Perros ladran hacia la neblina
el eco quiebra láminas de silencio que flotan en el aire
desde antes que se dibujaran
grises
esos hombres de botas embarradas
cargando un par de fusiles
un machete y la angarilla
aparecidos de la derrota
dejando su propia sangre que dibuja
estrellas en el camino.
Se hunden
al abismo de su alma
mientras los ladridos cesan
cuando brilla el espacio
nada más que con el ideal
que nunca muere.