Fallece Irma Herrera Reyes, madre del último prisionero político de la dictadura Carlos García Herrera que cumple actualmente condena de extrañamiento.
Con motivo del fallecimiento de la madre del ex marinero constitucionalista Carlos García Herrera en la madrugada del domingo 27 de septiembre manifestamos nuestro pesar por la partida de su ser querido. A nombre de la marinería constitucionalista nuestras condolencias en su reposo eterno. Q.E.P.D.
Carta de condolencias desde Chile:
Por este medio hacemos llegar nuestras condolencias por el sensible fallecimiento de vuestra Sra. madre, de lo cual nos enteramos en las últimas horas de ayer domingo. Son muchas las personas, que han preguntado por ti, te recuerdan a ti y a tu familia. Nos ha tocado vivir difíciles momentos, por ello, a la distancia hacemos llegar nuestro afecto a tod@z y a cada un@ de Uds. muy en particular a ti como Cro. A nombre del Comité de Recuperación del Ex Cuartel Borgoño.Fermin Montes.Se adhieren también a este momento de estar contigo; Blanca de La Victoria, Rita Peña, Konny de Witt, Pedro Abarca, Marcela Bonet ex CODEPU. UN ABRAZO.
Carta de agradecimiento de Carlos García Herrera:
Compañero Fermín, compañeras y compañeros: Agradezco profundamente vuestros saludos y condolencias. Mi viejita tenía 88 años y no se le podía pedir más. Los cumplió hace una semana, el 20 de septiembre. Vivió una vida muy dura en el sector campesino, no ese de dueños de tierras, sino en ese de peones de fundo, esclavos de los terratenientes, mundo sin ley antes de la Reforma Agraria. Con nueve hijos a cargo, cada día estaba antes de las siete en pie, para cocinar un caldo para nuestro padre y pudiera partir con el estómago caliente a su jornada de pala y azadón.
Tiempo después la viejita se independizó, cuando estábamos grandes, y vivió buenos años en su casa propia, en el pueblo urbanizado, con cocina a gas y piso de baldosas, y no más frente a un fogón a leña, que le dañó los pulmones de tanto aspirar humo. Ella quería morir antes que cualquiera de sus hijos. Agotó todas sus energías y partió. Una vez más no pude estar en un funeral familiar. Primero fue el de mi padre, cuando estaba prisionero en tiempos de dictadura. Ahora es debido a la condena de extrañamiento de cuarenta años, de los cuales restan aún doce. Soy el único prisionero político del periodo de dictadura cumpliendo una condena de extrañamiento. Creo que debo sentirme permanente honrado de ser considerado por los burgueses liberales, de todos los pelajes, un peligro para el capitalismo esclavizante imperante en Chile. Porque saben que pertenezco a ese colectivo social de miles de combatientes irremediablemente anticapitalista, y soñador con un socialismo sin penas de exilio.
Rindo mi homenaje a mi madre ante mis familia y ante mis compañeras, compañeros y amigos.
Reconocer la realidad plurinacional de Chile exige superar las pulsiones centralistas, para empezar el debate desde las periferias hacia el centro. Lejos de ser un asunto de seguridad, de pobreza o de tierras, es un problema de democracia y bajo este enfoque se comprende que las soberanías no se fragmenten ni se destruyan, sino que sólo se re-expresen sobre nuevos principios. Ser nación no es nada más que la voluntad de “vivir juntos”. Esa voluntad no es posible de negar, anular ni terminar por decreto, porque reside en las personas mismas.
Chile, aunque no lo reconozca, es un Estado plurinacional, ya que una diversidad de nacionalidades indígenas antecedieron a su conformación. Estas naciones eran poseedoras de una soberanía originaria de la que fueron despojadas, ya sea por la fuerza o de manera semi-voluntaria. Sobre la base de la cesión de su soberanía primordial, se definió la soberanía posterior del Estado de Chile.
La filosofía política subordinó las realidades nacionales subalternas a una única nación de referencia. Ser chileno se hizo deliberadamente incompatible con ser mapuche, aymara, rapa nui u otra identidad nacional anterior. Esta tensión es resultado de varias y sucesivas fases de centralización y recentralización. Y en la última etapa centralizadora se ha optado por sublimar el dilema, que lejos de ser superado, se muestra candente e irresoluble en los términos en que está planteado. Así este conflicto ha devenido central en la crisis democrática y de soberanías que venimos viviendo desde 1990 hasta ahora.
Reconocer la realidad plurinacional de Chile exige superar las pulsiones centralistas, para empezar el debate desde las periferias hacia el centro. Lejos de ser un asunto de seguridad, de pobreza o de tierras, es un problema de democracia y bajo este enfoque se comprende que las soberanías no se fragmenten ni se destruyan, sino que sólo se re-expresen sobre nuevos principios. Ser nación no es nada más que la voluntad de “vivir juntos”. Esa voluntad no es posible de negar, anular ni terminar por decreto, porque reside en las personas mismas.
Eso es posible, porque el reconocimiento de la plurinacionalidad conlleva la noción de autogobierno y autodeterminación, pero no la idea de independencia. Un Estado plurinacional es el proyecto de “un nuevo tipo de institucionalidad estatal, una nueva organización territorial, la democracia intercultural, el pluralismo jurídico, la interculturalidad, políticas públicas de nuevo tipo (salud, educación, seguridad social), nuevos criterios de gestión pública, de participación ciudadana, de servicio y de servidores públicos. Cada una de ellas constituye un desafío a las premisas en que se asienta el Estado moderno”.
Ser nación viene a ser -en palabras de Ernest Renan- un plebiscito diario: “Una nación es, pues, una gran solidaridad, constituida por el sentimiento de los sacrificios que se ha hecho y de aquellos que todavía se está dispuesto a hacer. Supone un pasado; sin embargo, se resume en el presente por un hecho tangible: el consentimiento, el deseo claramente expresado de continuar la vida común. La existencia de una nación es (perdonadme esta metáfora) un plebiscito cotidiano, como la existencia del individuo, es una afirmación perpetua de vida”.
Esta voluntad inagotable de vivir es la que explica la persistencia de las naciones subalternas, y el motivo por lo que su reclamo emerge con tanta fuerza. El centralismo chileno no comprendió esta realidad y obligó a que este plebiscito cotidiano se convirtiera en excluyente y unívoco, sin entender que las personas pudieran compatibilizar su plena identidad en las naciones originales y su pertenencia a la chilenidad. La tensión dicotómica, que opone ambas identidades nacionales, es resultado de la miopía histórica del nacionalismo y centralismo chileno, que crea las condiciones para que la voluntad de vivir juntos se convierta en una gran insolidaridad.
Pensar un Estado plurinacional, exige pensar previamente el problema de la soberanía en un tiempo en que el viejo Estado nación restringe las soberanías locales de los territorios y vende cada vez más sus competencias hacia arriba, en órganos supranacionales y poderes fácticos transnacionales que estrangulan su capacidad de autodeterminación. Recordemos que la identidad nacional chilena demoró en consolidarse y de la misma forma, la identidad nacional de los pueblos indígenas no se ha diluido por generación espontánea. Especialmente, si recordamos que la última campaña miliar de asimilación forzada -la “Ocupación de la Araucanía”- concluyó en 1883 y el ciclo colonizador, recién se consolidó con la legislación específica referida a las “reducciones” durante las primeras décadas del siglo XX. Y en el caso de Rapa Nui, los isleños no tuvieron derecho a la ciudadanía chilena hasta 1966.
Distintos estudios muestran que las conciencias nacionales se consolidan cuando un colectivo humano pasa de “estar” en un territorio para considerarse “parte” del territorio y las conciencias identitarias anteriores dejan paso a una conciencia diferente. Este es un tránsito lento. Por ejemplo, Vicent Baydal ha estudiado este proceso en el caso de la identidad nacional valenciana, en tanto identidad anterior a la identidad española. Como en el caso chileno, el Reino de Valencia fue el resultado de una colonización de un territorio, aragoneses y catalanes ocuparon un espacio islamizado en 1238. Y esta población no dejó de considerarse a sí misma como aragonesa y catalana por largo tiempo. El uso del gentilicio “valenciano” no se consolidó hasta fines el siglo XIV, más de un siglo y medio después.
En nuestro caso, la expresión Chile como toponímico para denominar al territorio, es muy anterior al uso del gentilicio por los colonizadores. En los primeros cronistas, como Jerónimo de Vivar, el gentilicio “chileno” se reservó exclusivamente para los indígenas, llamados “los naturales de la tierra de Chile.”, distinguiéndose los conquistadores claramente de esa población original. El cambio es lento hasta que los indígenas dejan de ser llamados “chilenos” y surge el nuevo uso actual, que involucra exclusivamente a la población criolla y mestiza. Eso recién se aprecia claramente a mediados del siglo XVIII. Por ejemplo, en el lema de la Universidad de San Felipe de 1738 que ya usa el gentilicio: “Nox fugit historiæ lumen dum fulget chilensibus”, (La noche huye, mientras brilla para los chilenos la luz de la historia).
La nación chilena, como mostró Jorge Larraín “es algo que está en permanente construcción y reconstrucción dentro de nuevos contextos y situaciones históricas, cómo algo de lo cual nunca puede afirmarse que está resuelto o constituido definitivamente, como un conjunto fijo de cualidades, valores y experiencias comunes”. Por eso, como recuerda Boaventura de Sousa Santos, “la plurinacionalidad no es la negación de la nación, sino el reconocimiento de que la nación está inconclusa. La polarización entre nación cívica y nación étnico-cultural es un punto de partida, pero no necesariamente un punto de llegada. El propio proceso histórico puede conducir a conceptos de nación que superen esa polarización”.
Eso es posible, porque el reconocimiento de la plurinacionalidad conlleva la noción de autogobierno y autodeterminación, pero no la idea de independencia. Un Estado plurinacional es el proyecto de “un nuevo tipo de institucionalidad estatal, una nueva organización territorial, la democracia intercultural, el pluralismo jurídico, la interculturalidad, políticas públicas de nuevo tipo (salud, educación, seguridad social), nuevos criterios de gestión pública, de participación ciudadana, de servicio y de servidores públicos. Cada una de ellas constituye un desafío a las premisas en que se asienta el Estado moderno”.
El proceso constituyente debería ser un momento clave en este debate. Girar desde un Estado centralista y decimonónico a un Estado Plurinacional, moderno e inclusivo no sólo interesa a los pueblos indígenas. Puede ser la puerta de entrada en la consolidación de un Estado descentralizado y democrático, que se reinvente desde sus bases.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
El cuartel Borgoño en la Base Naval de Talcahuano se transformó en un centro de experimentación de la tortura cruel, las cuales fueron comandadas por el capitán infante de marina Luis Kohler. Los primeros en recibir en carne propia el experimento de la brutalidad fueron sus compañeros de armas, la marinería que intentaba oponerse al golpe de Estado en agosto de 1973. Después de ocurrido el golpe, se institucionalizaría este método inquisitorio para con el resto de los compatriotas.
[resumen.cl] La Corte de Apelaciones de Santiago condenó a tres funcionarios en retiro de la Policía de Investigaciones (PDI) por su responsabilidad en el delito de homicidio simple de Ernesto Enrique Zúñiga Vergara, de 29 años de edad, ex marino constitucionalista, militante del MIR y miembro de la Resistencia contra la dictadura. El crimen fue cometido el 16 de enero de 1982 en la comuna de Pudahuel, en Santiago.
Ernesto Zúñiga, originario de Valparaíso, era uno de los tantos marinos y miembros de las Fuerzas Armadas que se hicieron parte de los objetivos de construir un futuro mejor que animaban al pueblo chileno a comienzos de los años 70.
Durante el gobierno de Allende, los marinos constitucionalistas y antigolpistas fueron un respaldo permanente al gobierno popular. Sin embargo, antes del golpe, en julio y agosto de 1973, la asonada golpista impuso la detención de la mayor parte de ellos, entre los cuales fue apresado Zúñiga Vergara.
Luego de años de presidio arbitrario, Ernesto Zúñiga logra ser liberado en abril de 1978. A poco de recuperar su libertad se integra a la resistencia contra la tiranía, participa de las actividades milicianas y de las primeras acciones de combate urbano de fines de esos años.
Finalmente, fue detectado por unidades represivas que lo emboscaron y asesinaron a comienzos de 1982. Mediante tortura de otros detenidos, se enteran que el marino rebelde debía concurrir a una vivienda en la comuna de Pudahuel (Santiago) y montaron un operativo para concretar su asesinato. Zúñiga Vergara descubre la presencia de agentes represivos en el entorno e intenta escapar del lugar subiendo a un micro de recorrido público.
Las unidades represivas emprenden la persecución, interceptan el bus en la intersección de las calles Teniente Cruz con José Joaquín Pérez, los tres acusados de homicidio suben al bus y proceden a ejecutarlo. La autopsia reveló que Ernesto Zúñiga recibió al menos 24 impactos de proyectil balístico.
En fallo unánime (causa rol 5.702-2018), la Tercera Sala del tribunal de alzada de Santiago integrada por las ministras Adelita Ravanales, Jenny Book y Verónica Sabaj – resolvió condenar a 5 años y un día de presidio a Martiniano Arias Fernández, Manuel Tibaldo Flores Jorquera y José Hernán Huaiquimil Uribe, en calidad de autores del ilícito, al cambiar su participación de cómplices de homicidio calificado a autores de homicidio simple. En el fallo de primera instancia el ministro Mario Carroza sólo había calificado la participación de los únicos inculpados cómo cómplices de un delito sin especificar culpables. La Corte revierte esta sentencia y fundamenta las causales que acreditan la comisión del delito en calidad de autores.
En lo sustancial el fallo de la Tercera Sala de la Corte de Santiago señala:
«Por ello, aun cuando se estimare que los encartados se hubieren concertado en torno a materializar y hacer efectiva una orden de detención decretada en contra de Ernesto Enrique Zúñiga Vergara, los tres estuvieron en conocimiento que eran portadores de armas de fuego cargadas – y las usaron, proceder que se evidencia del Informe de Autopsia N° 159/82 rolante a fojas 17 y 124, en que se indica que existieron numerosos impactos de bala -al menos veinticuatro-, que provocaron la muerte – ‘politraumatismo esquelético y visceral por balas’ – relacionado con el certificado de defunción que obra a fojas 143. Asimismo, se señala en el Informe Pericial Balístico N° 791/2013, que rola a fojas 404, que es posible por la cantidad de disparos que recibió la víctima, que los tres efectivos policiales los efectuaron de manera conjunta, a pesar de que no es factible determinar cuántos realizaron cada uno de ellos, sin descartar con ello, la presencia de otros tiradores, quienes los hicieron desde el exterior del microbús hacia el interior del mismo«.
«De esta forma -prosigue-, de acuerdo a la dinámica de los hechos, el protocolo de autopsia y el resultado del examen médico policial externo realizado, es dable colegir que Zúñiga Vergara recibió al menos veinticuatro disparos -máximo veintinueve- desde adelante hacia atrás, provenientes de los tres encartados, por cuanto de otra manera, no se entiende lo razonado por el sentenciador en el considerando noveno, a saber: ‘Que el modo en que verosímilmente ocurrieron los hechos, no son concordantes con las versiones entregadas por los procesados Flores Jorquera y Huaiquimil Uribe, ya que uno dice haber disparado solamente en dos oportunidades y el otro, ni siquiera haberlo hecho, pero el cuerpo de la víctima tiene 24 impactos de bala, si a ello le agregamos que Arias Fernández dice que tampoco dispara, significaría que todos los disparos recibidos por Zúñiga Vergara son efectuados por efectivos que se encontraban en el exterior del bus, lo que no es lógico ni racional, acorde con lo señalado en el informe de autopsia.
(…) A su vez, tal como lo hemos señalado en los motivos precedentes, si bien existe un testigo que afirma que Zúñiga Vergara extrae un arma de fuego, no existe la misma certeza que le dispara a los encausados, ya por la inexistencia de cartuchos en el sitio del suceso, de fotografías del cargador del arma y la inexistencia de la granada a la cual alude el Parte de la Brigada Investigadora de Asaltos, y además porque las encontradas en el sitio del suceso no corresponden al arma periciada, lo cual es extraño e inusual, por el contrario al no haber informes periciales de las armas de los funcionarios policiales, se debería estimar que los tres encausados disparan en contra de la víctima, aunque no se puede establecer cuantos disparos llega a realizar cada uno de ellos«.
Más adelante el tribunal de Santiago agrega: «En este orden de ideas, se desestima la calificación de la participación efectuada por el sentenciador -en el considerando undécimo-, por cuanto los encartados no intervinieron dolosamente en un hecho ajeno. Muy por el contrario, concurrieron a la ejecución de la conducta típica -dar muerte a Ernesto Enrique Zúñiga Vergara-, contando con el dominio del hecho, realizando ciertos actos descritos en forma expresa por la ley, que no dicen relación con un carácter preparatorio o de colaboración ulterior a la consumación”.
Y continúa: «No obstante, lo expuesto precedentemente, en la descripción de los presupuestos fácticos no se indicaron los actos que los sujetos activos hubieren realizado antes o durante la ejecución del hecho y que el autor considerare necesarias para materializar su cometido, los que habrían permitido estimar la participación de los encartados en calidad de cómplices, en los términos del artículo 16 del Código Penal. Muy por el contrario, según se ha expuesto, se precisaron conductas propias de la autoría, consistentes en ejecutar el hecho delictivo, disparando los tres funcionarios policiales Arias Fernández, Flores Jorquera y Huaiquimil Uribe, causándole la muerte al afectado, contexto que permite aseverar que aquéllos tuvieron dominio o control final del hecho o de su desarrollo, esto es, la capacidad de decidir acerca de la consumación o no de un acto que se supieron que era ilícito, considerándose su participación, en calidad de autores, en los términos del artículo 15 N° 1 del Código Penal«, concluye.
Fotografía principal: Marineros Constitucionalistas presos en la Penitenciaría de Santiago. De pié, de Izq. a Der.: Pedro Blaset, Jaime Salazar, Hugo Maldonado, Pedro Lagos, Juan Cárdenas. De rodillas, Izq. a Der.: Sergio Fuentes, Ernesto Zúñiga, Juan Roldán | Fuente: http://www.marineros-constitucionalistas-chile.com/
El marinero constitucionalista Humberto Lagos dedica hace 10 años este tema musical en conmemoración a su fallecimiento. Hoy rescatamos este homenaje musical que permanecía en el baúl de los recuerdos para conmemorar la década del día en que se fué Patricio a su descanso eterno.
En recuerdo a mi compañero de ideales y amigo. Patricio Alejandro Barroilhet Santibañez ! Gracias, por tu ejemplo, entrega y consecuencia !!!
Patricio Barroilhet había desertado en julio de 1973 (del crucero Prat) y es detenido el 4 de septiembre en Valparaíso, por Investigaciones. Lo condenan a tres meses por deserción. Cuando sale, sólo permanece un día en libertad: lo detienen una segunda vez, ahora por la causa 3926. Luego de ser interrogado y torturado durante cinco semanas por los esbirros del teniente Benavides, lo dejan en libertad.
Para esquivar los servicios de la Marina, va a estudiar matemáticas en la Universidad Técnica de Santiago. Pero la mudanza le sirve poco: a principios del año 1974 es detenido por tercera vez, llevado al Silva Palma, interrogado, maltratado y nuevamente dejado en libertad…hasta 1976, cuando comete el error de ir a la Escuela de Ingeniería a pedir un certificado de los ramos aprobados. Allí es detenido por cuarta vez y el ex-comandante Lautaro Sazo lo presiona para que se transforme en indicador (Lautaro Sazo había sido excluído de la Marina en 1971 por sedición, pero después del golpe fue reintegrado y trabaja para los servicios secretos). Cuando es puesto en libertad, Barroilhet parte rápidamente de Chile.
En 2004, 6.070 exmilitares y carabineros solicitaron que se reconociera su despido por motivos políticos; 1.319 lo obtuvieron, lo que representa un 7.2% y un 1.64% del total. Estas cifras muestran que hubo un número significativo de uniformados en desacuerdo con el golpe de Estado y con las atrocidades perpetradas en sus instituciones. Esta visión es presentada en las 55 entrevistas que se incluyen en este volumen. Fueron efectuadas en el marco de una investigación sobre el movimiento de la marinería opuesto al golpe de Estado de 1973, publicada como Los que dijeron “No”. Historia del movimiento de los marinos antigolpistas de 1973 (2008, del mismo autor). Restituye la historia de los militares antigolpistas, particularmente de los marinos, así como de militantes, abogados y oficiales relacionados con ellos, dos de estos últimos favorables al golpe. Estos testimonios, además de reconstituir el movimiento opositor al Golpe, describen la vida en la Marina a principios de la década de 1970, abordando aspectos como la disciplina, castigos, promociones, la memoria de los conflictos anteriores, la repartición de opiniones políticas, e interesantes reflexiones sobre la democratización de la institución, entre otras. Este libro se encuentra disponible para su venta en la librería de la Biblioteca Nacional a $15.000.
Gracias a la gran solidaridad hacia los perseguidos políticos se convierte Suecia con el tiempo en el país de Europa con la diáspora chilena más numerosa fuera de América por razones políticas. El compromiso del Gobierno de Olof Palme y la ardua labor desplegada por su embajador en Santiago de Chile Gustaf Harald Edelstam logran rescatar y salvar muchas vidas de perseguidos, desterrados y condenados que después de cumplir sus penas en cárceles y campos de concentración encuentran refugio en este país. Suecia organiza centros de acopio para refugiados en diferentes regiones como Alvesta, Moheda por el Sur, en la región de Kronobergs y en Estocolmo por el Norte.
Es así que en este contexto logran encontrar refugio un
grupo de marineros que se opusiera al golpe de estado en 1973 después de haber
cumplido penas entre 3 y 5 años en diferentes centros de reclusión.
“Las primeras victimas de la junta militar chilena”
titula el vespertino de mayor circulación en Suecia “Dagens Nyheter” en
Septiembre de 1977.
En la foto un registro de una parte de estos marineros.
Sr. Julio Leiva Molina
Comandante en Jefe de la Armada de Chile
Como representantes de diversas agrupaciones que se preocupan de la defensa y
promoción de los DDHH en Valparaíso y de la mantención de la memoria histórica
en relación a las atrocidades cometidas en la dictadura cívico militar, de la
cual lamentablemente vuestra institución jugó un rol preponderante desde un
primer momento, nos permitimos dirigirnos a usted a fin de exponer lo
siguiente.
Ante el comunicado emitido por vuestra institución en relación al intento de
vandalización del Monumento a los Héroes de Iquique en Plaza Sotomayor,
quisiéramos emitir algunas apreciaciones. Entendemos su pesar ante tal suceso
por tratarse de un monumento que recuerda a personas que conforman parte de la
construcción de la memoria histórica del país y de la Armada de Chile. Pese a
no compartir las motivaciones de esa acción, que según registros de videos que
circulan en redes sociales fue cometida por un grupo minoritario de
manifestantes, y que incluso motivó en una primera instancia a un sector de
ellos denominados como primera línea a proteger a los dos uniformados que
custodiaban el monumento ante un posible daño físico de estos, entendemos esta
acción dentro del marco de un estallido social que ha convulsionado a nuestro
país desde octubre de 2019 y que interpela a toda la sociedad en conjunto y que
nos habla de un malestar creciente, si no rabia, de sectores de nuestro pueblo
ante la acumulación de injusticias durante décadas.
Y ante la indignación que usted a nombre de su
institución manifiesta, nos nace la pregunta. ¿Alguna vez se ha puesto en el
lugar de nosotros, las víctimas de la dictadura, personas de carne y hueso, que
sufrieron todo el rigor de aquel nefasto régimen con persecución, cárcel,
tortura y que dejó una secuela de muertes?
Sabemos que, a pesar de ser la mayoría del alto mando una nueva generación a la
que no le cupo participación en esos hechos, no le es fácil reconocer el papel
que le cupo a la Armada. Y de ahí nuestro pesar. Sí, pues encontramos
lamentable que el alto mando que usted representa se mantenga aferrado a un
pasado ignominioso que ensucia a la institución a la que pertenecen. Bien sabe
usted a lo que nos referimos, pues si hablamos de monumentos, la mantención
dentro de los jardines del Museo Naval de una estatua a José Toribio Merino, y
no solo eso, que una sala del mismo museo lleve su nombre, constituye una
afrenta permanente a las víctimas de la represión que la dictadura militar
ejerció en Valparaíso, y en la cual a Merino le cupo la principal
responsabilidad.
La Historia es clara, y el seguir ensalzando la
figura del principal instigador del Golpe de Estado, y lo más grave, de un
oficial que rompió la cadena de mando, pasando a llevar al Almirante Raúl
Montero Cornejo, a la fecha Comandante en Jefe, autoproclamándose él como
Comandante en
Jefe de la Armada en 1973, constituye un pésimo precedente para quienes
pertenecen o se integran a la institución, toda vez que se está fomentando como
un valor el proceder de Toribio Merino en cuanto a la desobediencia militar. Y
no solo eso, indirectamente se está avalando la represión a quien piensa
diferente en cuanto a la construcción de la sociedad, tomando en cuenta los
métodos utilizados por José Toribio Merino y la Armada en aquel triste periodo
de nuestra historia.
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Como víctimas de la represión, tal como a usted le
duele los hechos acaecidos en el Monumento a los Héroes de Iquique, a nosotros
nos duele la soberbia de la institución que usted representa en cuanto al no
reconocimiento de la responsabilidad que le compete a la Armada en las torturas
y desaparición de personas en cuarteles y barcos, entre ellos, La Esmeralda, y,
en contraposición, el que rindan pleitesía de ese otro monumento financiado por
un selecto grupo de empresarios, cuyo accionar forma parte de las causales del
actual estallido social y que solo mantiene abierta una herida que no puede
cerrar mientras no se haga justicia, y que más encima, está erigida en un
espacio público que no pertenece a la Armada, sino a todos los chilenos.
En base a eso, con alturas de miras de vuestra
parte, una vez más le pedimos encarecidamente que dé el primer paso en el
camino de puntos de encuentro en esta sociedad dividida, y proceda a ordenar el
retiro de esa estatua que tanto dolor y malos recuerdos nos provoca, en un
gesto de conciliación con la historia y la memoria a la que usted alude en la
declaración que da origen a esta petición, en el entendido además, aunque
parezca un eufemismo, que vuestra institución le pertenece y representa a todos
los chilenos, y no tan solo a un sector de la sociedad.
Atentamente Nelson Cabrera Vásquez, Colectivo Cine Fórum, Valparaíso Eduardo Morris, Agrupación Familiares de Ejecutados Políticos, V Región (AFEP) Astrid Oyarzún, Brigada de la Memoria y los Derechos Humanos, Valparaíso Nelson Aramburú, Agrupación de Ex Presos Políticos, V Región Javier Rodríguez, Agrupación Amigos Miguel Woodward Alicia Zuñiga, Comisión Chilena de Derechos Humanos de Valparaíso Jaime Garnham, Colectivo 19 de Noviembre Mariano Ramírez, Comisión de Memoria Historica y Difusion de Marinos Antigolpista Coordinadora Feminista 5 Región Colectiva de Expresas Políticas del Buen Pastor Valparaíso Coordinadora de Mujeres Valparaíso Arturo Prez Colectivo a Babor Santiago Aguilar Corporación Mil Tambores
El documental, del realizador Gabriel Huracán, fue estrenado poco antes del estallido del 18 de octubre y adquiere renovada actualidad a la luz de los abusos policiales de los últimos tiempos. “Ha existido desde siempre en nuestro país y, así como había antes de la dictadura, persiste también en nuestros días”, subraya el director, para quien en las entidades responsables, como Carabineros, PDI y Gendarmería, “existe una educación en el trato de personas detenidas”.
Fue estrenado poco antes del
estallido, pero es de gran actualidad en vista de los abusos policiales
denunciados tras el 18 de octubre de 2019. La piedra en el agua, de Gabriel Huracán, revela que la tortura ha sido
una práctica habitual y sistemática en Chile, que continuó tras la democracia.
“Tal como se deja claro en el documental, el tema de la tortura
tiene una vigencia y una actualidad evidentes en el Chile de hoy”, señaló
Santos en una entrevista realizada con este medio en septiembre.
“Esto no solo se ha puesto en evidencia con los informes de
especialistas que alertan al respecto, sino que también con las declaraciones
de los organismos de Derechos Humanos que advierten que la tortura se sigue practicando
en nuestro país. Tenemos múltiples denuncias todos los días en tribunales y eso
es solo considerando los casos en que se llega a denunciar”, recalcó.
Chile modificó su Código Penal para tipificar el delito de tortura
recién en noviembre del año 2016, un cuarto de siglo tras el fin de la
dictadura. Según un informe de un organismo de Derechos Humanos, la Casa
Memoria José Domingo Cañas, hay un caso de tortura cada seis horas, y solo el
2% de los casos investigados concluye favorablemente para la víctima.
Tema no erradicado
Piedra en el agua:
Tortura en Chile es un cortometraje documental que, mediante entrevistas a expertas
y expertos sobre el tema, busca preguntarse cómo definir el fenómeno de la
tortura y sus límites.
“Esta búsqueda nos hace notar que la tortura en Chile trasciende a
la dictadura militar y nos ha acompañado en toda nuestra historia hasta hoy. Es
un mecanismo que como sociedad no hemos podido erradicar del todo y ha formado
nuestra identidad por medio de su pedagogía del dolor y el miedo”,
destacan sus realizadores.
Su título alude a que la tortura es como lanzar una piedra al agua y no
saber qué tan profundo cae la ni que tan lejos llegan las ondas que produce.
Realizado con el apoyo de distintas entidades de DDHH, el documental busca
aportar a una mirada crítica de la cotidianidad chilena de la posdictadura.
Preguntas abiertas
Su director explica que el objetivo del documental fue abrir el concepto
de tortura para poder entenderlo más allá de la dictadura, “comprender que
ha existido desde siempre en nuestro país y, así como había antes de la
dictadura, persiste también en nuestros días”.
Uno de los testimonios que recoge el filme es de una víctima reciente,
en democracia, que presenta su caso de forma anónima, junto a otros entrevistados
que son activistas de la defensa de los Derechos Humanos, como Juana Aguilera
(Comisión Ética contra la Tortura) y Marta Cisternas (Casa Memoria José Domingo
Cañas), además del propio académico Santos.
¿En qué medida las acciones que hacemos están marcadas por un trauma
colectivo como la tortura? ¿Acaso la naturalización de la violencia o el miedo
a cambios sociales son algunos de esos efectos? Estas son algunas de las
preguntas que plantea el documental.
Un caso cada seis horas
Según el informe “Impunidad, Derecho a la Protesta, Violencia
Policial, Pueblos Indígenas y Políticas de Memoria” (2018) de la Casa
Memoria, existe un promedio de 1.530 casos de torturas, tratos crueles,
inhumanos o degradantes denunciados al año por responsabilidad de Carabineros,
PDI y Gendarmería, de los cuales más del 99% queda en la impunidad. Es decir,
un caso de tortura cada seis horas.
En este informe, las víctimas suelen ser mayormente las comunidades
mapuches y el movimiento secundario.
En cuanto a los primeros, las torturas incluyen “desnudez forzada,
amenaza de muerte con armas blancas y armas de fuego, amenaza de muerte a
parientes cercanos, amago de quemar ‘a lo bonzo’, posiciones forzadas por
periodos prolongados, amenaza y simulación de violación, amordazamiento,
cautiverio en celda con excremento, cautiverio en celda sin cobijas, traslado
de detenidos boca abajo sobre superficies con excremento animal, golpes de
puños y golpes de pies estando las personas tendidas y amarradas en el
suelo”, entre otras.
En cuanto a los estudiantes, “niños, niñas y adolescentes (de
12 a 17 años) denuncian diversas formas de violencia sexual, así como
desnudez forzada, golpes en genitales, ahorcamiento, asfixia con bolsas
plásticas, amenazas de muerte, posiciones forzadas y trato vejatorio y
denigrante, entre otros”.
El informe también constata que la fuerza policial ingresa a colegios y
liceos, aduciendo flagrancia, cometiendo múltiples vulneraciones de derechos
con niños y niñas al interior de los establecimientos.
“En el último año, bajo la nueva ley que tipifica la tortura, se
presentaron 1.940 denuncias en el Poder Judicial, de ellas, solo 26 casos (2%)
tuvieron alguna salida judicial favorable a la víctima”, agrega el
informe.
Víctimas y victimarios
Santos destaca que las víctimas de la tortura hoy son sujetos
pertenecientes a colectivos marginales o no hegemónicos: mujeres, indígenas
(mapuches), quienes pertenecen a grupos sexualmente diversos, jóvenes, etc.
“La tortura se aplica preferentemente en nuestro país contra aquellos
que son más vulnerables. Esto la transforma en una práctica doblemente
repugnante: se trata de un grosero abuso de poder”, enfatiza.
En cuanto a los victimarios son, en nuestro país, aquello que tienen el
poder y abusan de él, agrega el académico.
“Quienes ejercen la tortura son, como lo ha sido siempre en Chile,
los organismos del Estado. Como se ha mostrado insistentemente en los informes,
son hoy las policías las que torturan sistemáticamente en nuestro país”,
advierte.
“En estas ramas existe una educación en el trato de personas
detenidas”, complementa Huracán, quien incluye entre los victimarios a los
agentes que “hacen vista gorda y que permiten que se perpetúe”.
“Más allá de eso creo que cualquier persona puede convertirse en un
torturador si es entrenado para ello. No se debiera hablar de los torturadores
como monstruos, sino como personas que quisieron educarse en el tema, que
banalizan la tortura. Pensarlo así lo hace más real y más peligroso”,
indica.
Avances
Él rescata que se haya tipificado la tortura como delito, así como un
avance en las tecnologías que permiten descubrir quién cometió un crimen,
versus el método de confesión de épocas anteriores. También que el Instituto
Nacional de Derechos Humanos (INDH) realice clases a las diferente ramas de las
Fuerzas Armadas para prevenir el uso de tortura.
“Pero, sin duda, creo que para terminar con la tortura se tiene que
partir por hablar de ella. Manuel Guerrero, en el lanzamiento del documental,
planteaba esto: que luego de la dictadura mucha gente no quiso testificar sus
casos de torturas porque pensaban que no eran tan graves en comparación con la
persona de al lado que estuvo en la parrilla”, dice.
“Creo que al ampliar el concepto y abordarlo como una acción
transversal en la historia podemos comprender que siempre ha existido y que no
desapareció de la nada en 1990. Al hablarlo se puede denunciar, exigir
justicia y reeducarnos”, señala.
Para Santos no es un asunto de fácil solución, pues se trata de una
práctica profundamente arraigada en nuestra sociedad.
“Hay estudios que sitúan la tortura ya en tiempos de la Colonia y, como se ha dicho, continúa sin interrupción hasta hoy. Es por ello que no se trata de un problema que simplemente se solucione tomando algunas medidas. Habría que trabajar sistemática y profundamente en varios niveles para lograr algunos avances en esta materia: nivel político, nivel cultural, nivel educacional, nivel profesional”, concluye.
Señor presidente , ministros, generales y cardenales de mi país
en nombre de los trabajadores del campo y la ciudad os pido:
¡dejad de ser violentos! o acaso no es violencia infectar a nuestra madre tierra engordando el tributo del erario
mientras sus soldados iracundos disparan sin piedad ráfagas de fuego
Acaso no es un crimen truncar la infancia de miles asesinar sueños:
Acaso no es un crimen pagarle una miseria a los trabajadores del campo y la ciudad.
a los jubilados que nos le permite comprar sus medicinas salvar sus vidas
Acaso no es violencia una educación y, una salud clasista . Acaso no es ser agresivo privatizar , vender el agua, el mar y todas nuestras riquezas
Acaso no es violencia, la diferencia abismal de sueldo entre ustedes y los trabajadores del campo y la ciudad
Acaso no es violencia utilizar los carabineros y fuerzas armadas para reprimir las manifestaciones por los derechos a mejor vida; como si ellos no fueran ciudadanos.
acaso no es un crimen declarar la guerra y adueñarse de nuestra geografía
Señor presidente ministros generales y cardenales vuestro gobierno y su política han parido la pobreza y sus secuelas
Señor Presidente Ministros generales y cardenales en nombre de los pobres del campo y la ciudad os pido ¡¡ DEJAD DE SER VIOLENTOS; DEJAD DE SER AGRESIVOS, DEJAD DE SER CRIMINALES!!
Ustedes deben reflexionar y entender que ustedes han parido JUSTAS REBELIONES