la imprenta.
Luego de esta pequeña ceremonia e informal reunión nos dirigimos hasta el fundo y frente a la
puerta de entrada, que tiene unos llamativos carteles indicando que es una propiedad privada,
que se prohíbe el paso y se advierte de la presencia de rondines armados al interior del predio,
Antonio Oyarzo y Jaime Salazar, ex prisioneros políticos del Campo de Prisioneros Isla Riesco de
Colliguay, entregaron algunos testimonios que transcribo a continuación:7


Jaime:
“Me acuerdo que cuando llegué al campo, nos tiraron abajo del camión y al caer al piso noté que
había espigas de trigo cortadas, o algo parecido, me acordé porque en Cautín, donde mis
abuelos, caí al suelo y era lo mismo, habían espigas de trigo cortadas.”
Antonio:
“Claro, ahora me estoy recordando que había dos máquinas trilladoras grandes en el lugar, que
deben de haber sido del fundo.
Después de haber estado detenidos acá hemos vuelto en tres oportunidades. El año 2017, junto
a compañeros de la UPLA TV y la Comisión de Derechos Humanos de Quilpué, Viña del Mar y
Valparaíso, que fue cuando se inauguró la Enredadera de la Memoria. Después vinimos con el
Ministro Arancibia, en una visita judicial oficial. Esa vez fue diferente porque nos estaban
esperando los carabineros, el Ministro había entregado la orden respectiva y veníamos con
personal del Departamento de Derechos Humanos de la PDI. El mayordomo o encargado del
fundo nos abrió y más de 15 personas ingresamos, por lo menos unos 4 kilómetros más al
interior de esta puerta donde nos encontramos hoy, hasta el sitio donde estaba emplazado el
campo de prisioneros. Allí le entregamos nuestros testimonios y los fue cotejando con las
declaraciones judiciales, fotos y dibujos que traía en un libro grueso. Entonces ahora, esta
tercera vez, estamos a la entrada del fundo de la familia Matte-Larraín”.
Jaime:
“Yo llegué aquí en diciembre del 73 y estuve hasta abril del 74. Hay muchas historias de lo que
vivimos aquí. Conocí mucha gente. Fue doloroso, también hubo buenos momentos de
camaradería y solidaridad entre los compañeros.”
Antonio:
“Algunos venían desde la cárcel, venía gente desde el Lebu, venía gente de la Academia de
Guerra, del Silva Palma, de distintos lugares de prisión y tortura.”
Jaime:
“Me parece que también venía gente de la Base Aeronaval del Belloto. No estoy seguro de eso.”
Antonio:
“Aquí estuvimos en las peores condiciones, porque estuvimos 5 o 6 meses totalmente aislados de
nuestros parientes. La única comunicación con ellos era la famosa tarjeta de la Cruz Roja y si a
los Infantes de Marina se les ocurría censurar y no entregarla, la rompían y no había ni siquiera
esa comunicación. La tarjeta era del tamaño de unos 10 por 20 centímetros. Era como una
postal. La Cruz Roja estaba en la Avenida Uruguay en Valparaíso, nuestros parientes, amistades
o funcionarios de organismos internacionales. Allí tenían una lista con los nombres y lugares de
prisión y así podían saber quiénes estábamos acá en Colliguay. Si te encontraban en la lista te
permitían mandar esa tarjeta a través de ellos y llegaba en el camión de los militares, una vez a
la semana. También en ese camión nos traían los insumos que con esfuerzo nos mandaban
nuestros familiares, pan, fruta. Pero si los Infantes querían no subía el camión y las cosas se
pudrían abajo. Entonces a la otra semana nos traían el pan con hongo, con moho, pero nosotros
teníamos hambre acá, así es que los limpiábamos y los comíamos igual no más. Para nosotros
todo lo que nos mandaban era muy apreciado.”
Jaime:
“Si, recuerdo que era muy apreciado el té negro que nos mandaban, era una delicia para
nosotros. Lo preparábamos en unos tarritos ‘choqueros’. Eso lo disfrutábamos mucho, hacíamos
fuego, y se producía un momento muy especial cuando tomábamos el té.”
Se produce un silencio y ambos compañeros miran pensativos hacia el interior del fundo y después
de unos instantes Antonio dice “es complicado estar acá, no es fácil recordar, son muchas las
emociones que se agolpan, pero hay que seguir adelante”.


Antonio:
“Este campo se levantó con una brigada de compañeros que realizaron un trabajo forzado,
involuntario, de compañeros presos políticos que llegaron desde el buque Lebu. Ellos subieron el
11 de octubre del 73. Nosotros fuimos recibidos por ellos y ya estaban levantadas las mediaguas.
Jaime:
“Yo formé parte de los últimos prisioneros en este campo, fui uno de los últimos que salió de
este lugar y nos tocó desarmar el campo. Desarmamos las cabañas y sacamos todo el cerco de
alambre de púas. Tuvimos que sacar las grapas, los postes y conservar todo, guardarlo para
usarlo después en la habilitación del Campo de Concentración de Puchuncaví. Los compañeros
que se fueron antes del campo empezaron a montar Puchuncaví con los materiales que nosotros
íbamos sacando y mandando, porque cargábamos los camiones y los cosacos se los llevaban y
los entregaban en Puchuncaví. Como fuimos los últimos en salir de acá, al llegar a Puchuncaví
nos mandaron de nuevo a trabajar forzadamente y decidí trabajar con los electricistas, el
compañero Pulgar era como el líder de ese grupo. Después me mandaron a la cárcel pública de
Valparaíso”
Antonio:
“Aquí estuvo el helicóptero Puma, que fue el modelo de helicóptero utilizado por la Caravana de
la Muerte, con el Coronel Pedro Espinoza en esa ocasión. Él era el encargado de los presos
políticos a nivel nacional, era Jefe de la Oficina Nacional de Detenidos, vino con personal de la
Cruz Roja, y trabajadores sociales de la Armada de Chile. La visita era para darnos una larga
perorata, nos dijo que teníamos que tener un comportamiento diferente, que nos teníamos que
integrar a esta nueva sociedad chilena que se estaba forjando.“
Jaime:
“Habló que íbamos a tener instrucción, talleres, para insertarnos en el mundo laboral, que así
seríamos gente de bien.”
Antonio:
También hubo dos helicópteros chicos, de la Base Aeronaval de El Belloto, que vinieron a buscar
a dos compañeros que tenían apendicitis, estaban gravísimos, que eran el compañero Guillermo
Castillo Esquivel, el ‘pillin’, y el Mauricio Redolés casi con peritonitis. Aquí en la noche, cuando
llegaban compañeros nuevos, los ‘recibían’ con ráfagas de ametralladora. Hacían explotar
granadas y algunos compañeros quedaron heridos por las esquirlas, porque las tiraban cerca de
las cabañas. Y al día siguiente los Infantes decían ‘llegaron seis extremistas a buscarlos a
ustedes anoche y los dimos de baja a todos’, todo eso era para amedrentarnos. El día 31 de
diciembre fue un día emocionalmente duro, me recuerdo que adentro de las cabañas cantamos
La Internacional. El compañero tenía una radio a pilas.”
Jaime:
“Claro, tenía una radio chiquitita y ahí escuchaba Radio Moscú, los programas Escucha Chile y
Paz y Progreso. También escuchábamos las radios locales, las radios chilenas. A nosotros nos
enceraban a las seis de la tarde. En total había 36 cabañas, 12 cabañas por sector, era una forma
de ‘U’, con apertura hacia el norte. Cada cabaña era una mediagua donde había 12 literas, sin
ventanas.”
Antonio:
“Ahí en las cabañas nos mezclábamos con los compañeros marinos antigolpistas que estaban
presos, con profesores, con trabajadores sociales, con obreros, con intelectuales, con doctores,
abogados, campesinos. A pesar de todos los dolores fue una vivencia muy rica compartir con
esos compañeros. Si nos enfermábamos nos curábamos entre nosotros, hacíamos shows
artísticos los fines de semana, era una necesidad, había que vivir, había que sobrevivir.
Jaime:
“Me recuerdo que en uno de esos shows artísticos hicimos los ‘Titanes del Ring’ con Antonio.
Montamos una especie de ring con las colchonetas, nos poníamos a luchar y yo tenía que
levantar a Antonio y después dejarlo caer en la lona, pero eso estaba todo estudiado, era todo
un show, así también nos divertíamos.”
Antonio:
“Nuestros carceleros también se entretenían con estos shows que como decía era una manera de
sobrellevar nuestro encierro. Los Infantes de Marina trataban muy mal a los marinos
constitucionalistas, especialmente el teniente González y el cabo Soto Álvarez eran muy malditos
con ellos.”
Jaime:
“El teniente González, uno moreno chico, era oficial de mar, decía ‘aquí manda esto’, mostrando
el arma, el rifle M16, y lo tenemos nosotros no ustedes. En una oportunidad cuando llegamos,
disparó el M16 por encima de nosotros, descargó el cargador de 20 tiros. Y dijo ‘esto es lo que
manda y nosotros lo tenemos, ustedes no tienen nada’”
Antonio:
“Como ustedes ven, el valle queda para abajo y a nosotros se nos hizo común hablar del ‘el
camión de la caca’. ¿Qué era esto?, era que nosotros veíamos a lo lejos, hacia el valle, el polvo
que se levantaba y sabíamos que se acercaba un vehículo. El vehículo podía traer presos, podía
traer buenas noticias, pero también se llevaba a compañeros, para la tortura, para mandarlo a
otros lugares o para asesinarlos, entonces cuando venía el camión casi todos partíamos a las
letrinas, nos venía diarrea de puro susto.”
Jaime:
“Eran como veinte letrinas así en fila, hoyos en el suelo, como un baño romano, allí
aprovechábamos de conversar, discutir, mientras un montón de moscas daba vueltas
alrededor.”
Antonio:
“Hubo momentos muy duros. El ‘Fito Suárez’, Abelardo Suárez, un compañero suplementero de
Limache, un compañero enorme, digno, siempre hablamos de él, también estuvo en el Lebu, ese
compañero odiaba a los marinos y lo manifestaba. Él nunca cantó la canción nacional. Estando
acá arriba una vez más hizo lo mismo.”
Jaime:
“Lo sorprendió un marino, un cosaco que dijo ’el último de la fila esa no está cantando’, apareció
un Infante de Marina lo agarró y dijo ‘este no está cantando mi teniente’, entonces le dijeron
‘canta tal por cual’, textualmente ‘canta conchetunadre’, y el chico Suárez cantaba
‘conchetumadre’, entonces lo empezaron a apalear delante de todos nosotros, fue una situación
muy difícil, muy dura para todos. Todo esto es parte de la historia de muchos compañeros.”
Luego de este relato se produjo otro momento muy emotivo, donde el silencio y el pensamiento
de aquellos intensos y dolorosos momentos se reflejó en los rostros de ambos compañeros. Se les
consulta qué importancia tiene para ellos entregar estos testimonios.
Antonio:
“Este trabajo de denuncia es una necesidad que tenemos para aportar a la memoria histórica y
en esta memoria histórica todos aportamos, la gente que nos acompaña en nuestro trabajo, con
las entrevistas, las conversaciones, los audiovisuales, con el arte, en las propuestas teatrales
donde nosotros vamos contando la historia de lo vivido. Ahora, en cada lugar donde vamos
participando estamos ayudando a educar. Esta memoria histórica es un ejercicio de pedagógico
para todas las personas, no solo para las nuevas generaciones que participan de las actividades.
Y esta es una lucha permanente donde no vamos a descansar.”
Jaime:
“La memoria es parte de la vida, de nuestra vida y la de muchos. Vamos a morir con esa
memoria y nuestra tarea es entregarla a la gente que nos quiera escuchar.”
Se les plantea ahora que cuenten como era su vida antes de que fueran detenidos, en qué
estaban, dónde participaban, puesto que esa vivencia también es parte del rescate de esta
memoria y queda normalmente en el olvido, ya que en general se habla de lo que pasó con la
represión después del golpe, que sirve, además, para explicar las acciones emprendidas más
adelante, partiendo del hecho de haber sobrevivido como una acción no solo de sobrevivencia,
sino también de resistencia.
Antonio:
“Para caer detenido bastaba con identificarse con el proyecto de la Unidad Popular, no solo
haber sido un militante o un luchador social. Hay que entender que la represión llegó a todo
Chile. En mi caso particular yo era un activista social, dirigente poblacional, un estudiante
trabajador interesado en los temas culturales y educativos. Mi acción estaba orientada a
obtener una mejor calidad de vida para los pobladores en mi vecindario, integrado a las JAP y
todo eso. Entonces, por supuesto que teníamos enemigos y esos enemigos el día 11 actuaron
contra nosotros. A las 11 de la mañana del día 11 de septiembre del 73 fui detenido en Gómez
Carreño. Después vienen las mentiras oficiales, fuimos acusados de formar milicias privadas
para asaltar los cuarteles militares, condenados por ley de infracción de armas. Y qué armas, si
lo que teníamos era literatura, lo único que tenía era literatura en la casa. Nunca había
disparado un arma. Así siguió nuestra vida adelante con muchos dolores, quedas impedido
muchas veces de seguir trabajando en el país, tienes que hacer exilio forzado, vas dejando parte
de tu familia atrás, tienes que recomponerte como persona, en fin. Por eso agradecemos cuando
la gente nos escucha, nos lee, y trata de entendernos. No es un tema fácil.”
Jaime:
“Yo era miembro de la Armada, era marinero, no pertenecía a ningún partido político, pero si
tenía una alta conciencia de clase por parte de mi padre, Cuando fue elegido el presidente
Allende, en la unidad nuestra gritamos de alegría. Posteriormente me doy cuenta que la
oficialidad de la Armada estaba complotando contra el gobierno de Salvador Allende y yo decido
no estar de acuerdo con eso, porque sentía que el gobierno era un gobierno legítimo al que
había que proteger y defender. Trato de informarles a los políticos de aquel entonces del golpe
de Estado que se preparaba y fui detenido por la Marina antes del golpe de Estado y torturado,
también antes del golpe de Estado. Entonces, para el golpe de Estado yo ya estaba detenido,
prisionero de la Marina. Cuento corto, pronto llegué al campo de concentración aquí. En este
campo fue la primera vez que me empecé a relacionar con los políticos, aquí los conocí, dentro
del campo. Aprendí muchas cosas y cada vez que entendía mejor la realidad, me sentía más
comprometido con lo que había hecho.”
A medida que se ha ido desarrollando este Proyecto Colliguay han sucedido cosas inesperadas
muy interesante. Una de ellas fue haber conocido a una lugareña, habitante de las vecindades del
Campo de Concentración Isla Riesco, que en el año 73 tenía 9 años, pero recordaba perfectamente
lo que había sucedido acá arriba y esa memoria fue trasmitida oral y reservadamente dentro de su
familia- Incluyo a continuación parte del testimonio entregado por esta mujer.
“Me acuerdo que en tiempos de invierno aquí los caminos eran un barrial y los camiones que
subían a veces quedaban pegados, entonces llegaban los marinos, nosotros vivíamos al frente
de la laguna, por allá, en la noche llegaban, para que mi papá los fuera a sacar con los bueyes.
Los camiones venían con gente adentro (…) Mi tío, que vivía adentro del fundo, él les convidaba
agua, él estaba lejos eso sí, pero de la casa de mi tío se veía el campamento. Había un sendero
de caballos que llegaba hasta el tranque. Mi tío trabajaba dentro del fundo y en esa casa nació
mi mamá, era como inquilino (…) En ese tiempo hacían carbón allá y sembraban trigo en el
fundo (…) mis hijas también saben la historia, porque para nosotros fue impactante, sentíamos
los disparos en la noche (…) Toda la gente de acá estaba asustada, porque es gente humilde, de
campo, pero todos sabían que había prisioneros allá arriba, creo que algunos eran del Belloto
(…) a nosotros nos impresionó mucho un caballero que venía a visitar el campamento, venía casi
todos los años. Ahora hace tiempo que no lo hemos visto, se debe haber muerto a lo mejor. Se
venía en la micro, se bajaba en el paradero y caminaba hacia arriba hasta donde estaba el
campamento, traía una flor, se quedaba allá y al otro día volvía y tomaba la micro y se iba. Él
venía solo”.
El Proyecto Colliguay, de características similares a las del Proyecto Lebu, será un nuevo trocito del
rompecabezas de la memoria que, después de cincuenta años del golpe de Estado de 1973, sigue
construyéndose con el testimonio y la voluntad incansable de muchos compañeros y compañeras.
Es una tarea pedagógica popular permanente, un acto de resistencia al olvido.


Jaime, Antonio, Andrés, Irma
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 30 septiembre 2023

INTENSA RÉPLICA A PUBLICACIÓN DE OSCAR GUILLERMO GARRETÓN

 

INTENSA RÉPLICA A PUBLICACIÓN DE OSCAR GUILLERMO GARRETÓN

 05/10/2023  Editor  13 Comments

Compañeros, compañeras, amigas, amigos: Hace unas semanas La Tercera publicó un extracto de las “Memorias de Oscar Garretón” específicamente sobre el tema “sedición” y los marineros constitucionalistas.

Las nauseas que me produjo ese bodrio, me obligaron a escribir ese relato, lo hago de manera muy personal, aunque creo interpretar a muchos.

Como no tengo o no tenemos llegada directa a medios de difusión, les pediría hacer un despliegue al máximo para difundir este “intercambio entre Manuel y Ramiro”.

Sería apropiado adjuntar las “Memorias de Garretón” para que quienes lean el relato puedan situarlo en su contexto.

Agradecido.

Leo Luna

Octubre 2023-10-05

___________________________________________

DIARIO LA TERCERA

Pocas semanas antes del “11″, tres dirigentes políticos fuimos acusados de un intento de sedición en la Marina: el senador Carlos Altamirano, secretario general del PS; Miguel Enríquez, secretario general del MIR, y yo, diputado y secretario general del MAPU. Los tres, sindicados como cabeza del ala más dura o “ultra” de la izquierda.

Hay un hecho que ha marcado y determinado muchas encrucijadas de mi vida. Pero, aún más importante, ha quedado grabado en la historia del Golpe militar de 1973.

La acusación fue rodeada de una gran parafernalia, fueron detenidos suboficiales de tierra y de distintos barcos de guerra, mientras se nos acusaba de ser los cabecillas de un plan que pretendía tomar los barcos por la fuerza, asesinar a los oficiales y luego bombardear las poblaciones de oficiales en el sector Las Salinas de Viña del Mar, como señal para el inicio de una insurrección nacional destinada a instaurar una dictadura comunista.

Los marinos encarcelados sufrieron torturas que desataron una importante solidaridad popular con ellos. En tanto, entre la oficialidad de la Marina se producía un vuelco hacia posiciones golpistas alimentadas por la versión de que pretendíamos asesinarlos a ellos y a sus familias. Como consecuencia, el comandante en jefe, almirante Raúl Montero, hombre muy íntegro y marcado por la tradición constitucionalista de las Fuerzas Armadas, fue removido a manos de su segundo al mando, el almirante José Toribio Merino, claramente partidario del Golpe. El propio Merino transmitía que debió presionar fuertemente a Pinochet, que dudaba en sumarse.

Esa fue la magnitud política del caso, en momentos en que la crisis se había intensificado al extremo a mediados de 1973. Se hablaba abiertamente de Golpe de Estado, sea para promoverlo o denunciarlo. El desabastecimiento se agudizaba por la suma de errores económicos, el boicot premeditado de gremios opositores, el estado de movilización permanente y la acción del gobierno de Nixon para estrangular financieramente a Chile y apoyar la desestabilización interna. En ese cuadro, las Fuerzas Armadas se transformaron en foco central del debate y la acción política. Cuando las armas se convierten en opción generalizada, quienes las poseen pasan a ser codiciados.

Si ya antes las relaciones con las FF.AA. se habían hecho habituales a partir de la incorporación de altos oficiales al gobierno de la UP, en ese tiempo se desataron. Casi a diario se producían tan intensos como discretos contactos entre civiles y militares, y se denunciaban iniciativas golpistas.

Reunión con suboficiales

Fue en ese escenario que me llegó un mensaje del regional Valparaíso del MAPU, señalando que un grupo importante de suboficiales de Marina pedían contactarse conmigo, como diputado y jefe de partido de la Unidad Popular, para hacer llegar una grave y urgente información al Presidente Allende.

El encuentro se realizó en un departamento ubicado en la zona de Recreo, entre el Puerto y Viña del Mar.

Al llegar, ya estaba allí un grupo de unas 10 a 12 personas. Al saludarlos se fueron presentando como suboficiales de distintas armas y barcos de la Marina. Uno de ellos, que después supe era el sargento Juan Cárdenas, tomó la palabra. Me señaló que deseaban que le hiciera llegar al Presidente Allende la información de que en la Marina se preparaba el Golpe de Estado para el día 7 de agosto.

Para fundar dicha afirmación, procedieron a entregar, uno a uno, datos precisos de arengas de oficiales en distintos barcos a las que habían asistido, así como encuentros entre oficiales de la Armada y de otras ramas de las FF.AA., a los que marinos habían servido como mozos e informado a ellos. La información me pareció muy precisa y pormenorizada. Luego de hacerles diversas preguntas, les señalé que haría llegar el informe al Presidente.

Entonces ellos me plantearon que tenían un plan para frustrar el intento de Golpe: reducir y apresar a los oficiales, para luego proclamar su lealtad al gobierno y la necesidad de contar a futuro con una Marina leal a la Constitución y al pueblo.

En un rapto de sensatez poco común de esos tiempos, les manifesté que su plan me parecía “una locura” (consta en el expediente del proceso). Que, con eso, solo se precipitaría una situación de violencia a nivel nacional. Sin embargo, les reiteré que haría llegar sus antecedentes al Presidente, porque me parecían suficientemente graves y detallados.

Antes de retirarme les pregunté qué querían ellos, aparte de que no hubiera Golpe, y qué significaba eso de una Marina distinta. Varios opinaron. Pude constatar que solo algunos simpatizaban con la Unidad Popular; otros eran más bien constitucionalistas, pero todos muy marinos, con vocación de seguir siéndolo.

Hasta allí la reunión, de la cual existe información detallada en el expediente de la causa. Tuve acceso a ese expediente, y pude calibrar su debilidad cuando solicitaron mi extradición a Colombia, donde me había acogido a asilo político. Hasta conocer ese documento, siempre supuse que los marinos apresados “confesaron” que Altamirano, Enríquez y yo éramos los cabecillas. Tenía lógica. Habían sido torturados, nosotros estábamos libres, en la clandestinidad o exiliados. Me parecía comprensible que se defendieran de esa manera. Pero, al revisar ese documento, me resultó admirable que, en medio de apremios y tiempos de una dictadura descontrolada en sus odios, ellos fueran muy veraces respecto a esa cita, a pesar de los costos que debían pagar por su entereza.

Después de la reunión con ese grupo de marinos, informé al Presidente de ella, pero no tengo idea cuál fue la importancia que le dio. En ese período, seguramente recibía decenas de informaciones sobre el mismo tema.

Poco después, la Armada hizo estallar la noticia de que había sido detectado un intento de sedición, cuyos cabecillas éramos Carlos Altamirano, Miguel Enríquez y yo. Informaba que habían apresado a sediciosos dentro de la Marina. E informaba que el objetivo era matar a la oficialidad y bombardear las poblaciones de personal naval y sus familias en el sector de Las Salinas, para así dar inicio a una insurrección nacional que instaurara un régimen marxista en Chile.

Por cierto, en el clima que se vivía, esta fue una bomba. Más aún cuando se sindicaba como “cabecillas” a quienes aparecíamos liderando el sector “duro” de la Unidad Popular, más el MIR.

Solo a partir de eso me enteré de que los marinos también habían contactado a Carlos Altamirano y a Miguel Enríquez. Ninguno de los dos estuvo en la reunión en que yo participé, ni yo en las que ellos hubieran tenido.

El tema se puso candente. Poco después se hicieron públicas denuncias de torturas en instalaciones navales a los marinos apresados y eso desató movilizaciones en Santiago, Valparaíso y Concepción. Mientras, se preparaba la acusación para llevarnos a tribunales que, en el caso de Altamirano y mío, por ser parlamentarios, requería el desafuero previo.

La denuncia tenía fecha del Golpe

En mis reflexiones posteriores he pensado que, en primer lugar, los marinos involucrados se pueden haber equivocado en la fecha o la estrategia para enfrentar la sedición contra Allende, pero no al denunciar que se preparaba un Golpe por parte de la oficialidad. La propia Marina se ha ufanado siempre de ser ella y el almirante Merino, como su cabeza, los que precipitaron el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, a pocas semanas de distancia con la fecha señalada por los marinos y a diferencia de las vacilaciones de Pinochet, quien, muy al último y solo por presiones, habría aceptado sumarse. La reacción que propiciaban ante esto los marinos más tarde apresados puede haber provocado mi desacuerdo, como consta en el expediente de la causa y ratificó años después en Europa su cabeza visible, el sargento Cárdenas. Pero en el clima de legitimación de la violencia que entonces se vivía, sus propuestas no eran sino reactivas ante una amenaza tan real que se materializó apenas un mes después de lo que ellos preveían.

Asimismo, esta denuncia de “sedición” jugó un rol decisivo para deslizar a toda la oficialidad de la Marina hacia posiciones golpistas, que eran encabezadas por el almirante José Toribio Merino. Para los oficiales ya no se trataba, según las versiones entregadas por sus superiores, solo de la política nacional, sino que también del asesinato de ellos y de sus familias. El clima de odio y exasperación se hizo extremo.

Sin duda, este hecho explica que Altamirano, Enríquez y yo encabezáramos la lista de los “13 más buscados”, que apareció después del Golpe. También, que durante largo tiempo se esgrimió como prueba de los planes golpistas de Allende y la Unidad Popular. Fue, además, enseñado así por muchos años como parte de la historia de la Marina en la Escuela Naval y compilado en cuanto “libro blanco” imprimió la dictadura para justificar el Golpe. Y pesó en mí durante largos años como causa principal de mi prolongado exilio, de la cárcel que debí vivir a mi vuelta a Chile a fines de los años 80 y de permanentes reiteraciones posteriores de la “versión oficial”.

En agosto de 1973 los propios marinos apresados y luego torturados hicieron una declaración pública en la que reiteran la falsedad de esta versión. En relación con las acusaciones que se nos hicieron a Altamirano, Enríquez y a mí, su declaración coincide exactamente con el expediente del proceso por sedición con que se pidió mi extradición a Colombia y se me juzgó posteriormente en Chile.

Este juicio de sedición tuvo importancia decisiva en los caminos de mi vida al volver a Chile. No solo por la cárcel con que se inició, sino que también porque cuando la dejé, a fines de 1988, fue con libertad condicional y prohibición de ejercer cargos públicos o participar como candidato en elecciones de votación popular, porque la pena del delito que se me imputaba era “entre 20 años y muerte”. Por eso, no sin un dejo de ironía, siempre digo que el almirante Merino estuvo en el origen de mi carrera empresarial.

Me costó un largo proceso salir de las garras de la justicia naval de entonces. Fue el abogado Luis Arévalo quien me defendió abnegada y gratuitamente en ese caso. Yo estaba preso, sin ingresos, y mi familia sobrevivía difícilmente gracias a un trabajo modestamente remunerado de mi mujer.

Solo en 1993, 20 años después de los hechos, ante un recurso de queja nuestro, pudimos llegar a la Corte Suprema. Su fallo, por seis votos contra cero, determinó que yo no había participado en sedición alguna. Entre los seis votos a mi favor se incluía el del auditor general del Ejército, general Fernando Torres Silva, quien, para procesos provenientes de la justicia militar, se transformaba en integrante de la corte. Pero faltaba algo.

Treinta y tres años después

Este episodio histórico tuvo su cierre a comienzos de 2006, o sea, casi 33 años después. Ya se había producido el “nunca más” del Ejército encabezado por el general Juan Emilio Cheyre y la Fuerza Aérea había recibido como parte de su “familia” a Michelle Bachelet, hija del general Alberto Bachelet, muerto en cárceles de la dictadura. Sin embargo, la Marina parecía reacia a adoptar posturas similares.

De allí mi sorpresa cuando a fines de 2005 recibí una invitación del comandante en jefe de la Marina, Rodolfo Codina, para participar junto a un grupo de invitados de distintos ámbitos —parlamentarios, altos oficiales de otras ramas, empresarios— en un viaje del “Aquiles” al archipiélago de Juan Fernández. Lamentablemente, no pude viajar. Sin embargo, en enero de 2006 recibí una nueva invitación. Esta vez para recorrer en el “Aquiles” los mares de la X y XI Región del país. Consciente del significado del gesto hecho por la Marina, el viaje representó desde sus inicios una fuerte carga emocional para mí. Treinta y tres años después de los hechos que se me imputaron y 12 años después de que la Corte Suprema había fallado unánimemente que yo no había hecho sedición alguna, recibía esta señal.

Por si faltaran motivos de recuerdo, exactamente en los momentos de estar recién embarcados, próximos al zarpe, recibí un inesperado llamado telefónico de la Presidenta Bachelet. Me pedía que asumiera la presidencia de Fundación Chile, principal centro de alianza público-privada del país, dedicado a la innovación de alto impacto y el emprendimiento.

Llamó mi atención la presencia en el barco no solo del almirante Codina, comandante en jefe de la Armada, sino que también de un nutrido número de miembros del almirantazgo. El viaje fue un maravilloso recorrido por esos mares y costas de enorme belleza. Un tiempo magnífico y el clima que se creó entre los civiles y los marinos colaboraron al agrado en la travesía.

Todo esto era la antesala de la última noche. Me había extrañado que la invitación indicaba —con esa prolijidad típica de las FF.AA.— que debíamos llevar ropa informal gruesa, pero además… un terno oscuro de noche los hombres y un vestido elegante las mujeres. Me pareció extraño este componente del equipaje. Lo comenté con el vicealmirante Cristián Millar, que creo fue un importante gestor de la iniciativa, y él, sin entrar en detalles, me señaló que la tenida más formal era para la cena de gala la última noche embarcados.

Esa noche, el salón principal del “Aquiles” tenía varias mesas donde nos habían asignado a cada uno un puesto identificado por una tarjeta con nuestro nombre. Los oficiales, de uniforme de gala.

Mientras servían unos cócteles y poco antes de sentarnos a la mesa se me acercó el vicealmirante Millar para decirme al oído más o menos lo siguiente: “Óscar, en esta cena el almirante (Codina) va a decir unas palabras para agradecer que hayan aceptado nuestra invitación y estén presentes”. (Una pausa). “Ahora, quiero que estés atento a sus palabras, porque si bien no hay referencias personales, hay párrafos que tienen que ver contigo”. Hizo luego una nueva pausa y a continuación agregó: “Al final de la comida agradecerán las palabras del almirante cuatro invitados: el general director de Carabineros, el presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, el vicepresidente del Senado y la subsecretaria de Marina”. Y continuó Millar: “Ahora, no hay la menor obligación de que tú u otro invitado diga algo; te repito, ninguna obligación, pero si alguno desea decir algo después de esos saludos, el oficial a cargo del libreto ofrecerá los micrófonos por si alguien lo desea”.

Me quedó claro que venía algo importante y así ocurrió. En su discurso oficial, el almirante Codina habló del pasado que nos dividió, de la necesidad del reencuentro y fue especialmente emotivo.

Transcribo textualmente los párrafos pertinentes:

“No puedo terminar estas palabras sin hacer algunas reflexiones que hablan de sentimientos de reencuentro y unidad:

Nos acompañan hoy personalidades y ciudadanos de nuestro país que vivieron la dolorosa experiencia derivada de un pasado que nos dividió y enfrentó en forma irracional, dejando huellas de las cuales no podemos sentirnos orgullosos y que, de corazón, lamentamos. Por ello, estas palabras, que son con respeto y afecto, tienen como propósito explicitar que valoramos la grandeza y generosidad de haber concurrido a esta invitación y con ello habernos dado la oportunidad histórica de retomar una amistad cívica y emocional de la cual sí queremos enorgullecernos, en la convicción de que las relaciones humanas llevadas con sentido de trascendencia y sinceridad son el camino que hará grande a nuestro país y dará mejor oportunidad a todos los que somos parte de un proyecto donde el rencor no tiene cabida.

El habernos privilegiado con su presencia, de verdad, nos compromete, toda vez que el reencuentro y la unidad, cuando es resultado de la convicción profunda, de la importancia del espíritu republicano, solo otorga escenarios prósperos, pero, por sobre todo, nos permite mirar el futuro con optimismo para el mejor destino de nuestros hijos.

Por último, quiero reiterar que nuestra invitación fue y será sin ventajas, que nuestro objetivo tiene como eje central el conocernos y valorarnos más. Pero si somos chilenos de corazón bien puesto, queremos que esta invitación sea una apuesta a la proyección de vínculos y amistades que nos permitan con humildad y honestidad ponernos en el lugar del otro, porque solo así, comprendiendo en su exacta dimensión las tristezas y felicidades del que hoy miramos a los ojos, podremos reconstruir los nexos de una sociedad que jamás debió alcanzar distancias y conflictos que llevaron a interrumpir una capacidad de acuerdos y de entendimientos nacionales.

Estas palabras, en definitiva, pretenden ser la proyección del alma de una institución, como lo es la Armada de Chile, institución que ponemos a disposición de ustedes para alcanzar los objetivos que nuestras autoridades de gobierno nos han propuesto. Compartir el presente y asegurar un futuro mejor, haciéndonos cargo de nuestro pasado, es el camino que invitamos a navegar”.

Estas palabras y gestos, en medio de un viaje que por sí solo representaba una fuerte carga emocional para mí, me impactaron fuertemente. Mientras agradecían los cuatro invitados, cuyos discursos estaban contemplados en el acto, yo escribía en una servilleta de manera apurada las ideas que se me agolpaban.

Terminados los anteriores saludos, como había sido advertido, el oficial a cargo preguntó si algún otro invitado quería decir algunas palabras. Levanté la mano y me dirigí al podio en medio del salón, notando, con sensibilidad de guitarrista, que aumentaban los grados de atención (o tensión) entre los comensales y personal de servicio que nos atendía.

Obviamente, no llevaba discurso escrito, pero hay episodios que a uno se le quedan grabados como fotografías, y al desembarcar reproduje mis palabras, creo que textual o casi textualmente.

Partí señalando al almirante Codina que no me había pasado inadvertido el gesto que representó esa invitación y, más aún, que fuera en nombre de la Armada de Chile. Y luego hablé con una mezcla de sentimientos —orgullo, humildad, emoción—, indicando que me interesaba que todos tuvieran claro que hablaba sin la menor intención de cobrar cuenta alguna. “Entre otras cosas, porque soy un convencido de que la responsabilidad por lo ocurrido es compartida por vencedores y vencidos. Lo he dicho muchas veces, por más que me sienta más cómodo siendo parte de los entonces vencidos”, dije. A continuación, recordé que mi historia personal estuvo marcada por la Marina para bien y para mal. Para mal, los 14 años de exilio obedecieron a la acusación que me hizo la Armada, al igual que mi estada en la Cárcel de Valparaíso. Y expliqué que la Marina tuvo que ver con mis inicios en mi vocación empresarial. Luego dije que me he esforzado en estos años por tender puentes y, por eso, cuando veo que desde su lado también se tienden puentes, a mí eso me emociona mucho.

Mis palabras terminaron abruptamente, porque me fui emocionando y no pude evitar que se me quebrara la voz y se me llenaran los ojos de lágrimas. Cuando volvía a mi asiento, el almirante se levantó de su silla y me dio un fuerte abrazo en medio de las mesas, mientras la audiencia se ponía de pie a aplaudir. Debí abandonar el salón y paseé un largo rato por cubierta en medio de la noche austral para poder calmarme y volver a la cena.

Era el epílogo de una historia que duró 33 años y marcó la vida no solo mía, sino que también de mi mujer y mis hijas, así como de mis padres, ya fallecidos, que quizás recibieron el castigo peor, porque nosotros seguimos juntos en el exilio, pero ellos perdieron a su hijo y únicas nietas por largos años, y como viñamarinos, cuya clase alta siempre ha estado muy ligada a la Marina, sufrieron el ostracismo de muchas amistades que compraron todo el cuento de la “sedición” y cobraban en mis padres lo que no podían cobrarme a mí.

Los recuerdos me llevan a mis padres. Cuando volví, pude conocer de ellos su calvario, especialmente los primeros años. Sus incansables intentos por lograr mi regreso, siempre infructuosos; sus cartas airadas a los diarios cada vez que algún personero dictatorial o de la Marina me mencionaba asociado a la “sedición”, muchas de ellas no publicadas, pero todas archivadas meticulosamente. Estoy convencido de que solo el tesón y tozudez de mi padre por mi retorno explican que no haya muerto de su grave enfisema pulmonar antes de mi vuelta a Chile, como era el pronóstico de cuanto médico lo atendió. No puedo dejar de hacer un recuerdo de mi madre. Recuerdo que ya muy viejita, sobre los 90 años de edad, siguió con excitación el período de la agonía del almirante Merino, que coincidió con enfermedades del general Pinochet y el general Leigh, tres miembros de la Junta de Gobierno que encabezaron el Golpe de 1973. El día de los funerales de Merino fui a verla como hacía habitualmente y la encontré sentada en su cama, especialmente acicalada y de labios pintados, sosteniendo en su regazo una bandeja con un gran pisco sour y otras cosas de cóctel, luego de haber ordenado que le pusieran el televisor para no perderse detalle del funeral. Ese día el beso con que me recibió fue especialmente cálido. No es raro entre quienes han sufrido hambre y sed de justicia el goce por la desaparición de su verdugo.

Retomando este epílogo en el “Aquiles”, la misma noche de los episodios que he relatado, un eufórico vicealmirante se me acercó para decirme que todo había ido más allá de sus expectativas y me confesó que varios almirantes, recelosos de estos gestos del almirante Codina, se habían acercado a él para decirle que habían superado todas sus reticencias y que respaldaban plenamente su línea de acción en estas materias.

Poco después de finalizada esta navegación tan especial, se sucedieron los gestos de la Marina. El almirante Codina dio mucha importancia a los hechos en una entrevista radial y me llamó por teléfono para agradecerme personalmente que hubiera aceptado y respondido su invitación de esa manera. Se sucedieron varios otros gestos. Entre ellos, uno muy particular tiene que ver con las gorras de marino bordadas con la identificación del transporte “Aquiles” que todos recibimos al embarcarnos. Pues bien, días después del desembarco recibo un paquete con papel de regalo en mi oficina, enviado desde la Comandancia en Jefe. Era uno de esos gorros marineros del “Aquiles”, pero el significativo detalle era que, mientras antes todos habíamos recibido gorras sin mayor distintivo, esta traía bordados en la visera los laureles dorados propios de las gorras de almirante. Aún la tengo y la uso habitualmente en esos días junto al mar que me regalo todos los meses.

Quizás no falten quienes planteen que tanto dolor y persecuciones no se compensan con una invitación a navegar por pocos días y lean con distancia o desagrado los párrafos anteriores. La verdad, hace mucho tiempo pienso que dolores como los sufridos no tienen compensación posible. No hay medida capaz de contener una reparación a la altura del daño que nos hicimos como personas y como nación. Más bien mi reflexión es otra. Yo, en lo personal, y el país, en general, necesitamos y anhelamos cerrar capítulos, no seguir prisioneros de un pasado que cada vez más recuerdo como pesadilla. Hace años me cansé de odiar. No quiero seguir siendo un encadenado a la dictadura y su obra. He pensado que, en el caso de que hubiera sido muerto, posibilidad que sin duda existió, no me gustaría ver a mis hijas prisioneras a perpetuidad de mi muerte, sino que dedicadas a sus amores y pasiones, a imaginar, construir y vivir mundos mejores a los de entonces. Por eso, más que compensaciones, busco cerrar capítulos que desearía jamás se hubieran abierto, creando espacios y construyendo puentes donde antes solo había precipicios que separaban.

No faltan quienes me critican por tener algunos amigos, entre la variedad de los que la vida me ha regalado, que estuvieron con la dictadura y que hasta ejercieron cargos en ella. Tampoco faltan quienes ven con malos ojos entrar a clubes, casas o barcos donde se anidaba el golpismo en 1973. Lo entiendo, pero quisiera que conocieran también la lógica de alguien que lo pensó y llegó a una conclusión distinta. Yo siento un triunfo tener convertido en amigo a quien, para la fecha del Golpe, podría haber descorchado una botella de champagne ante el anuncio de que yo había sido muerto. Siento un triunfo ser invitado y recibido respetuosamente en lugares donde antes se respiraba el odio contra mí u otros como yo. Siento que este país es más amable, más deseable que aquel de 1973, y eso solo se logra con una voluntad compartida entre todos. Pero también, por las tragedias que arrastramos y nos dañan desde esos tiempos, y entiendo a quienes el dolor les impide hasta hoy desembarazarse de esa pesadilla.

___________________________________________

MEMORIAS DESMEMORIADAS

INTERCAMBIO ENTRE GARRETÓN Y RAMIRO (L.LUNA)

ENTRE UN IMPOSTOR  Y QUIEN DIO TODO POR SER UN COHERENTE REVOLUCIONARIO

Golpe de Estado Civil-Militar y la “sedición” de la Marinería Constitucionalista.

Hola Manuel (Oscar Guillermo). Te llamo de esta manera para intentar trasladarme a otros tiempos procurando de esta forma superar las náuseas que me produjo leer tu relato sobre aquel hecho histórico de los Marineros Constitucionalistas y el Golpe Civil-Militar.

Todos tenemos derecho a tener nuestras opiniones y puntos de vista, lo que no tenemos derecho es a torcer la historia, aunque tu actual círculo de preferidos siempre lo hicieran así.

Tu mirada torcida de la historia es la que me obliga salirte al paso, particularmente en torno al tema de la Marina, su rol protagónico en el golpe de estado civil- militar, y tu intento de limpiarle las manos manchadas de sangre a quiénes en nombre de esa institución, en democracia, fueron capaces de torturar cruelmente a sus propios soldados, presagiando lo que serían capaces de hacer una vez consumado el golpe.

En buena parte de tu escrito resaltas, lo que para los chilenos y para quien miró en profundidad la historia del golpe y para ti como Secretario General del MAPU, informado regularmente de lo que acontecía desde nuestro regional Valparaíso, era conocido por todos, como tú lo señalas:

“La propia Marina se ha ufanado siempre de ser ella y el almirante Merino, como su cabeza, los que precipitaron el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, a pocas semanas de distancia con la fecha señalada por los marinos”

Por ello me resulta repugnante tu intento de ligar el “vuelco” de la oficialidad de la armada hacia el plan golpista por la solidaridad popular con los marinos torturados cruelmente por sus oficiales, cuando dices:

“Los marinos encarcelados sufrieron torturas que desataron una importante solidaridad popular con ellos. En tanto, entre la oficialidad de la Marina se producía un vuelco hacia posiciones golpistas alimentadas por la versión de que pretendíamos asesinarlos a ellos y a sus familias.”

Pero vas allá cuando ligas la “sedición de la marinería” que vociferaba el mando institucional, con el apresamiento y derrocamiento del Comandante Raúl Montero, al decir: “Como consecuencia, el comandante en jefe, almirante Raúl Montero, hombre muy íntegro y marcado por la tradición constitucionalista de las Fuerzas Armadas, fue removido a manos de su segundo al mando, el almirante José Toribio Merino, claramente partidario del Golpe”.

Coincido, nunca existió un plan de la marinería, lo que sugirieron en esa reunión de la que fuimos parte, era producto de la desesperación de que habría un golpe, que sería cruel y sangriento. Y veían que los políticos de la época no reaccionábamos.

Te recordare que hasta el propio Departamento de Estado de EEUU, y el informe del Congreso Estadounidense sobre el golpe, señalan de la falsedad absoluta de lo denunciado en el denominado “Plan Z”, como el principal elemento que justificaba el golpe.

Pero tu tranquilidad debieras haberla tenido desde mucho antes, porque la marinería constitucionalista pese a las brutales torturas recibidas  -en democracia- nunca confesaron la existencia de tal plan y si me disculpas que sea, por un segundo, autoreferente, yo y Hernán tampoco “confesamos” la existencia de dicho plan pese a las brutales tortura, en mi caso de meses, las que años más tarde,  terminaron conmigo en el quirófano por las lesiones que los golpes habían producido en mi columna vertebral……Manuel, fue nuestro silencio el que te dio  la suerte años más tarde, cuando:

” En 1993, 20 años después de los hechos, ante un recurso de queja nuestro, pudimos llegar a la Corte Suprema. Su fallo, por seis votos contra cero, determinó que yo no había participado en sedición alguna. Entre los seis votos a mi favor se incluía el del auditor general del Ejército, general Fernando Torres Silva…”

Te felicito, pero te traigo a la memoria que la Marinería Constitucionalista espera justicia desde hace 50 anos y directamente, pese a una demanda que interpusieron hace más de 14 años, que aún no tienen justicia.  Hay muchas razones, pero las fundamentales, son que tu círculo de preferidos de la Armada, siguen fieles a su pacto de silencio, al encubrimiento de los autores de los crímenes.

Te doy un ejemplo muy concreto y para ti como ex-S.G.MAPU, 50 años después no podemos darle sepultura al cura Miguel Woodward, militante del MAPU por si lo habías olvidado, asesinado en la Esmeralda. Lo mismo ocurre con tus ex compañeros de partido Hernán Pacheco y Leopoldo Luna que después de medio siglo siguen sin justicia, verdad ni reparación.

¿No se te vino a la memoria antes de decir tu discurso en el “Aquiles” las dolorosas experiencias de tus ex compañeros y anotarlas en tu servilleta?

Manuel, porque olvidas un costado de la historia, aparentemente de forma ex profeso. Olvidas lo que todo el mundo conoce, que el glorioso gobierno del compañero Salvador Allende había sido “condenado a muerte” por Nixon desde el mismo día de su elección en 1970.

¿Porque lo “olvidas” Manuel?, será también para “lavar la cara“ a la Marina por sus estrechos vínculos con la inteligencia gringa y el rol conjunto para concretar el Golpe.. (¿?)

Olvidas que pretendieron impedir que fuese ratificado Allende en el Congreso Pleno, financiando, asesorando y armando un pelotón de ultraderechistas que asesinó al Comandante en Jefe del Ejercito René Schneider.

Es evidente que tu amnesia o memoria desmemoriada tiene relación directa con tu nueva vida y nuevos amigos. Por ello le das gracias a quien “dio vida“ a tu veta empresarial, (Merino). Yo diría que más bien, fue la forma que tu nuevo círculo de amigo te daba la bienvenida, como al “hijo prodigo”, con tanto aprecio y tan querido y respetado. (¿?)

Manuel, creo que el siguiente extracto de tus oportunistas memorias desmemoriadas es en profundidad y rigor la razón del recibimiento en el mundo golpista de ese entonces y especialmente de quienes lo ejecutaron cuando dices:

“Entre otras cosas, porque soy un convencido de que la responsabilidad por lo ocurrido es compartida por vencedores y vencidos. Lo he dicho muchas veces, por más que me sienta más cómodo siendo parte de los entonces vencidos” (¿?)

Manuel, al leer este texto y releerlo, me da una suerte de vergüenza y de asco recordar que compartí contigo algunas horas de mi vida. Esta frase te deja al desnudo, qué cobardía. Me dices y le dices a todos quienes fuimos víctimas del terrorismo de estado, “que somos corresponsables” de que nos torturaran, que nos violaran, que nos asesinaran, que nos hicieran desaparecer.

Sin embargo, hay otro dato que te doy a continuación y que lo olvidas teniendo absoluto conocimiento de ello. Olvidas Manuel que el 17 de marzo de 1973, en medio del caos promovido y financiado por la estación de la CIA en Chile, hubo una elección parlamentaria, quizás recuerdas que en esa fuiste elegido como honorable Diputado. (Quizás hoy cobras tu “pensión de exonerado”).

Olvidaste que en esa elección la Unidad Popular subió su votación del 36,63 % en Septiembre de 1970 y en marzo de 1973 al 43%. Pese a todo lo que acontecía en el país, el pueblo chileno le daba a Salvador Allende un 6,37 % de confianza adicional. ¿Porque lo olvidas Manuel?

Manuel, por si nunca lo supiste, ese mismo día, la estación de la CIA en Chile, comunicaba a sus jefes en EEUU, que el método aplicado, para “estrangular” a Allende no estaba dando resultado. Había que poner todas las fichas en el estamento militar.

Lo decía el jefe de la estación de la CIA en Santiago:

“Mientras el puesto en Santiago espera conferir a nuestro programa [militar] un ímpetu adicional (…) [o]tras centros de poder político (partidos, empresas, medios de comunicación…) desempeñarán un papel esencial a la hora de crear la atmósfera política que nos permitirá alcanzar los objetivos antes expuestos. Teniendo en cuenta los resultados electorales, el puesto opina que es imprescindible reavivar el clima de malestar político y dar pie a una crisis controlada para lograr que los militares consideren seriamente la posibilidad de una intervención.” 

“En un examen retrospectivo de las elecciones al Congreso llevado a cabo el 14 de marzo, el puesto santiaguino expuso una serie de planes concebidos para centrarse aún más en el programa militar”.

Manuel, ¿porque dejaste de lado todos estos datos fuera de tus memorias desmemoriadas?¿O lo has hecho a propósito, para no dejar en evidencia que sin los gringos, involucrados hasta el cuello, no habría sido fácil derrocar a Allende?.

Las elecciones de Marzo 73 que te eligieron, lo demostraban Manuel. Para los que habían vivido siempre en la zozobra, en la miseria, en el desprecio, en la discriminación, Allende había calado en su sangre, él encarnaba su única esperanza. Al haberte elegido como Diputado fuiste parte de esa esperanza, pero como se ve en tus memorias desmemoriadas, ello no fue parte esencial de tu vida. (¿?)

Para sacudirte de tu amnesia consciente, te mando de regalo, dos párrafos de documentos desclasificados por EEUU, en especifico por la estación de la CIA en Santiago. Con posterioridad a las elecciones de marzo de 1973:

“Pensamos que, en un futuro próximo, la base en Santiago debería hacer hincapié en las actividades [clandestinas] destinadas a ampliar los contactos, la información y la capacidad de que disponemos con el fin de suscitar una de las siguientes situaciones: “

“a)  Un consenso entre los dirigentes de las Fuerzas Armadas (tanto si permanecen en el Gob. Como si no) acerca de la necesidad de sublevarse contra el régimen. La base en Santiago opina que deberíamos tratar de inducir al mayor número posible de militares, sino a todos, a hacerse con el poder y desbancar al Gob. De Allende. (…)” 

Por ello, estas confesiones, aunque a ti no fue necesario torturarte, sellaron definitivamente el retorno a tu redil, cuando dices:

“Entre otras cosas, porque soy un convencido de que la responsabilidad por lo ocurrido es compartida por vencedores y vencidos.”

Y agregasLo he dicho muchas veces, por más que me sienta más cómodo siendo parte de los entonces vencidos”.

Cuánto lo lamento Manuel y si algo puedo aconsejarte por acá y más allá, porque nadie, de quienes te eligieron diputado en 1973 entenderá “tu lógica” y tú “conclusión distinta” como lo solicitas en tus memorias desmemoriadas, es mucho más probable que recibas de ellos unos cuantos escupitajos.

“Crucero en el Aquiles”

Manuel, con melancolía dices…“Lamentablemente, no pude viajar. Sin embargo, en enero de 2006 recibí una nueva invitación.”

Manuel no te pongas triste, porque pese a todo lo que he descrito anteriormente tenemos “vidas parecidas”. Yo también fui “invitado” a navegar por los mares de Chile. Incluso creo que podría superar tu rango, porque navegue en un buque de la armada y también en uno de propiedad de aquellos activos civiles golpistas de tu actual círculo de preferidos. También lo olvidaste.

Te supero Manuel, porque navegaste en un “vulgar” buque de transporte, el AQUILES, en cambio mi invitación se materializó nada más y nada menos que en el Destructor ORELLA.

Pero antes de contarte de este “crucero”, el primero fue en el barco MAIPO de la Sudamericana de Vapores (R.Claro), éramos unos 400 invitados, no me solicitaron llevar ropa de gala, tampoco que tendríamos una cena de gala, es más, la misma ropa con la que me capturaron, cubrió mi cuerpo durante más de un mes. Tampoco permitieron esos lujos a los invitados a embarcarse en el Lebu, ni tampoco a los invitados a la Esmeralda, buque escuela, ni más ni menos, de la marina chilena.

Navegamos hasta Pisagua, donde después de 6 días, el 18 de septiembre 1973, recibimos la primera ración de alimentos y agua en la Cárcel de Pisagua. Allí, durante el mes que permanecí, fui torturado, flagelado sistemáticamente por primera vez. Ahí di inicio a mi prueba de silencio, había llegado el momento de ser coherente Manuel y consecuente y leal con mis compañeros, compañeras y amigos.

Pero mi crucero en el destructor ORELLA, superó todas las expectativas. Unos 200 presos fuimos embarcados en Pisagua destino a Iquique. Allí fueron desembarcados todos, menos yo. Era un invitado especial. Privilegiado, estaba encerrado solo en un camarote y el buque volvió a Pisagua para embarcar a los quedaban en ese histórico lugar para luchadores encarcelados.

Mi viaje hasta Valparaíso no sería tan holgado en espacio como el tuyo. Unos 10 compañeros más serian introducidos al mismo camarote, sin camas, no habrían cabido, en un camarote de 2 mts. por 2 mts.

Así todo, hubo nuevos gestos de cariño y aprecio de parte de la Armada. Cada noche durante lo que duró el crucero de vuelta al puerto, un gentil oficial de la Armada se dio el trabajo de sacarme a cubierta, concretamente a la Popa, “para que tomara aire puro”, un lujo.

Las palabras de ese oficial así lo delataban…”respira profundo concha de tu madre… mira que quizás sea la última vez que puedas hacerlo…”,” si colaborai ahora te evitai lo que te espera en Valparaíso”, “si no colaborai…qué deci si te tiro al mar, los pescaos estarían felices”, “mejor no lo hago, quizás soy un guen nadador y te salvai, mejor te amarro de una pata a la popa y antes de que atraquemos al molo en Valparaíso, los pescados habrá hecho su trabajo”.

Manuel, mi crucero de ida y vuelta a Pisagua había terminado. Sin embargo, vendrían las peores 18 semanas de mi vida, aunque ahora me habían dado un ascenso, ingresaba a la Academia de Guerra Naval, para ser brutalmente torturado y sin contemplación alguna durante meses.

Termino aquí el relato de mi crucero, pero no puedo concluirlo sin apuntarte lo siguiente.

Pudiste vivir tu calmo exilio gracias a que sabias que “LOS MARINOS CONSTITUCIONALISTAS Y TUS EX COMPANEROS HERNAN PACHECO QUIROZ Y LEOPOLDO LUNA SOTO nunca “confesaron” que  había existido tal “sedición”. La única sedición que existió, fue la sedición de tus actuales amigos de la Armada …tus amigos de hoy y el Gobierno estadounidense.

HORACIO– 1981

(Sergio Mancilla Caro uno de los cuatro primeros combatientes internacionalistas “enviados” al Salvador y caído en combate en octubre de 1981)

Manuel. Puedo imaginarme que debido a tu memoria desmemoriada este nombre HORACIO tampoco forma parte de ella. Me lo puedo imaginar.

No hace muchos años, un amigo de Horacio en la juventud, en ese momento un alto ejecutivo de Pricewaterhouse Chile, que nunca fue militante de partido alguno y a quien le concediste una entrevista, intentó obtener tus puntos de vista, sobre Horacio y los hechos que lo condujeron a la muerte, para rescatar su historia como amigos y tú te negaste caballerosamente a hacer comentario alguno. (¿?)

Hoy lo entiendo, ya eras un empresario consumado y todos estos recuerdos que pudiesen salir al aire, podrían estropear tus planes y aún más, que algunos o todos los de tus nuevos círculos de amigos te volvieran a ver con desconfianza y te dieran la espalda.

Manuel ahí está la diferencia entre un IMPOSTOR y alguien que enebró su vida en pos de ser un revolucionario coherente. La diferencia está ahí Manuel, en que la memoria de estos últimos, está grabada en su “piel”, en su cuerpo y en su mente.

¿Donde alojaste tu memoria Manuel?. También olvidaste aquel jardín de la casa del Comandante Marcial (Salvador Cayetano Carpio, Comandante Guerrillero salvadoreño) en Nicaragua, cuando terminada la reunión y nos dirigíamos al vehículo que nos esperaba, me estrechaste en tus brazos “orgulloso”, con lagrimones en tus ojos, posiblemente de “cocodrilo”, por haber acordado con Marcial, la incorporación de “tu” primer contingente internacionalista a la lucha salvadoreña, del que formaba parte HORACIO. ¿También lo olvidaste?

HORACIO murió en combate en Octubre de 1981, te lo recuerdo Manuel. Sin embargo quiero traerte a tu memoria desmemoriada, una nota que salió de tu “puño y letra”, en esa carta que le enviaste desde Cuba a Viky, la esposa panameña de HORACIO a raíz de su caída en combate y que tú ni siquiera quisiste tomar en tus manos en la entrevista con el Ejecutivo de Pricewaterhouse..

Le decías a Viky… “Quizás alguien pudiera pensar que, al decidir que es necesario asumir la rebelión justa de los pueblos, nos volvemos insensibles. No es así, afortunadamente. Una cosa es saber lo que la consecuencia costará, pero otra muy distinta es que cada vez que afecta a una persona eso nos desgarra muy de adentro. Creo que esa es una cosa que diferencia a los revolucionarios de otros y que se transforma también en un valor muy importante para las luchas de hoy y de mañana, porque si el enemigo nos pudiera también destruir el corazón, al final no podríamos construir un futuro bello, aunque lo proclamáramos.”

Increíble Manuel que esta carta enviada por ti, en tu calidad de S.General del MAPU y en nombre de la Comisión Política a Viky el año 1982, te “quemara las manos” hace unos años atrás y no quisieras hacer comentario al respecto… “Creo que esa es una cosa que diferencia a los revolucionarios de otros”  Te comprendo Manuel aunque me produzca nauseas tu voltereta.

Quizás tus otrora enemigos, es decir tu actual círculo de preferidos, logro destruirte el corazón cuando le escribes a Viky …”porque si el enemigo nos pudiera también destruir el corazón, al final no podríamos construir un futuro bello, aunque lo proclamáramos.” Y años más tarde no quisieses ni siquiera tomar en tus manos esa fotocopia … “te quemaba tus manos”

Todo lo contrario a lo sucedido contigo Manuel, en mi caso y en el de la Marinería Constitucionalista, de Hernán, nuestros corazones no pudieron ser destruidos por tus anfitriones del “AQUILES”, por los torturadores, ellos siguen sonriendo a los avatares de la vida, solidarios, amantes de la sencillez, resilientes ante la lenta justicia, y tomándole la mano a todos aquellos y aquellas que quieran luchar por justicia, contra la discriminación, por la igualdad.

Jamás habrá reencuentro entre los chilenos a no ser que haya verdadera justicia y real reparación.

Te deseo éxito en tu nueva misión, de “constructor de puentes”, recuerda hacer bien los cálculos para no terminen como el puente de CAUCAU en Valdivia.

Quizás te sea útil lo que aprendí en mi terruño… “para que una herida cure, sane, debes rasparle toda la mugre, aunque duela. De lo contrario la cura será superficial y no lograra cerrar, sanar, JAMAS ¡!!!!!

Manuel, para terminar este último “intercambio” quiero aludir con mucha serenidad, pero con las mismas nauseas con que las inicie este relato cuando dices: “No faltan quienes me critican por tener algunos amigos, entre la variedad de los que la vida me ha regalado, que estuvieron con la dictadura y que hasta ejercieron cargos en ella. Tampoco faltan quienes ven con malos ojos entrar a clubes, casas o barcos donde se anidaba el golpismo en 1973.”

Agradezco que seas tan comprensivo con las víctimas cuando dices “Lo entiendo, pero quisiera que conocieran también la lógica de alguien que lo pensó y llegó a una conclusión distinta.” Pero tu lógica putrefacta Manuel queda nuevamente al desnudo, con tu actual estatus de empresario, por el hecho de que nunca fuiste torturado, que no tienes ningún familiar desaparecido, que ninguna de tus hijas fueron violadas en cámaras de tortura, y sin empatía alguna con las víctimas, es muy fácil el derrotero de tu lógica, aunque la misma lógica sea un revictimización para quienes lo vivimos. Gracias.

Manuel has retornado majestuosamente al redil de siempre, y esos espacios pasajeros de tu vida, como democratacristiano, como mapucista y como generador del Movimiento Lautaro no pasaron de tales, pasajes de tu vida, solo por ello puedes ser capaz de escribir lo siguiente:“Siento un triunfo ser invitado y recibido respetuosamente en lugares donde antes se respiraba el odio contra mí u otros como yo.”

Un consejo Manuel. Cuídate de que tus buenos amigos y benefactores actuales, no se enteren que fuiste DC cuando estaban en el poder, abandonaste a Gazmuri y su grupo cuando perdió el poder en el MAPU y te sentiste parte de la UP porque estaba en el poder, te hiciste Concertacionista, porque estaba en el poder, para terminar abandonando todo lo anterior y hacerte neoliberal. Y si Kast, el neofascista, gana, me puedo imaginar dónde estarás.

No haberlo sabido a su oportuno tiempo.

Para terminar, recuerdo cuando cantabas y una de tus rancheras preferidas decía en uno de sus versos “SEME ACABO LA FUERZA DE LA MANO IZQUIERDA” y un coro de quienes compartían la tertulia te decía “… “TREMENDA NOVEDAD…ctm”.

Manuel, solamente la verdad, la justicia y la reparación harán posible UNA SOCIEDAD MAS DIGNA Y PLENA PARA NUESTRO PUEBLO, MUY DIFERENTE EN TODO, A LA QUE TU DISFRUTAS CON TANTA SOBERBIA E IMPUNIDAD.

Por último Manuel, es posible que este no sea nuestro “último intercambio”.

Leopoldo Luna Soto (Ramiro)

Octubre 2023

http://www.ojoconellente.cl/?p=9258

 

 

Homenaje póstumo a los Marineros Constitucionalistas y Operarios de ASMAR fallecidos a la fecha.

En el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado rendimos homenaje póstumo a los compañeros de armas y operarios de ASMAR fallecidos a la fecha. Expusieron sus vidas al oponerse al golpe de Estado, por la mantención de la vida democrática y el Estado de Derecho. Brindaron resistencia a la dictadura en cárceles y campos de concentración. Posterior a su liberación, dos de ellos fueron ejecutados por agentes del Estado.

En la Ruta de la Verdad.

Reconocimiento histórico por parte del Estado, Reparación Integral y Justicia.

 

12 agosto, 2023

El legado de los militares que respetaron la Constitución en 1973

Por : Jorge Magasich AirolaAutor de “Los que dijeron ‘No’” (LOM, 2008) y de “Testimonios de militares antigolpistas” (Centro Barros Arana, 2019).

VER MÁS

Los intentos de los militares legalistas por impedir que las Fuerzas Armadas transgredieran la ey en 1973, plantean la cuestión del reconocimiento histórico: ¿Quiénes actuaron correctamente en 1973? ¿los golpistas o los legalistas? Hasta ahora los gobiernos electos a partir de 1990 se han inclinado ante el hecho consumado que las Fuerzas Armadas son la continuidad de las que perpetraron el golpe, ignorando a los militares que –sacrificando mucho– se mantuvieron apegados a la Constitución. Ha llegado tal vez el momento de que los gobernantes reconozcan su gesto como un ejemplo de apego a la democracia, al humanismo, y al deber militar. Que debe inspirar las futuras Fuerzas Armadas.

La historiografía ha establecido que el asalto armado a las instituciones republicanas en 1973 no fue perpetrado por todas las Fuerzas Armadas, sino por una fracción de ellas. Probablemente, los militares golpistas eran mayoritarios, pero no hay manera de saber cuántos actuaron creyendo que estaban combatiendo al “enemigo interno” y cuantos obedecieron soportando en silencio, a menudo paralizados por el miedo.

Lo que sí se sabe es que un número significativo de militares se negó a participar en el golpe de Estado, manteniéndose fiel a su juramento y a la Constitución. Y su gesta sigue formulando punzantes preguntas sobre las Fuerzas Armadas actuales, herederas directas de la fracción que perpetró el golpe de Estado.

¿Cuántos militares dijeron “No”?

La oposición al golpe en las Fuerzas Armadas abarca una gama de comportamientos que va de los que se las arreglaron para evitar misiones inhumanas lo que a muchos les costará su carrera, o más que eso, hasta los que intentaron asumir la defensa del Gobierno constitucional. Con un denominador común: todos los militares antigolpistas actuaron ateniéndose a la ley, lo que permite designarlos como “legalistas” o “constitucionalistas”.

Una indicación sobre su importancia la proporciona la cantidad de demandas de reparación introducidas por militares al Programa de reconocimiento de la exoneración política que, en su segunda versión entre 1998 y 2004, admitió solicitudes de uniformados: 452 detectives; 486 aviadores; 1.231 militares; 1.430 carabineros; y 2.471 marinos. En total 6.070 casos. De ellos 1.319 fueron calificados. Considerando que en 1973 había en Chile unos 80.000 militares (incluyendo carabineros y detectives), se puede establecer que el 7,52% de ellos consideran que fueron expulsados por motivos políticos y que 1,64% fue calificado. Estas cifras no incluyen a los que prosiguieron la carrera, estando en desacuerdo con el golpe.

Algunos casos son conocidos. El día del golpe renuncia el coronel José Ramos, jefe del Estado Mayor de Inteligencia, así como el mayor Osvaldo Zavala, edecán del general Prats y luego de Pinochet. En Talca, el capitán Jaque se niega a participar en el golpe. Una semana después solicita su baja el teniente Carlos Pérez Tobar, expresando que no está dispuesto a participar en la represión, lo que le costará torturas y años de prisión y de exilio.

En 2001, varios militares emprenden acciones jurídicas contra los golpistas, por secuestro, asociación ilícita y torturas. Entre otros, los coroneles Efraín Jaña, comandante del regimiento de Montaña, y Fernando Reveco, comandante del regimiento de Calama; el capitán Carlos Vergara detenido el día del golpe en el regimiento Rancagua en Arica; los oficiales Florencio Fuentealba, Héctor González, Rudy Alvarado, Jaime Mires (representado por su hijo), Patricio Carmona y Manuel Fernández.

Sin olvidar que el Ejército excluyó a varios oficiales por negarse a ejecutar prisioneros, como al general Joaquín Lagos, comandante de la primera división, y al mayor Iván Lavanderos, cuyo cuerpo fue encontrado muerto. El coronel Renato Cantuarias, comandante de la Escuela de alta montaña fue detenido y “se suicida” en la Escuela Militar, en circunstancias sospechosas (familiares piensan que la causa no fue política, pero los hechos aportados por Patricia Verdugo en “Los Zarpazos del Puma” indican que lo fue). Hay, cuando menos, 36 oficiales exonerados.

En la Armada la oposición al golpe fue aún mayor. Los meses que lo preceden cientos de marineros, cabos y sargentos, advierten la conjura y buscan alertar al Gobierno y reflexionan sobre cómo defenderlo. Son descubiertos por los servicios de inteligencia, ya controlados por golpistas. La primera detención se efectúa el 15 de junio de 1973 en la base de Belloto; las siguientes a fines de julio en la Escuela de Ingeniería Naval y, a partir del 5 de agosto, se desata una verdadera razzia. La Armada arresta unos 250 marinos, tal vez más. Son los primeros torturados en recintos que ya escapaban a la autoridad del Gobierno, por infantes de marina comandados por el capitán Luis Kohler Herrera, hasta hoy impune. De ellos, 92 serán condenados a penas de prisión.

El día del golpe, el comandante en Jefe de la Armada, almirante Raúl Montero intenta mantener a su institución dentro de la ley. Es secuestrado en su domicilio por personal amotinado. Son excluidos, entre otros, los almirantes Daniel Arellano y Hugo Poblete Mery, el capitán René Durandot y el teniente Horacio Larraín. El capitán Gerardo Hiriart envía su dimisión lo cual le vale una condena en ausencia.

En agosto de 1973, la justicia naval abre varias causas contra los marinos antigolpistas, pero solo los puede acusar por “incumplimiento de deberes militares”, ya que la ley de seguridad del Estado se aplica a requerimiento del Poder Ejecutivo. El almirante Merino consigue arrancar la firma del intendente de Valparaíso, lo que le permite acusar a los marinos por “sedición y motín”.

Este paradójico cargo –los que están a punto de dar el golpe acusan de sedición a los que intentan evitarlo– apunta a los marinos y, particularmente, a los jefes de partidos que se habían reunido con ellos para escuchar la denuncia: Altamirano (PS), Enríquez (MIR) y Garretón (MAPU), acusados también de “infiltrar” la Marina y de proyectar siniestros bombardeos a los puertos.

Quince años más tarde, en 1988, Oscar Garretón se presenta voluntariamente ante la fiscalía naval. Esta ordena su encarcelamiento durante seis meses, pero no consigue probar nada. Pese a eso, un tribunal naval condena a Garretón utilizando como prueba un discurso pronunciado en agosto de 1973 –lo es muy discutible– pero lo más grave es que el otrora jefe del MAPU no dijo aquel discurso. Ante tal aberración jurídica, Garretón introduce en 1991 un recurso de queja ante la Corte Suprema que gana por 6 a 0. Es absuelto y queda jurídicamente establecido que no hubo “sedición y motín”, ni “infiltración”, ni planes de bombardeos siniestros.

En la Aviación, los primeros días de dictadura son detenidos 16 oficiales, entre ellos los generales Sergio Poblete y Alberto Bachelet, el capitán Jorge Silva (quien en 1970 había denunciado un proyecto para asesinar a Salvador Allende), 18 suboficiales y sargentos; 36 cabos (dos de ellos asesinados en prisión); dos conscriptos y 13 civiles. Serán brutalmente torturados y un Consejo de Guerra los condena en 1974 y 1975 por “traición a la patria” (el general Bachelet muere en prisión antes de que fuera pronunciada la condena).

Décadas más tarde, algunos de los condenados introducen un recurso de revisión para anular la aberrante sentencia. Al no conseguirlo ante la justicia chilena, recurren a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta les da razón y condena al Estado de Chile. Solo en 2016 la Corte Suprema acoge el recurso de revisión y anula las sentencias dictatoriales, por haber transgredido la Constitución de 1925 que regía al Consejo de Guerra y por no haber respetado el debido proceso (Diario Constitucional, 4/10/2016).

En Carabineros, por último, los cinco primeros en su jerarquía se niegan a participar en el golpe: el director general José María Sepúlveda acompaña al Presidente en el palacio asediado; el subdirector, Jorge Urrutia, intenta imponer la lealtad al Gobierno junto a los generales Rubén Álvarez y Orestes Salinas. Horas antes los generales Alfonso Yáñez y Martín Cádiz se habían negado a adherir al golpe. Y se conoce el caso del carabinero Guillermo Schmidt quien, en Antofagasta, tornó su arma contra los jefes que le ordenaron matar a tres trabajadores detenidos.

El legado

La causa 3926 de la Armada contra los marinos antigolpistas contiene un esclarecedor debate jurídico efectuado en 1975 y 1976. Esos años son defendidos por abogados de oficio que se limitan a pedir rebajas de penas. Con la notable excepción de Lidia Hogtert, abogada del sargento Juan Cárdenas y del cabo Teodosio Cifuentes, quien será la primera que osa plantear –brillantemente– los elementos fundamentales del caso.

La abogada reclama, primero, la nulidad de las “confesiones” arrancadas bajo tortura y pide a la corte naval que se añada al proceso un ejemplar de la revista Chile Hoy N°62, de agosto 1973, que describe las torturas y flagelaciones de los marinos detenidos.

Luego aborda la cuestión de fondo: sus defendidos “han entendido que el deber de ‘obediencia’, ‘respeto’, ‘disciplina’, acatamiento a la autoridad legítimamente constituida, y al orden establecido, les obliga a defender su permanencia, considerando que, desde el momento en que tales autoridades habían llegado al gobierno por vías constitucionales y legales, era esa autoridad la que debían defender y a la cual estaban obligados a servir”.

Concluye que fue legal la actuación de los marinos que se proponían evitar un levantamiento porque “es deber de todo miembro de un cuerpo armado defender en primer término al Gobierno legalmente constituido”.

El fallo de respuesta es redactado por la jueza Iris González en septiembre de 1976. Apoyándose en varios autores y en el Código de justicia militar de la España franquista, afirma que “no puede aceptarse como excusa absolutoria o como causal de justificación el subterfugio más que disculpa de defender al Estado Político ante otras posibles agrupaciones militares símiles, pues se arribaría a un total caos en la disciplina y orden militar”. En resumen, los subordinados están para obedecer y siempre que intenten oponerse a una acción de sus superiores, aunque ésta sea ilegal, están infringiendo el orden y merecen castigos.

Sin sorpresa, la corte naval rechaza la argumentación y la apelación de Lidia Hogtert arguyendo que es “temerario y aventurado” afirmar que hubo tortura, y en el proceso se lee un gran “No ha lugar” como respuesta al pedido de anexar la revista “Chile Hoy”.

Pero ese debate deja planteada una cuestión fundamental: ¿quién tiene la preminencia, la orden de un superior o la ley? En efecto, el comportamiento de los militares antigolpistas en 1973 plantea la relación entre legalidad y disciplina militar. Los golpistas reivindican el principio de la obediencia debida que considera a un soldado irresponsable de sus actos y lo obliga a obedecer siempre a su superior. Los legalistas, en cambio, postulan la responsabilidad de cada cual, y la preeminencia de la ley sobre las ordenes, así como el derecho de los soldados a incumplirlas cuando estas violan la ley o lo derechos humanos.

Los intentos de los militares legalistas por impedir que las Fuerzas Armadas transgredieran ley en 1973, plantean la cuestión del reconocimiento histórico: ¿Quiénes actuaron correctamente en 1973, los golpistas o los legalistas? Hasta ahora los gobiernos electos a partir de 1990 se han inclinado ante el hecho consumado que las Fuerzas Armadas son la continuidad de las que perpetraron el golpe, ignorando a los militares que –sacrificando mucho– se mantuvieron apegados a la Constitución.

Ha llegado tal vez el momento de que los gobernantes reconozcan su gesto como un ejemplo de apego a la democracia, al humanismo, y al deber militar. Que debe inspirar las futuras Fuerzas Armadas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  • https://www.elmostrador.cl/cultura/critica-opinion/2023/08/12/el-legado-de-los-militares-que-respetaron-la-constitucion-en-1973/

 

 

SILVA PALMA: DE CENTRO DE DETENCIÓN Y TORTURA A CENTRO CULTURAL Y DE MEMORIA

El Colectivo Cine Fórum junto a integrantes de organizaciones sociales, de derechos humanos y marinos antigolpistas de la región, realizaron a mediodía del martes 08 de agosto del 2023 una acción de memoria y resistencia en las afueras del Cuartel Silva Palma, un centro de detención y tortura de la Armada de Chile que fue declarado como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico por parte del Consejo de Monumentos Nacionales el 09 de agosto del año 2017, gestión realizada por el Cine Fórum y la Agrupación de Marinos Antigolpistas que permitió proteger así este patrimonio y evitar su demolición, como sí ocurrió con el centro de detención y tortura de la Academia de Guerra Naval, ubicado un poco más arriba del Cuartel Silva Palma, edificio que fue demolido subrepticiamente de un día para otro por la Armada, a principios del mes de febrero del 2017. Esta declaratoria fue ratificada posteriormente por el Ministerio de Educación en enero del 2018, y oficializado por el Decreto N°14 del 15 de febrero del 2018, cuando fue publicado en el Diario Oficial. Posteriormente, el Colectivo Cine Fórum ha realizado otras iniciativas orientadas a solicitar el comodato del Cuartel Silva Palma para las organizaciones y la ciudadanía porteña, entregando en forma oficial una solicitud en la Oficina de Partes de la Seremi de Bienes Nacionales, con fecha 10 de diciembre del 2020 y, más adelante, el 12 de julio del 2021 hizo entrega de un documento dirigido al Comandante en Jefe de Armada Juan Andrés de la Maza Larraín, como un nuevo paso para lograr el objetivo de que el Cuartel Silva Palma se transforme en un Centro Cultural y de Memoria. El Cuartel Silva Palma forma parte de los lugares emblemáticos de la prisión y tortura de la Marina en la V Región, y la prisión política en este lugar comenzó antes del golpe, durante el gobierno de la Unidad Popular, ya que hasta ese recinto fueron trasladados a principios de agosto del año 73 los Marinos Antigolpistas que denunciaron las maniobras llevadas a cabo por la oficialidad de la Marina en la organización y planificación del golpe de Estado que se concretó el 11 de septiembre de 1973. Hoy, al cumplirse seis años desde la declaratoria del Cuartel Silva Palma como Monumento Histórico, decenas de porteños y porteños acudieron hasta las puertas de dicho recinto naval, ubicado en la calle Villaseca del Cerro Playa Ancha, para seguir exigiendo a la Armada que entregue este sitio de detención y tortura a los ciudadanos y ciudadanas porteñas, para que se pueda transformar en un centro cultural y un sitio de memoria viva que esté en manos de organizaciones sociales y de derechos humanos. Durante esta actividad hicieron uso de la palabra diversos compañeros y compañeras, integrantes del Cine Fórum, de organizaciones de derechos humanos, ex prisioneras y prisioneros políticos, como también marinos antigolpistas.

Transcribo a continuación parte de las distintas intervenciones realizadas en esta ceremonia de memoria y resistencia popular:

“Este lugar, un recinto del horror, albergó detenidos, torturados, y la Armada nunca se ha hecho cargo de esto. En junio de este año, el Comandante en Jefe de la Armada, en un acto que se hizo en Isla Dawson, con ex prisioneros y familiares, por primera vez hizo un gesto y habló de un “nunca más”, pero para nosotros los integrantes del Cine Fórum es un nunca más bastante ambiguo e insuficiente, porque no reconoce las atrocidades que se cometieron, no reconoce el rol que le cupo a la Armada en la génesis del golpe de Estado. Este recinto, el Silva Palma, aparte de detenidos y detenidos, torturados y torturadas, también menores de edad, también desde aquí desaparecieron dos personas, Silvio Pardo y Alberto Salazar. Nada sabemos de su destino, porque hay un pacto de silencio y la Armada no entrega la información. Por eso, como Colectivo Cine Fórum hemos llamado hoy a este encuentro, para hacerle en primer lugar un homenaje a estos dos compañeros detenidos desaparecidos, a todos las compañeras y compañeros que estuvieron acá detenidos y torturados. En segundo lugar, queremos rendir un homenaje a nuestro querido compañero, ex director y presidente de Cine Fórum, Nelson Cabrera, el compañero Neco, quién partió hace poco de este mundo y que fue el que siempre impulsó todas estas iniciativas por la memoria, la verdad y la justicia. Fue de él la idea de pedir a Bienes Nacionales la declaratoria de este lugar como monumento histórico, y fue de él la idea de que este lugar se convierta en un centro cultural para la comunidad, un sitio de memoria y una sala museo. Queremos interpelar al Estado de Chile para que esto se concrete y este sitio sea entregado a las organizaciones, para eso hacemos un llamado a la unidad y a la coordinación, para llevar adelante esta lucha y posteriormente poder administrar este lugar.”

“Como representante de la marinería hay que precisar que todas las gestiones que se impulsaron para que este cuartel pasara a ser definido como un monumento histórico, no podemos olvidar a nuestro presidente, el compañero Víctor López, el presidente de los marineros que nos opusimos al golpe de Estado. Algunos nos llaman marinos antigolpistas, otros nos llaman marinos constitucionalistas. El motivo principal de resguardar este monumento es para que no se borre la memoria, que sabemos que es algo que están constantemente de borrar. Víctor López tuvo una activa participación para evitar que este sitio fuera demolido. Desafortunadamente, el otro edificio donde se torturaba, que quedaba un poco más arriba, la Academia de Guerra Naval, lo demolieron de un día a otro y para callado, por lo que no tuvimos opción para evitar su demolición (…) Por aquí, en este edificio, pasamos todos los marinos que nos opusimos al golpe de Estado. Ahora, por qué nos oponíamos a eso, yo diría que había básicamente tres motivos: el primero era el apoyo que se le estaba entregando al presidente Allende; en segundo lugar, estaba relacionado con los marinos que defendían la Constitución; y el tercer motivo era porque algunos marinos se habían sentido atropellados en sus derechos como personas mientras ejercían sus funciones como marinos…”

“Aquí en el cuartel Silva Palma también hubo compañeras mujeres presas políticas. También hay que reconocer que quienes estuvieron acá, algunos y algunas ya no están porque fueron asesinados, asesinadas, quienes han sobrevivido, ha sido por amor y resistencia, y lo que los trajo a estar detenidas acá no fue porque eran malas personas, delincuente, ni terroristas, fue el terrorismo de Estado que con todas sus fuerzas s fue en contra de ideales como la solidaridad, la generosidad, el compromiso por construir el buen vivir para todos y para todas. Tenemos que recordar que no somos solo la tristeza que nos embarga, sino recordar con felicidad los ideales por los que lucharon, que luchamos, y que aún mantenemos. Hay que agregar también que esta lucha es un continuo, el estallido no fue un simple estallido, fue una revuelta que tiene que ver con lo que anteriormente pasó y con la impunidad que ha existido en este país, con la injusticia y con la falta de reparación real, y tenemos que seguir luchando para obtener esos objetivos, no solo para ustedes sobrevivientes, sino también para las generaciones que continuamos en esta lucha.”

“Soy uno de los marinos que se declara primero antigolpista y después constitucionalista. El constitucionalismo dentro de las Fuerzas Armadas es lo que se denomina la doctrina Schnaider, donde el alto mando de las Fuerzas Armadas que prometieron condicionalmente respetar la Constitución, entonces yo me desmarco un poco de eso y me declaro marino antigolpista, porque estaba en contra del golpe de Estado, y, sobre todo, estábamos apoyando el gobierno del presidente Salvador Allende (…) El cuartel Silva Palma era la cárcel de los marinos antes del golpe de Estado y por eso llegamos acá prisioneros antes del golpe, hace 50 años atrás, exactamente un día como hoy, pero era miércoles; 50 años atrás la marina me estaba dando de baja aquí en este mismo lugar, porque ya se había llenado este lugar con la mayor parte de marinos antigolpistas que venían cayendo de la escuadra, vi a estos compañeros, a estos marinos, prácticamente siendo llevados en anda después de las torturas que les hicieron en Talcahuano y en Las Salinas. Cincuenta años atrás, exactamente como hoy, pero un día miércoles.”

“Quiero hacer un recuerdo a nuestro grupo, nosotros también fuimos marinos, pero nosotros caímos presos después del golpe y como caímos después del golpe, nosotros quedamos prácticamente en el olvido. Estuvimos meses aquí en el Silva Palma a contar del mes de abril del 74. Como decía el compañero, antes del golpe este sitio era la cárcel de los marinos, pero después pasó a ser la cárcel de los civiles, y nosotros llegamos acá, siendo marinos, en calidad de civiles. La Barcaza Morera fue la que siguió funcionando como prisión de marinos y de allí nos trajeron al Silva Palma (…) Nosotros hicimos el Juramento a la Bandera y ahí se dice que “juro por Dios y por esta bandera servir fielmente a mi patria, defender la Constitución y las leyes vigentes”, y eso era lo que nosotros defendíamos; quién era el presidente, Allende pues, por lo tanto él estaba dentro de la Constitución y de lo que había que defender (…) Acá también hubo compañeras presas, pero nosotros no las veíamos, porque andábamos totalmente vendados …”

“Me llamo Viviana y yo integro la Agrupación de Ex Menores, hubo compañeros y compañeras que siendo menores de edad también pasaron por este lugar, de hecho, yo tenía 14 años cuando me trajeron, también estuvo mi hermana y mi mamá. Como decía Antonio, hubo muchas mujeres detenidas acá. Quiero resaltar el trabajo que desarrollo Neco, es constancia, esa perseverancia por la verdad y la memoria, por dar a conocer lo que ocurrió acá. Este trabajo no debe morir acá y se debe continuar impulsando. Nosotras como ex menores tenemos programado para el mes de septiembre poner una placa específicamente diciendo que aquí hubo niños detenidos, menores de edad, adolescentes, llegaron mamitas con sus bebés en los vientres, muchas mamitas fueron violadas acá, y nosotras queremos hablar de estos temas…

” Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 08 agosto 2023

Entrevista al historiador Jorge Magasich. Agosto 2023

Entrevista al Historiador Jorge Magasich en análisis histórico sobre la conducta digna de la Marinería antigolpista en el periodo de la Unidad Popular hace 50 años.

LANZAN LIBRO DE EX PRESAS POLÍTICAS MUJERES EN VALPARAÍSO

En la ex cárcel se realizó el lanzamiento del libro “LOLITA LOLA”. Memorias Sonoras de Ex Prisioneras Políticas. Libro basado en la Tesis para optar al grado de Licenciatura en Antropología Social de Francisca Cornejo Ulloa, donde se sumaron nuevas entrevistas y narrativas poéticas.

Se trata, sin duda, de un enfoque novedoso de abordar un tema de suyo dramático, pues posee una mirada multi temporal y se muestra la asociación de hechos poco reconocidos y novedosos como la música que les evoca los días domingo en prisión.

Son co-autoras un puñado de presas: Gioconda Aguilera Altamirano, María Cristina Fuentealba Herrera, Sylvia Lillo Robles, Alicia Olea Salinas, Leslie Olivares Bustamante, Patricia Pulgar Martínez, Elisa Serey Serey, Alicia Zúñiga Valencia y Rosa Zúñiga Anton.

Y RECUERDA EL PRÓXIMO MARTES:

 

 

 

Memorias sobre las detenciones en la Escuela de Ingeniería Naval. Proceso 3941

Las detenciones en la Escuela de Ingeniería*

Es muy probable que en junio y julio de  1973, los servicios de inteligencia que preparan el golpe hayan puesto en marcha una operación para detectar y alejar de la Armada a los marinos predispuestos a resistir órdenes de derrocar al gobierno. Esos meses los controles internos recrudecen. Antes, la regla de apuntar el nombre de las visitas a las unidades no se aplicaba a la letra. Ahora, toda persona que ingresa es rigurosamente anotada. Por esos meses, el grupo de la Escuela de Ingeniería se entera de que varios marinos reciben su desahucio, algunos recién llegados a las unidades, y se da cuenta de que los despedidos son los que tienen antecedentes de haber protestado alguna vez, explica Mariano Ramírez:

“ nos dimos cuenta que la Marina estaba sacando gente de diferentes reparticiones, que por sus antecedentes hubieran hecho reclamos que tenían que ver con las comidas, o que se hubieran enfrentado verbalmente con un oficial, que normalmente era un castigo de 15 a 20 días, ¿me entiendes? Pero como quedaba en la hoja de vida, todos aquellos que tenían una roja, fueron saliendo de la Marina” ([E] Ramírez, 2001).

Por su parte, Miguel González, instructor de electrónica, en varias ocasiones es seguido a la salida de la Universidad Católica, “ descaradamente”. Èsta da cuenta de que hay un trabajo sistemático para detectar al personal con ideas de izquierda; “hacían una labor de exploración para ir trazando un mapa de aquellos posibles líderes dentro de la tropa, y especialmente en las escuelas” ([E] Ramírez, 2001).

El 28 de julio, un día después del asesinato del edecán, el suboficial Triviño, conocido también por sus opiniones de izquierda, es alejado de su trabajo y de las tropas que comanda. El comandante Pinto lo llama para informarle de su traslado a Santiago. Mientras se despide de sus colegas, es vigilado por un teniente y además encuentra a otro oficial revisando sus archivadores. En Santiago, dice “no hacía nada, no me daban trabajo. Reclamé por eso” ( Fajardo, 2000, 190).

El día antes de su detención, José Jara es asignado a una patrulla como tirador escogido. Durante la ronda, el teniente que va detrás lo amenaza, recordándole que marcha con una pistola en mano ([E] Jara, 2002). Su nombre ya está en la lista de los que serán detenidos el día siguiente.

Sábado 28 de Julio: ocho detenciones en la Escuela de Ingeniería

El viernes 27 de julio, el director de la Escuela de Ingeniería, Homero Salinas, envía una nota al comandante de la Primera Zona Naval, Toribio Merino, comunicándole que, “por información del servicio de inteligencia militar [no del naval] se ha tenido conocimiento que el siguiente personal ha tenido contactos o pertenece a grupos extremistas, por lo que se procede a detenerlos o a incomunicarlos”.

Siguen ocho nombres:

  • cabo 2°José Jara (cursos electricidad en el 2° año, 29 alumnos)
  • cabo 1° Carlos Alvarado (curso de perfeccionamiento de cabos mecánicos, 200 alumnos)
  • cabo 2° Abdón Villouta (cursos de perfeccionamiento en electricidad)
  • sargento 2° Ernesto Suenzen (instructor de electricidad y de intercomunicación)
  • marinero 2° Tomás Alonso (alumno de electricidad)
  • marinero 1° Nelson Córdova ( sigue el curso de combustión interna)
  • cabo 2° José Polanco (encargado de la sala de armas)
  • marinero 2° Miguel Muñoz (sigue el curso de electricidad).

El 30 de julio se agrega:

el cabo de la infantería de marina Rubén Bustos (Causa 3941, fojas 1 y 2).

Las detenciones en la Escuela de Ingeniería se inician el sábado 28 de julio, hacia las 11 horas, cuando se escucha por los parlantes: “Cabo Jara, tráigale el tráfico al comandante de la Escuela”. José Jara es conocido como hombre de izquierda, su actividad es demasiado abierta y tiene mucha confianza en sí mismo ([E] Ramírez, 2002), comenta Ramírez. Cuando Jara se acerca a la comandancia, advierte un camión de Infantería de Marina con varios infantes, y luego ve un infante armado en la secretaría del comandante. Jara lo saluda: “Buenos días mi comandante, le entrego el tráfico”. A lo que Homero Salinas responde: “ Jara, tengo información de los servicios de inteligencia de que Ud. es el representante de MIR en la Escuela de Ingeniería”. Sorprendido responde; “ No, realmente creo que está equivocado, no soy representante de ningún partido, nunca he militado en nigún partido, no tengo nada que ver con eso”. Intercambian algunas palabras y el comandante le dice: “ Bueno, para salir de la duda queda detenido. Yo lo voy a mandar al cuartel de seguridad Silva Palma para que sea interrogado y después veremos”.

Lo llevan al camión de la Infantería de Marina donde, bajo la lona, descubre a los miembros del grupo antigolpista más conocidos, detenidos como él. Jara piensa inmediatamente en los documentos políticos que tiene en su cajón. Mientras lo revisan, el cabo consigue deslizar las llaves del cajón y un colega jóven y le murmura: “anda y saca”. Al parecer el jóven marino algo retira, pero, pese a la limpieza, queda en su cajón su maletín donde guarda una agenda con tres números de teléfonos. Jara recuerda ahora los documentos políticos que tiene en su casa. Nada ilegal – precisa – son libros, como la Revolución de la Escuadra o Camino de Victoria , algunos ejemplares de El Rebelde y de Punto Final, “pero para ellos era un crímen”. Entre sus aprehensores hay un sargento de la Escuela que conoce a su suegro. Jara le da la llave de su casa pidiéndole que se la entregue a su suegro y le diga que saque todo.

El sargento cumple. En casa de Jara, en el cerro Los Placeres, se ejecuta quizá por primera vez la escena desesperada –que se repetirá miles de veces – de destruir diarios y libros que pueden ser utilizados como “pruebas” de tener ideas de izquierda. El suegro los hace desaparecer en un pozo séptico.

En realidad, los 10 detenidos son los marinos más activos del grupo y los más conocidos; toda la célula central del grupo y miembros de otras dos células: Cuando nosotros fuimos golpeados, fue golpeada la base mía, cayó completa, y otra base cayó la mitad y una tercera base que se cortó el vínculo. Pero se consigue mantener un cierto nivel de seguridad” ([E] Jara, 2002). Los detenidos son llevados al cuartel Silva Palma e incomunicados. Ahí comienzan los interrogatorios.

Los arrestos son conocidos rapidamente gracias a una red de solidaridad que se crea en torno a los detenidos. Para los marinos organizados urge informar de las detenciones a los partidos de izquierda. El MIR había organizado un dispositivo de emergencia: cuatro marinos (“Moair”, Guillermo Vergara, José Jara y Mariano Ramírez) conocen un número de teléfono donde comunicar informaciones urgentes. El teléfono pertenece a un conocido de Félix Vidal, próximo a las Juventudes Comunistas y colaborador del MIR. Por esa vía, el cabo Mariano Ramírez consigue informar de las detenciones.(Anexo 19). Pide a un “héroe incógnito” que llame al teléfono convenido e informe de las detenciones mediante la contraseña acordada, gesto que salva “vidas y materiales” ([E] Ramírez, 2005), afirma Ramírez, que muy prionto será detenido.

El MAPU también se entera de las detenciones. La noche del día 29, Leopoldo Luna va a casa del cabo Carlos Alvarado, con quien mantiene contactos regulares, y encuentra a su mujer afligida porque alguien la ha llamado para informarle que “pasó algo”  y su marido no ha llegado ([E] Luna, 2003). En el MAPU se inquietan, pues saben que hay algunos nexos entre los marinos detenidos de la Escuela de Ingeniería y los de los buques. Durante esa semana los mapucistas preguntan a los marinos de la escuadra si notan algún cambio de tono. Responden que no hay nada nuevo.

La causa criminal 3941 por sedición o motín en las escuelas

La desición de abrir una causa es tomada por el almirante Toribio Merino, el 30 de julio,en su calidad de comandante en jefe de la Primera Zona Naval: “En relación de vinculaciones que personal de la institución haya tenido con elementos de tendencia política extremista y lo dispuesto en el reglamento 7-38/1 y 9-10/1” y designa fiscal a Samuel Ginsberg (Causa 3941, foja 3).

La acusación de relacionarse con políticos extremistas describe exactamente lo que el propio Merino y otros oficiales de su fracción están haciendo esos días, aunque con una diferencia mayor: los marinos han establecido contactos con civiles de los partidos de izquierda para defender al gobierno legítimo; en cambio, Merino y otros están en contacto con civiles de extrema derecha y con agentes de una gran potencia extranjera, para amotinarse contra él.

La lectura de la causa revela que los antecedentes proporcionados por el Servicio de Inteligencia Militar y el subdirector de la Escuela capitán de corbeta Edgardo Musso, son irrisorios. han detenido a los marinos conocidos por sus ideas de izquierda, pero de su organización no saben casi nada.

La primera acusación la formula el capitán Antonio Costa, jefe del sector oriental. Informa el 30 de julio, que desde hace 10 días, la inteligencia militar se enteró de que un grupo de gente de mar participa de un movimiento llamado Comité de Izquierda revolucionaria de la Marinería (CIREMA) “con finalidad de quebrar la disciplina institucional”, y que mantiene contactos con el MIR. El informe explica que han vigilado a los cabos Jara, Alvarado y al sargento Suenzen, y apuntaron los nombre  de los que hablaron con ellos (Causa 3941, foja 5).

El cabo Jara es acusado de haber hecho contactos políticos con dos infantes de marina y…de estudiar en la Universidad Católica. Al cabo Alvarado se le echa en cara que “ se le ha visto en muchas oportunidades con Jara “ y “ al parecer trató de ingresar a INACAP (Instituto de Capacitación Profesional) en donde inquirió datos para ingresar al MIR “. Al cabo Villouta “ se le ha visto con Jara “. El sargento Suenzen “ha tenido contactos con el cabo Jara y existen presunciones que forma parte del mismo grupo”. Tomás Alonso “ha sido visto en numerosas ocasiones conversando y paseando con Jara y ha sido visto en varias ocasiones en grupos de tres o cuatro marineros fuera de la Escuela”. Córdova “ha sido visto con el marinero Alonso y el cabo Jara”. Polanco “hasido visto con Jara, Córdova y Alonso”. Muňoz ha sido visto con Jara en forma reiterada. Bustos “ha sido visto en repetidas ocasiones con esta gente”. Igual que Maldonado. Eso es lo que comunican los servicios de inteligencia. (Causa 3941, fojas 4 y 5).

Es bastante poco. Los cargos contra Jara son endebles y los cargos contra otros marinos son haber conversado co Jara, lo que no puede ser utilizado como prueba ante ningún tribunal medianamente imparcial.

A partir de ahí, la causa 3941 contiene una sucesión de declaraciones, principalmente de oficiales, que buscan criminalizar las opiniones de izquierda de los detenidos. La declaración principal la hace el capitán Edgardo Musso Gutiérrez (Subdirector de la escuela), quien , dice tener dos fuentes: las informaciones transmitidas por un oficial alumno de la Escuela y las del teniente Faunes, del departamento A-2 de la Primera Zona Naval.

Durante la primera semana del proceso, las acusaciones tornan sobre elementos que se aproximan al ridículo, y a veces lo alcanzan. El capitán Musso informa que “observó” a Jara entre el 8 y el de julio aproximadamente, aunque con un resultado muy relativo. Sus sabuesos lo vieron ir a la Escuela de Infantería de Marina, pero “no se pudo establecer con quien conversó”; luego se reunió con gente en la Plaza Aduana pero “no  se logró reconocer a las personas”; y el viernes 20, se le vió en la Plaza de Viña  “en compañía de personal no identificado”. En la Escuela se le ve “conversando o en parejas o en grupos de hasta cuatro personas”. Además , fue “sorprendido en una ocasión a puertas cerradas con llave dentro de la sala de armas, aproximadamente a las 10 de la noche, en compañía de Polanco, Villouta y Alonso, quienes al abrir la puerta jugaban a las cartas” (Causa 3941, fojas 7 y 8)

Jara explica su visita a la Escuela de Infantería de Marina y su conversación con el cabo Olmos, diciendo que fue a buscar una encomienda y un colchón. Le preguntan con insistencia si son una estrucrura del MIR y si han participado en reuniones, pero Jara siente que acusan con poca convicción y comprende que no están en condiciones de probar nada.

El capitán Musso acusa luego a Carlos Alvarado, de “haber manifestado que deseaba ingresar al MIR” durante su inscripción en INACAP;  de ser  “una persona difícil en el trato con los oficiales, habiendo llegado en una ocasión a la justicia […] donde tuvo expresiones para con el jefe de brigada teniente Schmidt, en el sentido que era prepotente e inhumano para tratar al personal”.

Declara luego el teniente Carlos Rivas quien describe al cabo Alvarado como una persona “no confiable”, ya que  “le gustaba leer de todo tipo de literatura y prensa y que seguramente lo marcaban como de izquierda por esta razón. Dijo [Alvarado] haber leído la Revolución Rusa y textos similares”. El teniente reconoce que  “a pesar de todo” la posición de Alvarado es de constitucionalidad y que, accesoriamente, es casi campeón de ajedrez de Valparaíso (Causa 3941, foja 7). Aparece luego un teniente Jorge Salinas, quien “tuvo conocimiento que Alvarado pretendió ingresar al MIR de Inacap y comenzó a seguirle (Causa 3941, foja 14).                                Carlos Alvarado, en su declaración, reconoce que trató al teniente Schmidt de prepotente e inhumano, ya que éste le había negado un día de franco para atender a su hijo que había sido mordido por un perro, diciéndole que la Escuela no era una guardería infantil. Y efectivamente le gusta leer de todo (Causa 3941, foja 16).

Luego las emprenden contra el cabo Abdón Villouta. El teniente Jorge Bosaans descubre que, ni más ni menos: “la supuesta esposa del cabo Villouta estaría perteneciendo a un estanco de lanas, ubicado en la vecindad de una sede del PC”. De pasada, acusa a los otros detenidos de conversar con Jara y añade que Alonso asiste a curso de kárate (Causa 3941, foja 10). El teniente Raúl Pinto ha visto a “Villouta entregar un papel al cabo de guardia, que se lo pasó a otro marinero que iba saliendo” (Causa 3941, foja 10). Otro oficial, Jorge Guerra Genskwsky acusa a Villouta de recibir “un llamado exterior de una señorita Ana” (Causa 3941, foja 11) y mientras hablaba, el teniente Juan Gaete cree haber escuchado “no, ese tipo de info no te la puedo dar” y “los chiquillos están de franco, mañana les informo”. Además, Villouta es acusado de fotografiar a los cabos Ulloa y Olivares en “posiciones militares” (Causa 3941, foja 12).                                                                                                                                               La réplica del cabo Villouta es contundente. La misteriosa “Ana”, insinuada como una especie de Mata Hari, que se comunica con él en códigos secretos, resulta ser la señora Ana Bernal, la mujer del sargento Lagos y vicepresidenta de un estanco de lanas. La señora informa a menudo a las esposa de algunos oficiales – a pedido de sus maridos – de las ofertas interesantes. Las fotografías que el cabo hizo a dos colegas en “posiciones militares”, sospechosas de revelar altos secretos, son similares a miles de fotografías que los militares suelen enviar a sus familias, y las pone a disposición del tribunal. Por su parte, Alonso “acusado” de asistir a cursos de kárate, había dejado de asistir a ellos. Otro acusado había conservado un revólver durante una noche en su cajón y sólo el día siguiente lo había entregado al armero. El control de armamento y munición confirma que todo está conforme (Causa 3941, foja 35).

Al ser interrogados, los alumnos que siguen cursos impartidos por los instructores arrestados, son extremadamente elogiosos con los detenidos, y sin duda solidarios. Los califican de “personas tranquilas”, “buenos compañeros”, que no realizan labor proselitista y que tienen una formación superior  a la media, aunque hablan de la “sutuación actual” y de “temas económicos” (Causa 3941, foja 40). Por último, las hojas de vida de los acusados confirman que se trata de marinos destacados: en los últimos cinco años, tres de ellos han sido calificados en lista 2, cuatro en lista 1 y lista 2, y dos en lista 1 (Causa 3941, fojas 57 a 137).

¿Quié ganó la partida de brisca?

Queda un cargo en pié: ¿qué hacía el grupo que sorprenden encerrado jugando a los naipes? Días antes, en efecto, el jueves 19 de julio a las 22 horas Jorge Guerra y el teniente Juan Gaete irrumpen en la sala de armas, donde descubren a Jara, Polanco, Alonso y al operario González, jugando a la brisca.                                                                                          Los interrogadores exigen a cada uno que describa la partida. Tomás Alonso dice que había ganado una pata de cuatro juegos. El 7 de agosto los llevan a reconstruir la partida y ¡ay¡ González y Alonso se atribuyen la victoria (Causa 3941, foja 52). Hasta entonces es la única contradicción que consiguen establecer.                                                                  En tiempos Normales, “en cualquier proceso nosotros habríamos quedado libres, cuando mucho una amonestación por indisciplina, falta a la disciplina militar solamente, leve”, afirma Jara ([E] Jara, 2002).

Pero la causa 3941 es eminentemente política y el fiscal vuelve a la carga. Consigue una declaración contra Alvarado por parte de Gloria Gómez, mujer de un oficial y secretaria de INACAP. Ésta declara que, en marzo, el cabo Alvarado se había presentado en INACAP y le había comentado que algunos oficiales lo llamaban para interpretar un circuito electrónico, y que había demasiada diferencia entre la tropa y la oficialidad, lo que no ocurría en Suecia, añadiendo que, si pudiera, ingresaría al MIR. Doña Gloria afirma haberle respondido que el chileno no está preparado para eso porque cuando le dan la mano se toma el codo (Causa 3941, foja 51).

Ahora el fiscal interroga a Alvarado sobre las “inquietudes personales”. Éste responde que en la Marina las peticiones del personal no pasan el nivel de oficial de división; que se dan pocas facilidades para estudiar, que hay dificultades en los ascensos y el mando es, a veces, injusto y humillante, pues suele utilizar la expresión “la gallada” o “los indios” cuando se refiere a la tropa (Causa 3941, foja 156).

La situación se pone más dura para los detenidos cuando los acusadores consiguen declaraciones  de marinos que habían intentado reclutar. Jara recuerda su dfícil careo con el cabo Gutiérrez, con quien solía comentar la prensa durante algunos minutos, cuando le entregaba una guardia. Gutiérrez recuerda que Jara había afimado que, si había golpe, las fuerzas armadas se dividirían de forma horizontal, y también sus comentarios sobre las declaraciones golpistas del general Canales, aparecidas en La Tercera. En realidad, Jara no había hecho más que emitir, ante Gutiérrez, opiniones contrarias al golpe, “pero eso, para la Marina, era pecado” ([E] Jara, 2002)….

En total, hay algo más de 20 marinos detenidos en las escuelas de especialidades. Aunque casi todos son parte del grupo, en la mitad de los casos no consiguen probarlo. Finalmente procesan a 10, uno de ellos casi sin relación con el grupo. Los detenidos de la Escuela de Ingeniería son, a veces, golpeados durante los allanamientos a sus casas, pero no serán torturados como los detenidos de la escuadra. Más tarde, a partir del de agosto, comienzan a llegar al Silva Palma los detenidos de la escuadra ([E] Jara, 2002), lo que modifica la situación.

Pese a su importancia política, estas detenciones no son anunciadas en la prensa, ni de gobierno ni de oposición. Sólo serán mencionadas 11 días más tarde, después de las detenciones en la escuadra. ¿Por qué? Talvez porque el Alto Mando está poniendo a prueba la capacidad de reacción del gobierno y de la izquierda. No ha coseguido acusar a los detenidos de nada serio y la clara naturaleza política de los arrestos abre un flanco a la crítica.

Pese al silencio de los medios de comunicación, las detenciones son conocidas por los militantes. Ahora la represión deja de ser una eventualidad para transformarse en una realidad próxima y probable…

. El jueves 9 de agosto, 12 días después de las detenciones en la escuela de Ingeniería, el Servicio de Inteligencia allana prolijamente los cajones de los detenidos y da con una lista que contiene dos otres números de teléfono (Causa 3941, foja 56), entre los que figura el de Juana, la mujer de Miguel González                            [E] González, 2003. Al día siguiente después del cambio de guardia, seis marinos son detenidos y encerrados en el Silva Palma, en las celdas húmedas, cavadas en el cerro, donde sólo hay un catre (sin colchón) y una frazada. Alejandro Retamales, Miguel González, Mariano ramírez, Luis Fernández, Bernardino Fariña y Víctor Martínez. En este caso, a diferencia de los marinos de la escuadra, no son sometidos a torturas sistemáticas [E] González, 2003.

*  ( Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich  Tomo II, 68 – 75 y 184 )

La continuación del proceso contra los detenidos de la Escuela de Ingeniería*.

Los detenidos por la causa 3941 son dados de baja de la Armada el 30 de octubre de 1973, sin que los pedidos de excarcelación o de pronto cumplimiento de las diligencias surtan algún efecto (Causa 3941, foja 216).

El fiscal pide 15 años de presidio contra José Jara, acusándolo de sedición o motín y cinco años contra los otros acusados* por “conspiraciónpara cometer el delito de sedición o motín”.                                                                                                                                                Argumenta diciendo que estos marinos deben ser condenados por “organizar un grupo de ideología marxista” y por reunirse “con sujetos civiles ajenos a la Armada, que resultaron ser miembros de partidos marxistas, y a quienes no fue posible de identificar”. La idea básica del grupo, dice el fiscal, era “evitar un golpe de Estado por parte de las FF.AA., o que al menos lo neutralizara, y, si se daban las condiciones, hacer una revolución ( Causa 3941[R], 53.                                                                                                             La sentencia, firmada por el juez naval de Valparaíso contralmirante Antonio Costa Badilla, condena a José Jara Troncoso a siete años por “sedición y promotor de ella”, ya que promovió la insubordinación (Causa 3941 [R], 61); los otros detenidos son condenados a tres años. Y todos son condenados a la “inhabilitación absoluta y perpetua para derechos políticos”. En segunda instancia, la pena de Jara se rebaja a cinco años (Causa 3941[R], 67) mientras que la apelación de Eugenio Neira resulta denegada (Causa 3941, foja 340).

* Carlos Alvarado, Tomás Alonso, Nelson Córdova, Bernardino Fariña, Luis Fernández, Marianos Ramírez y Alejandro Retamales.

*  ( Extracto del Libro, Los que dijeron “ NO “, Editorial LOM, del Historiador Jorge Magasich  Tomo II, 336-337)

 


 Mariano Ramírez R.

 Nació en Tomé, 1944. Realizó sus estudios en la Escuela Carlos Mahns y Liceo de Tomé. El año 1960 fue aceptado en la Armada y como Grumete Afecto a Máquina, fue embarcado en el Crucero Prat.

En la Escuela de Ingeniería Naval (Las Salinas de Viña del Mar) realizó cursos para Electricista de Poder. Fue embarcado en el Crucero O’Higgins y varios otros buques: Colo Colo, Lientur y Covadonga. En 1973 se incorporó a la Escuela de Ingeniería Naval para ascender a Sargento.

El 11 de agosto de 1973 fue arrestado y enviado al Cuartel Silva Palma. Posteriormente estuvo en la Cárcel de Valparaíso, en Isla Riesco (Colliguay V Región) y Puchuncavi. Desde allí es trasladado de nuevo a la Cárcel Pública de Valparaíso y en 1976, a la Penitenciaría de Santiago desde donde es ex pulsado del país.

En Noruega, como militante del MIR, participó en tareas y trabajos de solidaridad con Chile. Par ticipó en la Agrupación Latinoamericana ASELA y FRESIA en Drammen y en el Comité de Retor no. En los años 1983 y 1984 cursó como Técnico Electricista en la Escuela Técnica de Drammen, Noruega.

Retorna a Chile en 1999, radicándose en Villa Alemana.

Actualmente es miembro de la Organización de Marinería Anti golpista y en ella participa como miembro de la Comisión de Memoria Histórica.

Memoria Colectiva de los marinos antigolpistas de la Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973

 Proceso 3941

 Ediciones Al Aire Libro

Memoria Colectiva de los Marinos Anti Golpistas

Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973 Proceso 3941

Mariano Ramírez

“Puede ser reproducido sin fines comerciales, mencionando la fuente”

Registro de Propiedad Intelectual: 1.999.333

Ediciones Al Aire Libro, Colección Rafael Miranda Maquetación:El tallercito digital

Digitación: Maryann Ramírez Calisto

Diseño y diagramación (original): Patricio Guerrero C.

Memoria Colectiva de los Marinos Anti Golpistas Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973

 Proceso 3941

 Mariano Ramírez

 Testimonios y Colaboración de:

 

Cabo 1° de la Armada (r), Mariano Lautaro Ramírez Ramírez. Operario 3° de la Armada (r), Víctor Abelardo Martínez Cangana. Marinero 1° de la Armada (r), Tomás Segundo Alonso Molinet.

Cabo 2° de la Armada (r), José Angel Jara Troncoso. Marinero 1° de la Armada (r), Nelson Luis Córdova Pino. Cabo 1° de la Armada (r), Carlos Alvarado González.

PALABRAS PRELIMINARES Y AGRADECIMIENTOS

 Escribir una memoria colectiva de un grupo de hombres que vio el horror en forma anticipada y que no quiso ser solo testigos de los acontecimientos que se avecinaban, fue una tarea que ha requerido esfuerzo y paciencia, las razones emocionales, juegan en contra en este tipo de proyectos, problema agregado es que cada uno de los protagonistas de esta memoria esta radicado en diferentes lugares del mundo.

En suma decidimos que debíamos hacer el esfuerzo por nosotros. Por nuestros compañeros que no fueron detenidos, que eran constitucionalistas y siguieron en la institución, donde tuvieron que acatar órdenes de los oficiales golpistas en contra de su voluntad, situación difícil para ellos, siempre los tenemos presentes. Por la mucha gente que quiso ayudarnos y rescatarnos de las garras de los oficiales golpistas.

Al Profesor de Historia Danny Monsalvez por su disposición, apoyo y colaboración al trabajo realizado, también a la estudiante de historia Karina Ponce de la UPLA quien nos asistió permanentemente con mucha dedicación en las correcciones necesarias a este trabajo. A Maryann Ramírez Calisto por su apoyo en la digitación del texto, a Félix Vidal por su aporte y colaboración, a Guillermo Vergara y al Sargento (r) Diomedes Victoriano por los aportes en información, a todas ellas y ellos mil gracias.

Nuestro trabajo es la necesidad de buscar justicia como ex funcionarios de la Armada, pretendemos que le sirva a las autoridades Gobernantes, a la clase política y a la Armada para que aquilaten correctamente nuestra actitud frente a los acontecimientos de aquella época, optamos por la vía constitucional, por la democracia  y generosamente estuvimos dispuestos a defender con nuestras vidas la esperanza de un pueblo que después de muchas décadas veía claramente que era por la oportunidad de realizar sus sueños con un gobierno legítimamente elegido y preocupado de sus intereses. Además mantuvimos nuestra lealtad con el Presidente de Chile Sr. Salvador Allende G.

Fuimos duramente tratados en nuestro cautiverio y además estigmatizados en forma severa por habernos atrevido a disentir, denunciar e intentar organizarnos para evitar la masacre. Para la Institución y la oficialidad golpista pasamos a ser los traidores.

Las mentiras y estigmatización de la que fuimos objeto no tiene validez, moral ni jurídica, no existe documento alguno ni es parte de ningún artículo en la ordenanza de la Armada que manifestara que estuviéramos obligados a desconocer la constitución y transformarnos en golpistas.

Hemos sostenido en el tiempo que el Golpe Militar fue inconstitucional pero, ello paso a ser parte del olvido, la agenda de los partidos políticos en general poco a poco fue cambiando, los que ayer condenaron nuestra detención y tortura posteriormente en democracia olvidaron nuestro papel como anti golpistas, así como también de hacer los esfuerzos necesarios para sentar en los tribunales a los responsables de tanta barbarie desatada en contra de tantos y tantos chilenas y chilenos. No debiera sorprendernos tanto, pues históricamente las intervenciones militares terminan en acuerdos y reconciliaciones con la clase política del momento. Los gobernantes en democracia son quienes en definitiva tendrán la tarea de administrar el nuevo orden político, jurídico, social y económico y hacerse cargo de las victimas del proceso represivo en la medida de lo posible.

No hace mucho el Dr. Jorge Magasich, historiador y profesor de la Universidad de Bruselas en Bélgica escribió un libro testimonio “Los que dijeron No”, posteriormente el Profesor de la Universidad de Concepción Danny Monsalvez Araneda escribió un libro titulado

“Proa al Golpe”, ambos historiadores reconocen que los marinos anti golpistas fueron injustamente detenidos y condenados. A ellos le agradecemos y reconocemos sentirnos identificados con su trabajo y aporte para esclarecer nuestra situación, creemos que estos trabajos altamente valorados por nosotros refleja que la nueva generación de historiadores seguirán en esa senda hasta romper con la verdad oficial impuesta por intelectuales cómplices de quienes instigaron y protagonizaron el Golpe Militar como es el caso de la oficialidad dela Armada.

Queremos agradecer las manifestaciones publicas, donde muchos al grito de“Marino amigo, el pueblo esta contigo” demostraban su apoyo a todos los marinos detenidos tanto en Valparaíso como en Concepción.

Las declaraciones de muchas autoridades y sacerdotes las más relevantes de Rodomiro Tomic, las del sacerdote Hernán Larraín Acuña el Director de la Revista Mensaje, las del Senador Socialista Adonis Sepúlveda quienes condenaban abiertamente nuestra detención y la tortura. A los políticos que junto a nuestros familiares conformaron el Comité de defensa de los DDHH de los Marinos Detenidos entre ellas, la Senadora Socialista de la época María Elena Carrera. A los abogados que lo intentaron todo jurídicamente para, conseguir nuestra libertad, entre ellos el compañero Emilio Contardo Hogtert1, Olga Morris, y tantos otros en Valparaíso, Pedro Enríquez Barra, Hernán Mege Navarrete y Marcelo Burgos de Concepción. A los compañeros de la CUT de la época, entre ellos destacar al dirigente nacional Juan Olivares quien en cadena nacional se refirió a nosotros como el “Pueblo Uniformado”, al apoyo de todos los partidos de izquierda de aquel entonces y a tantas otras organizaciones sociales.

En esto de reconocer y agradecer hemos dejado para el final a nuestros familiares, quienes desde el primer momento intentaron buscarnos y saber sobre nosotros en nuestra repartición naval en este caso en la Escuela de Ingeniería. Otros por métodos distintos dieron aviso de lo que ocurría.

La verdad sea dicha es gracia a ellos que hoy podamos a dar a conocer nuestra memoria, nos salvaron la vida, estuvieron en todo momento allí cerca, acompañadas con su preocupación y angustia por lo que sucedía con nosotros.

La experiencia era única y nueva, se trataba de tener nuevamente a su hijo, a su esposo en la casa, donde diariamente compartía con ellos y para ello se armaron de paciencia y coraje pues sabían que estábamos pasando un muy mal momento, nos arroparon y en cada uno de sus visitas, cuando pudieron, nos llevaron alimentación, abrigo, muchas veces sacrificando sus propias necesidades, eso es difícil de olvidar, cada minuto de atención, cada escrito enviado a los campamentos de prisioneros fue y era un bálsamo de confianza en nosotros. Sabemos que algunos de nuestros familiares han fallecidos y por ello no podrán leer este párrafo de agradecimientos pero, a los que aun viven desde aquí queremos decirles que es un honor tenerlas y tenerlos como familiares. A nuestros padres, esposas, hermanas y hermanos. Así nuestras descendientes hijas e hijos sabrán que no somos solo padres sino que también personas agradecidas de por vida por aquellos que nos protegieron.

Asimismo queremos agradecer a los países que nos acogieron y donde por muchos años estuvimos exiliados, aún gran parte de los nuestros no pueden regresar al país. En esto queremos destacar la labor de Froden Nilsen embajador de Noruega en Chile en aquella época.

Para terminar queremos decir que gratifica el hecho de que pese a todo lo que fuimos expuestos hoy aún estamos de pie con la frente en alto y de cara al pueblo con la satisfacción del deber cumplido.

PRÓLOGO

Memoria Colectiva de los Marinos Anti Golpistas Escuela Ingeniería de la Armada de Chile 1973. Proceso 3941

Entrado el siglo XXI, con los progresos y avances teóricos y metodológicos que ha tenido nuestra disciplina histórica, un buen historiador posee las herramientas para observar e interrogar acuciosamente la sociedad y establecer el porqué y como de los hechos y procesos que e viven. Es más, un historiador critico es capaz de asumir los sesgos que pueden tener sus trabajos, resultados y al mismo tiempo los riesgos académicos y personales que acarrea ese compromiso y mirada crítica de la sociedad. En ese sentido, el historiador no puede vivir limitado a un periodo lejano, sin comprometerse con los problemas del presente, es decir, debe tener reflexión y opinión crítica respecto de los problemas de nuestro tiempo.

Durante los últimos años, ha surgido un importante y significativo número de historiadores e investigadores-principalmente jóvenes- que se han esforzado sistemáticamente por ir superando la caracterización y generalización en que cayó y ha caído la historia, especialmente la historia política, de concentrarse netamente en la narración y delineamiento de los hechos relevantes del pasado humano, o bien privilegiar la historia de los vencedores y grandes personajes de la historia, peor aún, seguir insistiendo que la historia es objetiva. En esa línea de trabajo, el historiador de la historia política, seria, en el fondo, un asesino de la memoria porque dejaba de lado aquello que para algunos es el sustrato fundamental de la historia, los procesos colectivos o bien como señala el historiador Carlos Aguirre Rojas, una especie de anticuario y coleccionista de antigüedades que se ocupa solo del pasado.

Sin embargo, el contacto de la historia con otras disciplinas, con las ciencias sociales, significo una renovación metodológica y teórica de la historia política; de esta forma, se fueron incorporando aspectos de la historia social, cultural y de las mentalidades. En ese sentido, el estudio de una (nueva) historia política, no se circunscribirá meramente al juego institucional, partidario, la suma de votos o la cantidad de diputados o senadores que obtiene algún partido político. El estudio y prospección de la política ira mas allá de aquello y tendrá relación con “… la forma más alta de la ‘vida activa’ en la cual se movilizan las facultades del pensar (colectivo) y del hacer (colectivo)..” o bien aquella practica política, entendida como “..Un juego de espejos donde una sociedad busca mirarse a sí misma y se duda, se sospecha, se hace preguntas, pero no sobre lo por-venir, sino mas bien sobre lo por-construir”2. Asimismo, esta (nueva) historia política se sumerge en campos de estudio como las subjetividades, formas de vida, mentalidad de la subcultura, redes sociales y obviamente el estudio de la memoria histórica. Será en este contexto donde el tema de la memoria cumpla un papel fundamental. Al respecto el historiador Pedro Milos plantea que “la memoria es la práctica social que elabora recuerdos a partir de vivencias individuales y colectivas”, incluso “perder nuestra memoria es perder la posibilidad de imaginar, por nosotros mismos, un futuro diferente. Guardar, mantener, conservar, transmitir y difundir la memoria, no son actos puramente conservadores- en el sentido profundo de la palabra-, por el contrario, son actos necesarios para pensar el cambio y hacerlo posible”3.

De esta forma, la relación (tema) memoria y olvido sigue estando muy presente en la historia del tiempo presente (corriente historiográfica) y en nuestra sociedad (realidad socio-política). Para algunos sectores y sujetos, lo mejor es olvidar, dejar que transcurran los años ya que el “tiempo todo lo sana”; sin embargo, existe la oposición a dejar pasar el tiempo, especialmente los dolorosos y repudiables hechos de la sistemática violación a los derechos humanos ocurridos durante la dictadura de Augusto Pinochet si nada hubiese ocurrido. Esta resistencias se manifiestan de una u otra manera en los medios de comunicación, arte, literatura, ensayos, testimonios personales, memorias colectivas, accionar y perseverancias de las agrupaciones de derechos humanos y obviamente en nuestra disciplina, la historia.

En este último caso, y como dice el citado Carlos Aguirre Rojas, se trata de reivindicar que la historia no es ya, ni será nunca más,

¡la ciencia que estudia el pasado”, alejada y hasta atemorizada preventivamente frente a los hechos y procesos del presente. La historia no es una herramienta de diagnostico y análisis del presente, que permite a la sociedad actual la auto comprensión y explicación; asimismo, recuperar y mantener viva la memoria de su propia historia; es decir, la memoria de luchas y reclamos de los vencidos, incorporando dentro de los estudios e investigaciones a los grupos y clases subalternas: mujeres, obreros, campesinos, estudiantes, prisioneros, perseguidos, homosexuales, grupos étnicos, etc.

En este contexto se enmarca el libro intitulado“Memoria colectica de los marinos antigolpistas de la Escuela Ingeniería de la Armada de Chile 1973. Proceso 3941”, el cual recoge las experiencias y vivencias de un grupo de marinos que desde sus particularidades realidades, se organizaron para oponerse al golpe de estado de 1973.

Después de 37 años y de haber sido detenidos, torturados, pasar por la cárcel, campos de detención y exilio, hoy han logrado plasmar en este escrito parte de esa historia que los transformo en protagonistas directos de aquellos convulsionados años, al organizarse y denunciar oportunamente los planes golpistas de sus superiores.

Respecto al texto propiamente tal, este comienza describiendo lo ocurrido aquel 4 de septiembre de 1970, específicamente lo que se desarrollo al interior de algunas reparticiones navales, en las cuales ellos se encontraban. En una primera parte, esta memoria colectiva centra la atención en la elección de 1970, la reacción de la oficialidad y como la tropa manifestó su “conformidad con el triunfo de Allende”; es decir, desde aquel 4 de septiembre, estos marinos exteriorizaron su identificación con el gobierno de la Unidad Popular; posición absolutamente contraria a la expuesta por la oficialidad de la Armada.

En las siguientes líneas, el relato muestra cómo se van entrecruzando y relacionando los problemas nacionales con lo que pasa al interior de la escuela de Ingenierita Naval. Es decir, como los acontecimientos del país, son “utilizados” por algunos oficiales para indisponer a la tropa con el gobierno. De esta forma la tensionalidad entre la oficialidad y la tropa se narra con bastantes detalles.

Uno de los puntos significativos del relato, lo constituye aquella parte en la cual se abordan los primeros contactos que realizaron estos marinos con partidos o movimientos políticos de izquierda, específicamente con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Al respecto, se añade “nosotros buscamos ese contacto y no como se ha mentido hasta ahora”, aludiendo al famoso tema de la “infiltración” de la izquierda en las Fuerzas Armadas, específicamente en la Armada. ¿Por qué y para que de aquellos contactos con el MIR?, sus protagonistas lo describen muy bien en esta parte del libro.

Posteriormente, el texto avanza en algunos planes y acciones que desplego la oficialidad previo al golpe de estado de 1973; ante aquello, estos marinos siguen desarrollando uno de los aspectos más interesantes dentro de la dinámica que tomaba el proceso, como era el llamado “trabajo político” en la Escuela Ingeniería; el cual dice relación (entre otras cosas) con la difusión entre los marinos de libros, diarios y material de propaganda de izquierda. Trabajo político que al mismo tiempo se estaba desarrollando en otras reparticiones militares como por ejemplo en la “Escuela de Caballería del Ejército de Quillota”.

Las últimas partes del libro, centran su relato en las detenciones, torturas y cárcel que les toco vivir. Siendo uno de los episodios más recordados de dicha experiencia, la famosa carta que se redacto y firmaron los marinos detenidos. La cual posteriormente fue enviada al Presidente Salvador Allende, en la cual se denunciaba lo que estaba ocurriendo con ellos.

“Memoria colectiva de los marinos antigolpistas de la escuela Ingeniería de la Armada de Chile 1973. Proceso 3941”, es un trabajo de historia y memoria, en el cual se cruzan vivencias, aventuras personales y colectivas, riesgos, compromisos, deseos, malestares, en el fondo, como dice el Cientista social y político Norbert Lechner, dar cavidad a la subjetividad para que de esa forma los sujetos puedan tener la oportunidad de reconocer su experiencia cotidiana come parte de la vida en sociedad.

En resumen, estos marinos, al igual que muchos de sus compañeros de ruta, identificados con el proceso que encabezó el presidente Salvador Allende, estaban construyendo su propia historia, pero sobre todo constituyéndose en actores fundamentales de nuestra historia y memoria mas. Es ahí donde reside uno de los valores más importantes de esta “Memoria Colectiva “, que hoy se presenta, especialmente a las nuevas generaciones.

Prof. Danny Gonzalo Monsálvez Araneda

Doctor Historial

Concepción, diciembre 2010.

Memoria Colectiva Marinos Anti Golpistas Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973

Proceso 3941

INTRODUCCION

Esta es una memoria de los marinos que fueron detenidos en la Escuela Ingeniería Naval, en los meses de julio-agosto de 1973. Somos parte los suboficiales y clase antigolpista de la Armada que se organizaron y denunciaron los planes golpistas de algunos sectores de la oficialidad, quienes usaron la institución en beneficio de sus propios intereses políticos. Desafortunadamente, nuestra voz en la vorágine de los acontecimientos políticos de la época no fue capaz de detener el golpe.

La oficialidad golpista de la Armada usó la inteligencia naval para sus propios fines anti constitucionalistas. Comandos de tropa que están determinados para usos militares fueron destinados a realizar acciones en contra del gobierno, en contra suboficiales y clases de la marina y también en contra del pueblo de chileno.

Denunciar y organizarnos para impedir el Golpe Militar a riesgo de nuestras vidas, fue en definitiva una postura digna y parte de nuestro deber. Conocíamos de cerca la masacre concebida por los oficiales golpistas de la época, lastima que nuestro gesto no haya sido evaluado con altura política ni menos reconocida oficialmente. El no hacerlo, ha sido y será un precedente negativo e importante para las futuras generaciones de oficiales y suboficiales de la Marina.

Estamos orgullosos y seguros de que, si las circunstancias se repitieran haríamos lo mismo obviamente que de mejor manera, para defender lo que creemos fue de plena justicia y que hoy se ratifica, en cuanto a que la estabilidad del país descansa en la lealtad de las FF.AA. al poder ejecutivo elegido por el pueblo democráticamente.

Una reflexión intima de los hechos: No somos ni fueron culpables quienes denunciamos y nos opusimos al Golpe Militar. Aspirábamos a un país con justicia social, con derechos laborales, con una distribución económica justa, con mayor equidad. Se eligió un gobierno que ofrecía a los ciudadanos de esta República lo que les correspondía. El pueblo, la gente más modesta y trabajadora históricamente había recibido represión como respuesta a sus justos requerimientos sociales. Para nosotros, no habría sido necesario denunciar y disponer en forma generosa nuestras vidas para defender un Gobierno legítimamente elegido, si hubiésemos tenido unas FF.AA. respetuosas y subordinadas al mandato del pueblo.

Situación en la Armada periodo 1970-1973 y 1973-1976

2.1       Situación política de Chile en 1973 y los sucesos al interior de la Armada.

El resultado de las elecciones presidenciales de 1970 golpeo fuertemente a la oficialidad anti constitucionalista de la Armada, fundamentalmente en los mandos medios, representados por tenientes y capitanes. Por una parte, desconocían la orientación que el Gobierno de Allende impondría a las FF. AA., incertidumbre que provoca y desata entre ellos comentarios de todo tipo. Por otra parte, su formación anticomunista no les permitía aceptar la legalidad vigente y el hecho de que Allende fuera el futuro presidente de la República. Sentían que este hecho ponía en peligro el ya aceptado clasismo al interior de la Armada, lo que evidentemente se tradujo en un fuerte descontento dentro de la oficialidad. Momentáneamente no podían hacer nada para impedirlo debían esperar el curso de los acontecimientos.

La mayoría de la tropa estaba feliz e identificada con el nuevo presidente de Chile. Creemos y tendemos a pensar que fue algo que se manifestó en forma natural, gran parte de la tropa era de procedencia obrera y campesina. Así entonces y después de muchos años y por primera vez, la tropa en la Armada daba señales claras de su conformidad y alegría por el resultado de las nuevas elecciones y del nuevo presidente. Un fenómeno nuevo, una señal que no se había manifestado en otros periodos de elecciones ni con ningún otro presidente electo.

A partir de ese momento y en los acontecimientos previos a la investidura del presidente, se empezaron a percibir a través de la Prensa, potentes y claras señales tanto de la derecha política como de la oficialidad en el sentido de que al Gobierno de Allende no se le dejaría gobernar. Ante esta situación no podríamos dejar de mencionar la odiosidad que manifestaba el Gobierno de Nixon en los Estados Unidos quien a partir del primer día manifestó su desagrado con el resultado de la elección y su estricto apoyo a quienes quisieran conspirar en contra del Gobierno de Salvador Allende. Al respecto y después de algunos años, el informe de la Comisión Church del Senado norteamericano reconoce la intervención del Gobierno de Nixon en Chile, para la destrucción del Gobierno Constitucional del presidente Allende.

Esta elección no tenía nada de normal, por primera vez en la historia se había elegido democráticamente a un candidato de izquierda marxista y eso era algo que a la Derecha política y a sectores de la Democracia Cristiana no les era fácil digerir. Hasta el último momento existieron serias dudas de que el Congreso ratificara el resultado del voto popular que otorgo el triunfo al candidato de izquierda.

Una cosa era que Salvador Allende ganara las elecciones presidenciales y fuera elegido presidente de la República, pero otra muy distinta, que el Congreso aprobara y ratificara esa elección. Los dos meses de espera no fueron desaprovechados, las fuerzas políticas de oposición hicieron lo suyo para empezar a movilizar sus fuerzas e impedir por todos los medios que fuese Salvador Allende, a quien se ratificara en el Congreso, allí debería elegirse entre los candidatos que habían obtenido las dos más altas mayorías en la elección. La práctica institucional había determinado como norma desde 1946 la ratificación del candidato triunfante en la primera fase de la elección.

El complot contra el gobierno, que aun no asumía, se puso en marcha. En forma despectiva la prensa derechista escribió que seguramente Allende sería el candidato electo, pero por otra parte buscaban crear un ambiente de opinión para salvar a Chile de un gobierno marxista. Argumento encaminado a lograr polarizar la opinión publica en los dos sectores políticos extremos.

Al mismo tiempo, las alusiones veladas y abiertas de la prensa de derecha para que las FF. AA. hicieran algo para evitar el resultado de las elecciones hacían declarar al comandante en jefe del Ejercito, general Schneider, “que los militares respetarían, ante todo, el veredicto del congreso”.

Entre la elección y la toma de mando del gobierno de Allende, los intentos por detenerlo y la vigilancia de la izquierda adelanta la tensión política que viviríamos en los próximos tres años.

Afortunadamente y como correspondía, Radomiro Tomic candidato presidencial de la Democracia Cristiana reconoció a Allende como vencedor el 5 de septiembre, eso ayudo a que no se originara un complot mayor por parte de la Democracia Cristiana. Quien en definitiva seria quien, dirimiera la contienda en el congreso donde 80 parlamentarios eran de la U P, 75 de la DC y 45 de la Derecha.

La derecha y sectores de la D C, conociendo la disposición de fuerzas en el congreso se dispusieron a desarrollar el plan para sembrar el pánico financiero. “Así fue como en días no laborables del 5 y 6 de septiembre se retiraron de los bancos tanto dineros, como joyas. Al mismo tiempo los bancos cancelaban los créditos, el público retiraba el dinero de las asociaciones de ahorro. Se cierran empresas con el natural aumento de la cesantía. Se detiene la producción en las fábricas. Con estas dos últimas medidas buscaban crear cesantía y temor en los obreros y familias.4

Este temor financiero contagio sobretodo a la clase media, huyen capitales, medianos empresarios sacan sus dineros fuera del país pagando precios altos por el dólar en el mercado negro. Lo curioso de este plan es que nunca se supo si hicieron lo mismo los altos empresarios o dirigentes políticos de la derecha, quienes al fin y al cabo fueron quienes organizaron la idea del pánico financiero. La guinda de la torta sería el informe del Ministro de Hacienda Andrés Zaldívar, conocido e identificado por muchos como el enano maldito, quien proclamo por radio y televisión un catastrófico informe sobre la situación financiera del país, aclarando que todo era normal hasta el 4 de septiembre.

En septiembre el Comandante en Jefe de la Armada Almirante Fernando Porta Angulo era reemplazado por el Almirante Hugo Tirado Barrios conocido oficial golpista. Nosotros como tropa no le dimos importancia, pero hoy es evidente que a la luz de los hechos cobra una dimensión diferente, es un hecho a destacar en la historia Institucional de la Armada.

Al respecto, Mónica González en su libro “Chile. La Conjura. Los mil y un días del Golpe” escribe de una entrevista que la periodista María Olivia Monckeberg le realizó al Almirante Montero, quien con sus respuestas nos cuenta del marco en que se desarrolló este hecho importante. El Almirante Montero relata lo siguiente:

Yo no sufro de amnesia. Y las únicas personas que estábamos presentes éramos don Salvador Allende al frente y el Almirante Merino y yo. Cumplí una orden militar dada por la autoridad competente, el Comandante en Jefe de la Armada Almirante Fernando Porta Angulo, el Almirante Merino era el director de los Servicios de la Armada, dirigía el abastecimiento global de la institución y yo, comandante en jefe de la Escuadra, nos llevaron a la cita en Concón, Osvaldo Puccio, secretario privado del entonces senador de la República Salvador Allende y el senador Erik Schnacke

Para avalar la veracidad de sus dichos se paró y sacó un escrito de aquellos días y de los mil que siguieron, destinado a sus hijos y que tiene en el sobre la siguiente leyenda“Para abrir después de muerto”, en cuyo interior la primera hoja lleva escrita la frase siguiente“Nada más enfermo en este momento preciso de nuestro tiempo que la inteligencia. Nada menos amado que la verdad” Buscó con parsimonia el trozo en que relato aquel encuentro y le leyó a la periodista”.

Era yo, en 1970, el comandante en jefe de la Escuadra, desde el 23 de enero de 1970. Un día de septiembre, recibí un llamado telefónico del entonces Contraalmirante José Merino, quien me expreso que el senador Allende deseaba hablar con nosotros para informarse de los principales problemas de la Armada. El doctor Allende a la fecha no era aún presidente electo, más ya era un hecho que triunfaría en el Congreso Pleno con el apoyo de la Democracia Cristiana. Creí que Merino bromeaba y que la razón de su llamada seria algo relacionado con el servicio. Le conteste en chanza, pero ante su vehemente insistencia, le pregunte si de estas gestiones estaba impuesto el Comandante en Jefe de la Armada, a lo que me respondió que evidentemente conocía estas iniciativas y las aprobaba. Le exprese que esto me causaba sorpresa y que de inmediato llamaría por teléfono al Almirante Porta para que me ilustrase sobre las razones que tenia para aceptar estos enlaces que me parecían prematuros, pues el proceso electoral legalmente no estaba terminado. Además, me parecía sorprendente que, si el Comandante en Jefe de la Armada estimaba conveniente esta entrevista, no fuese él quien fijara las normas y dictase una doctrina sobre los temas a tratar. No podía el Comandante en Jefe, según mi criterio, que sus Almirantes fueran tan libres aceptando una entrevista que no podríamos sospechar a donde apuntaba. El Almirante Porta me expreso que, como lo había dicho Merino, él autorizaba esta entrevista que estimaba muy conveniente, que a su juicio el senador Salvador Allende ya era de hecho el presidente electo y que al sentir esta responsabilidad quería conocer los problemas más inmediatos de la Defensa Nacional. Añadió que en el conjunto de asesores del doctor Allende no había ni un solo marino en retiro de cierta jerarquía que pudiese asesorarlo, lo que era cierto y este antecedente lo preocupaba pues podía, por ausencia de consejeros idóneos, tomar medidas a la ligera y que fuesen peligrosos y deficientes sus asesores. Categóricamente le pregunte si esas gestiones eran conocidas y aceptadas por el Gobierno, vale decir por el presidente Frei y por el Ministro de Defensa Sergio Ossa Pretot. Me respondió que ambos la conocían y aprobaban. Le pregunte si tenia alguna directiva que darme y me respondió que confiaba en mi buen criterio y que solo pedía ser informado de lo que se tratase en la entrevista a la brevedad”.

Al llegar a ese punto el Almirante Montero hizo un alto en la lectura y dijo; “Estos hechos no terminan de ser esclarecidos. El Gobierno del presidente Frei dijo que no había sido informado. El Almirante Porta reiteradamente expreso que lo había hecho”.

Y continúo la lectura de su manuscrito.

La entrevista con el doctor Allende se celebro el 12 de septiembre en una casa de veraneo de Concón, previamente, y siguiendo la pauta del Almirante Merino, que tenia los contactos, fuimos a la avenida Marina y nos reunimos con un señor que se presento como el diputado Schnacke, a quien acompañaba el Señor Puccio. En una habitación casi sin muebles, una sola mesa y algunas sillas, se desarrollo esta reunión que debe haber tenido una duración de una hora y media. Tal vez desde las 10.45 a 12.15 horas.”

Montero interrumpió nuevamente la lectura “Pero fue el 12 de septiembre y no el 11, como dice el Almirante Merino, que parece que la quiso hacer coincidir con el 11 de septiembre de 1973” Luego continúo leyendo.

Yo casi no conocía al doctor Allende, al punto que nos presentaron formalmente. La media hora inicial la dedico a recordar sus relaciones con la Armada ycon sus hombres. Evoco sus estudios en el Liceo Eduardo de la Barra en Valparaíso, su afición a los deportes náuticos, su casa en Algarrobo, su pequeño yate, conto que su padre había sido muy amigo del Almirante Gómez Carreño… A continuación, me pidió que le expusiera los problemas mayores que apreciaba en la Escuadra en el plano político-militar. Le exprese que me preocupaba que pudiera desahuciar el pacto de Ayuda con Estados Unidos porque eso traería como consecuencia la pérdida inmediata de valiosas unidades navales entregadas en préstamo. Le di detalles de lo que significaba para nuestro poder naval tan débil las pérdidas de nuestros dos únicos submarinos, de los destructores (eran dos el Blanco, y el Cochrane), del dique flotante de Talcahuano, de los helicópteros antisubmarinos. De las becas que tenían nuestros alumnos para estudiar en Estados Unidos: en Pensacola, los aviadores; en el MIT, algunos ingenieros.

Después, el presidente dijo que no le agradaban las Operaciones Unitas. Y yo le expuse el valor que tenían para el entrenamiento a flote esas prácticas y el entrenamiento anual que se hacían con un escuadrón norteamericano, que traía las unidades más refinadas y además todo el progreso que había tenido la táctica naval antiaérea, antisubmarina, llegaba a nosotros por esos contactos. El Almirante Merino dijo “que la idea era que, ante la elección en el Congreso Pleno que aún no se efectuaba, el presidente Allende pudiera decir que contaba con el apoyo de la Marina”.

El Almirante Sr. Raúl Montero desconocía entonces, que la conjura se había iniciado casi desde la misma noche del 4 de septiembre, y que una de sus piezas claves sería el hombre que le iría ha “despojar de la comandancia en jefe de la Armada el 11 de septiembre de 1973; el Almirante Toribio Merino.5

En definitiva, el Almirante Fernando Porta Angulo había sido victima también de los planes conspirativos. Su postura constitucionalista era muy conocida tanto por el gobierno de la época y los oficiales golpistas de la Armada.

La posición aparentemente moderada de la Democracia Cristiana quiso también hacerse presente en el escenario político presentando el conocido “Estatuto de Garantías Constitucionales” a Salvador Allende, según ellos para asegurar la democracia, poniendo como condición de que, si no se aceptaba, no votarían, por ratificar a Salvador Allende como presidente, en el Congreso. Posteriormente esas garantías se transformaron en reformas constitucionales.6

El Estatuto de Garantías fue en definitiva una severa limitante al programa de gobierno de la Unidad Popular. Según el sector moderado de la DC, de esta manera estaba asegurando la supervivencia del régimen democrático. Pero en la práctica significo que, con ello, redujeron en forma determinante la posibilidad de maniobra en aspectos vitales y estratégicos del gobierno de Allende.

Para cubrir los intereses de los grandes propietarios de periódicos y radios de la derecha, se enunciaba en el estatuto de garantías que “solo por ley podrá modificarse el régimen de propiedad y el funcionamiento de los medios de comunicación”7. Sin ser un experto era posible deducir que lo que estaba en juego era la libertad de propiedad y no la libertad de expresión. En definitiva, quedaba en manos de la reacción un arma importante e indispensable para la campaña de obstrucción y sedición, contra el gobierno legalmente constituido.

Sectores estratégicos de la economía chilena no podrían ser objeto de cambio, como por ejemplo el mejoramiento del estándar de vida de los campesinos a través de la reforma agraria, sin poder intervenir en la propiedad de latifundios.

Para lograr la protección del esquema institucional se anuncio de la siguiente manera “nos interesa la plena vigencia del estado de derecho”8.Es decir la autoridad era ejercida exclusivamente por los tres poderes del Estado; Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Con esto quedaban hipotecadas todas las transformaciones sociales que habrían culminado en la creación de una sociedad más justa, y bajo un poder dirigido por los trabajadores.

No menos importante, era el tema que se relacionaba directamente con la violencia y empleo de las FF. AA. en su papel como guardianes del orden establecido. Se hicieron dos exigencias; Una “mantener el sistema de promociones o ascensos dentro del Ejercito9, así se cerraba el paso a la clase de suboficiales para ascender más allá de ser Suboficial Mayor. La segunda “La prohibición expresa de formar todo tipo de milicias o destacamentos armados, sean civiles o vinculados a institutos militares por mecanismos que no fueran las tradicionales pautas de ingreso a cualquiera de las tres ramas de las FF. AA.10

En definitiva, se dejaba en manos de las FF. AA. un escudo legal que sofocase el más mínimo intento de constituir milicias que tanto se necesitarían para enfrentar a los golpistas civiles y militares. Lo extraño y contradictorio era que la izquierda nunca se planteo reemplazar a las FF. AA. con un ejército paralelo en la medida que éste respetara el gobierno elegido por el pueblo.

Como resultado, el 15 de octubre se firmo el Estatuto de Garantías entre las partes a solo nueve días de realizarse la elección en el Congreso Pleno.

Ahora solo restaba esperar con optimismo los acontecimientos a desarrollarse en el Congreso, la obstrucción legal había llegado a su fin con las firmas tanto de la DC como la de Allende. Mientras tanto la derecha, el sector Freista y el Partido Nacional, elaboraban un plan más acorde con sus características, el plan violento que remecería a Chile.

Desde el cinco de septiembre políticos y facciones derechistas efectuaban contactos con el general retirado Roberto Viaux, que había sido el protagonista en un frustrado y confuso Golpe de Estado el año 1969, más conocido como el Tacnazo, en contra del Gobierno de Frei. Este personaje desde que lo expulsaron del Ejercito junto a Arturo Marshall su ayudante y compañero de conspiración, tenían contacto con organizaciones paramilitares de latifundistas de derecha y fracciones ultraístas del Alessandrismo.

A nivel de dirección los contactos se establecieron en la propia casa de Viaux con altos oficiales de marina, ejército y carabineros, según informo el servicio de inteligencia del MIR, de gran eficacia de rastreo e infiltración en los grupos de ultraderecha.11

Se estaba planeando el secuestro del general Schneider y de esa forma presionar a las FF. AA. hacia un pronunciamiento que suspendiera temporalmente el estado de derecho. Todo esto, fracaso dramáticamente el 22 de octubre al efectuarse la primera acción. El General Schneider fue asesinado en plena calle, cuando intento defenderse con su arma de servicio, al ser atrapado en una encerrona mientras viajaba en un automóvil rumbo al Ministerio de Defensa.12

A principio de noviembre de 1970 los resultados de la investigación del asesinato del General Schneider son informados al Comandante en Jefe del Ejercito Carlos Prats. En el libro de Mónica González se puede leer con relación a la investigación lo siguiente:

Tanto el general Orlando Urbina, juez militar que investigaba el asesinato de Schneider, como el fiscal Fernando Lyon le informaron a Prats que en el complot estaban implicados altos jefes en servicio activo de las Fuerzas Armadas. No fue una novedad, ya que, al finalizar el mes de octubre, el director de investigaciones, el general

(r) Emilio Cheyre, secundado por los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas, ya tenia identificados a los autores del grupo de extrema derecha que habían organizado el atentado terrorista. Entre ellos figuraban Viaux, el general Camilo Valenzuela, el general del aire Joaquín García, el hasta hace poco comandante en jefe de la Armada, Almirante Hugo Tirado Barrios; y el general Vicente Huerta, ex Director General de Carabineros. Entre los civiles implicados se encontraba el abogado Guillermo Carey, quien había escapado a los Estados Unidos. Lo mismo hicieron otros civiles, del grupo sedicioso, como Luis Enrique Arancibia Clavel y Jaime Melgoza.13

Acontecimientos todos, que difícilmente pueden olvidarse. Los que al interior de la Armada seguíamos estos acontecimientos, teníamos con ellos, pruebas suficientes para pensar que independientemente de que Allende fuese ratificado como presidente por el Congreso, no lo dejarían gobernar. La suerte estaba echada y los acontecimientos se desarrollarían en consecuencia a desestabilizar al futuro gobierno como fuera, si es que el Congreso lo ratificaba.

Finalmente, Allende fue ratificado como presidente de la República por el Congreso. A esas alturas teníamos el convencimiento que de alguna manera debíamos continuar con nuestras conversaciones y mantenernos atentos a los acontecimientos. Fue en este momento cuando nació la idea de intentar organizarnos. La experiencia de la historia y la constitución de clase de La Armada, junto a la declaración abiertamente golpista de los mandos de la Armada nos llevo naturalmente a concluir de que la organización debería tener carácter clandestino, porque por nuestra condición de pertenecer a la Armada, nos estaba prohibido conforme a los reglamentos, el participar o deliberar sobre asuntos políticos, como también por razones de seguridad pues estábamos expuestos a las represalias y abusos de poder por parte de los oficiales, si fuésemos descubiertos. Lo que hiciéramos en cuanto a organización había que hacerlo con exagerado cuidado, era lo que nos aconsejaba nuestra experiencia de varios años en la Armada.

Qué nos hizo tomar una decisión de esa naturaleza en una sociedad tan convulsionada. Entendemos que fue nuestro origen de clase, nuestro testimonio de tanta injusticia al interior de la institución, nuestras visiones en busca de cambios al interior de la Institución, como también porque nos sentíamos identificados con los planes y programa del Gobierno de Allende. Y finalmente, porque había que Además crear conciencia de que este Gobierno como cualquiera de los anteriores tenía pleno derecho a gobernar el país, por haber sido elegido democráticamente.

Una vez que Allende fue ratificado y inicio su periodo de gobierno, nuestras conversaciones giraron en torno a los comentarios de la prensa de derecha y con ello la claridad y decisión en no transformarnos en cómplices de los planes de la oficialidad golpista apareció más nítida. Nuestro compromiso, consistió en defender al Gobierno y a su presidente.

Los años en la Institución nos habían dado un grado de experiencia, en el cómo movernos en su interior, pues conocíamos de los lugares que no eran frecuentados por los oficiales. Todo lo que sirviera para ocultar nuestro quehacer había que utilizarlo, además pensábamos, que de la misma manera como nosotros conversábamos seguramente lo estaban haciendo otros grupos antigolpistas de la tropa. Lo otro que estaba claro, era que debíamos buscar asesoramiento, por carecer de elementos para abordar esta nueva situación. Además, la falta de información y la desinformación con que se nos mantenía con respecto a la vida social y política del país era un tema ha investigar, si queríamos ser útiles.

El ambiente en la Armada a nuestro nivel tampoco ayudaba mucho, lo único que percibíamos en ese momento, era que existía una gran simpatía por Allende y por el proceso que se estaba viviendo sobre todo en el primer año, pero también había un porcentaje minoritario que estaba a favor de los sediciosos y otros que no opinaban y se mantenían aparte. Difícilmente se podría precisar o hablar de grupos en ese entonces, nos interesaba enfocarnos en avanzar y seguir desarrollando un mejor ambiente para nuestros propósitos de parar a la oficialidad en su acción de complotar.

La Armada y su inteligencia, bajo la dirección de los que hacen mal uso del mando entregado por el pueblo, se habían encargado de ocultar hechos relevantes de nuestra historia, y no muchos en esos años, conocían lo que había ocurrido en la Escuela Ingeniería Naval, donde el reclamo por las malas comidas había tenido nefastas consecuencias para muchos de los marinos que se atrevieron en el año 1961 a realizar esta acción de reclamo. Cursos enteros fueron expulsados de la Armada y aquellos que habían tenido el atrevimiento de ser los dirigentes de ese movimiento, fueron encarcelados. Menos lo iban a conocer los jóvenes marineros que ingresaron a la Armada alrededor de los setenta. Muchos Sargentos y Suboficiales lo desconocían o simplemente no lo comentaban.

De alguna manera nosotros conocíamos estos hechos por relatos de gente que se había salvado de la represión desatada el año 1961 en la Escuela Ingeniería y seguro podrían aportar bastante, era gente probada y decidida. Llegar a saber quienes eran y contactarlos fue cosa de tiempo, pero, finalmente se logro.

De este acontecimiento se sabe que algunos de sus protagonistas, en el tiempo se conocieron como los rebeldes de la antigua guardia, eran personas que se salvaron de ser exonerados de la Armada y siguieron en servicio, todos ellos en ese entonces eran marineros. Uno de ellos, un Cabo primero, quien, en 1969, marca un hito importante en la Escuela, al impulsar la idea de crear una “cámara de cabos”, cuestión que permitiría mejorar las condiciones del rancho para los cabos, operarios y personal civil que trabajaba en la Escuela.14

Menos idea sé tenia de los acontecimientos de la Sublevación de la escuadra que había ocurrido en el año 1931. Al final de la Memoria el compañero Félix Vidal a través de un resumen de lo hechos de 1931 nos muestra en parte lo que ocurrió,15 eso lo vinimos a conocer a partir de los contactos políticos que se hicieron posteriormente, en otra etapa, de lo que era nuestra incipiente idea de organización.

Muchos habían olvidado lo que había ocurrido un año anterior con Viaux en el gobierno de Frei.

En esas condiciones, solo había que esperar que el desarrollo de los acontecimientos y que nuestra capacidad para organizarnos nos fuera favorable en el tiempo. Lo que estaba claro era que debíamos intentar tener algún grado de organización para poder responder el día que la oficialidad intentara dar el golpe militar. Antes de eso nada.

Sabíamos que otro elemento a capitalizar, era el sentimiento de anti- oficialidad que existía en la tropa, no cabía duda de que, como consecuencia de la injusticia en el trato y otras medidas disciplinarias, lo que era fácil percibir. Se entiende que ese sentimiento nació el día en que tuvimos conciencia de la diferencia entre oficiales y tropa con respecto a la Institución. Lo que se acentúa cada vez más en la medida que pasaban los años y de ver la injusticia del día a día, de la gran distancia en derechos entre la oficialidad y la tropa y el uso indiscriminado de toda la infraestructura de la Institución para sus fines particulares, tantos otros.

La vida de suboficiales y clases en la Armada, de verdad estaba regida por el Reglamento de la Armada. Allí aparecían las restricciones y prohibiciones, respecto de la deliberación política, cuestión que en ese periodo nunca fue respetada por la oficialidad, seguramente por ser los únicos que tenían derecho a voto y por lo tanto eran reconocidos como los ciudadanos que tenían las armas a su disposición. Al respecto véase “Aproximaciones Respecto Al Derecho a Voto de los Miembros de las FF. AA. en el siglo XIX16

Una prohibición importante para el personal de tropa consistía en no poder vestirse de civil en sus tiempos libres, como tampoco teníamos permiso para educarnos fuera de la institución. Eran numerosos los casos en que gente de la tropa por esos años había dado la prueba de Bachillerato y habían obtenido notas sobresalientes para entrar a estudiar a la Universidad. Desgraciadamente nunca obtuvieron el permiso de la Institución para hacerlo. El único camino para intentarlo era conseguir licencia o retirarse, las respuestas a tal solicitud era un no. Razón, falta de personal. La única posibilidad para otros fue cometer muchas faltas a la disciplina y así conseguir se otorgará la baja por mala conducta. Para contraer matrimonio debía solicitar autorización para realizarlo.

Los castigos por indisciplina o por no cumplir con lo establecido en los reglamentos quedaban a merced de la interpretación de los oficiales y siempre estaban pensados para dar escarmientos y hacer prevalecer quien era el jefe, más que para hacer justicia ante la falta. Largos periodos embarcados carentes de contacto con la civilidad y con los sucesos sociales, trajo como resultado que se iniciara la búsqueda de una mejor situación habitacional para la tropa. Iniciativa, que logra materializarse con las iniciativas impulsadas por la marinería, siendo la mayoría de ellos marineros antigolpistas. Por ejemplo, el caso Población Wilson en Peñablanca, en donde el Sargento Segundo Luis Lara QEPD, quien era un dirigente notable y de claras posiciones antigolpistas, quien fuera licenciado de la Armada por razones de servicio el año 1973. Allí se tuvo un dirigente notable y de posiciones antigolpista el Sargento Segundo Luis Lara QEPD, quien fue licenciado de la Armada por razones de servicio el año 1973. En dicha Población se construyo una Escuela que fue inaugurada por el presidente Allende, iniciativa y gestión de estos marinos dirigentes. Fueron duramente reprimidos después del Golpe.

Después del primer año de gobierno las cosas iban bien, el repunte económico era palpable y la gran mayoría de la gente estaba contenta con los pasos políticos que daba el Gobierno. Con ello las expectativas nuestras con respecto al Gobierno también aumentaron, las confianzas aumentaron, quizás por ello la gran mayoría se sentía con ganas de hacer las transformaciones necesarias en el país y nosotros de hacer los cambios en la Institución. La idea central era lograr una democratización al interior de la Armada, para evitar que el poder de opinión siguiera radicado solamente en manos de la oficialidad.

La derecha política seguía empeñada en sumar fuerzas que fueran capaces de derrocar a Salvador Allende, la Armada y sus aliados sintiéndose más confiados insistían en la elaboración de argumentos que se basaban en consignas de carácter panfletario, buscando con ello convencer a la tropa de sus ideas.

Los que habíamos empezado a conversar sobre nuestras preocupaciones por el destino del Gobierno, nos encontrábamos en diferentes reparticiones lo que impidió encontrarnos antes del Golpe. Pero, la tarea estaba ahí y dependía fundamentalmente de nosotros. Corría ya el año 1971.

En el segundo semestre de 1971 uno de los nuestros, el Cabo Ramírez fue trasladado a la Escuela de Operaciones en las Salinas en Viña del Mar, desempeñándose en la sección de personal de planta, en espera de transbordo.

Allí se entero por personal de la administración de la repartición, que se iba a realizar un curso para entrar al departamento del servicio de inteligencia de la Armada, habían decidido aumentar la cantidad de personal en ese servicio. La información era buena y una oportunidad para conocer de cerca los planes futuros de la oficialidad, no menos importante era conocer los candidatos al curso. Se inscribió y fue llamado a la primera entrevista en la misma repartición. No fue llamado posteriormente, pero la iniciativa le permitió conocer a los candidatos, uno de ellos conocido y residía en el mismo barrio de su población, su apellido era Loyola.

El Cabo Ramírez posteriormente fue transbordado al Crucero O`Higgins a principios del 72.

Ese año en el Crucero O’Higgins se pudo apreciar claramente que gran cantidad de personal de tropa, de todos lo rangos, simpatizaba con el Gobierno, eso se veía a diario. Si los oficiales se hubieran decididos a detener personal, habrían tenido que detener casi a la totalidad de la tripulación. La oficialidad sabía que los comentarios de los acontecimientos eran incontrolables, pero esta situación les ayudo a crear un ambiente de confianzas con la tropa y aprovechándose de esta situación lograr descubrir las posibles cabezas pensantes que podrían organizar algo en contra de sus planes golpistas. Las periódicas reuniones divisionales les servirían para ello. Todo esto sucedía cuando ya se empezaba a sentir el desabastecimiento provocado por la derecha y aparecían las JAP para intentar paliar el problema.

Así y todo, lo que estaba claro, era que muchos simpatizaban, pero, a la pregunta de organizarse no muchos se atrevían. Algunos de ellos pensaban que las cosas no iban a llegar tan lejos, y especialmente que la oficialidad tampoco podría llegar a tanto. Otros pensaban que no podían actuar en contra de la Institución porque le debían todo, preparación, estudios, aunque reconocían que la oficialidad estaba llegando a extremos casi inaceptables Había otros marineros que se planteaba el hecho de que si llegaba el momento de actuar solo entonces deberían tomar una decisión para defender al Gobierno. Otro, los denominados rojos, que hablaban a favor del gobierno en todas partes, muchos de ellos quedaron como rojos hasta el día que cumplieron treinta años de servicio, porque nunca hicieron nada ni menos intentaron organizar a nadie.

La experiencia indicaba que era importante, tener planes de organización claros para conseguir tener una vanguardia de marinos que pudieran tomar las riendas en un momento determinado. Estimábamos que había que insertarse en este periodo de efervescencia y clandestinamente empezar a encontrar las personas indicadas, es decir, desarrollar algún tipo de reclutamiento seguro. Había que seguir trabajando para relacionarnos y tomar contacto con algún partido al nivel de base para intercambiar información y lograr coordinar esfuerzos de tal manera que pudiéramos tener alguna oportunidad en parar los planes golpistas de la oficialidad.

No era fácil, sabíamos que existían protagonistas de los hechos que se habían desarrollado en la Escuela Ingeniería el año 1961 y estábamos interesados en poder contactarlos.

De alguna manera se lograron las dos cosas al mismo tiempo. El contacto con uno de los que vivieron los hechos de 1961 el Sargento Oscar Inostroza, hoy radicado en Francia, fue quien arreglo un contacto con el MIR y nosotros. Además, nos facilitó el contacto con un par de marinos con graduación de cabos primeros que también habían sido protagonistas y testigos de los hechos del 1961, contacto que concretamos recién en el año 1973 cuando ya estábamos en la Escuela Ingeniería.

Los planes de viajes de la escuadra, cada año, en forma natural era realizar una navegación al Norte y Sur del país. Nuestra división era la encargada de hacer funcionar y distribuir la energía eléctrica del Crucero Las reuniones divisionales recurrentemente fueron utilizadas por el oficial de división para preguntar sobre problemas políticos coyunturales, la gran mayoría del personal que integraba la división era gente con grados de experiencia Cabos, Sargentos y Suboficiales, normalmente nunca hicieron comentarios ni intentaron hacerle el juego al oficial de división. Este entendió que tenia apoyo absoluto y se le ocurrió la brillante idea de empezar a orientarnos en la parte económica tanto así, que hizo un curso para que estuviéramos preparados, la Marina necesitaba de gente hábil, ese fue el reto, cualquier consulta al respecto él las aclararía, nunca le consultamos estábamos claritos.

Nadie se pronunciaba en las reuniones divisionales, pero, en ausencia del oficial de división, no perdíamos oportunidad de conversar entre nosotros, era edificante ir viendo como la gente reaccionaba ante los hechos políticos de la época y las movidas de los oficiales.

En ese periodo estimamos que era importante relacionarse con los civiles en cada uno de los puertos que iríamos visitando ese año, formamos un grupo de confiables, lo que más nos llamo la atención fue Puerto Montt, antiguamente pasar por ese puerto era una odisea, peleas callejeras, en los bares, en cualquier establecimiento público se producían grescas entre marinos y civiles. Era la experiencia de varios que pasaron por Puerto Montt el año 1961. Lo que ocurrió en 1972 nos llamo mucho la atención. Con el tiempo pensamos que quizás era el efecto de la masacre en Pampa Irigoien en 1969, lugar ubicado al sur de Puerto Montt.

De alguna manera pudimos transitar tranquilamente por el puerto, visitar bares y como nunca nos quedamos hasta la madrugada, estuvimos en un bar, donde varios nos invitaron a sentarnos con ellos, decidimos hacerlo en una mesa donde había algunos parroquianos bien vestidos, se notaba a la legua que era gente de derecha, por la simpatía con que nos recibieron, estaban interesados en conversar con nosotros. La historia era simple, nos comunicaron toda la admiración que sentían por la Armada, manifestando que con nosotros se sentían seguros. Nosotros le seguimos la corriente de su conversa y ya en confianza, nos relataron lo estúpido que era el Gobierno con su campaña del litro de leche para los niños, se apretaban la guata riendo, ellos habían adquirido un buen numero de vacas Hereford importadas por el Gobierno y con diferentes triquiñuelas empezaron a matarlas como una forma de boicotear. Esa noche, contaron a rienda suelta todos sus planes locales que tenían para enfrentar en su momento al Gobierno. Esa experiencia de 1972 fue de verdad un aporte más a nuestra decisión que habíamos asumido hace ya tiempo, estábamos en la posición correcta, pero, faltaba mucho que hacer. Confiábamos que, así como esos parroquianos, confiados nos contaban sus cosas, podríamos sorprender a la oficialidad golpista.

A finales de 1972 uno de los nuestros, fue notificado que sería trasbordado a la Escuela Ingeniería, las razones del servicio, curso de recalificación para ascender a Sargento. El resumen de ese año o la percepción con la sumatoria de hechos políticos y siendo testigos de diferentes manifestaciones de parte de nuestros pares, entendimos que había ambiente y ganas de defender al Gobierno. La derecha y la oficialidad no ocultaban demasiado los fines perseguidos y con ello la gran mayoría y sin querer significar que estuvieran de acuerdo o no con la oficialidad, se dieron cuenta que la oficialidad estaba comprometida y participando desde hace mucho tiempo en un plan de conspiración para derrocar al Gobierno legalmente constituido. Esta situación posibilitaba el surgimiento de embriones de organización dentro de la marina.

Las diferentes corrientes de organización tanto en la escuadra como en personal de tierra tenían como objetivo común defender el gobierno de Allende. La precipitación de los hechos, desarrollados por la derecha política y la oficialidad golpista, hizo necesario buscar el apoyo de la izquierda, para en conjunto evitar la masacre y el asesinato de obreros, y la destrucción de sus organizaciones tanto políticas como gremiales.

En ese marco decidimos y fuimos capaces de organizarnos y contactarnos con militancia de base del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria. Es decir, nosotros buscamos ese contacto y no como se ha mentido hasta ahora. La mentira, fue la estrategia de la oficialidad que apoyada por las redes de prensa de la derecha intentaban justificar los planes golpistas y de ahí su interés de hablar reiteradamente de infiltración en las FF. AA., por parte de la izquierda.

La relación de la oficialidad con los partidos de derecha nunca se llamó infiltración y de hecho existió abiertamente. Desde el punto legal son ellos los que debieran ser acusados de sedición en la Marina y no nosotros.

Desgraciadamente la detención de tantos de los nuestros, la utilización de la tortura y la intención de hacer de nosotros un ejemplo para quienes tuvieran aún intenciones de rebelarse en contra de la oficialidad, surtió efecto, la prensa de derecha de la época fue fundamental en esta campaña para nuestro desprestigio.

2.2     Los planes de la oficialidad antes del Golpe Militar.

La oficialidad nítidamente recordaba, las expresiones de alegría y satisfacción de la tropa en algunas reparticiones de la Armada, cuando Allende saco la primera mayoría en las elecciones. Ese antecedente fue asumido como una consideración importante para sus planes. Nos necesitaban e iban a intentar de forzarnos a cualquier precio. Necesitaban además al resto de las FF. AA., todos debíamos estar juntos en el plan, necesitaban aliados políticos hábiles para lograr su fin, lograr desestabilizar y debilitar el Gobierno, por ello y es así que desde un principio decidieron y empezaron a desarrollar una conspiración, encubierta contra el Gobierno legalmente constituido.

La oficialidad es un núcleo conservador y anti reformista, profundamente influenciados por los valores recibidos en centros de instrucción de Estados Unidos, esto como producto de la orfandad y lejanía que vivieron las FF. AA. de los respectivos Gobiernos y sus políticos. Su carente relación social y política, aparte de sus sueldos paupérrimos les hizo presa fácil de los norteamericanos. Les ofrecieron negociaciones ventajosas, aparte de infraestructura y elementos para poder desarrollarse técnicamente. En esas condiciones abrazaron la bandera “anticomunista”, su ideología, los recursos y todo lo que estaba a su disposición. Ahora había llegado el momento en que tendrían que desarrollar lo aprendido.

Su táctica para conseguir el objetivo estratégico, en principio no era aplicable si la tropa se restaba, o lograba organizarse para oponerse a sus planes. Aunque contaban con el apoyo irrestricto de la administración Nixon para desarrollar sus planes.

El que hacer era sensibilizar y ganar a la tropa para sus posiciones. Con la participación abierta de la oficialidad se desarrollaron conferencias, y charlas a todos los niveles de la Institución, a través de ellas en un intento de conocer la situación de la tropa y sus necesidades, pero, simultáneamente y usando la critica a cada una de las propuestas gubernamentales. Como ejemplo el proyecto de la Escuela Nacional

Unificada, fue utilizado para denunciar que la educación y la enseñanza estaban siendo implementada en contra de Chile, por lo tanto, había que estar atentos a lo que el gobierno de Salvador Allende estaba propiciando con el futuro de los niños en esta materia

A nivel Institucional, los comandantes en jefe de las diferentes zonas se prestaron para trasladarse sistemáticamente a diferentes reparticiones de su zona, con el objeto de explicar y reforzar la idea del caos y el horror que podría causar ese tipo de propuestas para el país. Nunca informaron que la Escuela Nacional Unificado era una propuesta que había nacido en las Naciones Unidas para países que estaban luchando para salir de su subdesarrollo. Conseguir su aprobación era un claro aporte a la calidad y por ende una mejor enseñanza. Al mismo tiempo un sector de la Iglesia Católica se suma a los clamores de muchos que desde su posición privilegiada, veían con malos ojos y asustados que se impusiera un proyecto de esta naturaleza y así sostenidamente recurrieron al conveniente histórico,” es malo para el país, es malo para la patria”.

Paralelamente con las medidas anteriores, había que realizar un acercamiento con la tropa. Se empezaron a mostrarse más afectuosos y comprensivos, porque sabían fehacientemente que, sin nosotros, no tenían ninguna posibilidad de lograr concretar sus planes golpistas.

Estas actividades realizadas a bordo de los buques y otras reparticiones también se realizaban en la Escuela Ingeniería. Las reuniones de sección o de cursos seguían siendo cada vez más utilizadas para complementar en forma disimulada al principio, pero posteriormente cada vez más directa, para exagerar lo mal que lo estábamos pasando en el país con el gobierno. Pero eso no era todo, también pensaron en la necesidad de dar mayor seguridad a las poblaciones donde residía personal de la Armada, preocupándose solamente de las poblaciones de oficiales. Nosotros en nuestras intervenciones, en forma disimulada poníamos el énfasis a este problema en la mesa, aduciendo que ningún terrorista haría diferencia entre oficiales y tropa, que lo fundamental era que se proporcionara la seguridad a todos. Así la evidencia de estos planes poco a poco salía a la luz y todos empezaban a darse cuenta de que no éramos ni seríamos parte de la familia naval, que realmente eso era un mito. La lealtad y compañerismo dentro de la Institución valía solo para la oficialidad y eran ellos y solo ellos, quienes conformaban la familia naval, nosotros no estábamos considerados en esa familia. Poco a poco estas reuniones nos sirvieron para crear conciencia sobre la situación, ganar adeptos y neutralizar a otros.

En estas reuniones con el oficial a cargo de la sección también se entregaban instrucciones relacionadas con el desabastecimiento en el país. Se nos instruía para que nosotros en el tiempo de franco y a propósito del reabastecimiento existente, debiéramos abstenernos de ponernos en las colas, como ejemplo para comprar cigarrillos y usar nuestro uniforme para romper la cola de gente esperando. En la práctica romper la cola, esta instrucción claramente buscaba aumentar la odiosidad que se producía entre civiles y uniformados.

Se manifestaba que las colas para comprar eran algo vergonzoso, pues era inconcebible que la señora de un comandante ocupara medio día en el auto, con el chofer de la Escuela, buscando en diferentes supermercados, para encontrar lo que necesitaba para su familia, esto para ellos era un inconveniente. Al respecto uno de los nuestros el cabo José Jara les dijo a los oficiales en una oportunidad “debe ser un inconveniente bastante grande que la señora de unoficial, como la del comandante de la Escuela, gaste medio día con el chofer de la escuela para comprar, se imagina como será para mi mujer que no tenemos ni auto ni chofer”

Para acentuar la presión y que la tropa percibiera lo peligroso de la situación y el caos que se estaba viviendo en el país e insistiendo que en verdad éramos el blanco de la izquierda, empezaron con falsas alarmas mientras dormíamos, despertarnos en forma repentina y haciéndonos formar en el patio para mostrarnos a los Miristas que habían atacado nuestra unidad durante la noche. En esas oportunidades tenían dos o tres personas detenidas, amarradas y había que castigarlas a patadas, porque habían sido sorprendidas entrando al cuartel. La verdad, eran unos cuantos oficiales infantes de marina vestidos de civil. Eso fue lo que se llamo “Simulacros de ataques terroristas a las reparticiones navales”.

Las manifestaciones se hacían sentir y había que reprimir, pero, los mandos sabían que estos marinos especializados en electricidad, mecánica y otras especialidades, por tener una educación superior, eran diferentes a los infantes de marina, inferiores en ese aspecto. Entonces desarrollaron el plan para adiestrarnos convenientemente para su objetivo, bajo el titulo Nuevas Técnicas de Represión Urbana fuimos entrenados para el manejo y enfrentar situaciones de combate. La verdad era, que la tropa especializada profesional había sido preparada para la mantención de maquinaria, equipos de los buques y no precisamente para lo que en ese momento la Institución los requería, reprimir y asesinar.

En el periodo en que el comandante Sazo fue el director de la Escuela, el entrenamiento militar se intensifico, es decir, además de nuestros estudios profesionales debíamos entrenarnos para contrarrestar una guerra de guerrillas, con enfrentamientos armados en zonas urbanas y rurales. Todo esto se realizaba en la Escuela y en el campo de entrenamiento de los Infantes de marina. Posteriormente nos llevaban a la cineteca de la Escuela para ver filmaciones norteamericanas de la guerra de Vietnam, así según ellos veríamos en “vivo y en directo” la efectividad y resultados de nuestro entrenamiento. A esas alturas no íbamos a discutir con ellos, quien había ganado la guerra en Vietnam.

En definitiva, la oficialidad de la Marina estuvo desde un principio por el Golpe Militar con todas las FF.AA. y mientras esa unidad no fuera conseguida, todo sería una locura. Por eso quizás se explique la crítica que hicieron en el caso de levantamientos antes de tiempo que se origino en el Ejército. Demás esta expresar que estaban dispuestos a utilizar toda la institución, con su material y personal para sus objetivos.

Con todo lo enunciado y la conmoción social y política del país, hacer algo en contra de los golpistas en esas condiciones era extremadamente peligroso y por tanto en la práctica un imposible a revertir.

2.3       Nuestra experiencia y desarrollo en el trabajo político en la Escuela Ingeniería Naval de las Salinas de Viña del Mar.

En principio debemos mencionar que nuestro trabajo político realizado en la Escuela Ingeniería Naval ubicada en el sector de las Salinas de Viña del Mar tiene relación con los años 1972-1973, pero no podemos dejar de mencionar que la tropa en la Escuela ingeniería el año 1971 tenia una organización incipiente y de carácter reivindicativo, solamente en el aspecto social, económico y profesional, pero posteriormente asumió el carácter de anti golpista, en principio se autodenominaron los “Rebeldes”, lo componían Sargentos, Cabos, Marineros y Operarios.

Se prepararon y empezaron a leer diarios pro-izquierdistas como el Puro Chile, El Clarín, y se analizaban y discutían las noticias. Esto causo bastante revuelo al tal punto que la oficialidad decidió prohibir la entrada a la Escuela del viejito suplementero, llamado cariñosamente por los compañeros de la época el “Mercuriero”.

Se logro establecer buenas relaciones y compromiso con bastante Gente de Mar, los que posteriormente en diferentes reparticiones de la Armada abrió y constituyo grupos antigolpistas. En este trabajo debemos destacar a dos compañeros al Sargento Segundo Mecánico Instructor Oscar Inostroza Moreno y al Operario Segundo de Abastecimiento Guillermo Vergara que trabajaba en el Departamento de Abastecimiento y por largos años fue encargado de la librería de la Escuela Ingeniería, lugar que utilizo para reuniones, almacenar y distribuir literatura política. Estos compañeros lograron establecer relaciones y un fuerte compromiso con alumnos de la escuela. También sintieron la necesidad de contactarse con partidos políticos, en principio lo hicieron con el Partido Socialista a nivel Regional de Valparaíso, pero posteriormente tomaron y siguieron en contacto con el MIR.

“De esos años todos recordaban al comandante de la Escuela Ingeniería de apellido Sazo. Este oficial golpista estaba cumpliendo a cabalidad su rol. En varias oportunidades les recordó que la oficialidad era la elegida para mandar a la tropa, por su educación y años de mando. También se recuerda que en una oportunidad y a propósito, de diferentes rayados que se hacían en los baños, el que causa conmoción es cuando alguien de los antigolpistas raya el siguiente texto en el pizarrón de las salas de clase de los oficiales:

“OFICIALES = REYES           TROPA = PERROS.”

La indignación de Sazo la exteriorizo en el patio de la Escuela haciendo una arenga de los valores patrios y luego dice: “a aquellos cobardes que se escudan en el anonimato, que rayan las paredes de los baños, que escriben en las salas, salgan al frente, den la cara si tienen pantalones bien puestos”.

Producto de lo anterior llegan a la Escuela funcionarios del departamento 50, son los de servicio de inteligencia, quienes someten a toda la Escuela a pruebas caligráficas con el fin de descubrir a los autores de los rayados, el resultado fue que nunca descubrieron a los culpables. Fracasaron, pero la Escuela de Ingeniería quedo en la mira de los servicios de inteligencia como una unidad que probablemente estaba siendo infiltrada políticamente. Sazo fue relevado del mando en 1973.” 17 En esa oportunidad se formo a toda la Escuela para informarle a todos los alumnos la decisión del mando.

El panorama no era muy auspicioso, pero, por cosas del servicio allí estábamos y el trabajo iniciado había que reforzarlo y ampliarlo. El contacto con el MIR que se había establecido en 1972 nos había ayudado y servido bastante. Nuestra misión era abrir un nuevo frente en la Escuela a nivel de Cabos y Sargentos. El acuerdo de voluntades comunes con el MIR era de recibir orientación y asesoramiento de parte de ellos en lo que necesitáramos para organizarnos al interior, recibir instrucción política fundamentalmente relacionada con literatura política y de conocer las políticas del partido relacionadas con las fuerzas armadas.

Análisis de situación nacional e internacional era el preámbulo en todas las reuniones que se fueron realizando con el militante de base del MIR.

Por nuestra parte entregaríamos al partido información que nos pareciera relevante, para ser transmitido a ellos u otras esferas políticas pertinentes Nuestro trabajo era absolutamente independiente y siempre tomamos nuestras propias decisiones para superar problemas coyunturales que se nos presentaron. Es válido recordar que nos negamos de lleno cuando se nos invito a reunirnos con dirigentes de nivel nacional del PS y del MIR. Nuestra respuesta fue que cada uno en su puesto tendría que hacer lo que le correspondiera, además no había ninguna garantía para nuestra seguridad, por lo tanto, nuestra respuesta fue NO.

Nuestro trabajo estaba claro y definido, asumimos temprano eso de que éramos obreros con uniforme, y el hecho de sentir respaldo político por lo que estábamos haciendo era un aliciente importante. Nuestro respaldo particular y central era la convicción de estar haciendo lo correcto, debíamos lograr entorpecer la conspiración, que se estaba gestando al amparo de la Institución por la mayoría de la oficialidad de la Armada en contra del Gobierno legalmente constituido.

Sus planes de violentar la constitución política del país, aprovechando el poder de las armas, con que el pueblo de Chile nos había dotado para otros fines muy distintos a los que se proponía la oficialidad en ese momento. Esa era nuestra mochila de conocimientos en ese momento, mas todo lo que había que aprender en el camino.

Por lo demás, teníamos muy claro de que el raciocinio de la oficialidad fundamentado en el caos político y el argumento de que ello podía crear una guerra civil no era efectivo. Como estaban las cosas, quienes tenían las armas iban a cometer un verdadero genocidio y en ese momento para nosotros estaba absolutamente claro, que la oficialidad era quien estaba dispuesta no solo a terminar con el Gobierno de Allende, sino que además a eliminar a todos quienes en ese momento apoyaban y a todos a quienes se opusieran a sus planes anticonstitucionales.

Llevábamos mucho tiempo intentando concretar el contacto con protagonistas de la Operación Cigarro nombre político con que se conocía la acción que la marinería había desarrollado el año 1961 en la Escuela. Esto se realizo en la práctica con el MIR, se nos entregaron los lugares y contraseñas a utilizar para identificarnos, así entonces entramos en contacto con ellos y empezamos a trabajar. Nuestra primera tarea consistía en enrolar Cabos y Sargentos, más adelante los mandos medios jugarían un rol importante en nuestro objetivo central de parar a los sediciosos en el momento que decidieran dar el Golpe Militar.

El desarrollo de esta tarea fue muy positivo, la ventaja era que teníamos acceso a la cámara de cabos y sabíamos que una gran mayoría estaba por defender el gobierno, eso se apreciaba en las discusiones diarias a la hora de almuerzo. En eso los nuestros inteligentemente ponían el tema y empezaba la discusión en Pro o en contra, o todos a favor. Había días, que no se escuchaban discusiones, sino que más bien los presentes asentían o calladamente escuchaban comentarios a favor de Allende.

Otra de las tareas en desarrollo, la constituyeron los discursos relámpagos, la idea central era conocer el estado de ánimo en los entrepuentes de la marinería. En nuestras intervenciones intentábamos de hacerles ver que nos querían utilizar para reprimir y matar a nuestros propios compatriotas, ¿cuantos de nosotros estábamos dispuestos a realizar esas matanzas? Nos arreglamos con nuestra imaginación e iniciativa. En el fondo nuestra tarea era ir colocando cuñas a la conciencia de cada uno, para así entorpecer y desacreditar el discurso de los oficiales.

Otra tarea consistió en introducir material de propaganda a la Escuela, para su distribución. Tarea normalmente desarrollada sin problemas. Para mejorar la forma de abrir la discusión política sin despertar sospechas, contactamos una librería que distribuía libros técnicos soviéticos, traducidos al castellano de electricidad y otros. Fue un éxito, en cuanto a calidad de los libros y su material. Por lo demás nos dio la posibilidad de mostrar algo diferente. A la fecha no teníamos otro referente que los libros norteamericanos. Contábamos con un equipo a cargo de su distribución.

Lo importante era no descuidar la seguridad. Sabíamos que el aparato de inteligencia se había desarrollado y de alguna manera por las maniobras de la oficialidad, sabíamos que debíamos cuidar de nosotros, no tener anotaciones en la hoja de vida con relación a reclamos por rancho o de otro estilo similar, esta regla era fundamental chequearla con todos los nuevos que se integraran a la organización En algún momento el aparato de inteligencia podía sin previo aviso detenerlos y poner en peligro la organización completa.

En general a la actividad a que fuimos sometidos fue muy intensa, en la medida que se fueron sucediendo más y más acontecimientos, paralelamente la tensión interna iba en aumento, muchos ejercicios, salidas a copar posiciones estratégicas en Viña del Mar, según la oficialidad era necesario para defenderlas del terrorismo. La verdad era, que serian nuestros puestos de combate para el día del Golpe Militar.

En un momento determinado, el MIR propuso que debiésemos coordinar el trabajo político de la Escuela. A la fecha había dos grupos trabajando en forma paralela y compartimentada, nosotros estuvimos de acuerdo, la situación política lo requería. Así entonces al poco tiempo estábamos en contacto. En esa oportunidad conocimos al encargado del trabajo político del otro grupo, estaba cursando segundo año de electricidad, su grado jerárquico y nombre José Jara Troncoso; Cabo Segundo, especialidad submarinista. Estudiaba Ingeniería en la católica en horario nocturno. Muy activo y legitimado en la Escuela.

Esta coordinación fue objetivamente un apoyo para conocer las dimensiones de lo que estábamos realizando, y de que poco a poco nos estábamos haciendo dueños de una situación que meses antes ni siquiera soñábamos. Las medidas de seguridad nunca las olvidamos.

Seguía siendo importante la de disimular nuestro trabajo, en toda nuestra actividad, nunca discutir lo que decía la oficialidad, en su estrategia de acercamiento con la tropa. Todo lo contrario, nuestra participación era hacerles sentir que estaríamos con ellos, debíamos hacerles presentes lo muy preocupado que estábamos por los sucesos nacionales. Les aplaudimos en su momento la iniciativa de tener en un edificio de la Escuela una sala, llena de artefactos de línea blanca, cocinas, refrigeradores, venta a precios módicos y cómodas cuotas mensuales era de verdad una forma de mostrarnos cuan preocupados estaban por ayudarnos, ellos, se sentían realizados. Lo chocante de esta situación era que la gente común y corriente tenía que hacer colas para comprar algún artículo de la línea blanca, mientras que nosotros los teníamos con gran facilidad.

En otros momentos pudimos conocer la disposición y compromiso que tuvieron otros marinos que sin conocer ni saber de nuestra organización nos tenían gran confianza, por la cercanía en ocupar puestos de guardia juntos entablamos una muy buena relación y lealtad. En una oportunidad en junio de 1973 ocurrió un incendio en el Crucero Prat. A propósito del incendio se envió un mensaje por radio a un oficial de la población naval, ubicada muy cerca de la Escuela Ingeniería. Por el apremio este oficial quiso pasar a la Escuela por un lugar que no era permitido. La situación era la ideal para conocer en la práctica la disposición de los miembros de la guardia ante esta situación, este tipo de oportunidades no eran frecuentes. El oficial fue interceptado oportunamente, chequeado y detenido. Posteriormente se dio aviso al Oficial de Guardia. Posteriormente se llamo a los que estaban de guardia en el sector y fueron felicitados por su desempeño. Nunca supo ese Oficial de Guardia que la situación la habíamos utilizado como un ejercicio para nuestros fines. Desde ese día nació un pacto de lealtad no escrito, en los participantes del ejercicio. Uno de ellos fue quien dio el aviso al MIR de nuestra detención el 11 de agosto de 1973 y con ello se salvaron vidas y materiales.

En julio de 1973 se realizo una reunión de coordinación con todos los que estábamos en contacto y comunicación con el Mir. Esta se realizo en Quillota, fuimos más o menos 12 marinos de civil los que asistimos al llamado. Allí nos dimos cuenta de que había gente nueva y era primera vez que nos veíamos. Los nuevos por alguna razón iban trasbordados a Talcahuano, entendemos que se les dio algunas instrucciones, pero, igualmente participaron en toda la reunión. Posteriormente nunca más supimos de ellos, con los años se ha sabido que uno de ellos reside en Francia. El objetivo del llamado consistía en hacer una evaluación más precisa de lo que se estaba haciendo y ver la forma de cómo acelerar y coordinar mejor el trabajo que se estaba realizando. Se informo de las diferentes tareas incluso el trabajo político que se desarrollaba a nivel del Ejército en Quillota en presencia del cabo enfermero Juan Fuentes Zamorano encargado del trabajo que se realizaba en la Escuela de Caballería del Ejercito de Quillota. El Cabo Juan Fuentes que pertenecía a la dotación del ejército deserto después del golpe, lo detuvieron en Santiago y en su traslado a Quillota es asesinado, hecho que sucedió en 1974.

También se informa del trabajo político que se estaba desarrollando con los Infantes de Marina. Salimos de allí súper conscientes de lo que se nos venia encima y mejor organizados. Teníamos comunicación directa con el encargado militar del partido para prever cualquier problema o necesidades de comunicación en clave.

No podemos dejar de mencionar que el 26 de julio fue asesinado en Santiago el comandante Araya. Edecán del presidente Allende. Un asesinato alevoso. Perdíamos un oficial leal al gobierno y seguramente por esto, fue elegido blanco de las balas de la extrema derecha.

Con el tiempo y leyendo el libro “La Conjura” de la Periodista Mónica González logramos rescatar lo siguiente: Por decisión del presidente de la República Sr. Salvador Allende, las investigaciones quedaron a cargo de la Policía de Investigaciones junto a los aparatos de inteligencia de las FF.AA.

En el caos reinante, Carabineros de Chile anunció la detención del responsable del asesinato, que resulto ser Luis Riquelme Bascuñán simpatizante socialista. Sus declaraciones habían sido obtenidas bajo tortura. Posteriormente se detuvo a Mario Rojas Zegers quien declara que había sido un grupo de Patria y Libertad. El resto del grupo se había entregado al fiscal naval Aldo Montaña.

En julio de 1984, Mónica González logra acceder al proceso archivado en la Justicia Naval. Allí encontró la confesión de Guillermo Claverie Barter, involucrado en el asesinato, que corroboraba las declaraciones de Mario Rojas Zegers. Lo sorprendente del fallo de la justicia Naval es que señalaba:“Que el grupo podría caracterizarle como un simple conjunto de jóvenes de mente convulsa”.

Los responsables del asesinato no estuvieron ni un día en la cárcel, la condena de tres años y medio para Claverie fue solucionada con un indulto presidencial. Con estos antecedentes Mónica González conversa con el Almirante Montero para que conociera que los asesinos del comandante Araya habían sido indultados. Emocionado por los recuerdos el Almirante expresa “Tuve la fortuna de tener a Arturo Araya como instructor a bordo del buque esmeralda, cuando fui designado su comandante. allí pude apreciar su calidad humana, su simpatía y clara inteligencia. Era un marino limpio y cristalino. Y como edecán siempre lucho para dar la imagen exacta que debe ser un oficial de la Marina; sin hacer concesiones ni tener destemplanzas. Fue designado edecán el mismo día que asumió el presidente Allende y veinticuatro horas antes que yo asumiera como comandante en jefe de la Armada. Habían asesinado al General Schneider sabía que íbamos a tener que combatir un temporal. Pero eso es precisamente el instante en que los hombres tienen que subir al puente y asumir sus responsabilidades”.

Posteriormente agrego: “Yo siempre he asumido mis responsabilidades. Amo la verdad y confió mucho en un juez infalible que es el tiempo. El cual siempre todo lo clarifica ¡Siempre! Tarda a veces, pero a todos nos llega la hora ¡Ya vera!

A los pocos días de estos sucesos fueron detenidos algunos de los nuestros, junto a otros suboficiales que no estaban en la organización, aunque se sabía que eran de izquierda. De los nuestros y que estaban organizados eran Cabo Segundo José Jara Troncoso; Cabo Primero Carlos Alvarado González; Marinero Primero Tomás Alonso Molinet; y Marinero Primero Nelson Córdova Pino.

La situación en principio fue complicada, estábamos sorprendidos, no sabíamos exactamente de que se trataba, de lo que estábamos seguros era que la oficialidad se había decidido de alguna manera echar andar un procedimiento que les permitiera neutralizar cualquier intento de organización que fuera en contra de sus planes, de todas maneras, fue un aviso de lo que venia. Estaba en juego la seguridad de la organización y debíamos actuar rápido y enterarnos exactamente que pasaba con los nuestros que estaban en el grupo de los detenidos.

No nos demoramos mucho y empezamos a comentar y agitar, que la situación para cualquiera de la tropa era bastante incierta, dependíamos de la buena o mala voluntad de los oficiales, se debía solidarizar con ellos, eran compañeros nuestros, rostros familiares, todos en general eran conocidos por toda la Escuela, algunos de ellos incluso eran instructores.

La respuesta fue que un grupo de suboficiales, se constituyeron como grupo en un Comité Social como lo llamaron. Su objetivo consistía en ir a visitar a los detenidos en horas de franco, nosotros nos integramos al grupo con uno de los nuestros, y la visita se realizo sin inconvenientes, estaban en libre plática. Entre los saludos de rigor durante la visita, pudimos recibir la información de los nuestros de lo que ocurría. Era solo un zarpazo de la oficialidad de la Escuela, cuyo objetivo era crear temor y desconfianza en la tropa. Las señales de nuestros compañeros eran claras, había que seguir trabajando su detención no ponía en peligro la organización. Esta agitación realizada al interior de la Escuela marcó un hito importante en nuestro trabajo político, el grupo de suboficiales del Comité Social pone de manifiesto que, pese a toda la campaña de la oficialidad, no habían logrado matar nuestra dignidad ni trasgredir parte de la valorización humana que es la solidaridad con sus pares. Ellos están en nuestra memoria como los héroes anónimos de esa jornada.

Nuestra respuesta a la detención de nuestros compañeros fue ir creando más organización, las señales de nuestros compañeros detenidos nos decía que sus vidas y las nuestras, dependían de ello. Ellos eran importantes en nuestra organización.

Desgraciadamente esta situación dio un giro negativo para nosotros y precisamente el 10 de agosto de 1973 estando en la guardia de cuatro a ocho el Cabo Primero Mariano Ramírez, fue informado por el Marinero Primero Luis Fernández Ahumada QEPD, de que el servicio de inteligencia estaba revisando los cajones de los detenidos. Todo muy raro, estaba de Cabo de Guardia y el servicio de inteligencia estaba dentro de la Escuela, definitivamente no habían pasado por la puerta principal, bueno dijo, que revisen lo que quieran, no encontraran nada. Estábamos seguros de que todo estaba en orden.

En otro turno de guardia, casi al amanecer, el Cabo Ramírez seguía pensando en esta sorpresiva visita de la inteligencia de la Armada y si ocurre que encuentran algo, ¿que hacemos?

Era una responsabilidad demasiado grande, la información ameritaba más atención, no se perdía nada con prevenir, la Seguridad estaba primera. En la madrugada del 11 de agosto se decidió hablar con uno de los muchachos de su guardia y le dijo que, si ocurría algo con él, antes de entregar la guardia, por favor, llamara a un número determinado de teléfono y dijera una contraseña. Lo notable fue que este marinero le respondió con un,“no se preocupe mi cabo”, “delo por hecho”. En la mañana de ese día y cuando se dio cuenta del arresto de varios de nosotros, el Marinero salió franco tranquilo y posteriormente estando ya fuera de la Escuela, llamo por teléfono. De esta manera salvamos material y vidas del partido y también de nuestra organización. Lamentablemente, será muy difícil darle las gracias a ese muchacho marinero. Recordamos y apreciamos en el tiempo su actitud, pues como él eran muchos los que generosamente estuvieron dispuestos a parar a la oficialidad en sus planes golpistas, pero este marinero en especial se merece nuestros agradecimientos de por vida.

Nuestra detención también seria una señal de alerta para los compañeros marinos que no habían sido detenidos y que permanecieron en servicio en la Escuela.

3

Nuestra visión frente a los acontecimientos que se desarrollaron

 Como suboficiales y clases de la Armada fuimos fieles a nuestro juramento defender la Constitución Vigente de 1925 y al Gobierno legalmente constituido, representado en ese momento, por el presidente Sr. Salvador Allende Gossens.

En consecuencia, nuestro deber era organizarnos, denunciar y alertar a las autoridades Políticas y al presidente de la República, de la deliberación política y conspiración que se estaba gestando al amparo de la Institución por la mayoría de la oficialidad de la Armada en contra del Gobierno legalmente constituido.

Sus planes consistían en desconocer el respeto y acatamiento a la constitución política del país, abusando por el hecho de tener el poder de las armas, conque el pueblo de Chile los había dotado para otros fines muy distintos a los que se proponía la oficialidad en ese momento.

No queríamos ser cómplices de crimen tan alevoso y hoy nos sentimos, a la luz de la verdad y de la situación de miles de chilenos, que han sido violentados en sus derechos, de tantos desaparecidos, de tantos ejecutados, de tantos exiliados, de tanto terror masivo en esos diecisiete años de Dictadura Militar, haber hecho lo que nos correspondía.

Lo intentamos todo, en una situación política de Chile muy complicada, sin otro fin que evitar la desgracia y muerte de tanto compatriota, los costos personales de nuestra iniciativa fueron grande, pero nos queda la satisfacción de sentirnos limpios y con derecho a mirar de frente y a la cara, a las autoridades y al pueblo de Chile.

 

Por nuestra actitud y posición pagamos un alto precio, al haber elegido en ese momento el camino del irrestricto respeto a las leyes fundamentales de la Nación. El haber sido condenado por esta posición, no se condice con el hecho de que las autoridades de este país no reconozcan públicamente este hecho, como que tampoco se haya otorgado la justicia merecida.

Fuimos detenidos, torturados en forma antihumana al ser reconocidos como los traidores de la Institución, estigma que hasta hoy sostiene la oficialidad que fue simpatizante de la dictadura en la Armada. No podría ser de otra manera, el castigo para nosotros debía ser un aviso y por lo tanto una fuerte señal para amedrentar a la tropa. Los planes de fondo eran no dejar huellas sobre nuestra actitud ni actividad en la Institución y en ese aspecto han sido expertos.

En su afán de justificar la represión en contra nuestra y de legitimar su acción planearon vincularnos con dirigentes políticos de la época y acusarlos a ellos de infiltración en la Armada. Con ello quisieron, además, despojar a nuestro movimiento del carácter político de nuestras denuncias, es decir la tropa antigolpista no podía dejar señales ni antecedentes de que éramos capaces de pensar, de ser diferentes, era un precedente grave y no deseado para la oficialidad, especialmente para los mandos navales golpistas de la Institución en aquel tiempo.

El tiempo y el peso de la Historia, ha demostrado que son los protagonistas intelectuales de los planes del Golpe Militar y también en el tiempo se ha ido demostrando su inhumana participación, tanto en los hechos que nos vinculan, como con las atrocidades cometidas contra tanto ciudadano chileno a partir del 11 de septiembre. Sus consecuencias hasta hoy constituyen una herida abierta y el no reconocerla, la Armada, de ninguna manera ayuda a la reconciliación nacional.

El buque Escuela “La Esmeralda” símbolo de la Institución y de Chile, ha sentido  permanentemente y por años el repudio de

 

mucha gente en el ámbito mundial por haber sido un centro de tortura. Instalaciones como el Cuartel Silva Palma y la Academia de Guerra, el Sanatorio de Olmué diseñado especialmente para reposo y curación del personal afectado de Tuberculosis utilizado a partir del golpe militar como centro de detención y tortura, la mayor parte de los allí detenidos fueron llevados desde la Base Aeronaval del Belloto. El plan de centros de tortura es un ejemplo claro del mentado cariño de los oficiales por la institución, la verdad nunca les importo mucho, primero sus intereses y después la institución.

La confianza en las lealtades de las FF.AA. a la Constitución y las leyes, creemos que cegó en gran parte la capacidad de análisis de los políticos de la época, unos creyeron que era posible neutralizar los planes golpistas acudiendo al discurso de las tradiciones honorables de los militares, en otras palabras, legitimando así que históricamente habían sido respetuosos de la Constitución. Al respecto, nos preguntábamos ¿ignorancia o inocencia de la clase política de entonces? Otros llamaban a la tropa para que se opusieran a las arengas golpistas de la oficialidad. La verdad, es que la clase política nunca se dio cuenta que los únicos leales eran dos o tres Generales, y algunos Almirantes de la Armada como Daniel Arellano, Hugo Poblete Mery y el capitán René Durandot, la cabeza de los constitucionalistas era y fue el General Schneider, asesinado en plena vía publica antes de que Salvador Allende asumiera el cargo de Presidente de la República. Su muerte fue un aviso para todos aquellos militares que mantenían una posición de acatamiento y respeto a nuestra carta fundamental. Posteriormente fue el general Prat quien paga cara su osadía de mantener los criterios de su antecesor para finalmente morir asesinado en Buenos Aires, Argentina. Uno de sus asesinos era hermano del teniente Segundo de la Armada Arancibia quien era también, uno de los cabecillas de la oficialidad golpista de la época y parte de la oficialidad de la Escuela en 1973. Más tarde sería el Almirante Montero a quien le usurparon el cargo y fue detenido unas horas antes del Golpe Militar.

Hasta hoy las FF.AA., mantienen la postura de que no es Golpe Militar lo que ocurrió en ese entonces, sino que, un Pronunciamiento Militar, sobre todo, mantenían esa posición la oficialidad, los altos mandos en retiro, especialmente la Derecha Política de este país quienes justifican el Golpe, en el petitorio y clamor de los chilenos para que intervinieran y salvaran al país de las supuestas hordas comunistas y marxistas, cuestión organizada por ellos mismos. Que el gobierno no daba garantías, que todo era un caos, históricamente se comprobó, que ese caos fue organizado por ellos, ayudado con recursos económicos de la administración de Nixon presidente de los EE.UU. de la época.

Lo que definitivamente y que nos consta, es que las FF. AA. y fundamentalmente la Armada, actuaron desconociendo el Estado de Derecho y las Instituciones Democráticas de la época para, finalmente a sangre y fuego hacerse del poder del Estado Chileno. El hecho de que su acción la caractericen como Pronunciamiento Militar no sirve mucho a la hora de contar la cantidad de asesinatos, desaparecidos, fusilados y exiliados.

4

PERIODO DE DETENCION Y CARCELARIO.

 Las detenciones de parte de la Armada en contra de la marinería se inicio en la repartición de Aeronaval de la Armada en el Belloto en junio del 1973, la segunda fue en la Escuela Ingeniería el 28 de Julio de 1973, en esa oportunidad no hubo incomunicación de los detenidos. El 5 de agosto de 1973 se inicia la detención y tortura de personal antigolpista en diferentes buques de la Escuadra, la última de las detenciones es el 11 de agosto de 1973 de otro grupo en la Escuela Ingeniería. Las detenciones con procesos se seguirán realizando hasta el año 1975.

“En ese periodo cae un grupo de Sargentos, Francisco Carter de especialidad Radarista, QEPD, Diomedes Victoriano de especialidad Radio Telegrafista y Juan Ostojic Zamora QEPD, también de especialidad Radio Telegrafista, detenidos un tiempo en el centro de tortura Cuartel Silva Palma, antes de su liberación fueron trasladados a la barcaza Morel que en ese tiempo cumplía las funciones de cárcel para los marinos, todos ellos pasaron por un Consejo de Guerra y su causa rol es A-792, al momento de ser liberados desde la Morel, dos ellos pudieron hacerlo y el Sargento Francisco Carter fue nuevamente detenido a la salida del centro de detención. Posteriormente con los años y en “democracia” volvieron a encontrarse para restañar heridas”.18

Solo queda agregar que el Sargento Francisco Carter fue conocido por algunos de nosotros, le conocíamos como el pirata Frank, educado, inteligente y de buen nivel intelectual, llamaba la atención sus conocimientos de la Armada a nivel social, las formas de relacionarse con el resto de sus compañeros y subalternos. Fue un buen educador en lo que se relaciona a la comprensión de nuestros problemas de la tropa, ayudo mucho a enseñar con relación a la comprensión de los escritos de la prensa de derecha.

 

Posteriormente no hay detenciones con procesos, pero, se elimina a mucho personal de la Armada por el solo hecho de tener algún familiar o conocido de izquierda.

Nuestra detención se realizo el 11 de agosto de 1973 e inmediatamente fuimos llevados en un camión de la Escuela Ingeniería, directamente al Cuartel Silva Palma que en esa época funcionaba como Centro de Detención para suboficiales y clases de la Armada, originalmente fue una Escuela para preparar al personal que desempeñaba funciones en el departamento de Ingeniería de la Armada, a bordo de buques o reparticiones en tierra. Los detenidos éramos el Cabo Primero Mariano Ramírez Ramirez; Marinero Primero Luis Fernández Ahumada; Operario Tercero Víctor Martínez Cangana; Operario Tercero Bernardino Fariña Bendel y Marinero Primero Alejandro Retamales Santander. Fuimos recibidos por la Guardia del Cuartel Silva Palma, registrados en la bitácora de la guardia y experimentamos el primer tratamiento como detenidos, nos quitaron todo lo que fuera cinturones, cordones de zapato etc. Posteriormente la mayoría de nosotros fue llevado a los calabozos de aislamiento que estaban en un túnel, uno de nosotros el Cabo Ramírez, por tener mayor graduación lo llevaron a un calabozo de aislamiento que estaba fuera del túnel. Un catre metálico y un par de frazadas fueron nuestros mudos acompañantes en esos calabozos.

Estuvimos cerca de cuatro a cinco días incomunicados, a ese momento ya sabíamos que no estábamos solos, mientras el personal dormía alguien de los detenidos de la Escuadra, desde su calabozo intentaba, aprovechando la noche para denunciar lo que había acontecido con su grupo en Talcahuano y otros lugares. Posteriormente lo conocimos como el Cabo Segundo Pedro Blaset

A través de una ventanilla del calabozo, el Cabo Ramírez quien no estaba incomunicado en el túnel pudo observar como nuestros compañeros que habían sido detenidos en julio, circulaban libremente realizando tareas de aseo. Además, se dejaba ver otro compañero que conocíamos, pero, era de otra repartición, de la Escuela de Operaciones, el Cabo Primero Miguel González.

Era la información que había por el momento. En definitiva, no solo se habían realizado detenciones, sino que también se había torturado para sacar información a los compañeros de la Escuadra, los detalles de la tortura lo fuimos conociendo posteriormente. En cuanto a la detención del compañero de la Escuela de Operaciones era un asunto nuevo.

Era extraño estar allí, pero, tranquilizaba el hecho de que nuestra detención seria un elemento a considerar por los compañeros que habían quedado en la Escuela. ¿Que pasaría con nosotros? No lo sabíamos, ¿que habían descubierto en los cajones? Pronto sabríamos que en uno de los cajones se había encontrado una lista de nombres, en la cual estaban los nuestros.

En un momento determinado y después de cinco días de incomunicación, uno a uno fuimos sacados para ser interrogados por el Capitán de Corbeta Samuel Ginsberg que era el fiscal encargado de hacer la investigación de nuestro caso.

El primero en salir a interrogatorio fue el Cabo Ramírez, seguramente por ser el más antiguo del grupo de los detenidos y ante las acusaciones de participar en reuniones políticas, respondió que por su carácter fue de estudio y no políticas. Éramos alumnos de la Escuela y el Reglamento de la Armada en ninguna de sus partes condenaba a quien se preocupaba de estudiar en conjunto con otros alumnos. El interrogatorio seguía y poco a poco se fue dando cuenta que tenían algo de información de la reunión de Quillota y otras actividades, es decir tenían información, no muy importante ni comprometedora, pero, que nos complicaría mucho si conseguían más información al respecto. Le mostraron una lista de nombres de sospechosos de la Escuela y si bien conocía a varios de ellos y de estar dispuestos y organizados para oponerse al Golpe se negó a reconocer a ninguno. Más preguntas, ahora estaban orientadas al nombre y descripción de un civil, suponían era nuestro contacto, militante de algún partido de izquierda, a pesar de que las respuestas no fueron muy convincentes, logro de alguna manera evadirse de lo que buscaban.

Estaba claro que el Fiscal algo de información tenia, pero, nada concreto. El futuro de los interrogatorios dependía de nosotros. Terminado el interrogatorio quedo en libre platica y la posibilidad de conversar con el resto de los compañeros que habían sido detenidos en julio estaba abierta. Lo primero que se hizo fue de analizar la información que de alguna manera tenía el Fiscal y dispusimos rápidamente que debiéramos informar a los compañeros que aún estaban incomunicados para que la identidad del civil la cambiáramos, cada uno debía dar una descripción que se le antojara, sin entregar más información. Lo veíamos como normal pues la oficialidad siempre estaba planteando que los terroristas de izquierda se disfrazaban, en fin, cualquier cosa que sirviera para no delatar su verdadera identidad era valido. Tampoco identificar a nadie de la famosa lista que andaba circulando, menos aún reconocer alguna relación con algunos de los compañeros detenidos de la Escuadra.

Algunos de los nuestros tenían contacto con compañeros de la Escuadra, además éramos testigo que gente de la Escuadra había enviado un mensajero para contactar a la gente de la Escuela. Si se descubría algún tipo de relación, el problema se iba agravar en forma exponencial.

Analizar la situación no nos costo mucho, el problema era como le íbamos a transferir esta información a los que estaban aún incomunicados. Siendo la mayoría electricistas se nos ocurrió que había que realizar un cortocircuito en el túnel donde estaban los detenidos. Los compañeros que habían sido detenidos en julio conocían de mejor manera el como hacerlo. Fue así entonces que logramos llegar a nuestros compañeros simulando estar solucionando un problema eléctrico, les entregamos subrepticiamente unos papeles escritos con las instrucciones, posteriormente supimos que los escritos se los comieron. Así entonces nos quedamos más tranquilos y esperando que todo transcurriera como lo habíamos pensado. Afortunadamente todo salió bien, los compañeros, se portaron a las alturas de las circunstancias en los interrogatorios. En ese momento podíamos decir que teníamos algún grado de ventaja con relación al equipo que estaba interrogando.

Lo que hicimos posteriormente fue buscar de común acuerdo a quien se iba hacer responsable de la caída del grupo, el Cabo Segundo José Jara asumió dicha responsabilidad. Con los años, conversando nos dimos cuenta de que fue injusto, la verdad es que José Jara hizo lo imposible pese a lo sorpresivo de su detención de no dejar evidencias de lo que estábamos haciendo y en eso había encargado a uno de los nuestros de limpiar el cajón donde se encontraron las evidencias, desgraciadamente eso no se cumplió, ni tampoco se informo de aquello. ¿El porque no se realizo? Eso desgraciadamente nunca lo sabremos.

Posteriormente, el servicio de inteligencia trajo a un par de marinos, para que entregaran su testimonio de que algunos de los nuestros habían hablado de política en la Escuela, se hicieron careos, pero estos no pudieron concluir en nada y tampoco tenían nada para acusarnos, solo sospechas.

Con relación a nuestra detención, el Servicio de Inteligencia realizo una investigación exhaustiva en la Escuela, para saber quienes éramos en el diario vivir de la Escuela. Nadie de la Escuela nos había visto en actitudes sospechosas o de algún trabajo político, nadie había escuchado nada, el espíritu de cuerpo de la tropa por nosotros nos había salvado y conociendo esto, nos dimos cuenta de que el trabajo político realizado había superado nuestras expectativas. Los compañeros que habían quedado en la Escuela habían hecho un buen trabajo al respecto.

Con los días y en libre plática pudimos apreciar y conocer de cerca de todas las atrocidades que había sufrido la tropa, incluidos Marineros, Cabos y un Sargento, detenidos en los diferentes buques de la Armada. La tortura contra ellos fue inhumana, aún se podía ver las marcas y moretones, en diferentes lugares del cuerpo. Con ello la oficialidad naval mostró su irracionalidad brutal al límite de la esquizofrenia, sin ninguna humanidad y usando el nombre de la Institución. Todo esto ocurrió en pleno Estado de Derecho, cabe decir, que ellos no solo y posteriormente traicionaron la Constitución, sino que también a la Institución, pues con su accionar debieron haber sido apartados, degradados y condenados. Algo curioso de estos hechos, es que en su oportunidad la Democracia Cristiana había planteado un Estatuto de Garantías, era la exigencia a Salvador Allende de respetar la plena vigencia del Estado de Derecho. Seguramente nosotros no estábamos incluidos en ese Estado. Era el comienzo de lo que venia.

La detención masiva de personal de tropa, la forma injusta y alevosa llevada a cabo, la tortura que muchos de nosotros habían sufrido, fundamentalmente el personal de tropa de la Escuadra, fueron hechos públicos que se fueron ventilando en los diarios de la época.

Nuestra opción de oponernos al golpe estaba tomando cuerpo. Familiares de algunos compañeros fueron levantando la voz por sus hijos y hermanos, el estupor de la sociedad chilena frente a la tortura, que se había realizado con los detenidos, fue lo que permitió de alguna manera que las familias fueran escuchadas por integrantes del Parlamento y que como resultado de ello, se formara el primer Comité de Solidaridad con los marinos torturados y en poco tiempo fueron muchas las organizaciones, personalidades, dirigentes sociales y políticos que abogaron por esclarecer la verdad en estos hechos e intentar nuestra libertad. Esas madres y hermanas fueron capaces, además, de avizorar y llamar a que la Armada, no debía participar en una aventura golpista, que aquello significaba perder el honor de la Institución.

Si uno mira estos hechos a la distancia, se da cuenta que esas mujeres, tenían toda la razón y además reafirmaron que nuestro movimiento no estuvo nunca en contra de la Institución. Pronto en septiembre, aparecen las primeras protestas públicas en contra de nuestra detención, actos en Concepción y Valparaíso, pero, nada de ello serviría. En un momento el clamor de los familiares hizo eco en el Gobierno y se iniciaron procesos a través del ministro de Defensa, pero, fueron tardíos y sin ninguna consecuencia positiva para nosotros. Allí quedaron 13 sumarios para la historia, instruidos y ordenados por el ministro de Defensa de la época Sr. Orlando Letelier. La pregunta de hoy es. ¿Que paso con esos sumarios?

Paralelamente a los acontecimientos que estábamos generando con nuestra detención, tuvimos un sin numero de abogados de diferentes partidos políticos que se dispusieron a defendernos. Gracias a ellos nos sentíamos de alguna manera protegidos.

En el entretanto un grupo de compañeros tomo la iniciativa de redactar una carta al presidente de la República, todos los que allí estábamos detenidos la firmamos. En ella denunciábamos claramente lo que nos ocurría. La carta fue leída públicamente el 9 de septiembre en el Estadio Chile de Santiago por el Senador de la época Sr. Carlos Altamirano ante miles de militantes y simpatizantes de izquierda. A continuación, nuestra carta histórica que había sido enviada al presidente Salvador Allende.19

“Nosotros los marineros de tropa, antigolpistas, les decimos a las autoridades, a los trabajadores de todo Chile y a nuestros familiares que ni las amenazas que nos hacen nuestros jefes de volver a flagelarnos, ni mil torturas más, nos impedirán decirle la verdad a nuestra clase, la clase obrera y a nuestros compañeros de tropa del Ejército, Fuerza Aérea y ciudadanía en general.

Los reaccionarios han utilizado todos los medios de convicción para mentirle al pueblo diciendo que nosotros los marinos, con los señores Altamirano, Garretón y Enríquez íbamos a bombardear las ciudades como Viña del Mar, Valparaíso y otras. Los hechos son diferentes. Nosotros esclareceremos estos hechos tan inmensamente distorsionados por la derecha reaccionaria junto a los oficiales y grupos golpistas de la Armada, que por fuera se ven limpios, blancos y por dentro están podridos.

Es falso que los señores Altamirano, Garretón y Enríquez nos dirigieran. Es distinto. Nosotros acudimos a distintas personalidades para dar cuenta del golpe de estado que preparaba la oficialidad golpista coludida con los reaccionarios de las otras ramas de las Fuerzas Armadas y partidos políticos

 

de la derecha. Nosotros los marinos antigolpistas de tropa buscamos por todos los medios comunicarles al pueblo y al gobierno de ese golpe de estado que planeaba la oficialidad golpista de la Armada.

Para nosotros era vital evitar esta gran masacre contra el pueblo, que estaba ya planificado con fecha definida entre el 8 y el 10 de agosto, por datos e informaciones concretas, sumando a estas las referencias de nuestros jefes para con nosotros la tropa, donde nos explicaban que por tales y cuales razones el gobierno marxista debió ser derrocado y limpiado el pueblo de dirigentes marxistas. El comandante Bilbao, Fiscal, le preguntó que cómo se iba a restituir la legalidad, cuando no iba a quedar después del golpe ningún líder de izquierda. También para nosotros dentro de ese plan la suerte era incierta. En el juicio mismo que se nos sigue podrán darse cuenta ustedes, la ciudadanía, de los tenebrosos planes que iba a ejecutar la oficialidad golpista en contra de la clase trabajadora, nuestra clase, porque somos marinos de tropa somos hijos del pueblo, por lo tanto, jamás haríamos fuego contra él. “! el odio de estos señores ha sido tan grande contra nosotros… ¿nuestro delito? Oponernos al golpe de estado en el que ellos fracasaron. ¡Por eso se nos ha flagelado y torturado criminalmente!

“Se nos ha ofrecido no flagelarnos más, inclusive dejarnos en libertad, con tal que nosotros cooperemos y digamos que los señores Altamirano, Garretón y Enríquez nos dirigían y nos habían ordenado bombardear Valparaíso, Viña del Mar, la Escuela Naval y otras cosas por el estilo.

Como negábamos, nos seguían golpeando colgados de una cruz, nos metían en un ataúd, nos hacían tomar las orinas de los verdugos, nos colgaban de los pies y nos sumergían en el agua, nos sumían en pozos de barro, nos aplicaban electricidad, nos tiraban agua caliente en el cuerpo y después fría y decenas de cosas más. En Valparaíso nos vendaron los ojos, en Talcahuano fue sin venda y la tortura estuvo a cargo en forma de hecho, por los señores Koeller, Capitán Bhuster, teniente Jiegor, Letelier, Luna, Alarcón, Tapia, Maldonado, Leetich.

En Talcahuano nos hacían hablar en grabadora lo que ellos querían. Nos pegaban culatazos por todos lados y nos decían que debíamos declarar lo mismo donde el Fiscal. El Fiscal nos consultó: ¿se sienten mal?, Si les han hecho algo, díganmelo”

… Llegábamos machucados, apenas si podíamos andar, otros no podían andar, otros con conmoción cerebral no podían venir a declarar.

“Nosotros le preguntamos a la ciudadanía si los señores Viaux, Souper, el comandante Sazo, de la Armada, que todavía se encuentra en servicio activo, ¿fueron torturados? Si defender el gobierno, la constitución, la legalidad y al pueblo es un delito, y al contrario derrocar al gobierno, atropellar las leyes y terminar con las vidas de seres humanos. ¿Es algo legal? Contesten los trabajadores”.

Firmaban la carta: Sargento Segundo Juan Cárdenas Cabo Segundo Alberto Salazar

Marinero Primero Ernesto Zúñiga S.

Marinero Primero Oscar Carvajal Cabo Segundo José Lagos A. Marinero primero David Valderrama O. Marinero Primero Claudio Espinoza T Marinero Primero José Velázquez A Marinero Primero Luis Rojo G. Marinero Primero Mario Mendoza J. Marinero Primero Roberto Fuentes F Cabo Segundo José Jara T. Cabo Primero Miguel González Marinero Primero Tomás Alonso Cabo Primero Pedro Lagos Cabo Segundo Juan Roldán B. Marinero Primero Jaime Salazar Cabo Segundo Pedro Blasset C. Cabo Segundo Sebastián Ibarra V. Marinero Primero Luis Ayala N. Marinero Primero Carlos Ortega O. Marinero Primero Rodolfo Claro C Cabo Segundo Teodosio Cifuentes R. Marinero Primero Carlos Alvarado A. Marinero Primero Juan Dotte B Cabo Primero Carlos Alvarado Cabo Primero Mariano Ramírez Marinero Primero Alejandro Retamales Marinero Primero Luis Fernández R. Operador Tercero Bernardino Fariña B. Operador Tercero Víctor Martínez C. Marinero Primero Nelson Córdoba Marinero Primero Orlando Veliz V.

Dos días después de leída nuestra carta en el Estadio Chile de Santiago ante una multitud se produjo lo inevitable. Desde muy temprano del 11 de septiembre se fue desarrollando la macabra iniciativa de la Armada, Ejército, Aviación, Carabineros e Investigaciones. La oficialidad había logrado su objetivo, el poder estaba en sus manos y después como es sabido, por largos diecisiete años. Las Fuerzas Armadas se habían transformado en una banda de delincuentes, que nadie imaginaba que pudo haber existido en Chile.

Para nosotros todo cambio a partir del fatídico día del Golpe Militar. Llegó un nuevo fiscal, por la información que teníamos, el anterior se había declarado incompetente. Existieron nuevos interrogatorios, amenazas y presiones sicológicas para hacernos hablar o aclarar parte de lo anteriormente declarado. Todo ello les permitió configurar acusaciones para encauzarnos y posteriormente condenarnos. Nuestro abogado defensor de la época fue nombrado por oficio por la Fiscalía Naval y fue el Sr. Eugenio Neira Alarcón (QEPD).

El tratamiento de interrogación fue acompañado de estigmas como“traidores de la institución” y con ello se nos daba la figura de ser los elementos mas peligrosos en cautiverio. Como consecuencia, el personal de Infantes de Marina encargado de nuestra custodia, actuaban en forma nerviosa y temerosa con nosotros.

Al siguiente día y desde muy temprano, estuvimos atentos a los acontecimientos que se aproximaban. En la formación de la mañana, se nos informo que las fuerzas armadas eran el nuevo Gobierno de Chile. Desde ese momento éramos prisioneros de guerra y por lo tanto el trato seria muy diferente, estábamos en presencia de lo que habíamos intentado de evitar, el Golpe Militar. En el correr del día vimos la salida del puerto del buque cubano Playa Larga perseguido posteriormente por el destructor Blanco. Fuimos testigos de los primeros detenidos que llegaron al edificio de la Academia de Guerra, donde funcionaba el Estado Mayor de la Armada, el que desde ese día se transformaría en un centro de tortura. Durante los días que permanecimos allí fuimos testigos

 

de la gran cantidad de hombres y mujeres que llegaban allí como prisioneros para ser torturados. Era un edificio vecino al Cuartel Silva Palma. En el entretanto a través de las radios, se escuchaban los Bando emitidos por los golpistas, para transmitir tranquilidad y anunciando, que pronto todo estaría normalizado en el país.

La táctica era convencer de que era necesario derrocar al Gobierno y para ello los métodos no importaban mucho, todos eran aplicables. Fueron muchos, había que asegurar el acatamiento y para sus posibles reveses inventaron temprano el plan Z, en el ámbito de la Armada, lo utilizaron en parte para asegurar un contingente que eran los jubilados de la época que fueron informados por la Armada que estaban en las listas de las víctimas del plan Zeta para matarlos, de este modo muchos jubilados de la Armada se incorporaron a la institución después del Golpe Militar para salvar sus vidas. Muchos de ellos los vimos en campamentos de prisioneros cumpliendo funciones en logística.

“La opinión publica conoció el Plan Z a través de una conferencia que llamo el ministro secretario general de la Presidencia coronel Pedro Ewing a pocos días del golpe militar. Según Ewing el plan Z en su primera etapa planificaba matar a todos los oficiales del Alto Mando y a miles de oficiales para el día de la celebración del ejército, el 19 de septiembre. Posteriormente la bandera sería cambiada, mantendría el color rojo y conservaría la estrella. La segunda parte del plan consistía en asesinar a Salvador Allende porque tenía prejuicios burgueses.

Según el general Gustavo Leigh el plan Z fue presentado a la Junta Militar por el Almirante Patricio Carvajal. En definitiva, el plan criminal se había incubado en la Armada. Años más tarde la Comisión Rettig llego a la siguiente conclusión: Coopero al ambiente de la venganza política. Se alimento así una justificación interna de matar o permitir por lo menos condenar la muerte del adversario, atribuyéndole iguales condiciones” 20

Al pasar los días, se fueron diluyendo las esperanzas, de que hubiera algún grado de resistencia frente a los golpistas. Sabíamos

 

de antemano que eso era imposible, pero, siempre uno tiende a pensar“seguro que falta algún elemento en nuestros análisis “y de allí nace la esperanza de que algo podía surgir”. Una noche muchos de nosotros creyeron como cierto, lo que transmitió una radio argentina, de que venia por el sur con parte del ejercito el General Carlos Prats. La pequeña radio que tenía uno de los nuestros, paso a ser un elemento clave en el cautiverio. También hubo algún grado de esperanzas, cuando una noche se produjo un intenso tiroteo en Valparaíso, después solo silencio, en nuestra jerga marinera a ese tipo de acciones le llamábamos “un saludo a la bandera” de los compañeros del Puerto.

A fines del mes de septiembre, fuimos notificados que seriamos trasladados a la Cárcel Pública de Valparaíso, el último grupo de marinos rumbo a la Cárcel fue la cuarta semana de octubre. El primero de octubre de 1973, estábamos formados ante los gendarmes para ser ingresados a la Cárcel, en ese momento cada uno de nosotros, estaba intentando adivinar un poco la suerte que nos esperaba en ese recinto lleno de gente, que de una u otra forma eran identificados como antisociales, cada uno con un terrible prontuario personal. La consigna nuestra desde el principio fue el de mantenernos unidos en las buenas o en las malas.

Se ejecuto nuestro ingreso y nos dejaron en una celda grande de la tercera galería, nos acomodamos como pudimos en el suelo para poder dormir, un infante de profesión músico nos intentaba de entretener con un par de palitos que tocaba continuamente.

Por la mañana, nos sacaron de allí y nos llevaron al Teatro de la Cárcel allí estaban el resto de los compañeros que habían sido trasladados a la Cárcel anteriormente. Allí nos acomodamos y empezaron los primeros movimientos solidarios para con nosotros, para conseguir no solo el lugar para dormir, sino que donde y como dormir. Allí y en esas gestiones conocimos al hermano Alberto Igartiburu un pastor evangélico que nos acompaño durante todo el periodo carcelario. Nos aislaron del resto de la población, nos querían tener a mano, para lo que en cualquier momento determinara el mando, en este caso La Armada. Sobrevivimos allí dignamente y para demostrar que estábamos vivos y que en nuestra conciencia estaban vivas las ideas de cambio, un par de compañeros tomo la iniciativa de hacer una pequeña huerta frente al teatro y a un costado de la cancha de futbol o el patio de visitas. En ese tiempo teníamos algún grado de contactos con los presos políticos que estaban en la tercera galería de la Cárcel.

En ese periodo fuimos visitados por nuestras familias, quienes debieron padecer de una serie de vejámenes por parte de los funcionarios carcelarios. Las mujeres no podían entrar con pantalones a la Cárcel, de esta situación surgió lo anecdótico, un inteligente inicio el negocio de arrendar faldas para quienes debían entrar a la Cárcel.

Un día de octubre los que integrábamos el proceso 3941 fuimos llamados a la guardia de la Cárcel, eran funcionarios de la Armada que venían a visitarnos para entregarnos la liquidación de nuestros sueldos adeudados. Un gran alivio para muchos pues los recursos se estaban haciendo bastantes escasos, sobre todo para los casados y con hijos.

Las sorpresas no terminaban, a fines de noviembre de 1973, nos sacaron de la Cárcel en camiones de la Infantería de Marina, hacinados, uno encima del otro, maniatados de pies y manos y además vendados. Nuestros familiares tardaron bastante en saber, donde estábamos y que había pasado con nosotros.

Así y después de pasearnos por la zona de Valparaíso dos o tres horas llegamos al famoso campo de prisioneros Isla Riesco de la Armada (18), construido seguramente antes del Golpe Militar, y con dineros de la Institución“tan bonito lugar no podía haber sido construido en tan poco tiempo”. La verdad, el campo era de gran parecido al que se puede apreciar en la película El Puente sobre el Río Kwai, en este caso los actores íbamos a ser nosotros. Torretas para vigilantes, ametralladoras, rostros pintados, desafiantes y en pie de guerra, era el inicio de nuestra estadía allí. Atrás quedo la pequeña huerta en la Cárcel con las plantas de tomates, porotos, perejil y el cilantro.

Estábamos en las garras particulares de la Armada, el trato sería de acuerdo con las recomendaciones del Mando de la Institución, hacinados en celdas, picaderos especiales para nosotros, siempre buscaron y tuvieron la sutileza de buscar un argumento para hacernos sentir su poder. Acusados de traficantes de drogas y que si estábamos aislados era porque fumábamos marihuana, eran los argumentos mas recurrentes y por supuesto en esta oportunidad no iba a ser diferente. Teníamos al frente, al vocero de turno, el teniente González un oficial de mar, infante de marina, muy mal agestado, era quien repetía una y otra vez lo mal que lo pasaríamos en sus manos, ahí estaba con una mirada siniestra y feliz, estaba dando la cara por la institución, estaba cumpliendo con su deber, le estaba dando curso a las instrucciones recibidas de sus jefes. Este es un ejemplo claro de la malversación del poder arbitraria en el nombre de una institución armada. La noticia importante era que a partir de ese momento éramos sus Prisioneros de Guerra, todos nos miramos, era curiosa la noticia. En la práctica esto significaba la utilización de tribunales militares o de hecho aplicar la ley de fuga, asesinando a quien sea.

En uno de esos picaderos especiales, haciéndonos correr sin zapatos por un terreno lleno de piedras, el Cabo Ramírez sufrió un corte importante en la parte interior de su pie izquierdo. El doctor Fischer, que sufría cautiverio junto a nosotros, sin ninguna anestesia ni medicamentos le cosió la herida con un hilo, satisfecho de la operación dijo “te has ganado diez puntos”.

Varios compañeros nuestros fueron torturados por negarse a comer.

Fuimos forzados a cavar un pozo profundo en búsqueda de agua, pese a las excavaciones nunca se logro llegar a ella. La ración de agua diaria era más o menos de medio litro de agua, para tomar y para asearnos. Los valientes infantes se sentían incómodos por tener que ir a buscar agua para los prisioneros así que había que conformarse con la ración que nos entregaban.

Intentando escribir esta memoria colectiva, no se puede dejar de pensar en las palabras del hoy flamante Senador de la República, ex Almirante de la Armada, Sr. Arancibia quien públicamente ante los medios ha dicho que “los traslados de los prisioneros eran fundamentalmente para que estuvieran cómodos y mejor atendidos, no existía otra razón” es parte de la gran mentira que sustentan hasta hoy. Tampoco olvidar lo que relató en una oportunidad por televisión. Dijo, que, ante el peligro, no podía dejar de dormir sin su metralleta al lado. Porqué no decir la verdad. El hombre estaba enfermo de miedo, esta vez tenía que asumir en primera línea. No era lo que había sucedido en 1931 en que los oficiales por conveniencia se fueron a encerrar a los camarotes, mientras la clase de suboficiales les solucionaba su parte económica y los alimentaba, llevándoles su comida al camarote.

Nuestra situación de a poco fue cambiando llego un momento en que fuimos integrados con el resto de los detenidos y empezamos a convivir con ellos, de alguna manera esta relación iba a ser valiosa para nuestro desarrollo social y político. Ayudaba también estar junto a ellos compartiendo la misma suerte. Fueron largos meses de vivir en condiciones bastante restringidas y deplorables, es una forma elegante de decirlo. La represión para los prisioneros era permanente a ella habría que recordar a compañeros como el Curco Suárez, al Gitano o al humilde italiano que permanentemente estaba apoyado en la pared de una caseta, nunca habló, ningún gesto, nunca supimos tampoco su nombre.

Nuestra única comunicación con el exterior era a través de una tarjeta pequeñita, donde en escasas 15 líneas cabían algunas letras, pero como era sometida a censura, a veces llegaban a nuestras manos más borrones que letras. Esta llegaba un día por semana en un camión que además traía alguna encomienda que enviaban nuestros familiares con mucho sacrificio, vía Cruz Roja. Los detenidos formados esperaban expectantes la llegada de este camión. Tema aparte fue el trato que la Cruz Roja de Valparaíso les daba a nuestros familiares, nunca fueron muy amables, más bien déspotas en el trato y en algunos casos se extralimitaron, se sentían también autoridad.

Para los cuatrocientos Prisioneros de Guerra, la detención fue poniéndose cada vez mas tensa en la medida en que nos acercábamos a las fechas navideñas, nosotros estábamos como acostumbrados por el hecho de que, mientras estabas en la Armada nunca tenias la seguridad de pasar estas fiestas importantes con tu familia, las guardias o navegaciones eran el mayor obstáculo. Para la gran mayoría de los detenidos civiles, era primera vez en su vida, que estarían fuera de la casa y lejos de la familia, súper comprensible de ver algunos lagrimones por ahí, sobre todo en la gente de más edad. Lo que no habían logrado nuestros guardianes, lo habían logrado las fiestas navideñas del año 1973. Siempre nos acordamos de un exempleado bancario de apellido Matte, siempre mirando al cielo, como pidiendo que lo liberaran pronto, era uno de los tanto supuestos guerrilleros allí detenidos, tenia como sesenta y cuatro años, pero había varios de su edad y quizás más.

Al poco tiempo, a iniciativa de algunos detenidos, se empezó a desarrollar y notar una cierta actividad cultural que fue permitida por los infantes de marina, que ya llevaban tiempo en Colliguay y de a poco les gusto la idea como diversión, tanto así, que autorizaron este tipo de actos. Había mucha gente que estudiaba arte, arquitectura, así que todo resulto ser una actividad de nivel que se esperaba todas las semanas. También los torneos de ajedrez, donde destacaba uno de los nuestros el Cabo Primero Carlos Alvarado, los de Dama y la Brisca. Había otras actividades, en eso un día nos dimos cuenta de que, en la guardia de fin de semana de los infantes, había uno, que se acercaba a predicar, era evangélico, nadie se acercaba. Entonces se nos ocurrió, que una forma de romper el cerco y tener posibilidad de enviar unos zapatos arreglados para nuestros niños, era convertirse en religioso, lo pensamos y lo hicimos. Uno de nosotros empezó dialogar con este infante y al poco tiempo los zapatos estuvieron en casa, además se pudo hacer una mejor comunicación con la casa. Este valiente soldado, fue por un tiempo nuestro contacto secreto con el exterior.

Una noche hubo una gran balacera, al principio pensamos, otra vez nos quieren amedrentar. La balacera seguía y cada vez más intensa, algo pasa nos dijimos, nos quedamos despiertos y alertas hasta el amanecer. En la mañana, después de la formación habitual, nos informaron, que en la noche habían sorprendido a un grupo armado que había venido a liberarnos y que estaban todos muertos. Tiempo después algunos compañeros contaron haber leído en la prensa, que el grupo de liberadores eran solo unos adolecentes que salieron a acampar y en la noche su instructor se extravió y tomaron un camino equivocado que conducía al campo de prisioneros. Esa equivocación fue fatal para ellos, el instructor y varios de ellos fueron muertos por los infantes de marina que custodiaban el campo, hubo muchos otros heridos a bala

En un mes marzo-abril nos trasladaron a todos los del proceso 3941 a firmar nuestras condenas en primera instancia, en el Cuartel Silva Palma, que en ese momento era un centro de tortura a plena maquina. Nos ubicaron en una sala espaciosa, era tarde. Tendidos en el suelo había un sinnúmero de compañeros que estaban o venían saliendo de las aplicaciones de tortura y otros esperando que se les llamara, había rastros de mucha sangre.

En medio de aquello nos tendimos y nos dispusimos pasar la noche más terrible vivida en cautiverio. En esas condiciones poco se podía dormir, fue un constante peregrinaje de compañeros que se llevaban o traían de los interrogatorios. El lugar, durante esa noche, se transformo en algo tétrico, quejidos, gritos, el escenario no era recomendable para ningún ser humano. Una vez firmada la sentencia en la Fiscalía Naval nos llevaron de regreso a Colliguay, íbamos impactados e impotentes ante tanta miseria humana. Más repelente se hace el recuerdo, cuando nos informaron que el jefe del centro de tortura era un oficial con grado de teniente Primero de apellido Rebolledo especialidad Diacono de la Armada, también prisioneros de la época lo vieron en el Lebu, se había incorporado al servicio después del Golpe, hacia misa con una metralleta y una pistola Astra.

Con la firma de la sentencia en primera instancia nos dimos cuenta de que a los detenidos desde el 11 de agosto del proceso 3941 se le había cambiado la fecha de la detención, aparecía como 24 de agosto de 1973, según eso habíamos estado cerca de 14 días secuestrados. Los que habían sido detenidos el 28 de julio de 1973 mantenían la fecha de detención.

De regreso a Colliguay nos enteramos de que andaba el rumor de un traslado. Se sabía que algo estaba pasando desde hace un tiempo, habían sacado algunos de los detenidos y se corría como rumor cierto, que estaban haciendo algo, en algún lugar donde íbamos a ser trasladados.

A fines de abril de 1974 fuimos conducidos en grupos al campamento que se estaba construyendo en Puchuncaví. Allí llegamos, para realizar trabajos forzados y adecuar el futuro campo de prisioneros. Instalación con alambres de púas, alrededor del campo de prisioneros, torretas, loza de cemento en los comedores y el alumbrado y otros.

Parte del lugar había sido ocupado anteriormente como campamento de veraneo para obreros, se habían construido varios en todo el país como centros de recreación para trabajadores/as en el gobierno de Allende.

Fuimos testigos de apaleos, formula y método para ablandar a los detenidos que allí llegaban desde otros lugares de detención.

Permanecimos allí hasta aproximadamente mayo-junio del 1974. Nos trasladaron nuevamente a la Cárcel Pública de Valparaíso. Había otros planes para Puchuncaví con otros Prisioneros de Guerra que vendrían de otras latitudes del país.

Una vez en la Cárcel, nos dejaron junto con todos los prisioneros de la época y juntos seguimos sufriendo la represión carcelaria. Fue un periodo fuerte de muchos allanamientos y hacinamientos. En principio de 12 a 14 detenidos por celda, castigos de aislamiento conviviendo con ratones. En ese tiempo se torturaba en forma selectiva y sin apremios, muchos prisioneros políticos de la época sufrieron la peor de las experiencias en ese periodo. Uno de los presos políticos después de muchas veces llevarlo al Cuartel Silva Palma y de no poder, pese a la tortura, sacarle información. Detuvieron a su esposa y su hijo pequeño y cuando nuevamente se negó a entregar información, lo amenazaron con violar a su esposa en su presencia y la de su hijo, allí entonces todo cambió para él.

El acontecimiento de ese periodo fue la brusca llegada de un centenar de Marineros, Cabos y Sargentos acusados de homosexuales, era curioso ver la cantidad de homosexuales que existían en la Armada, lo notable, es que solo se trataba de personal de tropa porque ningún oficial estaba incluido. Una anécdota que se recuerda y que alguien contó, es que, en la fila de familiares de la población penal, los familiares de los acusados de homosexualidad comentaban, “mi hijo no esta aquí ni por ladrón ni por político”.

Otro acontecimiento fue la llegada del cantante Julio Iglesias a la cárcel, invitado por el comité cultural de los presos comunes. Iglesias era parte de los artistas que de una u otra forma servían para producir cortinas de humo para esconder las violaciones a los DDHH de la Dictadura Militar. En esa oportunidad quiso actuar allí y estando ya en el escenario, se dio cuenta que había algo raro en el publico, había un sector que solo lo miraba, un par de minutos le basto para darse cuenta de que eran presos políticos, se puso a conversar con el publico del penal y les pidió que lo perdonaran, pero no iba a cantar porque estaba enfermo de la garganta. Se bajo del escenario y se retiro, seguramente hasta hoy recuerda, que los presos políticos existían en Chile

Otro grupo de la Armada llegaría a la cárcel, estos venían acusados de traficantes de Cocaína y pertenecían al buque transporte Montt. Por los comentarios de los detenidos se supo que había sido el FBI quien había descubierto un tráfico de coca entre Chile y Estados Unidos y que seguramente estaba implicada la CIA en su detención.

Mientras estos acontecimientos se sucedían y corría el mes de octubre nos llego la noticia de Miguel Henríquez, eso fue fatal para muchos de nosotros, el máximo líder del MIR caía en combate en Santiago frente a un grupo de fuerzas represoras. Con ello se cerraba un capitulo importante tanto para el MIR como para la Resistencia en Chile.

Las incursiones a la Cárcel de los infantes de marina traducidos en allanamientos y golpes, era para amedrentarnos y quitarnos nuestras pertenencias y artesanías, hechas con mucho sacrificio para aportar y mitigar las necesidades económicas de nuestras familias. Los robos y golpes propinados por “los valientes soldados” eran para evitar cualquier desmán o resistencia que se nos ocurriera. Los robos de nuestras pertenencias, era el botín ofrecido por la oficialidad a sus subordinados. Hicieron allanamientos especiales enlas fiestas de navidad con los robos correspondientes.

Eso no era todo, en cuanto a la represión. Mientras estuvimos detenidos, nuestras familias sufrieron las consecuencias de la represión en carne propia. En el caso del Cabo Primero Mariano Ramírez y aproximadamente en marzo o abril de 1974, a medianoche, personal destacado en la repartición de la base aeronaval El Belloto, allanó su casa, y en su búsqueda, destruyeron gran parte del inmobiliario, amenazando a su esposa que se encontraba con dos hijos pequeños, el mayor de cuatro años y una hija menor de un año y medio. Esta última falleció en el exilio a la edad de diecisiete años. La actitud de su esposa y de varios vecinos, todos marinos en servicio, de la Población Wilson, encendieron las luces de sus viviendas para conocer lo que estaba ocurriendo, esto sirvió para evitar mas daños y consecuencias para su familia. El que dirigió el allanamiento fue el teniente 2° Jaime Urgandarin Romero actualmente procesado junto a otros oficiales y suboficiales de la Armada por la muerte y asesinato el periodista Jaime Aldoney Vargas.

Varias familias de los integrantes de nuestro proceso sufrieron este tipo de represión y amedrentamientos, otro de ellos fue muy dramático, porque utilizaron helicópteros para detener una compañera que asustada decidió huir por los cerros de Valparaíso con cuatro pequeños hijos, afortunadamente logro escapar, nos referimos a la Sra. Teresa, esposa del ex Cabo Primero Carlos Alvarado González, actualmente residente en Inglaterra.

En septiembre de 1975 fuimos notificados de la sentencia en segunda instancia y a su vez definitiva para cada uno de los integrantes del proceso 3941, que, en primera instancia, se nos había acusados de incumplimientos de deberes militares, conspiración. En la sentencia de segunda instancia se re-tipifico el delito con el cargo de Sedición o Motín. Para José Jara cinco años y el resto tres años para cada uno.

Condenas accesorias para nosotros fue “inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena”. Firma y certifica Octavio Bolelli Luna Capitán de Corbeta. Secretario.

A fines de 1975, estando en la Cárcel Publica de Valparaíso, recibimos la visita del Embajador de Noruega en Chile de la época, Sr. Froden Nilsen, quien claramente nos informa que su país estaba en disposición de acogernos, los beneficiados seriamos cuatro compañeros del proceso 3941. José Jara, Miguel González Luis Fernández y Mariano Ramírez. No teníamos alternativa, decidimos responder afirmativamente a la oferta.

El ofrecimiento del Embajador de Noruega nos sorprendió bastante, porque en esa época muchos familiares de los presos corrían de embajada en embajada para conseguir o tener una posibilidad cierta de visa, era una situación triste y compleja. Posteriormente y llegando a Noruega nos dimos cuenta, que quien había hecho los tramites y logrado que Noruega se interesara por nuestro caso, era nuestro contacto del MIR en Chile. Al que desfiguramos y le pusimos diferentes nombres en nuestras declaraciones. Desde aquí nuestro agradecimiento al militante del MIR de aquella época Félix Vidal.

Las informaciones de ese momento eran claras, en Chile no duraríamos demasiado en libertad. El tiempo nos dio la razón, Ernesto Zúñiga Marinero Primero de la Armada es asesinado en Santiago por Investigaciones y Alberto Salazar Briceño Cabo Primero de la Armada es asesinado en Concepción con su compañera, eran miembros del comité de DDHH de Concepción dirigido por el Arzobispado.

Una vez conocida nuestra respuesta por parte de la Embajada de Noruega se iniciaron los tramites para acogernos al Decreto 504 que permitía cambiar la condena por la de extrañamiento, así entonces, en abril de 1976 fuimos trasladados a la cárcel de Capuchinos en Santiago, lugar destinado para los presos políticos que debían salir del país, la documentación final se estaba tramitando a través del FASIC, la respuesta llegó pronto, estaríamos en Noruega el primero de mayo. En ese momento no sabíamos lo que estaban tramando los agentes represores. Mientras esperábamos la fecha, fuimos conociendo a los que allí estaban detenidos. Los compañeros de la FACH del proceso Bachelet y otros, entre ellos al suboficial Constanzo. Compañeros de Temuco y de tantos otros lugares.

El cinco de mayo de 1976, nos trasladaron fuertemente custodiados al Aeropuerto, se dieron el lujo de utilizar cerca de trescientos efectivos para asegurarse que salíamos del país. La orden era embarcarse en el avión, no pudimos ver ni menos despedirnos de nuestras madres y familiares, el dolor llego hasta los huesos. En algunos casos, nunca mas las vimos, una visita obligada al cementerio cuando retornamos, con muchas flores y en silencio, fue nuestro último póstumo saludo y agradecimiento por habernos parido.

La razón del cambio de fecha fue la detención y secuestro de la compañera de un compañero nuestro, para obstaculizar nuestra salida del país. Sabían que en Noruega nos estaban esperando todas las organizaciones sindicales y otras de ese país, seriamos el centro noticioso en el día de los trabajadores. Su hija en ese entonces tenia cerca de tres años y debió viajar con nosotros sola, sin su madre y sin tener mucha relación con su padre a quien solo, lo había visto unas cuantas veces en la Cárcel. Nuestras compañeras que viajaban con nosotros se la ingeniaban para entretenerla y finalmente fue la compañera Flor Calisto quien asumió el papel de mamá y en un momento que estaba más familiarizada estando ya en Noruega se fue acercando poco a poco a Miguel su Papá. Después de varios meses la compañera llego finalmente a Noruega. Este caso es del compañero Miguel González ex Cabo Primero de la Marina, su esposa Juanita y su hija Valentina.

Posteriormente salieron en libertad y rumbo a diferentes países el resto de nuestros compañeros de proceso, Nelson Córdova, Víctor Martínez, José Retamales, Bernardino Fariña a USA, Tomas Alonso a Austria, Carlos Alvarado a Inglaterra.

Escribir esta memoria ha sido necesario, para revitalizar lo sucedido, no para dar vuelta la página, sino para refrescar hechos que por su naturaleza no pueden dejar de ser actuales. Aunque cada recuerdo duele profundamente, no podemos hoy día dejar de contar nuestras vivencias, no solo para nuestra generación, sino que también para los que vienen, sentimos que es historia de nuestro país.

Queremos que nuestros cercanos y descendientes, comprendan lo mejor posible el marco de lo sucedido, alrededor del Golpe de 1973. Que conozcan de nuestras decisiones y la explicación de las razones por las que fuimos arrestados. Seguro esto ayudara, para que nuestros familiares y cercanos tiendan a entender de mejor manera la convulsión de sus vidas y las nuestras a partir de septiembre de 1973.

Queremos, además, dejar constancia del carácter abierto de nuestra memoria, no determinado por nosotros, en la medida que todavía existe confusión acerca del papel que jugo la Armada en el Golpe Militar de 1973. Este capitulo de la historia aún no esta cerrado.

Hay temas que a esta fecha están siendo investigados para determinar la verdad de los acontecimientos.

Los crímenes, robos, arrestos, procesos sin juicio, las torturas y asesinatos aún se mantienen impunes. La memoria es también una fuente de información para las autoridades judiciales chilenas que investigan los abusos de los que usufructuaron del poder dentro de nuestra institución.

La única manera de crear condiciones para que ese abuso de poder que se vivió bajo la dictadura no se repita y que el honor que todo soldado siente por la institución es que la Armada condene a los oficiales golpistas de aquella época públicamente y se sume a la búsqueda de justicia que nuestras autoridades están empeñadas en hacer con aquellos que efectuaron dichos crímenes.

Hoy, como en septiembre de 1973 La Armada es garantista de la constitución de la República y de la voluntad del pueblo. Hoy tiene la oportunidad histórica, así como lo hicieron nuestros héroes de la patria, tropa y oficialidad, de ser un ejemplo para las generaciones que vienen de su carácter constitucionalista y antigolpista. Esto se ha mostrado como lo correcto, hay que dar un paso al frente y reconocerlo, dando a conocer al interior de la Armada el verdadero papel que nosotros jugamos por la institución y el país.

5

CONCLUSIÓN

 

Con los marinos antigolpistas se desarrollaron todas las formas posibles para utilizarnos como justificación para dar el Golpe de Estado. Necesitaban encajar su plan Z con nosotros y para ello la tortura fue el cruel mecanismo que utilizaron. Con ello se nos atribuyeron todas las perversidades inimaginables que la oficialidad si tenía, en su plan Cochayuyo.

En la practica esto fue una monstruosidad, moral y jurídica y precisamente por denunciar el Golpe Militar, sin embargo, los que prepararon y organizaron la insurrección, hasta hoy día a nivel institucional, se les levantan monumentos, como el del líder golpista de la Armada el Almirante Merino, a estas alturas y en democracia nos preguntamos ¿Cual es el argumento de la institución para legitimar a un personaje que conspiró abiertamente contra el comandante en jefe de la Armada? Por decir lo menos, es impresentable hacer monumento a quien utilizo su rango para orientar a la oficialidad de la institución para alzarse en contra de un Gobierno legalmente constituido.

Para que mencionar lo que ocurrió con los derechos y garantías adquiridos de la tropa con relación a sus sueldos durante el periodo del Almirante Merino, en nombre de la reconstrucción del país despojo de un porcentaje de sueldo a la tropa, tanto a los activos y retirados, además se quito el beneficio de la perseguidora.

El Almirante Sr. Raúl Montero, un oficial digno de imitar, en una de sus entrevistas decía: Que el confiaba en el tiempo y en el tiempo como juez “el cual siempre lo clarifica ¡Siempre ¡Tarda a veces, pero a todos nos llega la hora ¡Ya verán! “Creemos a la luz de toda la producción de tanto libro sobre los hechos de 1973, se esta cumpliendo la proyección de nuestro excomandante en jefe de la Armada.

Hace poco más de un año que Jorge Magasich A, historiador radicado en Bélgica, después de cerca de diez años de investigación logro escribir un libro llamado “Los que dijeron No” donde muestra claramente nuestra posición y actitud en los hechos en que nos vimos envueltos para defender el Gobierno de Allende. (19) Por otro lado muestra en detalles los preparativos golpistas de la oficialidad de la Armada. De este li bro quisimos rescatar lo que se refiere a la “Democratización Indispensable” por el hecho de que allí esta la pregunta aún vigente y fundamental a la autoridad civil de este país, dice lo siguiente:

“El inicio de la transición a la democracia en 1990 plantea la cuestión del rol de las fuerzas armadas en una sociedad democrática. ¿Cómo transformar, en efecto las instituciones que en 1973 fueron copadas por la fracción golpista e instauraron una dictadura que consideraba “enemigo” a buena parte de la ciudadanía, en instituciones democráticas?

 Es posible que, al menos, parte de la respuesta a esa pregunta fundamental se encuentre en las reflexiones de los que dijeron “No” en 1973. Los marinos antigolpistas formularon, en efecto, esbozos de un programa de democratización, también sugerida por el capitán legalista Gerardo Hiriart; “transformar la Marina en algo dedicado a la ciencia, a la ingeniería, a la hidráulica marítima.

 El bosquejo de proyecto de una Marina democrática, menos militarizada y más dedicada al desarrollo puede desglosarse en cuatro temas, que corresponden a los objetivos del movimiento por el desarrollo de los derechos humanos: Verdad, Justicia, Reparación y Democratización.” 22

Integrantes del proceso 3941 y protagonistas de esta memoria colectiva son los siguientes:

Marinero Primero Alonso Molinet Tomas Segundo

Cabo Primero Ramírez Ramírez Lautaro Mariano Cabo Segundo Jara Troncoso José

Marinero Primero Retamales Santander José Alejandro

Cabo Primero Alvarado González Carlos

Marinero Primero Fernández Ahumada Luis Arturo QEPD

Marinero Primero Córdova Pino Nelson

Operario Tercero Martínez Cangana Abelardo Víctor

Cabo Primero González González Miguel

Operario Tercero Fariña Bendel Bernardino Segundo

 

 

 

CITAS BIBLIOGRAFICAS

1  El compañero abogado Emilio Contardo Hogtert, falleció el 27 de agosto de 2009.

2  Moulian, Tomás. De la política letrada a la política La crisis de la politi ca en el Chile actual y el“lavinismo”. Santiago, Lom ediciones, 2004, p. 12-13.

  • 3  Garcés, Mario y otros: Memoria para un nuevo siglo. Chile miradas a la segunda mitad del siglo XX. Santiago, Lom Ediciones, 2000, p. 37 y 45.
  • 4  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona
  • 5  Monica Chile La Conjura Los mil y un días del Golpe. Ediciones B grupo Zeta. Santiago de Chile.
  • 6 Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona
  • 7  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona 1974
  • 8  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona
  • 9  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona 1974
  • 10  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelona
  • 11  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Dirosa Barcelon
  • 12  Ignacio Gayango. Chile El Largo Camino al Golpe. Editorial Diros
  • 13  Mónica González. Chile La Conjura Los mil y un días del

14  Información facilitada por el Operario 2º Abastecimiento Guillermo

 

Vergara.

  • 15  Resumen de la Revolución de la Escuadra realizada por Félix
  • 16  Mario Valdés Urrutia Profesor de Historia de Chile del Departamento de Ciencias Históricas y Sociales de la Universidad de Concepción.
  • 17  Información facilitada por el Operario Segundo de Abastecimiento Guillermo
  • 18  Información facilitada por el exsargento Radio Telegrafista Diomedes Victoriano el 15 de septiembre del 2008
  • 19  Carta escrita por la Marinería Anti-Golpista detenida en el Cuartel Silva Palma de la Armada, dirigida al presidente Salvador Allende. Leída públicamente en el Estadio Chile de Santiago por el ex Senador de la República Carlos Altamirano.
  • 20  Información del cronista Hernán Millas en su libro“La Familia Militar” paginas 23-27.
  • 21  Ana María Sanhueza periodista, publica en el diario “Siete-7” de fecha 17 de enero del 2003 un articulo intitulado “Isla Riesco. El secreto mejor guardado por la Armada”. Luis Cerpa ex funcionario del Departamento de Control de Aduanas en Valparaíso, da conocer su testimonio al respecto. Cerpa fue detenido y torturado en deferentes centros a cargo de la Armada.
  • 22  Jorge Magasich Doctor en Historia por la Universidad Libre de Bruselas. Profesor de Historia de América Latina en el Institut des Hautes des Communications Sociales.
  • 23  Libro “Los que dijeron No”Volumen II pagina. 404 democratización

 

ANEXO I

 LA REVOLUCIÓN DE LA ESCUADRA

Resumen efectuado por Félix Vidal

 

En septiembre de 1931, preside el país una Junta de Gobierno integrada por Pedro Opazo Letelier, Juan Esteban Paredes y Manuel Trucco. Junta en el cual también participan uniformados, además de un Contraalmirante como interventor del conflicto en La Armada, que tiene interés en nuestra memoria.

Este gobierno es llevado al poder por las fuerzas armadas como la repuesta a la inestabilidad política del periodo. Pronunciamientos castrenses entre 1925 y 1931: el golpe militar de septiembre de 1924, el golpe militar de enero de 1925, el breve retorno al poder de Arturo Alessandri Palma, la caída de Alessandri y el ascenso de Ibáñez, el derrocamiento de Ibáñez ocasionado por un pronunciamiento de jóvenes militares, el efímero Gobierno de Juan Esteban Montero, los cien días de Carlos Dávila. La instauración de la Junta Opazo Letelier, Montero y Trucco lleva al país también una profunda crisis económica. Que no solo afectó a los trabajadores chilenos sino también a los uniformados de tropa de las fuerzas armadas chilenas.

La junta de gobierno promulga medidas anticrisis, entre las cuales figuraban la reducción en un treinta por ciento de los sueldos del sector público y de un diez por ciento a los de las Fuerzas Armadas. En ese contexto se produce el llamado por algunos Motín de los marineros, por otros, La rebelión de la marina y también conocido como La Revolución de la Escuadra.

La rebelión de los tripulantes de la escuadra de la Armada de Chile es también una reacción ante la arrogancia de la oficialidad antidemocrática de las FF.AA. de dar golpes de estado, intimidar civiles, derrocar gobiernos elegidos y originar dictaduras castrenses. Esta vez era la Marinería de las naves de guerra quienes tomaban la palabra. El primero de septiembre de 1931 cinco mil hombres ocupando veintitrés buques de guerra desembarcaron a los oficiales y el mando de suboficiales se llevaron la Armada al puerto de Coquimbo. El resto de la Escuadra anclada en el Puerto Militar de Talcahuano se pliega posteriormente a los amotinados.

Tanto la Marinería en rebelión del grueso de la escuadra de Valparaíso como la tripulación ubicada en Talcahuano declaran que sus intenciones no son solo la reivindicación salarial de la tropa de las FF.AA. sino también asumen el papel de representantes de todo el pueblo chileno presentando además de reivindicaciones salariales, medidas económicas y políticas en favor de los trabajadores. En los bandos emitidos leemos lo siguiente:

  • 1  Calcular un tiempo prudencial para suspender el pago de la Deuda Externa, bajo el punto exclusivo que dentro de ese plazo se restablezca el orden financiero interno del país.
  • 2  Subdividir las tierras productoras persiguiendo el fin de que haya el mayor número de productores y propietarios nacionales (Reforma Agraria).
  • 3  Que las Cajas de Crédito, las Agencias Fiscales, la Mutual de la Armada y del Ejercito, reúnan entre todas unas capitales de trescientos millones de pesos o más, para invertirlos en industrias productivas en las cuales se de trabajo al mayor numero de obreros sin ocupación. Se pueden indicar entre otras, la construcción de casas para obreros y la ampliación de fábricas.
  • 4  Para evitar la importación innecesaria de artículos extranjeros, hacer un llamado patriótico a todos los millonarios chilenos para que suministren, en carácter de préstamo, los fondos que puedan al Gobierno, para que éste organice industrias y proporcione así trabajo a los obreros desocupados
  • 5  Gravar con un mayor impuesto los terrenos no cultivados, en proporción al número de hectáreas.
  • 6  Hacer regresar al país los capitales que han sido sacados estos últimos tiempos, para hacerlos trabajar en Chile”.

La tripulación de los buques ubicados en Talcahuano se suma a las exigencias de los de la Escuadra ubicada en ese momento en la bahía de Coquimbo. Formulando las siguientes exigencias:

  • 1  Castigo inmediato y confiscación de sus bienes a quienes llevaron a la bancarrota al país.
  • 2  División de la
  • 3  Solidaridad de las
  • 4  La enorme deuda que gravita sobre el país debe ser cancelada por todos los chilenos. Por consiguiente, los millonarios chilenos aportaran un tanto de sus riquezas. El Parlamento distara una ley sobre el particular.
  • 5 bCerrar por el termino de cinco años las Escuelas Navales y Militares y demás escuelas que son
  • 6 b Derecho de asociación de las Fuerzas Armadas en
  • 7  Reincorporación al servicio de obreros del Arsenal, de los que fueron
  • 8  Que el personal provisorio vuelva a gozar de los mismos beneficios que tenia el personal de Planta.
  • 9  Considerando que este movimiento representa las aspiraciones del proletariado en general, los simpatizantes apelan al elevado criterio de los jefes y la superior consideración del país para que en ningún caso se tomen represalias.”

La federación Obrera de Chile, bajo la conducción de Elías Lafferte decreta huelga general en apoyo a la revelación de los marinos. En este cuadro de cosas es posible de caracterizar ese movimiento emprendido por la marinería como una situación revolucionaria que se plantea la toma del poder, a través de las armas. Además de constituirse como una alternativa real de conducción o restablecimiento de un gobierno.

Para efectos de nuestra memoria, la inspiración que por supuesto estos acontecimientos generan en nosotros los marinos antigolpistas de 1973 es significativa pero diferente. Dos momentos son necesarios de enunciar como diferentes. Uno, que los marinos antigolpistas no nos planteamos de llegar al poder a través de las armas y dos, que ya existía un gobierno democrático en el poder apoyado por la gran mayoría de los trabajadores chilenos.

La Junta de Gobierno de 1931 comprende que se enfrenta a un movimiento social de vastas proporciones. La respuesta no es la negociación.

El Gobierno envió a Coquimbo al Almirante Von Schroeder para iniciar los parlamentos con los amotinados. La gestión solo conduce a agudizar la situación en la búsqueda de establecer una correlación de fuerzas favorable a la oficialidad y a la Junta. A tal grado que el ministro de relaciones exteriores en forma no oficial, solicita de la fuerza de fuego de la Escuadra Norteamericana para enfrentar los amotinados de la escuadra chilena.

La situación política no indicaba una situación madura de desenlazar un movimiento político mayoritario producto de la toma de la escuadra. La corta experiencia histórica de los partidos denominados representantes de los trabajadores y sus organizaciones no condujeron a un apoyo masivo del pueblo chileno a los rebeldes de La Escuadra.

 

A pesar de las debilidades de la Junta de Gobierno de 1931, esta logra unificar el resto de las FF.AA., aislar la tripulación de Talcahuano y enfrentarse sólo a los rebeldes de la marinería de La Escuadra. Naturalmente surge la división de los protagonistas de la insurrección, el aislamiento político y social que al final conduce a la capitulación de la tripulación rebelde.

Lo importante para nuestra memoria, es la gran muestra de conciencia política y social de la tropa de La Armada ante los abusos de la oficialidad del uso de las armas en fines políticos. Un ejemplo del compromiso social ante el pueblo y los trabajadores que luchan por un mundo mejor para el pueblo y por defender conquistas logradas en la historia. La reducción salarial hecha por La Junta de 1973 es solo posible establecerla masivamente a través una dictadura.

Con nuestra memoria queremos marcar la Revolución de la Escuadra del 1931 como parte de la memoria nuestra, de los marinos antigolpistas de 1973 que también luchamos por un mundo mejor para los trabajadores chilenos defendiendo conquistas logradas en la historia. Memoria que es la memoria de La Armada de Chile.

Queremos también remarcar el carácter servil de sectores de la oficialidad que conduce a las instituciones del estado como la de La Armada al uso en servicio de la discriminación y defensa de privilegios y no sirvientes de la República de Chile.

ANEXO II

 Derecho a voto oficialidad de las FF. AA.

Resumen realizado por Mariano Ramírez

 

A consecuencia de la crisis monárquica española en 1808 y el vacio de poder que con ello se produjo en Chile del Imperio Hispánico, la autoridad gubernamental tuvo que llamar al pueblo para definir la vía institucional a seguir en el país es esa coyuntura.

Posteriormente en el desarrollo del proceso independista y en el periodo de los ensayos políticos el derecho ciudadano a intervenir o participar en la vida política nacional experimentó diversas alternativas.

En el tema que nos convoca, los militares tuvieron siempre el derecho de participar en las elecciones, desde el inicio por la lucha de la independencia hasta los años 80 pero, este derecho estaba circunscrito solo para los oficiales. Hubo un pequeño cambio en la época en que Ramón Freire Serrano fue director Supremo en 1823, se estableció que los militares tenían derecho a voto desde el grado de sargento hacia arriba. En 1826 a propósito de una convocatoria a un congreso, el decreto de convocatoria permitía votar solo a quienes tenían el grado de alférez hacia arriba.

El 28 de agosto de 1828 el vicepresidente de la República Francisco Aníbal Pinto sanciona una nueva constitución. La cámara de diputados aprobó un reglamento de elecciones y en la parte que comprendía a los suspendidos de la ciudadanía y con respecto a las FF. AA. aparece lo siguiente; “los soldados, cabos i sargentos del ejercito permanente, los aprendices de arte i los peones gañanes”. No podía ser más clara la intención de la clase política en orden a que solo ejercieran el derecho a voto o sufragio quienes cumplían con los requisitos de edad y renta, fuesen civiles o militares, excluyendo entre estos últimos a quienes no pertenecían a la jerarquía de oficiales.

El 25 de mayo de 1833 Don José Joaquín Prieto presidente promulgaba una nueva Constitución y e 2 de diciembre de ese mismo año la cámara de diputados aprobaba una nueva ley de elecciones, donde se establecía que no podían ser calificados como electores “los soldados, cabos i sargentos del ejercito permanente, los jornaleros i los peones gañanes”. La idea principal en esta materia era mantenida, eran solo los oficiales quienes tenían derecho a voto.

Una nueva ley de elecciones en julio de 1868 empezó a discutirse en la Cámara de Diputados. A propósito del articulo 2º en su inciso 7º que no podían ser inscritos como electores“las clases i soldados del ejercito permanente i de la marina i los oficiales i clases y soldados de los cuerpos de policías”.

El autor del inciso era el diputado por la Serena José Victorino Lastarria quien además era el autor del proyecto a la reforma de la ley de elecciones. Uno de sus argumentos en el debate e invocando a la Constitución “que ha declarado que la fuerza permanente es esencialmente obediente, que no tiene derecho a deliberar (articulo 157); y trajo a colación el espíritu de la ley fundamental “que es el no conceder el derecho a voto a sufragio, sino a los que tienen bastante inteligencia ¿ I que inteligencia ni que interés público? puede suponerse en los que por su condición no solamente son esencialmente obedientes, sino que por las leyes de su organización tienen que vivir como un cadáver”. Al terminar su intervención comparaba el grado de independencia entre los empleados civiles y los militares, dijo; “el último de los plumarios de una oficina puede tener más independencia para ejercer su derecho a sufragio que un soldado del ejercito, o que un oficial de policía; un pobre individuo de esta clase no puede levantar los ojos de modo que desagrade a su jefe, sin que lo hagan dar una paliza o sin que lo fusilen, si es preciso para mantener la disciplina militar, un militar es un cadáver, un policía es un siervo de su Intendente o Gobernador.

Quienes no estaban por aprobar el inciso como el Diputado por Copiapó Manuel Antonio Matta pensaba que, a su juicio, los individuos del ejercito y de la marina no debían considerarse fuerza pública, sino “personas que teniendo las condiciones requeridas por la leí tienen derecho de que si se les reconozca su voto”.

El ministro de hacienda Reyes pensaba que el proyecto en cuestión no podía suprimir ningún derecho, como la igualdad ante la ley, la inviolabilidad de la propiedad, el derecho de petición, todo establecido en el capitulo 5º de la Constitución, tampoco “arrebatar” el derecho de “sufragio”. Agrego, “no se puede negar el derecho electoral establecido a favor de los ciudadanos que reúnen ciertos requisitos y que no tengan alguna de las inhabilidades enumeradas en la leí”.

El Diputado por Vi chunquen Olea planteo que la fuerza pública es obediente “en lo que respecta a su oficio; pero, de esto no se sigue que no pueda tener opinión ni pueda deliberar en cualquiera de otros asuntos. La Constitución al decir que la fuerza pública es esencialmente obediente, que ningún cuerpo armado puede deliberar, no ha querido decir de ninguna manera lo que cree el Diputado Lastarria (que los soldados y oficiales de policía no pueden seguir sino el pensar de sus jefes y que no tienen la inteligencia ni el interés que la Constitución exige para tener derecho a voto), porque eso es un absurdo, como lo es el calificativo de cadáver que da a los individuos del ejercito i de la policía”. Luego se pregunta:”

¿Qué sería de nosotros si fuéramos guardados por cadáveres? Los individuos del ejercito no tienen deliberación en lo relativo a su oficio; en lo demás pueden obrar tan libremente como nosotros”. En consecuencia, dado que la Constitución no prohibía el voto a la fuerza armada, Olea pedía la supresión del inciso en cuestión.

El Diputado por Linares Vicente López, siguió la línea de Olea y manifestó que “La dependencia existe y existirá siempre, sin que podamos evitarla porque es una condición del orden social. Esa dependencia existe en el Poder Ejecutivo entre otros, donde el presidente “nombra y renueva a su antojo” a los Ministros de Estado, estos a los Intendentes, los Intendentes a los Gobernadores.

¿Seria justo que negásemos el derecho a sufragio a los Intendentes, Gobernadores” Más adelante se preguntó “¡las clases y soldados del ejercito por el hecho de ser tales se despojan del carácter de ciudadanos? No ¿quienes son ellos? El Diputado de la Serena ha dicho que no tienen voluntad propia, que no pueden deliberar y que por las leyes de su organización tienen que vivir como un cadáver. No estoy de acuerdo, las clases i soldados del ejercito son los guardianes de nuestras instituciones, los defensores de la patria, los más eficaces sostenedores del honor nacional i si son obedientes esa obediencia no pasa mas allá de lo que prescriben las leyes que reglamentan el servicio militar. Agregaba luego que, si los soldados arriesgaban su vida durante la carrera de las armas, tenían el valor para negarse a las eventuales exigencias indebidas de un jefe que tratara de empujarlos a votar en determinado sentido, por lo tanto “la dependencia del servicio militar no debe arredrarnos a quitarle el derecho de sufragio”. En suma, concluyo pidiendo la supresión del inciso 7º en discusión.

Hasta aquí algunas de las principales argumentaciones del autor del inciso y algunas de quienes se opusieron de este aspecto central de la ley electoral.

El 29 de septiembre la Cámara aprobó por 42 contra 9 el precepto que ordenaba no inscribir en los registros electorales a “las clases i soldados del ejercito permanente i de la marina”. Asimismo, por 36 contra 14 se desecho la proposición de no inscribir como electores a “los oficiales de los cuerpos de policía”. Finalmente se aprobó no permitir se inscribieran como electores- por 41 votos contra 9 “las clases i soldados de los cuerpos de policía”.

En definitiva, no serían electores “las clases i soldados del ejercito permanente i de la marina, i las clases i soldados de los cuerpos de policía” Cumplidos los demás tramites en el Parlamento, la nueva ley de inscripciones electorales fue promulgada el 6 de agosto de 1869. La idea esbozada a comienzos del siglo XIX se mantenía, solo votaban quienes tenían ciertas condiciones culturales y económicas en la sociedad, incluyéndose en esta idea fuerza a la jerarquía de oficiales de las FF. AA. y de la policía y excluyendo a clases y soldados del ejército, marina y policía.

La liberación y laicización de la sociedad chilena en la segunda mitad del siglo no introdujo cambios en la situación que abordamos. Recién al finalizar la dictadura militar en los años 80 del siglo actual se introdujeron cambios en la legislación superando las exclusiones que en materia de derecho a voto afectaron por largo tiempo a clase y soldados de las FF.AA.

ANEXO III

 Archivo Fotográfico

Índice

Palabras preliminares y agradecimientos                              7

Prólogo                                                                       13

  • 1  Introducción 23
  • 2  Situación en la Armada período 1970-1973 23
    • 2.1  Situación política de Chile en 1973 y los sucesos al interior de la                     Armada                     12
  • 2.2  Los planes de la oficialidad antes del golpe militar
  • 2.3  Nuestra experiencia y desarrollo en el trabajo político en la Escuela de Ingeniería Naval de Las Salinas de Viña del Mar
  • 3  Nuestra visión frente a los acontecimientos que se desarrollaron
  • 4  Período de detención y carcelario
  • 5  Conclusión 28

Anexo I

La revolución de la escuadra                                       

Anexo II

Derecho a voto oficialidad de las FF.AA. (14)

Anexo III

Archivo Fotográfico     

 

Esta edición de Memoria Colectiva de los Marinos

Anti Golpistas Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973

Proceso 3941

de Mariano Ramírez

Se terminó de imprimir en El tallercito digital,

en diciembre de 2010.

Pasaje Pablo Neruda, Be Comunidad El Poeta, Galaxia de Tomé. alairelibro@gmail.com

http://alairelibro.blogspot.com/ Edición de 200 ejemplares.

AL AIRE LIBRO

Editores

Darwin Rodríguez & Claudio Ramírez

COMITE EDITORIAL

Darwin Rodríguez Claudio Ramírez Egor Mardones Patricio Guerrero

 

 

Índice

Palabras preliminares y agradecimientos                              7

Prólogo                                                                       13

  • Introducción 23
  • Situación en la Armada período 1970-1973 23
    • Situación política de Chile en 1973 y

los sucesos al interior de la Armada                     12

  • Los planes de la oficialidad antes

del golpe militar                                               12

  • Nuestra experiencia y desarrollo en el trabajo político en la Escuela de Ingeniería Naval de Las Salinas de

Viña del Mar                                                    12

  • Nuestra visión frente a los acontecimientos que se desarrollaron 23
  • Período de detención y carcelario 25
  • Conclusión 28

Anexo I

La revolución de la escuadra                                        32

Anexo II

Derecho a voto oficialidad de las FF.AA. (14)                   34

Anexo III

Archivo Fotográfico                                                   36

 

Esta edición de Memoria Colectiva de los Marinos

Anti Golpistas Escuela de Ingeniería de la Armada de Chile 1973

Proceso 3941

de Mariano Ramírez

Se terminó de imprimir en El tallercito digital,

en diciembre de 2010.

Pasaje Pablo Neruda, Be Comunidad El Poeta, Galaxia de Tomé. alairelibro@gmail.com

http://alairelibro.blogspot.com/ Edición de 200 ejemplares.

AL AIRE LIBRO

Editores

Darwin Rodríguez & Claudio Ramírez

 

COMITE EDITORIAL

Darwin Rodríguez Claudio Ramírez Egor Mardones Patricio Guerrero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

118

“Sin memoria no hay futuro”: Homenaje a los marineros que participaron en la Rebelión de la Escuadra el año 1931

“Sin memoria no hay futuro”: Homenaje a los marineros que participaron en la Rebelión de la Escuadra el año 1931

El Clarín De Chile  18 Junio, 2023

Se trató de un conversatorio que contó con la presencia de Luis Bork abogado; Gonzalo Ojeda académico de la Universidad de Valparaíso; Tito Tricot doctorado en Sociología y Julio Gajardo, marino de AMA, sociólogo.

La Agrupación de Marinos Anti golpistas- Constitucionalistas (AMA),  conmemoró la gesta realizada por la marinería el año 1931, denominada “La Rebelión de la Escuadra”. La actividad se realizó en el Centro Cultural Ex Cárcel Pública de Valparaíso, a comienzos del presente mes de junio.

Se trató de un conversatorio que contó con la presencia de Luis Bork abogado; Gonzalo Ojeda académico de la Universidad de Valparaíso; Tito Tricot doctorado en Sociología y Julio Gajardo, marino de AMA, sociólogo.

Cada uno de los panelistas entregó su visión de los hechos, teniendo presente la recopilación y narrativa realizada por Patricio Mans, publicada el año 1972; en el contexto histórico de crisis económica, política y social en que se encontraba el país, ligado a la gran depresión generada en EE.UU el año 1929, y la crisis económica que provocó además en Chile, el descubrimiento del salitre sintético en Alemania.

Tales situaciones hicieron que el gobierno de Juan Esteban Montero, decretara ajustes económicos a costa de los ingresos de los trabajadores del sector público y de las FF.AA., rebajando sus salarios. Esta medida fue el detonante que determinó que los marineros, Sub-oficiales, clases y marinería se organizaran para protestar por la medida dictada en contra de los ya exiguos ingresos, mermados por la crisis económica.

La toma de los buques de la escuadra en Valparaíso, y el zarpe al norte, a  Coquimbo de una parte importante de las naves, con respuesta coordinada en el puerto de Talcahuano provocó un impacto a nivel nacional, tanto por el hecho generado por la “rebelión”, “alzamiento”, como por la proclama dada a conocer que exponía las causas por las que los marinos realizaban tales acciones, haciendo un llamado a la unidad de los trabajadores en torno a no aceptar que el peso de la crisis, cayera una vez mas sobre sus espaldas y la de sus familias.

Entre negociaciones con el Estado Mayor de la marinería, y enfrentamientos aeronavales, de los primeros a nivel mundial en la bahía de Coquimbo, se sucedieron las acciones a partir de agosto de ese año, las que concluyeron al deponer la marinería su movimiento de rebeldía, frente al atropello del gobierno de turno, logrando que esta se revirtiera.

Los costos que debieron pagar los dirigentes del movimiento, fueron la cárcel e inclusive los cabecillas condenados a la pena de muerte. Con el golpe de Estado de Marmaduque Grove, el año 1932, todos los marinos condenados fueron dejados en libertad, inclusive los que debían enfrentar el paredón.

Entre los panelistas existió plena coincidencia  respecto del ostracismo en que las clases dominantes cubrieron estos hechos, en particular las FF.AA., ya que estas acciones implicaron el rompimiento con uno de sus principios fundamentales, como es “la verticalidad del mando, consagrado en la obediencia ciega a las órdenes de los superiores jerárquicos, lealtad absoluta”.

Sin embargo, se recordó como un grupo importante de oficiales de la marina, de menor graduación le envió una carta firmada a José Toribio Merino, antes del golpe, tratándolo de Comandante en Jefe de la Armada, a pesar de que dicho cargo lo ostentaba el Almirante Raúl Montero Cornejo, instándolo a dar un golpe de Estado, según ellos en contra del gobierno marxista, ideología que por formación en la escuela naval, habían aprendido que debían rechazar y combatir.

Y para culminar con la falacia de la verticalidad del mando, Toribio Merino le envió una carta tipo al Almirante Montero, para que firmara su renuncia al cargo de Comandante en Jefe de la Armada, una vez que se consumó el derrocamiento del Presidente constitucional Salvador Allende G, documento que se negó a firmar, debiendo por lo tanto asumir usurpando el cargo, para ser integrante de la Junta Militar.

“Sin memoria no hay futuro”: Homenaje a los marineros que participaron en la Rebelión de la Escuadra el año 1931

 

Helicóptero Bell Ranger Naval N° 14

Dibujo: Luis Jorquera

El 14 de sept 73, mi Cro.” Rabito” me avisa que me andan buscando los cosacos. Que Jaime , mi vecino había muerto por torturas en El Belloto y fue arrojado al mar en el helicóptero Bell Ranger Naval N° 14.

Testimonio: Cabo Mc. Electrónico, Luis Jorquera. Belloto

Jaime Aldoney y Carlos Vargas

Los Detenidos Desaparecidos de la fábrica CCU Limache

El 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado dado por las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile contra el Gobierno legítimamente constituido, un fuerte contingente de marinos preparados para una guerra inexistente asaltaron la fábrica, y se llevaron a cientos de trabajadores inermes a reductos de tortura y exterminio.

Por Wari

Publicado en

1973ChileMemoria / Chile / Entrevistas / Justicia y DD.HH / Reportajes & Investigación

Por Andrés Figueroa Cornejo

Tras 30 años de mantenerse clausurada la fábrica original de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) en la ciudad de Limache, V Región, el domingo 28 de mayo, en el marco del Día del Patrimonio Nacional, fue abierta al público general. A diferencia de lo que muchos pensaban, masiva resultó la visita a las diversas dependencias de la industria cervecera donde fueron expuestas sus reparticiones, máquinas e imágenes de época. Buena cantidad de personas ni siquiera alcanzó a entrar a la empresa debido a la cantidad de asistentes.

Sin embargo, la apertura de la fábrica de la CCU no fue un puro tour de fin de semana, sino que se transformó en una ventana de tiempo hacia la memoria profunda de los trabajadores que allí se desempeñaron. De hecho, hace prácticamente 50 años, la CCU fue propiedad social y sus obreros estuvieron al mando de la producción, durante los años del Gobierno popular de Salvador Allende. Y el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado dado por las Fuerzas Armadas y Carabineros contra el Gobierno legítimamente constituido, un fuerte contingente de marinos preparados para una guerra inexistente asaltaron la fábrica, se llevaron a cientos de trabajadores inermes a reductos de tortura y exterminio. De esa brutal represión, dos trabajadores de la CCU, Jaime Aldoney y Carlos Vargas, hasta la fecha se mantienen en la condición de Detenidos Desaparecidos de la dictadura cívico-militar. ¿No es hora de un reconocimiento explícito contra esta infamia? ¿No merecen Jaime y Carlos, al menos, una placa honorable y decorosa que los rememore, y que esté ubicada en la misma fábrica que mañana se convertirá en un museo de la CCU?

Limache no duerme

En la actualidad, muchos habitantes de Limache luchan para que se erija un Memorial de los Derechos Humanos en la comuna. El concejal de la municipalidad de Limache, Joel González, indicó que, «Limache se construye demoliendo sitios de memoria, olvidando, invisibilizando. Sin embargo, nuestra comuna supo de vecinos detenidos, torturados y asesinados durante la dictadura. Los crímenes de lesa humanidad y la defensa de los derechos humanos nunca pueden ser relativizados por interpretaciones antojadizas o mezquindades políticas, porque una comunidad que no reconoce su pasado colectivo está imposibilitada de dar certezas de no volver a repetir los horrores cometidos. Con la misma consistencia con la que hemos denunciado la presencia de un ex funcionario de la Central Nacional de Informaciones (CNI, policía política de la dictadura) en el Municipio de Limache, seguiremos insistiendo en que nuestra comuna se construya un Memorial por las víctimas de la dictadura y por el Nunca Más a la vulneración de los derechos humanos en nuestro amado valle y en nuestro país».

La memoria indeleble

La señora Gioconda Aguilera Altamirano es limachina de nacimiento y vivió en la Población de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) durante el Gobierno de la Unidad Popular. Fue prisionera política de la dictadura cívico-militar entre el 22 de octubre de 1973 hasta el 22 de octubre de 1974, en el Buque Cárcel Lebu de la Academia de Guerra y en la cárcel de mujeres Buen Pastor. Hoy es presidenta de las ex presas políticas del penal de mujeres del Buen Pastor de Valparaíso, así como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Limache.

La Comisión surgió en el contexto del estallido social de octubre de 2019. «Yo salí del país en 1976 y retorné en el 2010. Cuando llegué a Limache después de tanto tiempo, aquí no se hablaba de nada. La gente me miraba como si estuviera loca cuando le explicaba que yo había estado presa», relata Gioconda, «Los habitantes de Limache aún tenían miedo el 2010. Recién ahora las organizaciones, paulatinamente, están comenzando a levantarse».

Gioconda es militante socialista y conoció a Jaime Aldoney Vargas y Carlos Vargas Arancibia, ambos trabajadores de la CCU de la fábrica histórica de Limache y Detenidos Desaparecidos por la dictadura. Jaime Aldoney al momento de su detención fungía de interventor de la empresa por parte del Gobierno, mientras que Carlos Vargas era miembro del Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR) del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), electricista y responsable sindical de su agrupación política.

«Carlos Vargas fue detenido el 29 de mayo de 1975», narra Gioconda y agrega que, «hace poco le hicimos una conmemoración en el metro de Limache. Él tenía 36 años cuando fue arrestado por agentes de la dictadura y lo llevaron a la Escuela de Caballería de Quillota. A él lo estaban siguiendo hace tiempo. El último compañero que lo vio con vida se percató de que estaba en muy mal estado en la Escuela de Caballería del Ejército, un lugar de detención, tortura y exterminio de entonces».

La señora Gioconda contó que Carlos Vargas era casado y tenía dos hijos, «y cuando su esposa comenzó a buscarlo, los militares le dijeron que él se había ido a la Argentina con otra mujer. Pero su hijo mayor nunca creyó esa historia y lo siguió buscando. Pero nunca lo encontró. Años después se quitó la vida».

–¿Usted conoció personalmente a Carlos?

«Sí. En ese tiempo, mi padre era dirigente sindical y vocero de la CCU y Carlos llegaba en moto a la compañía. Era un hombre muy inteligente y reservado, y por eso le decían ‘El Mudo’. Después que Carlos fue hecho desaparecer, su madre iba todos los días a las puertas de la CCU. Entonces tocaban un pito para que salieran y entraran los obreros. Su mamá lo esperó hasta que falleció por edad y enfermedad.»

–¿Y conoció a Jaime Aldoney?

«Él era constructor civil, estudiante de periodismo de la Universidad de Chile; fue regidor de la zona e interventor nacional de la CCU. A Jaime lo detuvieron al día siguiente del golpe de Estado, el 12 de septiembre de 1973, junto a todos los dirigentes y trabajadores que estaban en la fábrica, esperando qué hacer. Y de pronto, los marinos rodearon el edificio desde atrás. Iban pintados para la guerra. Ese día sacaron camionadas de compañeros desde la CCU y los transportaron a la base aeronaval de Belloto. En ese sitio los uniformados obligaron a los detenidos a cavar unas zanjas para que se metieran allí. De esa manera no podían verse desde fuera de la base. La gente que buscaba a sus familiares se ubicaron en las rejas del recinto militar, pero no lograban ver a su gente.

Los dirigentes y obreros, la verdad, no creyeron que el golpe de Estado sería tan feroz. Pensaban que ‘el que nada hace, nada teme’. Pero la juventud les dijimos que había que irse lo antes posible.»

–Usted era muy joven en esas fechas…

«Tenía 19 años. Y con los demás jóvenes nos fuimos caminando hacia los cerros, en dirección a Peñablanca

–¿Y por qué?

«Porque cuando ocurrió el Tancazo, el intento de golpe de Estado del 29 de junio de 1973, los jóvenes de la Unidad Popular estábamos reunidos en la Casa de la Juventud de Limache, y fue la primera vez que nos torturaron los miembros del Ejército. Por tanto, el 12 de septiembre ya sabíamos qué iba a sucedernos. Es más, la radio La Victoria de Limache fue bombardeada. Sin embargo, nuestros mayores consideraron que exageramos, y eso que después de la tortura, ya en la casa, estuve dos días en cama sin poder moverme de dolor.»

–¿Qué papel jugó Jaime Aldoney como interventor del Gobierno en la CCU?

«Era el administrador general de la fábrica, o sea, estamos hablando de una industria que pertenecía al área social y que estaba bajo control de los propios trabajadores. Cuando se estableció el área social, la CCU no se detuvo más porque era urgente aumentar la producción. Se laboraba día y noche en distintos turnos. Había casi 500 trabajadores.

Jaime Aldoney fue visto con vida la última vez el 13 de septiembre de 1973, en la base de Belloto. Él se encontraba junto a los demás detenidos en las zanjas. Los militares los sacaban de allí para torturarlos en otra dependencia y luego los volvían a meter en las zanjas. A Jaime se lo llevaron para torturarlo y jamás volvió.

En alguna ocasión, el hermano de Jaime me dijo que él estaba seguro de que los soldados lo lanzaron al mar. Pero no se sabe porqué no existe el cuerpo.

Ahora, el 28 de mayo recién pasado, cuando abrieron la fábrica de la CCU en el Día del Patrimonio Nacional para que el público la visitara, yo me puse a discutir con un señor que aseguró que Aldoney estaba muerto, a lo que le respondí, ‘si está muerto, ¿dónde se encuentra su cuerpo?’. Se quedó callado.

Ese día que abrieron la fábrica, los encargados se ocuparon de contar la historia oficial de la CCU, no más. No se refirieron a los trabajadores, a cuando ellos estuvieron al mando de la producción, ni al golpe de Estado y la represión. Fuimos las mujeres quienes le explicamos a la gente esa parte que quieren borrar de la memoria.»

Por Andrés Figueroa Cornejo

Entrevista publicada originalmente el 11 de junio de 2023 en Politika

error: Content is protected !!