El Clarín De Chile 25 Junio, 2022
La Armada reemplazó la estatua del almirante Merino por un grumete que representa a un joven Arturo Prat
Después que la Armada fue obligada por la justicia a remover la estatua de Merino, conviene recordar dos elementos transcendentes que permitieron esta victoria de la democracia. Una es la perseverancia del colectivo Cine Fórum de Valparaíso que, desde 2013, manifestó para exigir el retiro de aquel símbolo los días 11 de cada mes.
La segunda es la petición “Solicitamos el retiro del monumento a Toribio Merino y la remoción del nombre ‘Merino’ de un navío y de auditorios” dirigida en 2014 a la entonces presidenta Michelle Bachelet, que argumenta sólidamente la conveniencia de retirar aquel símbolo golpista para el futuro democrático del país.
Difundida por Clarín y el Diario de la U de Chile, recuerda que Merino fue uno de los principales responsables del golpe de Estado de 1973 y ordenó bombardear industrias y universidades. Además de insubordinarse contra el Presidente de la República se insubordinó también contra su superior, el comandante en Jefe de la Armada almirante Raúl Montero, y fue responsable directo de la tortura y de otros crímenes de lesa humanidad perpetrados por la Armada.
La petición concluye que “el permitir que se mantenga la identificación de la Armada de Chile con Merino, no solo es una burla a las víctimas. Su presencia en un recinto naval indica, desafiante, que la Armada es un territorio donde subsisten los principios golpistas y las leyes de la República no rigen plenamente”.
Simbólicamente, los primeros firmantes fueron los marinos, aviadores, detectives, y otros militares que permanecieron fieles a la Constitución en 1973. Aunque la petición reunió cerca de seis mil firmas, la presidenta Bachelet optó por no responder.
Hoy conviene recordarla:
Solicitamos el retiro del monumento a Toribio Merino y la remoción del nombre “Merino” de un navío y de auditorios
Ciudadana Michelle Bachelet Jeria
Presidenta de la República
Presente
Los abajo firmantes, motivados por nuestras profundas convicciones democráticas, por el interés nacional y el respeto a los Derechos Humanos, y conforme a lo dispuesto en la Ley N° 18.880 sobre Procedimiento Administrativo y demás normas pertinentes, nos dirigimos a usted para solicitar el retiro del monumento a José Toribio Merino Castro, que se alza, desde mayo de 2002, en los jardines de la antigua Escuela Naval y actual Museo Marítimo, visible desde el Paseo 21 de mayo, un histórico mirador hacia el puerto de Valparaíso. También para requerirle la remoción del nombre “Merino” de un navío de la Armada, de una sala del Museo Marítimo Nacional y de un auditorio ubicado en la ex Academia de Guerra Naval (en anexo, Oficio emitido por la Armada donde se especifican los lugares navales que llevan el nombre “Toribio Merino”).
Exaltar tal personaje es una opción política que reivindica la dictadura. Merino fue un extravagante miembro de la junta militar, partidario de resolver los problemas del mundo a través de una tercera guerra mundial y los litigios chileno-argentinos a través de otra guerra que se decidiría en un colosal combate naval. Quienes vivieron los años de la dictadura, recuerdan las engreídas lecciones televisadas prodigadas a través de la televisión por el vicealmirante, de contenido racista hacia los bolivianos, calificados de “auquénidos meta-morfoseados”, y justificadoras de la tortura con el “argumento” tomado del franquismo, que los comunistas son “humanoides sin alma”, desprovistos, por tanto, de Derechos Humanos. Merino fue el inefable bufón de la odiosidad dictatorial.
Su ideología extremista se encuentra claramente expuesta en sus Memorias, cuya lectura hoy en día es recomendada a los cadetes de la Escuela Naval. Se presenta como un salvapatrias inspirado por la Providencia y considera la Armada “como el instrumento que Dios me dio y la Virgen puso en mis manos para salvar a Chile del ateísmo destructor”. Abomina contra las reformas agraria, tributaria y educacional que durante las décadas de 1960 y 1970 intentaron progresos democráticos. Las emprende contra las escuelas mixtas donde “los muchachos le perdieron respeto a la mujer”. Exige que las jóvenes embarazadas sean “retiradas de clases no solo por su propio bien, sino por el espectáculo de inmoralidad que daban al resto de la juventud”. Decreta que “el chileno es creyente por definición”. Probablemente, su principal legado sea instar a los mandos navales a dar golpes de Estado cada vez que lo estimen necesario: “si por desgracia se llegara a repetir una situación como la aquí descrita, la lección está dada”.
Pero más allá de sus diatribas opuestas a la democracia y virulentamente intolerantes, los hechos en los que Merino estuvo implicado son de extraordinaria gravedad:
1.- Fue uno de los principales responsables del golpe de Estado de 1973. Participó en su planificación y ordenó bombardear industrias y universidades. Merino impartió órdenes a los capitanes Jorge Camus y Ramón Undurraga de urdir el plan del golpe de Estado en la región de Valparaíso, llamado “plan cochayuyo”, a escondidas del Comandante en Jefe. Este plan macabro, consistió en la aplicación despiadada de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional: los trabajadores de, prácticamente, todas las industrias fueron considerados enemigos, los centros industriales y las universidades fueron tomados como “probables objetivos de ataque”, previendo asaltos terrestres y bombardeos con los cañones de submarinos, destructores y cruceros. El propio Merino proporcionó en sus memorias el demencial listado de sus “objetivos probables”.
2.- Se insubordinó contra el Presidente de la República y contra su Comandante en Jefe. Está establecido que Merino, solicitado por círculos empresariales y en connivencia con el gobierno estadounidense de la época, participó en la organización del golpe contra el Presidente Salvador Allende y del régimen democrático: se insubordinó contra su superior directo, el almirante Raúl Montero, Comandante en Jefe de la Armada, opuesto al golpe, secuestrándolo en su domicilio. Se autoproclamó ilegalmente Comandante en Jefe, cargo que usurpó durante casi 17 años. Todo esto configura delito de alta traición
3.- Fue responsable directo de crímenes de lesa-humanidad. Como segundo del régimen dictatorial, Merino fue uno de los principales organizadores de los gravísimos crímenes masivos y planificados, suficientemente documentados. En su caso, las violaciones de los Derechos Humanos comenzaron antes del golpe de Estado, con las brutales torturas al personal de la Armada que intentó denunciar el golpe. De manera general, puede afirmarse con certeza que este infausto personaje ideó y ejecutó una política represiva que no respetó ni siquiera las exigencias mínimas del derecho humanitario que deben regir en las guerras.
La estatua simboliza el golpe militar-empresarial, pues fue financiada por conocidos empresarios cómplices del golpe y de la dictadura como Eliodoro Matte, Ricardo Claro, Carlos Cáceres, Hernán Büchi, Gonzalo Boffil, Gonzalo Vial y Sergio de Castro, entre otros*.
Señora Presidenta, el permitir que se mantenga la identificación de la Armada de Chile con Merino, no solo es una burla a las víctimas. Su presencia en un recinto naval indica, desafiante, que la Armada es un territorio donde subsisten los principios golpistas y las leyes de la República no rigen plenamente. Asimismo, ensalzar a Merino como ejemplo para los futuros marinos, constituye una amenaza a la democracia de nuestro país.
Creemos que ha llegado la hora de imponer los principios democráticos en todo lugar, incluso en los recintos militares. Ningún cuerpo del Estado, menos aún las Fuerzas Armadas pueden sobreponerse a la soberanía popular.
En la convicción de que usted, en su calidad de jefa suprema de las Fuerzas Armadas, tomará todas las disposiciones necesarias para impedir que la afrenta señalada se perpetúe en el tiempo, le saludan atentamente.
Esta petición ha sido redactada por la agrupación “Ciudadanos por la memoria”
Paulina Acevedo, periodista, integrante del Observatorio Ciudadano
Nelson Cabrera Vásquez, director del festival de Cine de los DD.HH. e integrante del Colectivo Cine Forum de Valparaíso
Jorge Escalante, periodista
Roberto Garretón, abogado de DD.HH.
Franck Gaudichaud, historiador, académico de la Universidad de Grenoble, Francia
Mario González Rifo, sargento 1ro. (R) FACH, Presidente del Comando de Exonerados Políticos de las FF.AA. y de Orden
Sergio Grez Toso, historiador, académico de la Universidad de Chile
Víctor López, marinero 1ro. (R), presidente de la Agrupación de Marinos Antigolpistas
Jorge Magasich Airola, historiador, académico del Institut des Hautes Études des Communications Sociales de Bruselas, Bélgica
Luis Mariano Rendón, abogado, dirigente ecologista
“Ciudadanos por la memoria”, ha propuesto a los militares constitucionalistas ser los primeros firmantes pues están especialmente concernidos por esta situación
Primeros firmantes:
Luís Aguirre, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Tomás Alonso, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Carlos Alvarado, cabo 1ro (R) marino constitucionalista
Mario Arenas F., cabo 1ro (R) aviador constitucionalista
Juan Arestey, cabo 2do (R) marino constitucionalista
Luis Ayala, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
José Ayala A., cabo 2o (R) aviador constitucionalista
Daniel Aycinena F., capitán de bandada (R) aviador constitucionalista
Jaime Balladares, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Pedro Blaset, cabo 2do (R) marino constitucionalista
Juan Campos, teniente de carabineros carabinero constitucionalista
Oscar Carvajal, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Guillermo Castillo, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Rodolfo Claros, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Estrella Constanzo, hija de Belarmino Constanzo, sargento 1ro, aviador constituc.
Patricio Cordero, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Mario Cornejo B., sargento 2do (R) aviador constitucionalista
Osvaldo J. Cortés P., cabo 1ro (R) aviador constitucionalista
José Díaz, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Jaime Espinoza, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Oscar Estay, operario 3ro asmar (R) marino constitucionalista
Bernardo Flores, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Humberto Frías B., sub teniente (R) aviador constitucionalista
Sergio Fuentes, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Julio Gajardo, cabo 1ro (R) marino constitucionalista
Ernesto Galaz G., comandante de grupo (R) aviador constitucionalista
Carlos García, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Mario González, sargento 1ro (R) aviador constitucionalista
Rafael González, V E. C. grado 4 (R) aviador constitucionalista
Pedro Guerrero, coronel (R) aviador constitucionalista
José Jara, cabo 2do (R) marino constitucionalista
Luis Jorquera, cabo 1ro (R) marino constitucionalista
José Koch, cabo 2do (R) aviador constitucionalista
Humberto Lagos G., operario 3ro asmar (R) marino constitucionalista
José Lagos, cabo 2do (R) marino constitucionalista
Sergio Lontano T., cabo 1ro (R) aviador constitucionalista
Víctor López, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Víctor Martínez C., operario 3ro asmar (R) marino constitucionalista
Manuel Moya, cabo 1ro (R) aviador constitucionalista
René Oliva Q., cabo 2do (R) aviador constitucionalista
Ramiro Peña S., cabo 2do (R) aviador constitucionalista
Mónica Poblete, hija del general Sergio Poblete G. aviador constitucionalista
Mariano Ramírez, cabo 1ro (R) marino constitucionalista
Luis Rojo C., marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Carlos Ruiz A., inspector PDI (R) detective constitucionalista
Jaime Salazar, marinero 1ro (R) marino constitucionalista
Jorge Silva O., capitán de bandada (R) aviador constitucionalista