Entrevista al cabo Antonio Ruiz Uribe el 13 de septiembre de 1998 (Q.E.P.D.) en el diario La Tercera de la Hora. Página 18 del suplemento “Reportajes”
ANTONIO RUIZ, PRESIDENTE DEL PERSONAL EXONERADO DE LA MARINA: (a la época)
“FUIMOS LOS PRIMEROS TORTURADOS EN LA ARMADA”
- Eramos 68 personas las que formamos parte de eso que se llamó una infiltración en la Armada. También nos llamaron ‘constitucionalistas’, porque fuimos los primeros en advertir que se gestaba un golpe. Caimos presos el 5 de agosto en Valparaíso y el 8 en Talcahuano. La gente de la Armada, que era simpatizante del gobierno de entonces, estaba siendo seguida por el servicio de inteligencia. Nosotros fuimos pioneros en ser torturados por la Armada.
Habíamos estado presos en la península de Tumbes (destacamento Borgoño, en Talcahuano) desde el 8 de agosto, pero ya estábamos en la cárcel de Concepción. Quedábamos 21, todos suboficiales. El 11 despertamos con los tiros. Los disparos nos despertaron antes de las seis. Era una paradoja, porque nosotros, que habíamos anunciado el golpe y nadie nos había creído, ya estábamos presos. A eso de las ocho de la mañana llegó un *coronel de carabineros, del que no puedo recordar su nombre, y empezamos a transfigurarnos. Tuve una vivencia atroz, porque vi la muerte cerquita. Los carabineros relevaron a los gendarmes, que habían sido muy solidarios con nosotros. Alrededor de las ocho y media nos reunieron en el patio y el coronel nos dió el ‘tratamiento’ que correspondía. Allanaron las celdas y pensamos lo peor cuando nos dijo que él se hacía cargo del presidio y que ‘ustedes van a pagar, pus cabritos’. “Nos hicieron el show del fusilamiento: de espaldas, con las manos levantadas y apoyadas en la pared. No nos vendaron, pero no podíamos ni mirar para el lado. Recuerdo que había un silencio sepulcral y ahí me vino la cercanía de la muerte, su cara. Empecé a ver toda mi vida pasar rápidamente delante de mis ojos. Sólo esperaba el golpe final que no llegó nunca. No sé por qué extraña razón no lo hicieron.
“Creíamos que fueron unos 15 minutos, pero pudo haber sido mucho menos. Lo que sí puedo asegurar es que fueron interminables. Después busqué un mecanismo de autodefensa, y me quedé dormido un par de horas. Así conseguí no seguir viviendo ese espectáculo”.
*De acuerdo al testimonio de Carlos García se trataría del Director regional de Prisiones, capitàn Rodolfo Schmidling.